martes

CRISIS DE EMERGENCIA ESPIRITUAL.

LA NOCHE OSCURA DEL ALMA
“…sombra de muerte y gemidos de muerte y dolores de infierno siente el alma muy a lo vivo, que consiste en sentirse sin Dios…que todo se siente aquí, y más que le parece que ya es para siempre…viéndose puesta en los males contrarios…miserias de imperfecciones. Sequedades y vacíos…y desamparo del espíritu en tiniebla. “ San Juan de la Cruz. La noche oscura.
Lo que ha pasado a llamarse “la noche oscura del alma” (término acuñado por S. Juan de la Cruz) es sólo un aspecto del viaje espiritual, pero existen otros mucho más placenteros y suaves. La mayoría de las personas viven sus procesos de transformación de manera progresiva y equilibrada. No todo el mundo pasa por un estado de emergencia extremo.
Cuando Stanislav Grof acuñó el término “emergencia espiritual” pretendió acentuar tanto el peligro como la oportunidad inherentes a dichos estados. A lo largo de la historia, las personas que pasan por crisis espirituales son reconocidas por muchas culturas como “bienaventuradas”; Con la llegada de la ciencia “moderna” y la era industrial se descartó este aspecto del alma humana, centrándose tan solo en aquello que es material, tangible y mensurable. La espiritualidad, en cualquiera de sus formas fue exilada del punto de vista científico moderno. La psiquiatría clasificó y aún clasifica estos estados dentro del marco de “enfermedades mentales”, castrando los procesos de transformación de millones de seres. La mayoría de los estados “no ordinarios” de conciencia son considerados patológicos y tratados con medicación represiva y métodos psiquiátricos tradicionales. Estas personas son colocadas en la misma categoría que aquellos que sufren auténticas enfermedades mentales.
En nuestra cultura no se reconoce el significado y el valor de los ámbitos místicos en el seno de los seres humanos. Los elementos espirituales inherentes a la transformación personal parecen ser ajenos y amenazadores para quienes no están familiarizados con ellos.
En las tres últimas décadas esto está cambiando. La espiritualidad se re-introduce en nuestra cultura. Comenzamos a mostrar interés por sistemas sagrados: religiones orientales, tradiciones como el chamanismo, literatura mística, ritos ancestrales, etc. En muchas disciplinas médicas se están produciendo progresos revolucionarios pero aún queda mucho por hacer.  La soledad en el ámbito oficial en lo que se refiere a este campo impera. El modelo tradicional médico, la política administrativa tradicional y las restricciones burocráticas generan frustración entre los profesionales que intentan abrir una brecha nueva y dar cabida a otras alternativas para sus pacientes. Sus ideas y enfoques aún se topan con la rigidez, la ignorancia y el encorsetamiento general.

Aunque existen muchas excepciones, la mayoría de las personas han de ahondar en las áreas oscuras y pasar por ellas antes de alcanzar un estado de libertad, luz y serenidad. La intensidad de esta noche oscura varía en función del recorrido interior de cada persona. Algunos casos son realmente impactantes, generando transformaciones de conciencia que requieren de algún tiempo (meses hasta años) hasta ser asimiladas.
Teniendo en cuenta esto se plantean las siguientes preguntas:
¿Cuáles son los oscuros territorios internos que una persona debe atravesar?, ¿qué sensaciones producen?, ¿qué clase de conflictos debemos esperar?
Para quien esta inmerso en una emergencia espiritual, más o menos espectacularmente, la tarea de pasar el día, de funcionar del modo acostumbrado, puede convertirse en un reto. Las tareas normales de la vida cotidiana resultan abrumadoras y problemáticas. En ocasiones las crisis inundan a quienes las padecen con experiencias internas tan cargadas de emoción, fuerza visual y poder energético, que tienen dificultades a la hora de separar el mundo interno del externo.
Entre los componentes mas problemáticos con los que se enfrentan están las  sensaciones de miedo, de soledad, creer que se están volviendo locos y la preocupación por la muerte. Aunque estos estados de la mente son a veces intrínsecos, necesarios y elementos básicos del proceso de transformación, pueden convertirse en aterradores y excesivos, en particular si no se dispone de apoyo humano ni de referentes adecuados.
