Pasemos, pues ahora, a ocuparnos del hombre mismo, 
no de sus vehículos de conciencia, sino de la acción de la conciencia en
 ellos; no de los cuerpos, sino de la entidad que funciona en ellos; 
pues por "hombre" se quier esignifcar al individuo continuo que pasa de
 una vida a otra, que se manifiesta a través delos cuerpos y los vuelve a
 dejar una y otra vez; que se desarrolla lentamente en el curso de las 
edades, que crece por la acumulación y asimilación de la experiencia, y
 que existe en su plano superior. Este hombre es el que va a ser objeto 
de nuestro estudio.
Según nos dice s. pablo, y en la teología cristiana
 se ha dividido al hombre en 3 partes: cuerpo, alma y espíritu. También 
los ocultistas adoptan esta división para su estudio. Más aquí nos 
inclinaremos por el estudio del 3, ya que es el mejor método para 
investigarlo esencialmente, como ya veremos. En realidad muy poca gente 
sabe la diferencia que existe entre el alma y el espíritu, ni conoce la 
naturaleza y el papel que estos dos principios representan, ni los 
mundos en los cuales trabajan. Por esta razón y debido, naturalmente asu
 vital importancia, vamos a investigarlos.
Las palabras siempre son limitaciones de la 
verdadera experiencia. Al tratar conceptos tan sutiles y espirituales, 
como las palabras: alma, espíritu, ser, ego, yo superior e inferior, 
etc., el investigador de lo esotérico siempre encontrara “barreras 
verbales” que le obstaculizarán, al menos al principio, las grandes 
verdades que se hayan detrás del lenguaje escrito u oral. La escritura 
así como las palabras, hay que utilizarlas como simples medios 
artificiales, todos ellos indicadores direccionales hacia una 
determinada dimensión mucho más amplia y veraz. Si tenemos esta 
indicación presente en nuestros estudios, todo será más comprensivo y 
natural. Vamos ahora a tratar, de analizar y profundizar en la medida de
 nuestras posibilidades, los aspectos: alma y espíritu, por separado, 
individualmente, de una forma más esotérica, más científica si cabe. 
Dejando a un lado el cuerpo, ya que éste es bien conocido por todos.
EL ALMA, EL EGO. 
El alma aparece siempre como un intermediario, como
 un enlace entre mundo físico y el mundo del espíritu; el alma es el 
vehículo que transporta los elementos del cielo a la tierra y de la 
tierra al cielo. Todo pasa por el alma.
Se podría decir que nuestra alma es un reflejo del 
espíritu en un plano inferior, el mental superior. Es como un reflector 
espiritual, que refleja en un plano el esplendor del espíritu. Se dice 
también, que el alma es un precioso espejo, ya que en él se puede 
vislumbrar la imagen más divina de nuestro verdadero ser, el espíritu. 
cuando decimos "que debemos hacer contacto con el alma", con nuestro 
“yo superior”, evidentemente nos estamos refiriendo a elevar nuestras 
conciencias a un punto más elevado, a un punto que está más allá de la 
simple conciencia física-instintiva, y más allá de nuestras emociones y 
deseos, y más allá de los pensamientos e ideas personales. Hacer 
“contacto” con el alma o ego, es ir precisamente más allá de nuestra 
personalidad, más allá de nuestros cuerpos inferiores que la forman. Por
 lo tanto nos estamos refiriendo, que debemos polarizarnos en el plano 
del alma, en los planos mental-superior y búdico. Donde la verdad 
esencial, la luz más pura y el amor más intenso se manifiestan en un 
estado virginal. Nuestra alma divina es nuestro yo superior. Una parte 
de nosotros mismos, una fracción de nuestro verdadero ser, o más bien 
un reflejo del mismo. Es pues nuestra meta más inmediata hacer contacto 
con nuestra alma. En ese estado espiritual las perturbaciones y 
oscilaciones de los tres mundos inferiores no nos afectan, no nos 
confunden ni nos aferran a la materia. Y por lo tanto el discípulo queda
 libre de la ilusión, y libre para manifestar todo el potencial divino 
que le es inherente como hijo de dios.
El ejemplo más vivo que tenemos, que refleje en 
todas sus dimensiones esta fantástica integración entre el hombre y su 
alma divina, la tenemos reflejada en la vida y obra del maestro Jesús. 
Él supo mejor que nadie, demostrar qué ocurre cuando el alma con todo 
su poder y gloria, se manifiesta en un hombre plenamente realizado. 
Jesús era la expresión humana y a la vez divina de la propia alma. Él 
vino a simbolizar, a través de su propia vida, lo que cada hombre debe 
hacer internamente; el nacimiento, el bautismo, la crucifixión; la 
transfiguración, etc... Todo eso debe pasar el discípulo en su propia 
carne y en su propio espíritu. Él vino para mostrar el camino. Él era 
simbólicamente el alma del mundo. Por esa razón dijo en los evangelios: 
"yo soy el camino que lleva al padre" "sólo a través de mí se llega al 
padre". Efectivamente él lo dijo; sólo a través del alma se puede llegar
 al espíritu, al padre. Esa es nuestra primera empresa. También ha 
habido otros maestros espirituales que a lo largo de la historia 
(conocida y oculta), han dado el mismo ejemplo y el mismo mensaje, en 
formas diferentes, pero esencialmentela misma, dependiendo de la cultura
 y del tiempo en que nos situemos.
El alma debido a su posición central e intermedia 
entre lo superior y lo inferior contiene dentro de sí misma dos aspectos
 bien diferenciados, se puede decir que es dual, veamos: una está 
enfocada hacia arriba hacia el espíritu, y la otra está orientada hacia 
abajo, hacia la personalidad. Simbólicamente, la podemos expresar como 
dos triángulos separados, pero a la vez unidos por el extremo inferior. 
Uno se manifiesta en el plano mental superior o abstracto, y el otro se 
expresa en el plano mental inferior o concreto. Porlo tanto uno 
pertenece a la vida divina y la otra a la humana. Por esa razón a una se
 la denomina alma divina y a la otra alma humana. Una misma alma 
expresándose en dos formas diferentes, en dos niveles distintos. El alma
 divina, no tiene apegos a la forma, vive libre e iluminada por el 
espíritu, es un cuerpo de luz, un reflejo del segundo principio divino; 
el amor. Realmente el alma divina pertenece sin lugar a dudas al quinto 
reino, al reino divino. Es nuestra conciencia en un plano espiritual, y
 cuando hacemos contacto con ella, cuando nos identificamos plenamente, 
el hombre ha alcanzado la tercera iniciación, la transfiguración 
conocida por el cristianismo, y entonces nos hayamos libres de las 
ataduras de los tres mundos. En ese momento expresamos perfectamente el
 principio crístico, el principio del amor divino. 

