1. Una masa crítica : Tomando conciencia de las coincidencias en nuestra vida
¿Te sientes inquieto? No estás solo: Todos están empezando a buscar más significado en su vida. Pon atención a esas “Coincidencias” – que parecen ser eventos destinados a suceder. Son realmente eventos sincrónicos, y siguiéndolos, entrarás en tu camino de verdad espiritual.
2. Una nueva manera de mirar el mundo
Observa nuestra cultura dentro de su contexto histórico. La primera mitad del pasado milenio se malgastó bajo el pulgar de la iglesia; en la segunda mitad sólo nos preocupamos del bienestar material. Ahora, al fin del Siglo XX, eso ya no nos importa. Estamos listos para descubrir el principal propósito de la vida.
3. Un Universo de energía dinámica
Empieza a conectarte con la energía que envuelve a las cosas. Con práctica, aprenderás a ver el aura alrededor de los seres vivos y aprenderás a proyectar tu propia energía para entregar fuerza.
4. La lucha por el poder : Competencias por la energía humana
Una competencia inconsciente por energía es la base de todos los conflictos. Dominando o manipulando a otros, nos da energía extra que pensamos necesitar. Seguro que se siente bien, pero ambas partes resultan dañadas en el conflicto.
5. Conectándose con la energía divina que llevas dentro
La clave para sobreponerse al conflicto en el mundo es la experiencia mística, que es alcanzable para cualquiera. Para nutrir lo místico y construir tu energía, déjate llenar por un sentimiento de amor.
6. Aclarando el camino : Descubriendo tu ruta en la vida
Los traumas de la niñez bloquean nuestra habilidad para experimentar lo místico. Los humanos, a causa de sus cargas, desembocan en uno de cuatro “dramas de control” : Los Intimidadores roban energía del resto con amenazas. Los Interrogadores la roban juzgando y cuestionando. Los reservados atraen atención (y energía) coqueteando. Y las Víctimas nos hacen sentir culpables y responsables por ellos. Date cuenta de la dinámica familiar que ha creado tu drama de control y concéntrate en la pregunta principal, que es cómo poder hacer de tu vida una vida de un mayor nivel a la que tuvieron tus padres.
7. Conociendo tu misión personal : Fluir
Una vez que hayas aclarado tus traumas, puedes construir energía a través de la contemplación y meditación, concentrándote en el cuestionamiento básico de tu vida, y empezando a hacer caso a las intuiciones, sueños, coincidencias sincrónicas, para llevarte a la dirección de tu propia evolución y transformación.
8. La Etica Interpersonal : Animando a otros
No puedes realizar esa evolución sólo, así es que empieza a practicar la nueva “Etica Interpersonal” animando a quienes crucen tu camino. Habla con gente que espontáneamente haga contacto visual contigo. Evita las relaciones de interdependencia. Pon atención a los dramas de control de otras personas. Cuando estés en grupos, habla cuando el espíritu – en vez del ego – te motiven.
9. Evolucionando a estados superiores
El propósito es evolucionar más allá de este plano. Menos gente y más bosques nos ayudarán a mantener nuestra energía y a acelerar nuestra evolución. La tecnología hará la mayor parte del trabajo por nosotros. A medida que valoramos la espiritualidad más y más, eventualmente reemplazaremos la economía de mercado y nuestra necesidad de un empleo remunerado. Podemos conectarnos con la energía de Dios de una manera que tal, que eventualmente lleguemos a ser seres de luz, que caminen directamente al cielo”.
Extracto del libro ( La Dècima Revelaciòn ).
La Décima tiene que ver con la comprensión más plena de nuestras intuiciones. En las primeras nueve revelaciones experi¬mentamos las intuiciones como corazonadas fugaces o presentimientos vagos. Pero a medida que nos fami¬liarizamos con estos fenómenos podemos captar con mayor claridad la naturaleza de estas intuiciones. Acuérdate de Perú: ¿acaso las intuiciones no se te presen¬taban como imágenes de lo que iba a ocurrir, imágenes de ti mismo y de otros en un lugar específico, haciendo determinadas cosas, llevándote a ir allí? ¿No fue ésa la forma en que supiste cuándo ir a las Ruinas Celestinas?