A medida que se abren las puertas del inconsciente, pueden liberarse a la conciencia una amplia variedad de emociones y recuerdos reprimidos.
El encuentro con la muerte puede producirse en el nivel transpersonal de muchos modos. En lo que se experimenta como recuerdos de una vida pasada, uno puede revivir con intensidad su muerte como soldado, esclavo, mártir o madre durante la guerra. Se puede afrontar la muerte en un mundo mitológico, tal vez mediante la identificación con la figura de cristo crucificado o el desmembramiento de Osiris.
Una persona puede identificarse con toda la experiencia humana de la muerte convirtiéndose en todas las mujeres que han muerto en el parto, o con todos los hombres que han muerto en el campo de batalla. Uno puede convertirse en el arquetipo mismo de la Muerte, experimentándola como una fuerza universal en toda su grandeza.
Esta es la experiencia de una mujer en estado de emergencia espiritual:
 “Veía a mi alrededor un torbellino de imágenes de la muerte: tumbas, cruces, huesos y calaveras. Vi cientos de batallas, campos de concentración, hospitales, escenas de muerte por doquier. Participaba y revivía todas las muertes acaecidas a lo largo de la historia. De repente, mi experiencia cambió, y tuve la sensación de que yo era la responsable de toda aquella sangría, me convertí en la Muerte misma, la Guadaña, el Jinete Pálido, y era yo quien eliminaba a la humanidad!!”
Es fácil asociar erróneamente las emociones y sensaciones que acompañan a los recuerdos con las situaciones inmediatas de la vida. Por ejemplo, un hombre que  revive la amenaza de morir en el parto puede desarrollar una gran preocupación por la salud, una reacción extrema inhabitual al ver películas o programas que muestren la muerte, sentirse amenazado o temer por su seguridad física, o pánico a lugares cerrados, ascensores o al metro abarrotado.
Si la experiencia completa del nacimiento emerge a la conciencia, con toda su amplia gama de emociones y sensaciones físicas, la persona desarrolla la introspección de que ése es el origen de sus miedos, y éstos desaparecen.
AFRONTAR EL MIEDO
El miedo es una pieza natural del mosaico del cambio. Siempre hay alguna forma de miedo acompañando a una emergencia espiritual.
MIEDO A LO DESCONOCIDO
En la emergencia espiritual este miedo habitual puede aumentar enormemente. Los estados internos varían con tanta rapidez que asusta su imprevisibilidad. Una mujer muy materialista puede sufrir un estado espontáneo de fuera-del-cuerpo y aprender que es algo más que su identidad física. Un hombre puede vivir de repente, una compleja secuencia visual y emocional que parece provenir de otra época y otro lugar. Su experiencia lo remite al concepto de la reencarnación, algo totalmente extraño para él.
MIEDO A PERDER EL CONTROL
Mucha gente se pasa años creyendo que su mundo está en orden y que tiene una autoridad completa sobre el curso de su vida. Cuando descubre que no tiene el control total sobre su trayectoria puede preguntarse: ¿Si no soy yo la autoridad, quién lo es? ¿Puedo fiarme de ella? ¿Puedo abandonarme a esa fuerza desconocida y se hará cargo de mí?
Enfrentados al temor de perder el control, la mente se torna muy ingeniosa y extrema el esfuerzo por mantenerlo. Las personas en una situación de esta naturaleza pueden crear un complejo sistema de negación, diciendo que ya están bien como están y no tienen porqué cambiar, o que los cambios son ilusorios. Intelectualizan los estados mentales y crean elaboradas teorías para explicarlos, o simplemente tratan de olvidar. En ocasiones, el aferrarse al miedo puede tener éxito para impedir un crecimiento excesivamente rápido.
Otra forma de perder el control más ostentosa puede ser verse desbordado por explosiones de ira y lágrimas, estremecimientos violentos o gritar como nunca lo había hecho. Hay un gran temor y resistencia frente al poder de los sentimientos implicados. Y tras la erupción de estos puede sentirse asustado y avergonzado.
MIEDO A LAS SENSACIONES FISICAS.