“EL ESPÍRITU TRABAJA SOBRE LA MATERIA POR INTERMEDIO DEL ALMA”
 
El alma es un instrumento para el espíritu, un 
instrumento del que éste se sirve para llegar al plano físico, el más 
denso de todos, porque el espíritu, por sí sólo, no puede llegar a él, 
por ser él una energía muy elevada en vibración. Únicamente el alma 
tiene la posibilidad de alcanzar la materia y, a través de ella, el 
espíritu trabaja sobre la materia, modelándola, formándola y 
ordenándola. Sin el alma, sin las posibilidades del alma, el espíritu no
 tiene ningún poder sobre la materia.
Si la mayoría de filósofos, e incluso teólogos, han
 escrito sobre el alma teorías tan complicadas e incluso totalmente 
erróneas, es porque no han observado bien la naturaleza. Todo se refleja
 en la naturaleza, y cuando sabemos cómo observarla, podemos encontrar 
la solución de las cuestiones más complejas y abstractas. Todos los 
problemas alquímicos, teúrgicos, mágicos, cabalísticos o astrológicos, 
podemos encontrarlos resueltos en los fenómenos del plano físico. ! Hay 
que aprender a leerlos ¡existe realmente una ciencia concerniente a la 
actividad del alma, en la que nos dice que ella es la mediadora entre 
el cielo y la tierra. Y todo ello adquiere mayor significado si nos 
acordamos de lo que cristo dijo: yo soy el caminola verdad y la vida es 
lo mismo que decir: yo soy aquel que hace pasar los elementos de la 
tierra al cielo y del cielo a la tierra.. Sí, cristo, nuestro cristo 
íntimo que es nuestra alma divina, es aquél que hace descender las 
bendiciones del cielo y que hace ascender a las almas. Para llegar al 
cielo, a nuestro padre celestial, tenemos que pasar por él, es nuestro 
“despertar anímico”. 
Evidentemente todo lo que se está diciendo puede 
parecernos muy teórico. Para saber, verdaderamente, lo que es el alma, 
hay que ir a verla... el alma es un cuerpo de energía, un cuerpo 
luminoso, pero un cuerpo en definitiva. Y este cuerpo también se 
disgregará un día, y entonces el hombre vivirá únicamente como espíritu,
 porque la verdadera esencia del hombre, su verdadero ser es el 
espíritu.
Veamos ahora por separado cada uno de los dos aspectos del alma:

El ALMA HUMANA
 
Es como su nombre indica, de naturaleza humana, 
inferior. El hombre común en sus momentos más lucidos, actúa como alma 
humana. Como una conciencia coherente, inteligente. cuando el hombre no
 está influido por sus deseos, o su egoísmo particular, cuando no 
expresa su naturaleza animal, y por lo tanto permanece lúcido y 
polarizado en su nivel intelectual, es entonces cuando se manifiesta o 
expresa como alma humana. También llamada "el alma individual", es el 
aspecto inferior del alma, lo quese ha denominado el "pensador". Una vez
 introducido en la materia es cegado porlos sucesivos velos constituidos
 por todos los niveles de la misma. El más tupido de estos obstáculos se
 halla representado por el cerebro físico que actúa como "válvula 
reductora" de la conciencia. El cerebro limita la cantidad de 
información de la que la mente puede hacer uso, en tanto ésta (la mente)
 se halla confinada dentro del cuerpo físico. Esta es la razón por la 
cual se hace tanto hincapié en la purificación y la sublimación de la 
materia física, con el fin de que las impresiones y mensajes producidos 
por nuestra alma divina, puedan ser recibidas perfectamente por el 
cerebro entrenado y desarrollado para tal efecto. El ser humano debe ser
 capaz de responder a las vibraciones provenientes de planos superiores,
 con el fin de que despierte a su verdadera naturaleza espiritual.
En los ejercicios espirituales de “alineamiento”, 
utilizamos una técnica, para alinear los tres cuerpos. Cuando los tres 
cuerpos: físico, astral y mental están alineados, y no molestan con sus 
vibraciones inferiores. En ese estado de quietud interior, es cuando el 
hombre puede actuar como alma humana, coherente, libre y controlador de 
los tres cuerpos. En ese punto de identificación superior con nuestra 
conciencia elevada, es cuando podemos trabajar para hacer contacto con 
su aspecto superior o alma divina. Y esto se consigue con la meditación,
 y una vida espiritual -cuando hablamos de espiritualidad, no nos 
estamos refiriendo a la vida mística, o santurrona a la que estamos 
acostumbrados a creer. No se trata de aislarse del mundo y del pecado, 
como comúnmente se cree. Sino de establecer en el mundo cotidiano, en el
 mundo de todos los días y en cualquiera de sus diversos aspectos, un 
puente por el cual podamos expresar todo nuestro potencial de las 
mejores cualidades, consagrando inteligentemente cada obra, cada acto, 
cada palabra, para el bien común. Manifestando así; el espíritu en la 
materia; el reino de dios en la tierra....... (Eso es vivir 
espiritualmente y con plenitud).
Este aspecto del alma (alma humana) desarrolla 
habitualmente su actividad por medio de la mente concreta, habiendo sido
 proyectado desde el alma hasta el interior de la materia en el momento 
de la primera encarnación como auténtico ser humano. Durante el largo 
ciclo de encarnaciones este aspecto se va haciendo progresivamente más 
sensible a la carencia de su verdadero ser. La irresistible atracción 
dela afinidad de su propia identidad le impele a perseguir esa reunión 
como meta fundamental de su existencia, y ello promueve a la elevación 
espiritual, a la "búsqueda".