"Aquí, en el valle, ha estado pasando lo mismo. Recibiste una imagen mental de un hecho potencial: dar con las cascadas y encontrarte con alguien. Y pudiste vivirlo, provocando la coincidencia de descubrir de veras el lugar y encontrarme. Si hubieras ahuyentado la imagen o perdido la fe en buscar las cascadas, habrías perdido la sincronicidad y tu vida habría seguido siendo chata. Pero tomaste en serio la imagen; la mantuviste en tu mente.
Durante mucho tiempo caminé por ese mundo increíble, vibrando aún más arriba, y luego descubrí algo muy sorprendente. Podía trasladarme a cualquier lugar del planeta, simplemente imaginando un destino en mi mente. Viajé por dondequiera que se me ocurría, buscán¬dolos a ti y a Julia y los otros, pero no pude encontrar a nadie.
"Por fin empecé a detectar otra capacidad. Imaginando sólo un campo blanco en mi mente, podía salir del planeta y entrar en un lugar de ideas puras. Allí podía crear todo lo que quería, sólo imaginándolo. Hice océanos y montañas y paisajes fantásticos, imágenes de personas que se comportaban como yo quería, toda clase de cosas. Y cada una de las cosas era tan real como en la Tierra.
"No obstante, al final me di cuenta de que un mundo tan construido no era un lugar gratificante. El hecho de crear de manera arbitraria no me daba una satisfacción interior. Después de un tiempo volví a casa y empecé a pensar qué quería hacer. En ese entonces todavía podía volverme lo bastante compacto como para hablar en su mayor parte con personas de una conciencia superior. Podía comer y dormir, aunque no tenía por qué hacerlo. Por último me di cuenta de que había olvidado la emoción de evolucionar y experimentar coincidencias. La sensación de flotar era tan grande que creía errónea¬mente que por dentro seguía manteniendo mi conexión interior, pero de hecho me había vuelto demasiado controlador y había perdido mi camino. Es muy fácil perder el rumbo en este nivel de vibración, porque crear con la propia voluntad resulta muy simple e instantáneo.
—¿Qué pasó entonces? —pregunté.
—Me concentré en mi interior buscando una co¬nexión más elevada con la energía divina, de la misma forma en que siempre lo hemos hecho. Era todo lo que hacía falta; mi vibración se elevó aún más y empecé a recibir otra vez intuiciones. —¿Qué estaba haciendo?
—No lo veía con exactitud; la imagen era borrosa. Pero al pensar en la intuición y sostenerla en mi mente empecé a ingresar en una nueva era de Otra Vida en la cual podía ver realmente otras almas, grupos de almas en realidad, y si bien no podía hablar con ellas, sí podía captar en forma vaga sus pensamientos y su conocimiento.
—¿Pudieron mostrarte la Décima Revelación? —pregunté.
Tragó y me miró como si estuviera a punto de arrojar una bomba.
—No. La Décima Revelación no se escribió nunca.
—¿Qué? ¿No forma parte del Manuscrito original?
—No.
—¿Existe siquiera?
—Ah, sí, existe. Pero no en la dimensión terrenal. Esta revelación todavía no entró en el plano físico. Este conocimiento existe únicamente en la Otra Vida. Sólo cuando un número suficiente de personas sientan en la Tierra esta información de manera intuitiva, podrá volverse real en la conciencia de todos como para que alguien lo escriba. Eso es lo que ocurrió con las primeras nueve revelaciones. De hecho, es lo que pasó con todos los textos espirituales, incluso nuestras más sagradas escrituras. Se trata siempre de información que existe primero en la Otra Vida y luego es captada con suficiente claridad en la dimensión física como para manifestarse a través de alguien que supuestamente la escribe. Por eso estos escritos se consideran de inspiración divina.
—¿Entonces por qué llevó tanto tiempo que alguien captara la Décima?
Wil me miró perplejo.
—No lo sé. El grupo de almas con el que me comu¬nicaba parecía saberlo, pero yo no lo entendía muy bien. Mi nivel de energía no era lo bastante elevado. En cierto modo, tiene que ver con el miedo que surge en una cultura que pasa de una realidad material a una visión del mundo espiritual transformada.
—¿Entonces crees que la Décima ya está lista para llegar?
—Sí. Los grupos de almas vieron que la Décima está llegando ahora, poco a poco, a todo el mundo, a medida que vamos adquiriendo una perspectiva más elevada proveniente de un conocimiento de la Otra Vida. Pero debe ser captada por cantidades suficientes de personas, igual que las nueve primeras, para superar el miedo.