Se pueden sentir consumidas por extraños y sobrecogedores estallidos de energía, temblores incontrolables, cargas eléctricas punzantes o fuerzas desconocidas que circulan por su organismo. Aumentos de frecuencia cardiaca o elevaciones de la temperatura corporal. ¿Por qué? Dichas manifestaciones, a veces, son un acompañamiento fisiológico natural de los cambios abruptos de conciencia, pueden ser también características específicas de cierta forma de emergencia espiritual como el despertar de Kundalini.
SENSACIONES DE SOLEDAD
Mirabai, poeta hindú del siglo XV, escribió:
“Mis ojos están llenos de lágrimas. ¿Qué debo hacer? ¿A dónde ir? ¿Quién puede aliviar mis penas? Mi cuerpo ha sido mordido por la serpiente de la “ausencia”, y mi vida está menguando a cada latido de mi corazón.”
La soledad es otro elemento intrínseco de la emergencia espiritual. Puede ir desde una vaga percepción de separación de los demás y el mundo, a una profunda inmersión en la alienación existencial.
La naturaleza de las sensaciones y las percepciones llevan a apartarse y al aislamiento.
Un joven maestro de escuela dice: “Acostumbraba a estirarme en la cama junto a mi mujer por la noche y sentirme totalmente solo. Ella había sido de gran ayuda y confort durante mi crisis. Pero durante este periodo, nada de lo que hiciera me ayudaba, ninguna clase de apoyo, ningún tipo de abrazo.”
En casos extremos llegan a pensar que son los únicos en el mundo que se sienten de esa forma y que nadie a lo largo de la historia ha experimentado lo que sienten ellos.
En ciertas secuencias de las crisis existenciales uno se siente separado del yo profundo, del poder superior o de Dios. El resultado es una soledad devastadora, una total y completa alienación existencial que penetra todo el ser.
Esta profunda sensación de aislamiento suele ser un ingrediente central de la transformación espiritual.
Irina Tweedy, una mujer rusa que estudió con un maestro sufí, escribió en The Chasm of Fire:
“La Gran Separación estaba ahí…una sensación peculiar de soledad total…no podía compararse a ninguna sensación de soledad que hubiera podido experimentar alguna vez en la vida. Todo parecía oscuro y sin vida. En ningún lugar había propósito alguno. Ni Dios al que rezar. Ninguna esperanza. Nada.”
La desolada plegaria “¿Dios mío por qué me has abandonado?” refleja el extremo aislamiento. Cuando una persona desciende a los abismos de la alienación existencial no hay medida de calor humano que pueda transformarla. El universo se asemeja absurdo y sin sentido y cualquier actividad humana parece fútil. Se observa al mundo sumido en una carrera sin sentido. Pueden deprimirse mucho y tener pensamientos suicidas. A menudo ni el suicidio es una solución: parece no existir salida a su miseria.
DIFERENTES ANTE EL MUNDO
Un individuo inmerso en la emergencia espiritual puede parecer “diferente” durante un tiempo. En una cultura con normas de actuación establecidas y rígidas expectativas, alguien que empieza a cambiar internamente da la sensación de no cuadrar.
El puede aparecer un día en su medio habitual, trabajo o familia, queriendo tratar temas como nuevos pensamientos, la muerte, problemas mundiales o la naturaleza fundamental del universo. Puede tener la sensación de que sólo él crece mientras que el mundo sigue igual o dedicarse a actividades en las que sus conocidos no le acompañan: oración, canto, meditación, astrología, alquimia. Puede parecer extravagante a los demás y con ello aumentar su aislamiento.
Si una persona en esta fase es clasificado como paciente psiquiátrico, las etiquetas y el tratamiento pueden acrecentar su sentido de soledad y aislamiento y empeorar su situación. Sus sentimientos de separación se refuerzan cada vez que recibe el mensaje verbal o no verbal: “Tienes una enfermedad, eres diferente.”
EXPERIMENTAR LA LOCURA
 La mente lógica se ve superada y el intenso y rico mundo de la intuición, la inspiración y la imaginación toman el mando.
La razón se vuelve restrictiva y la introspección auténtica le lleva a uno más allá del intelecto. Con frecuencia estos estados mentales hacen que mucha gente suponga que se está volviendo loca.