EL ALMA DIVINA
 
Es también llamada el alma total, y es la 
contraparte del alma individual o humana. Ella, de alguna forma, 
participa con el resto de las almas humanas, en los planos elevados, de 
la mística "comunión de los santos" de la que hablan las tradiciones 
cristianas. Nuestra alma divina es asistida y dirigida -en su 
experiencia evolutiva- por esas elevadas entidades que reciben 
esotéricamente el nombre de "ángeles solares". Los ángeles solares, son 
realmente los arquetipos para el alma total, el modelo y el molde al 
cual deben ajustarse en su desarrollo. Son asimismo denominados hijos de
 la mente, y se les considera bajo esta óptica como frutos del 
pensamiento de la mente universal (mahat). Ellos imprimen las tónicas 
vibratorias para la expresión de las cualidades de razón, amor y 
voluntad puras que habrá en su día de corresponder a la armonía del alma
 total plenamente desarrollada. Son señores de sacrificio y arquetipos 
de perfección humana. Reciben también el nombre de "dyanes de fuego" en 
la doctrina secreta. Ellos vinieron del corazón del sol (de ahí su 
nombre de ángeles solares), para ayudar en la evolución del hombre, esto
 tuvo lugar en la raza lemúrica ayudándonos a la individualización. Los
 ángeles solares pertenecen al quinto reino de la naturaleza o súper 
humano, y están unidos a cada hombre hasta que éste llegue a la cuarta 
iniciación. Son, por lo tanto, ángeles que en perfecta unión con el alma
 del hombre, les ayuda hasta que el espíritu puede hacerse cargo 
plenamente de su reflejo u hombre terrenal......

EL ESPÍRITU: LA MÓNADA.
 
