jueves

LOS OCHO VERSOS PARA ADIESTRAR LA MENTE

Los Ocho Versos nos ayudan a adiestrar la mente, eliminar nuestra mente egoísta y transformarla en una mente altruista, que ve a los demás como lo más importante, la única fuente de nuestra propia felicidad. Todo lo que hemos conseguido en esta vida y en otras se lo debemos a la amabilidad de los demás. Se trata de que el amor y la compasión reales se pueden adquirir por entrenamiento.
El valor humano más profundo es la compasión, no con la connotación de lástima hacia los demás seres sintientes sino como un sentimiento afectuoso y de compromiso.
Necesariamente para sentir compasión debe haberse desarrollado empatía, y cuando esto ocurre no serás capaz de lastimar al otro bajo ninguna circunstancia. (La empatía es la capacidad para ponerse en el lugar del otro y saber lo que siente o incluso lo que puede estar pensando.)
El propósito de estos versos es luchar contra dos obstáculos en la evolución del ser consciente:
1-Balancear los pensamientos de autoestima y el sentimiento de egoísmo- egocentrismo, cultivando el altruismo y la compasión hacia los demás.
2-Superar el ego o aferramiento al yo.
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Verso 1
Pensando en que todos los seres sentientes son aún más valiosos que la joya que colma los deseos, con el fin de alcanzar el supremo propósito, pueda yo siempre considerarles preciosos.
Verso 2
Dondequiera que vaya, con quienquiera que esté, pueda yo sentirme inferior a los demás y, desde lo más hondo de mi corazón, considerarles a todos sumamente preciosos.
Verso 3
Que sea yo capaz de examinar mi mente en todas las acciones, y en el momento en que aparezca un estado negativo, ya que nos pone en peligro a mí mismo y a los demás, pueda yo hacerle frente y apartarlo.
Verso 4
Cuando vea a seres de disposición negativa o a los que están oprimidos por la negatividad o el dolor, pueda yo considerarlos tan preciosos como un tesoro hallado, pues son difíciles de encontrar.
Verso 5
Cuando otros, impulsados por los celos, me injurian y tratan de otros modos injustos, pueda yo aceptar la derrota sobre mí, y ofrecer la victoria a los demás.
Verso 6
Cuando una persona a quien he ayudado, o en quien he depositado todas mis esperanzas me daña muy injustamente, pueda yo verla como a un amigo sagrado.
Verso 7
En resumen, que pueda yo ofrecer, directa e indirectamente, toda alegría y beneficio a todos los seres, mis madres, y que sea capaz de tomar secretamente sobre mí todo su dolor y sufrimiento.
Verso 8
Que no se vean mancillados por los conceptos de los ocho intereses mundanos y, conscientes de que todas las cosas son ilusorias, que puedan ellos, sin aferramiento, verse libres de las ataduras.


 Escritos hace 800 años por el Maestro tibetano Langri Tangpa (1054-1123).

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