Cuando la disolución de la racionalidad se produce como parte del desarrollo espiritual, suele aniquilar las viejas restricciones mentales y la estrechez de miras. Lo que realmente está desapareciendo no es la capacidad de raciocinio, aunque pueda parecerlo provisionalmente, sino las limitaciones cognitivas que le mantienen limitado e inalterable.
Cuando esto sucede, el pensamiento lineal a veces es imposible y la persona se siente mentalmente agitada, mientras que la mente consciente se ve bombardeada con material del inconsciente desbloqueado.
De improviso se presentan emociones extrañas y problemáticas y la antigua racionalidad familiar ya no sirve para explicar estos brotes. Puede ser un trance amenazador en el desarrollo; sin embargo, si realmente está inmerso en el proceso de despertar, es algo provisional y puede ser una fase muy importante.
Irina Tweedy narra:
 “Medio inconsciente, de repente me di cuenta de que en la oscura habitación me rodeaba una suerte de oscura niebla grisácea…y en seguida pude distinguir las entidades o seres más horribles; descarados, obscenos, entregados a actividades sexuales, criaturas elementales con forma de animal…estaba segura de estar volviéndome loca. Me vi presa de un gélido pavor; alucinaciones, demencia…ninguna esperanza, era el fin. Las criaturas rodeaban mi lecho…¡Todos esos demonios debían haber estado en mi interior! ¡Dios mío ten misericordia de mí! No hay otra salida que un asilo mental indio; una celda acolchada…”
Una mujer después de su crisis narra: “Me sentía como si mi mente hubiera estallado en millones de fragmentos. No podía aferrarme a los pensamientos. Mi esposo intentaba hablarme, pero no podía absorber sus palabras. Nada tenía sentido. Todo estaba mezclado y confuso. Me vi destinada a un manicomio el resto de mis días.”
Algunas tradiciones ofrecen un punto de vista alternativo: la “locura divina” o “locura santa”.
Platón la define como un regalo de los dioses: “La mayor de las bendiciones se presentan a manera de locura, en realidad de una locura enviada por el cielo. Cuando estaban locos los profetas de Delfos y las sacerdotisas de Dodoma lograban aquello por lo que los estados y ciudadanos de Grecia les están agradecidos; estando lúcidos hicieron poco o nada…la locura cuando se dispensa divinamente es un don divino”.
En la cultura de Okinawa dicho estado se denomina kamidari, Se trata de un periodo en el que el espíritu de la persona sufre, una época de prueba en la que no puede obrar racionalmente. La comunidad toma a su cuidado a dichos individuos, reconociendo su condición desequilibrada como signo de su proximidad a Dios. Más tarde dicha persona será considerada como portadora de una misión divina, tal vez la de sanador o maestro.
AFRONTANDO LA MUERTE SIMBOLICA
Dentro de un proceso de transformación la muerte es parte esencial. Se pueden morir muchas veces en una sola vida. Entender el hecho de la muerte como parte de la continuidad de la vida se considera liberador, nos libera del miedo a la muerte y nos abre a la experiencia de la inmortalidad.
Abraham, monje cristiano del siglo XVII, le dijo a Santa Clara: “Un hombre que muere antes de morir, no muere cuando muere.”
Mucha gente es presa del pánico cuando la muerte está cerca o se habla de este tema. Quien ha eludido enfrentarse a ella tiene serias dificultades ante una experiencia que le muestre que su vida es transitoria y que la muerte es segura. Si se presenta como parte de su experiencia interna son presa del pánico. Se resisten mucho, harán lo que sea para eludir el tema. Tal vez traten de detener el proceso con una actividad frenética, charla excesiva, relaciones breves, ansiolíticos o alcohol. O desarrollando un sentido del humor cínico e irónico cada vez que se mencione.
Para quien se entrega y acepta el hecho de su mortalidad es liberador, puesto que la plena aceptación de la muerte les permite disfrutar de cada momento a medida que se presenta.
A medida que el individuo empieza a cambiar encuentra necesario desprenderse de las limitaciones que le impiden crecer, y esto incluye formas de pensamiento. A veces sucede lentamente y casi a voluntad. Pero en los casos de emergencia, sorpresivos y espontáneos, la persona se ve lanzada en una dirección desconocida. Las formas habituales de ser ya no son adecuadas pero todavía deben ser sustituidas por otras nuevas. Quien se queda atrapado en este cambio se ve sin referencias a las que agarrarse y teme no poder volver a la vida que tenía antes. La sensación de pánico y vulnerabilidad es atroz.