Ante todo hay que saber que el espíritu es nuestro 
real ser. Nuestro verdadero yo por encima de todos nuestros aparentes 
yoes. Es nuestro verdadero principio, nuestra verdadera fuente. En 
origen y en esencia somos el espíritu puro, que es a su vez una chispa 
deenergía divina emanada del gran fuego del creador. Es el espíritu, 
nuestro real ser el que está hecho a imagen y semejanza de dios. Por lo 
tanto en espíritu somos sus verdaderos hijos. Esta es la razón por la 
cual muchos no entienden como siendo el hombre tan imperfecto puede 
semejarse a dios que si es perfecto. La clave para entenderlo radica en 
que el hombre cuando se identifica plenamente con su ser, con su 
espíritu, entonces, si que será como él, como su creador, como su padre
 celestial. Pero hasta entonces sólo podrá expresar una pequeña parte de
 su potencial, sólo un reflejo tenue de su divinidad inmanente, sólo 
podrá exteriorizar su yo inferior, el alma humana o animal.
Al espíritu se le denomina de varios maneras, 
dependiendo de las diferentes escuelas filosóficas que haya. Algunos de 
estos nombres son: espíritu, Mónada, ser, esencia, padre, yo divino (que
 no hay que confundirlo, con nuestro yo superior, que es nuestra alma 
divina).
La tradición esotérica nos enseña, así como 
numerosas filosofías (sobre todo orientales), que cada hombre es un 
dios, porque somos parte de él yél parte de nosotros. No hay nada de 
profano en ello, nada de soberbio o rebeldía por nuestra parte, sino que
 es la verdadera herencia que cada hombre posee por primogenitura 
esencial. El hombre todavía no ha comprendido esto, y hasta que no lo 
entienda será desgraciado interiormente. el famoso escritor y dramaturgo
 William shakespeare (que fue avanzado en su tiempo) supo hacer una 
reflexión muy significativa al respecto, cuando dijo:, “ ser o no ser, 
he ahí la cuestión ”. En verdad él había dado en el blanco, pues, el 
hombre puede o no ser, depende de su evolución alcanzada. Cuanto más se 
es, mayor es el nivel espiritual alcanzado. Mientras que, cuanto menos 
estemos identificados con nuestro ser, nuestro espíritu, menor será 
nuestro grado de desarrollo, y menos capacidad expansiva tendremos. Es 
por todo ello, una reflexión muy significativa y veraz.
La Mónada (espíritu), permanece siempre, al 
principio de la creación, en su propio plano, plano Monádico. Y su 
primer esfuerzo consiste en descender, materializarse, poco a poco, para
 poder paulatinamente recoger las experiencias necesarias para su propia
 evolución. Vemos pues, como a medida que desciende de plano, se va 
revistiendo de materia y materia cada vez más densa, con el doble 
propósito de divinizarla materia y materializar el espíritu, en todos 
los planos de la creación. Alguien por supuesto podría decir: “si el 
espíritu es tan perfecto y puro ¿qué necesidad tiene de evolucionar o 
encarnarse en la tierra?, bien, debemos entender que el espíritu es 
puro, divino, pero no perfecto o absolutamente sabio. De ahí la 
voluntaria necesidad de experimentar y crecer hacia niveles más elevados
 de divinidad. La Mónada es omnisciente en su propio plano, pero 
inconsciente en todos los demás, y para remediar esta condición deben 
velarse en sucesivas capas (como dijimos anteriormente) de materia, cada
 vez más densa con objeto de llegar a ser omnisciente en todos los 
planos, y capaz de responder a cualquier tipo de vibraciones. El 
espíritu (Mónada) es descrito como "hijos que moran desde el principio 
de una edad creadora en el seno del padre" y que "no han alcanzado 
todavía perfección por el sufrimiento".Cada una de ellas es igual al 
padre en cuanto a su naturaleza divina, como se dice en el credo de 
Atanasio. Cada una de ellas ha de penetrar en la materia para "hacer 
todas las cosas sujetas a ella" (primera epístola de san pablo a los 
corintios,xv, 28).Ha de ser "sembrada de debilidad" para que pueda ser 
“resucitada en poder” (ibid.,xv, 43),
Realmente no es en sí el espíritu el que desciende 
(ya que éste no podría hacerlo por su elevada vibración) sino una 
especie de avanzadilla de su propia conciencia, denominada 
esotéricamente (sutratma) o "hilo de vida", y en él se ensartan los 
átomos permanentes como las perlas en un collar. Estos átomos tienen la 
particularidad de existir uno en cada plano, y de ser permanentes, 
recogiendo, almacenando y asimilando todas las experiencias relativas a
 ese plano concreto. Con lo cual nada se pierde, ninguna experiencia se 
olvida tras la muerte, sino que es almacenada allí, permitiendo la 
evolución de una forma continuada, sin pérdidas ni olvidos. De esta 
manera, poco a poco pero con seguridad, puede ir descendiendo de plano, 
hasta el último, o plano físico denso. Desde ese punto empieza la 
ascensión, la evolución, ya que lo anterior, el descenso a la materia, 
era la involución del espíritu a la forma. Vemos pues, cómo las monadas
 van dando vida a todos los reinos de la naturaleza: el mineral, 
vegetal, animal y humano. Naturalmente a medida que cada reino va 
evolucionando se acerca cada vez más al prototipo divino, al diseño 
originario del creador. Y es en el ser humano, en el hombre donde se 
produce la más grande metamorfosis de nuestro sistema solar, la 
"individualización" ¿y en qué consiste la individualización para que sea
 tan importante? es el resultado de la entrada directa del espíritu en 
un cuerpo físico, a niveles superiores, que es lo que llamamos el 
“hombre”. He ahí su trascendental importancia. La individualización del 
animal y la formación de un cuerpo causal cono vehículo del alma le 
permite el paso al cuarto reino de la naturaleza, el humano.
Ahora utilizaremos las claves analógicas pues allí 
estáncontenidas todas las respuestas. Puesto que la misma estructura ha 
presidido toda la creación -sólo con pequeñas modificaciones en los 
diferentes niveles-. Volvemos a encontrar por todas partes esta misma 
división en tres: forma, contenido y significado; o bien, cuerpo, alma y
 espíritu. ---tomad un huevo... sí, un huevo nos lo explicará todo. Por
 eso el huevo es un símbolo tan importante en la tradición iniciática. 
Está hecho a imagen del universo. Abridlo. ¿Qué vemos? la yema, que 
contiene el germen de la vida; la clara, es decir, la albúmina; y, 
finalmente, la cáscara. La yema es el espíritu; la clara es el alma; la 
cáscara es el cuerpo. El germen, pues está en el centro; la clara, en 
medio; y la cáscara en la periferia. (La célula está también construida
 siguiendo este mismo esquema: todas las células tienen un núcleo, un 
citoplasma y una membrana). Y qué pasa cuando se rompe la cáscara de un 
huevo, ¿qué sucede? todo se derrama y la vida se va. Igual que la 
cáscara, el cuerpo sirve para proteger la vida, es decir, el alma y el 
espíritu. Cuando el cuerpo se rompe, la vida se va, el alma y el 
espíritu le abandonan. ¿Qué es pues el alma? al igual que la clara del 
huevo, el alma es portadora de todos los elementos nutritivos necesarios
 para el mantenimiento de la vida. Pero la vida misma procede del 
espíritu: el germen no se encuentra en la clara sino en la yema. De la 
misma manera, la vida, la verdadera vida, se encuentra en el espíritu, y
 el alma la sostiene, la alimenta, la hace circular. ¿Cómo lo sabemos? 
porque es algo evidente, está ahí, delante de nosotros, ¡la naturaleza 
lo expone todo ante nuestros ojos!... 
Pero, lo que también no hay que olvidar es que, aún
 cuando los presentemos como realidades diferentes, el espíritu, el alma
 y el cuerpo, estos son de la misma esencia. Lo que difiere es la 
consistencia, el grado de materialización: el cuerpo es espíritu 
condensado; el espíritu es cuerpo ((sutilizado)), y el alma es el 
intermediario entre ambos. Por esta razón los alquimistas enseñan que 
sólo existe una materia única y que, a partir de esta materia, por 
grados de condensación diferentes, se produjeron los metales, los 
cristales, las flores, la carne de los animales, de los humanos, el 
aire, el fuego, etc... ¡Cómo dieron en el clavo!. Entonces, ¿qué es el 
cuerpo físico?Es el espíritu condensado. ¿Y qué es el espíritu? es 
materia diluida, sutilizada hasta adquirir el estado más inmaterial. 
por eso los alquimistas dicen también que con ((solve)) y ((coagula)) 
todas las operaciones son posibles. ¿Y cómo? gracias al calor. El calor,
 en un grado más o menos elevado, actúa sobre la materia para darle 
diferentes formas, diferentes consistencias. El fuego es, pues, el 
agente mágico que da a cada cosa su forma y su naturaleza; el oro posee 
cierta cantidad de calor, la plata otra, el plomo aún otra distinta, 
etc. si el adepto encuentra este fuego, este agente mágico, dentro de sí
 mismo, puede transmutar el plomo en plata o el hierro en oro, o 
inversamente. Sólo que, naturalmente, este fuego de los alquimistas no 
era el fuego de los palanqueros y de los herreros, sino el fuego sutil, 
el fuego oculto, el fuego filosófico.
Veamos lo que nos dijo Hermes trismegisto en la 
“tabla de esmeralda” al respecto: ((y puesto que todas las cosas son uno
 y provienen del uno, por mediación del uno, así todas las cosas han 
nacido de esta única cosa por adaptación))
Vamos ahora a estudiar serenamente algunos 
conceptos que nos harán comprender mejor la naturaleza psíquica del 
individuo. La mayoría de estos conceptos son utilizados sin verdadero 
conocimiento de causa, tanto en nuestras cotidianas conversaciones, 
como en algunos escritos seudo-filosóficos o seudo-religiosos. Para una
 mayor aclaración, vamos a detenernos sobre ellos con el fin de 
despejar algunas dudas, y clarificar en la medida de nuestras 
posibilidades su real ubicación dentro del esquema psicológico y 
espiritual del ser humano.
Los conceptos que vamos a dilucidar son: 