El proceso del desapego es en sí una forma de muerte, la muerte del apego. En algunas personas el impulso hacia el desapego es tan fuerte que temen estarse preparando literalmente para una muerte física inminente.
En estos extremos a veces desarrollan la falsa idea de que completar esta transformación interna significa separarse de la vida cotidiana., y confunden su necesidad de desapego interno con la soledad externa.
LA MUERTE DEL EGO
A veces, con el fin de completar este paso de desapego es necesario que una antigua forma de ser “muera”, para dejar paso al nuevo yo; el ego debe ser “destruido” antes de que una más amplia definición esté a nuestra disposición.
La mala interpretación de estas palabras (inspiradas sobre todo por la filosofía oriental) tiene como consecuencia verdaderos desastres psíquicos. El ego es la herramienta fundamental con la que nos movemos en este plano y a través de él el consciente se manifiesta y evoluciona. Creador y generador de realidades. Canalizador de la vida y de su movimiento en el tiempo y la materia. Está inexorablemente unido a nuestra permanencia aquí. Mutilarlo de nuestra conciencia ordinaria es un símil a ser vegetales pasivos, sin criterio ni creatividad.
Cuando usamos ese término, no se trata de la muerte del ego necesario para la vida cotidiana; se trata de la muerte de las antiguas estructuras de la personalidad y de las formas inadecuadas de estar en el mundo.
El periodo de transición entre la “muerte de que se creyó ser” y la nueva adquisición de conceptos y referencias es extremadamente delicado. 
Estas líneas de “Phoenix” de D. H. Lawrence, reflejan este proceso devastador pero transformador:
“¿Estás dispuesto a ser borrado, eliminado, aniquilado, convertido en nada?
¿Estás dispuesto a convertirte en nada?
¿A hundirte en el olvido?
Si no es así, nunca cambiarás realmente.”
Los síntomas de quién está inmerso en este proceso en su grado extremo son en rasgos generales:
Desbordamiento y desolación, desesperanza, fragmentación y desintegración de cuanto son, pérdida de confianza, pérdida de identidad, temor, pánico y en casos extremos de confusión actitudes auto-destructivas y suicidio.
Esto ha sido un superficial repaso sobre algunos de los síntomas que caracterizan los cambios de conciencia y vibración.
En resumen:
CARACTERISTICAS DE UN ESTADO DE EMERGENCIA ESPIRITUAL
_Las experiencias son dinámicas, trepidantes y difíciles de integrar.
_Las nuevas intuiciones espirituales pueden ser filosóficamente amenazantes.
_Experimentar sacudidas, temblores y energías que alteran la vida cotidiana.
_En ocasiones dificultades para distinguir entre experiencias internas y externas, o presencia de ambas a la vez.
_Experiencias internas que interrumpen y trastornan la vida cotidiana.
_Cambio abrupto y rápido en la percepción del yo y del mundo.
_Ambivalencia ante las experiencias internas, pero voluntad y capacidad para cooperar con ellas con ayuda de una guía.
_Resistencia al cambio.
_Aversión o falta de confianza en el proceso.
_Necesidad de controlar.
_Las experiencias difíciles nos superan y a menudo no son bienvenidas.
_Cuesta aceptar las experiencias positivas, parecen inmerecidas y pueden ser dolorosas.
_Necesidad perentoria y frecuente de hablar de las experiencias.
_Comunicación indiscriminada del proceso (cuándo, con quién y cómo).
VARIEDADES DE LA EMERGENCIA ESPIRITUAL
El denominador común de todas las crisis de transformación es la manifestación de distintos aspectos de la psique que eran inconscientes.
En la psique no existen fronteras; todos sus contenidos forman un continuum con muchos niveles y dimensiones. Por lo tanto esperar tipos o formas bien perfilados no tiene sentido.
Sin embargo si es posible y útil definir ciertas clases que tienen características específicas como para diferenciarlas. La lista que sigue se basa en muchos años de experiencia con personas que pasan por dichas crisis, de información de profesionales que se dedican a esto y del estudio de la literatura pertinente:
_Episodios de conciencia unitaria (experiencias cumbre)
_El despertar de Kundalini.
_Experiencias de casi-muerte.
_Emergencia de “recuerdos de vidas pasadas”.
_Renovación psicológica a través del retorno al centro.
_Despertar de la percepción extrasensorial (apertura psiquica).
_Comunicación con espíritus guía y canalización.
_Experiencias de encuentros con ovnis.
_Estados de posesión.
Comentaré un poco sólo dos de ellos.
KUNDALINI
Kundalini (literalmente “La Enroscada”) es la energía que sostiene el cosmos. En el cuerpo humano reside en la base de la columna. Tiene el poder de purificar y sanar la mente y el cuerpo, mediar en la apertura espiritual y llevarnos a un nivel superior de conciencia.
La kundalini durmiente se representa tradicionalmente como una serpiente, enroscada tres veces alrededor del ligam, el símbolo fálico del poder generativo masculino. Entre las situaciones que pueden despertar Kundalini están la meditación intensiva, la intervención de un guru o maestro avanzado, ciertas maniobras específicas y ejercicios de Kundalini yoga. A veces el parto y el coito pueden tener un papel crítico. En ocasiones el despertar puede ser instantáneo , en la vida cotidiana y sin origen evidente.
La Kundalini activada se transforma en su forma más violenta, o Shakti, y sube por la columna, fluyendo por los canales del cuerpo sutil. Elimina todo a su paso, antiguos traumas y condicionamientos, abre los siete centros espirituales (denominados chakras) localizados en el cuerpo sutil a lo largo de la columna. A pesar de distintas experiencias difíciles que acompañan este proceso de purga, los que describen el despertar de Kundalini narran estados de éxtasis asociados al logro de niveles superiores de consciencia. (Samadhi, o unión con lo divino, que se produce cuando el proceso alcanza el séptimo chakra (Sahasrara) o coronilla). Este proceso tiene sus grandes peligros sobre los que llaman la atención continuamente los conocedores de esta energía. Idealmente, la gente que sufre un intenso despertar de la Kundalini debiera tener la guía de un maestro espiritual experto.
La energía Shakti, desplazándose a lo largo del cuerpo, lleva a la conciencia una amplia gama de elementos antes inconscientes: recuerdos de traumas físicos y psicológicos, secuencias perinatales y distintas imágenes arquetípicas. Cuando esto sucede se experimenta una amplia gama de manifestaciones emocionales y corporales denominadas kriyas. Tienen intensas sensaciones de energía y calor a través de la columna y sus cuerpos se ven desbordados por violentos espasmos y calambres. La potencia de esta energía al pasar por nuestro sistema físico podría compararse, con una instalación eléctrica preparada para soportar 220 v. de potencia y que, de repente, debe soportar la avalancha de miles de vatios. De ahí que las antiguas tradiciones dedicaran años de preparación física y psíquica para este acontecimiento. La psique se ve desbordada de pronto por fuertes oleadas emocionales, como ansiedad, ira, tristeza, gozo o rapto extático. Un sobrecogedor temor a la muerte, la pérdida de control y una locura amenazadora son otros elementos concomitantes a las formas extremas del despertar de Kundalini.
En este proceso puede resultar difícil controlar el comportamiento durante las fuertes subidas de la energía, a veces se emiten sonidos involuntarios y el cuerpo se mueve con pautas extrañas e inesperadas. Risa incontrolada, gritos, hablar en distintas lenguas, cantar canciones, cantos espirituales desconocidos hasta ese momento, adoptar posturas y gestos de yoga, e imitar sonidos y movimientos de animales.
Las manifestaciones sensoriales del despertar de Kundalini pueden ser muy variopintas y variadas. Las descripciones refieren coloridas visiones de bellos dibujos geométricos, luces brillantes de belleza sobrenatural y complejas escenas de deidades, demonios y santos. Se experimentan sonidos internos que van desde susurros, voces, zumbidos y canto de grillos hasta música celestial y coros de voces humanas. Se pueden oler perfumes y bálsamos exquisitos; algunos se refieren a la dulce fragancia de un néctar exquisito. Son comunes especialmente excitaciones sexuales y sensaciones orgásmicas y las hay tanto estáticas como dolorosas. Esta honda conexión entre Kundalini y la energía sexual es el fundamento del Tantra, en la que la unión sexual ritual se utiliza como vehículo para provocar experiencias espirituales. Algo a lo que occidente está teniendo acceso sin la información pertinente y con terribles consecuencias. (Como no viene de perlas ser un “místico tantrico” para dar salida a la lívido dando así las explicaciones oportunas al juez ético y moral que todos llevamos dentro).