LA CONCIENCIA.
 

EL SUBCONSCIENTE. 
 

LA SUPRACONCIENCIA.
 
LA CONCIENCIA
Lo que llamamos generalmente conciencia puede ser 
definido como un lugar en el que todos los representantes de nuestro 
organismo físico y de nuestro organismo psíquico han convenido 
encontrarse. Es algo así cono la organización de las naciones unidas en 
ginebra. ginebra es una ciudad en la que los representantes de las 
potencias del mundo entero, amigas o enemigas, se dan cita para 
parlamentar y para resolver ciertos problemas y, cuanto menos se 
convierte, por algún tiempo, en la conciencia del mundo: se pone en 
claro algunos puntos de vista, se discute, se toman decisiones, etc... 
De la misma manera, la conciencia es una zona neutra, una zona franca 
donde elementos y fuerzas de diversa naturaleza vienen a dar su opinión y
 a expresarse en la medida en que las circunstancias lo permiten.
Podemos también compararla a una pizarra o a una 
pantalla en la que se manifiesta todo lo que sucede en este mundo que es
 el ser humano. Según sea el grado de evolución del individuo, la 
naturaleza y el número de estas inscripciones son, evidentemente 
diferentes. A veces sucede que nuestra conciencia no solamente es 
influenciada por nosotros mismos, sino, que es otra persona la que logra
 proyectar su voluntady sus deseos en nuestra pantalla y nos empuja a 
realizar sus deseos sin que ni siquiera nos demos cuenta de ello. 
Creemos que somos nosotros mismos, pero, en realidad es otro quien, de 
alguna manera nos manipula. El iniciado, es el hombre que esta instruido
 para llegar ha hacerse dueño de su propia consciencia, y no se deja 
influir, ni por las fuerzas externas ni internas que provienen de su 
subconsciente (aunque sea consciente de esas fuerzas y sugerencias). Un 
iniciado ha comprendido que los intereses de los diferentes cuerpos y 
órganos que hay en él, deben converger en el interés de todo el ser y, 
en consecuencia, impone la armonía a todos estos representantes, con lo
 cual su conciencia se transforma en supraconciencia. 
Lo que llamamos conciencia en los hombres 
corrientes, no es a menudo, otra cosa que la manifestación de la 
subconciencia; todos los instintos heredados, todas las tendencias 
animales instintivas intentan continuamente manifestarse, proyectarse en
 la pantalla de la conciencia. Por eso, cuando el discípulo comienza a 
adentrarse en el camino de la iniciación, debe esperar encontrarse con 
sorpresas. Quiere rezar, ser bueno, puro, pero, he aquí que otro deseo 
empieza a gritar dentro de él: ¡ah, no, no!, ¡eso no!, ¡quiero otra 
cosa...! y entonces el pobre, a menudo capitula. Pero si a pesar de 
todo, continúa luchando contra estos deseos inferiores, entonces 
consigue liberarse, independizarse y empezar paulatinamente a vivir en 
la supraconciencia.
Pero volvamos a la conciencia. De manera general 
podemos decir que la conciencia es el reflejo de las preocupaciones del 
hombre, de su manera de vivir, y sólo existe como una consecuencia de 
todos los procesos físicos y psíquicos que se desarrollan en el ser 
humano. Es una pantalla en la que proyectan las imágenes de la vida 
externa e interna. Si vuestra conciencia es desgraciada, si es presa de 
angustias y de obsesiones, hasta que no cambie de vida es inútil que 
intente escapar de estas angustias y obsesiones. De lo contrario, es 
como si estuviera descontento con las imágenes que se proyectan en una 
pantalla y quisiera cambiar la pantalla en lugar de cambiar la película.
 La conciencia se manifiesta al nivel del cerebro, pero este es el 
resultado del funcionamiento de todas las células; hay que actuar, pues,
 sobre las células para cambiar la conciencia, y no sobre la pantalla, 
que está al margen de todo eso. La pantalla es la parte femenina, la 
parte que simplemente refleja una realidad interior. Y la vida que se 
proyecta es la parte masculina, el comportamiento real, el cual debemos 
cambiar si queremos que en la pantalla de la conciencia se reflejen 
imágenes más bellas, más armoniosas.
Podemos decir, y sería correcto, que el espíritu 
tiene su conciencia, naturalmente tiene una conciencia mucho más elevada
 que la que pudiera tener, por ejemplo, el alma. Y el alma divina tiene
 una conciencia más amplia que la del alma humana. De esta manera 
podríamos ir ascendiendo o descendiendo en los niveles de conciencia de 
cada plano, de cada estado o cuerpo de manifestación determinado. El 
trabajo del discípulo consiste precisamente en esto, en ir aumentando y 
ampliando cada vez más su nivel de conciencia, porque como hemos dicho 
la conciencia está delimitada por la evolución alcanzada del individuo. 
Desde hace unas décadas, se oye hablar mucho sobre 
el subconsciente. Desgraciadamente los psicoanalistas que se han puesto
 a explorarlo ignoran lo peligrosas que son las regiones del ser humano 
que están removiendo, regiones en las que se apiñan todos los monstruos 
prehistóricos. Todos estos animales ancestrales están presentes en el 
subconsciente del hombre. Por eso, cuando los psicoanalistas, -que no 
están instruidos en la ciencia iniciática-, se lanzan imprudentemente a 
remover todas las capas que están enterradas, con el pretexto de ir a 
buscar en el subconsciente de la gente ciertos trastornos, despiertan en
 algunos casos, a estos animales. Los cuales perturban en gran medida la
 psiquis del paciente. (El trabajoque están realizando lospsiquiatras y 
psicoanalistas hoy en día, verdaderamente, es un trabajo encomiable y 
muy difícil -al ser una ciencia aún muy joven-). No decimos con eso, ni 
mucho menos, que haya que dejar completamente de lado al subconsciente, 
no; y hasta se dan métodos espirituales para servirnos de él. Debemos 
saber por ejemplo, que las verdaderas transformaciones nunca se han 
producido por el pensamiento, en la conciencia, sino con las fuerzas del
 subconsciente. Por eso, para obtener la realización de nuestras 
aspiraciones espirituales, debemos aprender a descender a nuestro 
subconsciente, depositando en él la imagen de estas aspiraciones. 
Gracias al trabajo consciente, la realización acabará por producirse un 
día, pero necesitamos mucho más tiempo que si pudiéramos trabajar con el
 subconsciente, porque las puertas del la subconciencia, que está ligada
 al mundo vegetal, están muy cerca del plano físico y por lo tanto de 
la realización, mientras que la supraconsciencia está muy lejos. Por 
eso, si llegamos a situar nuestros deseos en la región de la 
subconciencia, éstos podrán realizarse mucho más rápidamente. Este es, 
también, el principio de la hipnosis. Al hipnotizar a alguien, actuamos 
sobre su subconsciente, y la persona ejecuta las órdenes que le damos, 
lo que no habría hecho si nos hubiéramos dirigido a ella cuando estaba 
despierta y era perfectamente consciente. (Este ejemplo sobre la 
hipnosis, es simplemente un dato, ya que en verdad, el ocultismo no está
 de acuerdo con ello, ya que todo lo que descartado en la vida 
espiritual)
Ejercicios
Hay, pues, ejercicios que podemos hacer para 
acelerar la realización de nuestro trabajo. Cuando queramos tener 
resultados más rápidamente en el terreno espiritual, debemos 
concentrarnos y meditar en la meta que queremos alcanzar, y después 
debemos dormimos porque las fuerzas subconscientes nos ayudarán a 
materializar nuestro deseo. Los maestros han hecho, durante años, estas 
experiencias. Y si han realizado algo más que los demás, es precisamente
 porque han trabajado de esta manera. La mayoría de los hombres se 
contentan con remover ideas... ¡OH!, claro, reconocemos que a veces se 
tratan de ideas geniales, sublimes; pero estas ideas deben ser 
realizadas, y, para realizarlas, hay muchos métodos. Acabamos de dar 
uno, pero también podemos de tratar de materializar las ideas mejorando 
nuestra manera de vivir, aprendiendo cómo realizar mejor cada uno de los
 actos de nuestra vida cotidiana: correr, respirar, andar, dormir, 
etc... Porque cada uno de estos actos está conectado con nuestra vida 
subconsciente, y si sabemos cómo realizarlos, podemos contribuir a la 
materialización de una idea divina. Por lo demás, y a propósito del 
sueño, si hemos insistido tanto en la importancia que tiene el estado en
 el que nos dormimos, es porque el sueño favorece la cristalización de 
este estado en el subconsciente. Siempre debemos dormimos con los 
mejores pensamientos y con los mejores deseos, porque así ayudaremos a 
su realización.
El subconsciente es una región muy vasta y 
peligrosa, comparable a las profundidades del océano. Si queremos 
zambullirnos en ella sin el material necesario, quizás no podamos 
contarlo, porque en estas regiones, en estas profundidades hay monstruos
 que nos pueden devorar. Sabemos que para descender a las profundidades 
de los mares o a las cavernas subterráneas hay que ir bien equipados. Y,
 por otra parte, para acometer cualquier empresa que sea un poco 
peligrosa es necesario estar físicamente entrenado y, además, ir bien 
equipado para poder protegerse. Y, sin embargo, cuando se trata de bajar
 a las profundidades de nuestra propia naturaleza, la gente se imagina 
que es fácil, que no hay peligro. Pues bien, ahí están, precisamente, 
los mayores peligros; y hay que estar equipados.
Pero, ¿cómo equiparse?
No es tan fácil. Solamente podéis encontrar este 
bagaje psíquico en las regiones que están situadas encima de la 
consciencia y de la consciencia de sí: en la supraconciencia; hay que 
ir allí antes de zambullirse en el subconsciente. Esto quiere decir que 
hay que adquirir conocimiento sobre la estructura de estas regiones y la
 naturaleza de las entidades que las habitan y también que se necesita 
haber desarrollado ciertas virtudes: la pureza y el autocontrol, para 
poseer un aura poderosa que permita descender a los abismos sin peligro.
 Hay que estar preparados, y hay que tener,como los buzos de antaño, una
 conexión con la superficie, una cuerda con la que puedan tirar nuestros
 amigos, que están arriba, para izarnos en caso de peligro. Vivir una 
vida completamente vulgar y, sin haberse purificado no se puede acometer
 tales empresas tan elevadas. naturalmente, si nos place, podemos ir a 
medirnos con los monstruos y las malas entidades, pero que tenemos que 
saber de antemano que si únicamente contamos en la lucha con nuestros 
propios medios, serenos aplastados, devorados, aniquilados internamente.
 Ante todo hay que conectarse con los espíritus superiores del mundo de 
la luz, pedirles armas, protección, y sólo entonces podremos partir 
hacia el combate; porque al sentir que estamos armados, las entidades 
inferiores se dispersarán. Y si estamos en peligro, las entidades 
celestiales, que saben que al término de su evolución el hombre debe 
explorar los abismos que hay en él, no os abandonarán. Pero no vayamos, 
porque está de moda.
En el subconsciente está todo el“recuerdo de los 
tiempos”, desde nuestra primera experiencia en la tierra, hasta el 
recuerdo de toda nuestra evolución desde el inicio de los tiempos. Todo,
 absolutamente todo está grabado en el subconsciente, ya que de otra 
manera la evolución sería imposible al no tener una continuidady 
relación de experiencia vividas para seguir evolucionando. Desde 
nuestros errores hasta nuestros perfeccionamientos... solo así, 
reteniendo en el subconsciente todas las experiencias vividas podemos ir
 avanzando. Para el subconsciente, así como para el alma, no existen 
experiencias buenas ni malas; todas son experiencias enriquecedoras 
para nuestra evolución. Lo que ocurre respecto al peligro existente en 
el subconsciente, es el de que al introducirnos en él sin un verdadero 
autocontrol de nuestra naturaleza inferior, puede suceder muy fácilmente
 que despertemos dolores, sufrimientos, complejos, angustias.. Etc ya 
pasadas y olvidadas para nuestro pequeño e infantil consciente. Y esto 
puede repercutir gravemente en el equilibrio de nuestra personalidad, 
todavía inmadura y no subyugada por nuestra alma.
Para el ocultista, para el discípulo entrenado es 
más que necesario explorar estas regiones subconscientes. Pero él no va 
con un palo a remover el lodo, sino que va con una "antorcha encendida",
 con el fin de iluminar el subconsciente. El subconsciente debe ser 
iluminado totalmente, ya que esa parte de nosotros mismos permanece 
prácticamente a oscuras durante todas nuestras existencias. La oscuridad
 en nosotros debe ser iluminada; no debe existir en nuestra naturaleza 
ninguna parte en oscuridad. Ningún maestro tiene en sí ni una sola 
sombra de oscuridad. Y esto se consigue trabajando y ejercitándonos en 
atraer la luz; esa luz proviene de nuestro ser superior, de nuestra 
verdadera alma-divina y del espíritu que es nuestro verdadero ser. Buda,
 significa "el iluminado", y donde hay luz, iluminación por naturaleza 
no puede haber tinieblas ni oscuridad.
La psicología moderna, reconoce que el hombre sólo 
utiliza aproximadamente un 3% de su verdadero potencial mental. La 
ciencia esotérica también lo afirma. Ante esta rotunda afirmación cabe 
preguntarse: ¿por qué utilizamos sólo ese 3%? y ¿por qué no podemos 
utilizar el otro 97% restante? la ciencia oficial no tiene una respuesta
 segura a esta pregunta, ya que el estudio profundo de la mente a nivel 
científico es algo muy reciente de nuestro siglo xx. Sin embargo la 
ciencia más antigua del mundo, la ciencia sagrada o arcaica sí tiene una
 respuesta para esta trascendental pregunta. Y durante milenios se ha 
ido divulgando; primero de boca a oído, de maestro a discípulo 
personalmente y en el más absoluto secreto; luego más tarde de maestro a
 grupos seleccionados donde también permanecía la ley del silencio; 
después se ha ido divulgando a gran escala, a través de los maestros, 
iniciados y discípulos por todo el mundo. Y el conocimiento esotérico 
que enseñaban, precisamente era cómo hacer despertar al hombre del 
sueño de la ignorancia. Y cómo convertir el inconsciente en consciente, 
es decir, hacernos poseedores de todo nuestro verdadero potencial que 
heredamos de nuestro creador. En eso consiste el camino espiritual, en 
ir despertando a nuestra verdadera naturaleza divina.
LA SUPRACONSCIENCIA
En su origen, el hombre era un espíritu puro creado a imagen de dios y vivía en el seno del eterno; pero todo lo que 