Palabras de Barbara Grof, actual esposa de Stanislav Grof:
“Recibí “shaktipat” (alguien capaz (mediante una mirada, toque o palabra) de despertar la energía latente). Muktananda me miró y golpeó con su mano mi frente varias veces. De repente sentí como si hubieran enchufado a un cable de alto voltaje y empecé a estremecerme de manera incontrolable. Mi respiración entró en un ritmo rápido y automático más allá de mi control. Aparecieron gran número de visiones. Lloré mientras experimentaba un nuevo nacimiento; experimenté la muerte, me sumergí en el dolor y el extasis, la potencia y la suavidad, el amor y el temor, las profundidades y las alturas. No podía contenerme a mí misma. En los meses posteriores todo cuanto creía ser y tener desapareció. Mi matrimonio terminó, y con él, mi trabajo, dinero y estatus. Me vi inmersa en la necesidad de meditar permanentemente. Amigos y familiares me abandonaron, sorprendidos y asustados. Los ataques de pánico, ira y temor se sucedían y al mismo tiempo, era consciente de una sosegada y profunda energía, desconocida para mí. Una fuente en mi interior que emanaba alegria y serenidad. Ya no sabía quién era o adonde iba. Mi identidad en el mundo se había esfumado y dejé para siempre de sentirme en posesión de mi vida.”
Aunque todo ello es muy intenso y rompedor, es curativo y transformador. Sin embargo, en el curso del despertar pueden intensificarse temporalmente distintos síntomas antiguos, así como manifestarse otros que estaban latentes con una intensidad incontrolable. A menudo, de no acudir a un médico conocedor de todo esto (pocos poquitos) todos estos síntomas serán diagnosticados como problemas médicos y psiquiátricos.
Existen paralelos importantes en muchas culturas, como la danza en estado de trance de los africanos Kung, bosquimanos del desierto de Kalahari. Rituales que duran toda la noche. Las mujeres se sientan en el suelo tocando tambores y ellos bailan en círculo con movimientos rítmicos y monótonos. Los participantes van entrando uno tras otro, en profundos estados alterados de conciencia, con explosiones de emoción muy fuertes (ira, ansiedad, temor) y se ven sacudidos por violentas contorsiones. Después entran en rapto extático. Según la tradición de los bosquimanos, la danza libera desde la base de la columna una fuerza cósmica curativa, denominada “ntum” o “medicina”. Luego se pasa de una persona a otra mediante el contacto físico directo.
Los Hopis, indios norteamericanos, describen centros de energía psíquica que se parecen mucho a los Chakras. Joseph Campbell señalaba en sus estudios elementos paralelos en los dibujos que ellos hacían en la arena.
De igual manera se hallan ideas relacionadas en el budismo tibetano, el yoga taoista, el zen coreano y el sufismo.
En la tradición cristiana se han descrito manifestaciones parecidas a la Kundalini en la práctica de las llamadas plegarias a Jesús o “hesychasm”. Signos similares se están observando en occidentales modernos. Gopi Krishna pasó muchos años intentando alertar a occidente sobre la existencia e importancia de este fenómeno.
El mérito de llevar el concepto de Kundalini a la atención de los círculos profesionales occidentales se debe al psiquiatra californiano Lee Sannella. En su obra The Kundalini Experience: Psychosis or Trascendente, describe y pone especial énfasis en los síntomas: Psicosis, histeria, desórdenes oculares, ataques de corazón, enfermedades gastrointestinales, infecciones pélvicas, epilepsias incluso esclerosis múltiple. Por esta razón recomienda efusivamente un examen médico a cargo de un profesional informado en este tipo de emergencias…agujas en un pajar amos…

No hay comentarios:

Publicar un comentario