había
 vivido, en la paz, en la bienaventuranza y en la luz, quedó olvidado y 
prácticamente enterrado en el transcurso de su descenso a la materia. 
sin embargo aquella experiencia quedó inscrita en esta región que los 
iniciados llaman supraconsciencia, que es la región del futuro y del 
pasado lejano, pero mucho más lejano aún que el pasado que tenemos en 
común con los animales:el pasado de nuestra vida en el "paraíso". para 
que este mundo sublime de la supraconsciencia pueda aflorar a la 
superficie y expresarse, el hombre tiene que dejarse llevar por ciertos 
impulsos superiores; pero, evidentemente, es necesario un trabajo previo
 de organización y de purificación interna para abrir algunos caminos 
hasta esta región elevada de la conciencia superior; sólo entonces se 
desencadenarán corrientes divinas de pura luz, de pura música, de pura 
inspiración. de la inconsciencia en los reinos inferiores pasamos a la 
consciencia del reino humano, y de la consciencia humana pasamos a la 
supraconsciencia divina, que es el estado natural del alma. sí, el alma 
divina es supraconsciente ya queveel mundo de las causas, del origen de 
todos los efectos y procesos de la vida. curiosamente, ser más 
consciente quiere decir precisamente ser menos inconscientes, con lo 
cual podemos deducir, que debemos ganar terreno al subconsciente, 
iluminarlo para que éste forme parte del consciente. Una vez que nuestro
 pequeño consciente vaya recuperando la capacidad de utilizar esa parte
 del subconsciente que no podía controlar, es cuando empezamos realmente
 a ser supraconscientes, mucho más conscientes. 
La intuición forma parte de la supraconciencia. La 
intuición es el instrumento del alma. La verdadera intuición -que todos 
los iniciados poseen- es el reconocimiento instantáneo de la verdadera 
naturaleza de las cosas. La intuición está justamente por encima del 
intelecto, y su función es de naturaleza divina y natural. Los animales 
poseen instinto, los hombres poseen intelecto, y los iniciados 
intuición. Son tres aspectos de un mismo patrón, pero bien 
diferenciados, cada uno pertenece a un reino aunque con una salvedad, 
el hombre puede desarrollar la capacidad de la intuición trascendiendo 
el intelecto en una misma vida, y convertirse en un iniciado, cosa que 
no puede hacer un animal por no estar individualizado.
Podemos hacer una tabla de correspondencias con estos tres aspectos, veamos:
      
        | 
REINO | 
ESTADO | 
NIVEL | 
        | Animal | Instintivo | Subconsciente | 
        | Humano | Intelectual | Consciente | 
        | Espiritual | Intuitivo | Supraconsciente | 
 
Muchos filósofos, psicólogos y psicoanalistas han 
estudiado el problema de los diferentes niveles de la consciencia. Lo 
que han dicho es muy interesante, pero, a menudo, muy difícil de 
relacionar con la experiencia de la vida cotidiana. Por ello daremos un 
ejemplo sencillo que nos permitirá comprenderlo fácilmente:
“imaginad que en una caída habéis recibido un golpe
 violento en la cabeza y os habéis desmayado: estáis sumidos en la 
inconsciencia. Tratan de reanimaros y empezáis a moveros ligeramente, 
sin abrir aún los ojos: estáis en el estado de en los ejercicios 
espirituales de “alineamiento”, utilizamos una técnica, para alinear los
 tres cuerpos. Cuando los tres cuerpos: físico, astral y mental están 
alineados, y no molestan con sus vibraciones inferiores. En ese estado 
de quietud interior, es cuando el hombre puede actuar como alma humana, 
coherente, libre y controlador de los tres cuerpos. En ese punto de 
identificación superior con nuestra conciencia elevada, es cuando 
podemos trabajar para hacer contacto con su aspecto superior o alma 
divina. Y esto se consigue con la meditación, y una vida espiritual 
-cuando hablamos de espiritualidad, no nos estamos refiriendo a la vida 
mística, o santurrona a la que estamos acostumbrados a creer. No se 
trata de aislarse del mundo y del pecado, como comúnmente se cree. Sino 
de establecer en el mundo cotidiano, en el mundo de todos los días y en 
cualquiera de sus diversos aspectos, un puente por el cual podamos 
expresar todo nuestro potencial de las mejores cualidades, consagrando 
inteligentemente cada obra, cada acto, cada palabra, para el bien común.
 Manifestando así; el espíritu en la materia; el reino de dios en la 
tierra....... (Eso es vivir espiritualmente y con plenitud).
Este aspecto del alma (alma humana) desarrolla 
habitualmente su actividad por medio de la mente concreta, habiendo sido
 proyectado desde el alma hasta el interior de la materia en el momento 
de la primera encarnación como auténtico ser humano. Durante el largo 
ciclo de encarnaciones este aspecto se va haciendo progresivamente más 
sensible a la carencia de su verdadero ser. La irresistible atracción de
 la afinidad de su propia identidad le impele a perseguir esa reunión 
como meta fundamental de su existencia, y ello promueve a la elevación 
espiritual, a la "búsqueda".
Es también llamada el alma total, y es la 
contraparte del alma individual o humana. Ella, de alguna forma, 
participa con el resto de las almas humanas, en los planos elevados, de 
la mística "comunión de los santos" de la que hablan las tradiciones 
cristianas. Nuestra alma divina es asistida y dirigida -en su 
experiencia evolutiva- por esas elevadas entidades que reciben 
esotéricamente el nombre de "ángeles solares". Los ángeles solares, son 
realmente los arquetipos para el alma total, el modelo y el molde al 
cual deben ajustarse en su desarrollo. Son asimismo denominados hijos de
 la mente, y se les considera bajo esta óptica como frutos del 
pensamiento de la mente universal (mahat). Ellos imprimen las tónicas 
vibratorias para la expresión de las cualidades de razón, amor y 
voluntad puras que habrá en su día de corresponder a la armonía del alma
 total plenamente desarrollada. Son señores de sacrificio y arquetipos 
de perfección humana. Reciben también el nombre de "dyanes de fuego" en 
la doctrina secreta. Ellos vinieron del corazón del sol (de ahí su 
nombre de ángeles solares), para ayudar en la evolución del hombre, esto
 tuvo lugar en la raza lemúrica ayudándonos a la individualización. Los
 ángeles solares pertenecen al quinto reino de la naturaleza o súper 
humano, y están unidos a cada hombre hasta que éste llegue a la cuarta 
iniciación. Son, por lo tanto, ángeles que en perfecta unión con el alma
 del hombre, les ayuda hasta que el espíritu puede hacerse cargo 
plenamente de su reflejo un hombre terrenal......