—¿Sabes de qué trata el resto de la Décima?
—Sí. Al parecer, conocer las primeras nueve no basta. Debemos comprender cómo cumpliremos ese destino. Dicho conocimiento deriva de captar la especial relación entre la dimensión física y la Otra Vida. Debemos comprender el proceso del nacimiento, de dónde veni¬mos, el panorama más amplio de lo que la historia humana trata de realizar.
De pronto me vino una idea a la mente.
—Espera un momento. ¿No pudiste ver el texto de la Novena Revelación? ¿Qué decía de la Décima? Wil se agachó.
—Decía que las primeras nueve revelaciones des¬cribían la realidad de la evolución espiritual, tanto personal como colectiva, pero que en verdad, llevar a la práctica esas revelaciones, vivirlas y cumplir este destino requiere una comprensión más plena del proceso, una Décima Revelación. Esta Revelación nos mostrará la realidad de la transformación espiritual de la Tierra no sólo desde la perspectiva de la dimensión terrenal sino también desde la perspectiva de la dimensión de la Otra Vida. Decía que comprenderemos con mayor plenitud por qué estamos uniendo las dos dimensiones, por qué los seres humanos deben cumplir con este propósito histórico, y esta comprensión, una vez integrada a la cultura, asegurará su resultado final. También mencio-naba al Medio, diciendo que al mismo tiempo que va emergiendo una nueva conciencia espiritual, una pola-rización reactiva surgiría en temible oposición, tratando de controlar en forma intencional el futuro con diversas tecnologías nuevas, tecnologías aún más peligrosas que la amenaza nuclear, que ya se descubrieron. La Décima Revelación resuelve esta polarización.
Como te dije, estamos aprendiendo a reconocer nuestras intuiciones y a creer en ellas en un nivel superior. Todos queremos que las coincidencias se pre¬senten de manera más consecuente, pero para la mayoría de nosotros esta conciencia es nueva y estamos rodeados de una cultura que todavía actúa mucho según el viejo escepticismo. De ahí que perdamos la expectativa y la fe.
No obstante, empezamos a damos cuenta de que cuando prestamos plena atención e inspeccionamos los detalles del futuro potencial que nos es mostrado y sostenemos expresamente la imagen en el fondo de nuestras mentes, creyendo en forma intencional, todo lo que imaginamos tiende a ocurrir de una manera más fácil.
—Entonces, "queremos" que ocurra?
—No. Recuerda mi experiencia en la Otra Vida. Allí puedes hacer que pase cualquier cosa sólo deseándola, pero esa creación no es plenificadora. Lo mismo pasa con esta dimensión, aunque todo se mueve a un ritmo más lento. Podemos querer y crear casi todo lo que deseamos, pero la verdadera plenitud aparece sólo cuando nos armonizamos por primera vez con nuestra dirección interior y nuestra guía divina y vemos la intuición. Recién entonces usamos nuestra voluntad para avanzar hacia los logros que recibimos. En este sentido, nos convertimos en cocreadores con el principio divino. Ya ves de qué manera este conocimiento inicia la Décima Revelación. Estamos aprendiendo a usar nuestra visualización de la misma forma en que se usa en la Otra Vida, y al hacerlo nos alineamos con la otra dimensión, y eso contribuye a acortar la distancia entre el Cielo y la Tierra.
Durante la mayor parte de este siglo ha habido una clase media grande en los países occidentales, una clase que promovió el orden y la razón y sostuvo la creencia general de que el sistema económi¬co podía ser para todos.
"Pero esta fe empieza a claudicar. Puede verlo en todas partes. Cada día son menos los que creen en el sistema o juegan de acuerdo con las reglas. Y esto ocurre porque la clase media se tambalea. Debido al desarrollo tecnológico, el trabajo pierde valor y divide la cultura humana en dos grupos: los que tienen y los que no tienen; los que hacen inversiones y poseen el manejo de la economía, y los que están confinados a trabajos me¬nores y de servicio. Sume a esto el fracaso de la educación y podrá ver el alcance del problema.
—Suena espantosamente cínico —señalé—.
—Es realista. Es la verdad. Para la mayoría de la gente, sobrevivir requiere un esfuerzo cada vez más grande. ¿Ha visto las encuestas sobre el estrés? La tensión es desmedida. Nadie se siente seguro, y lo peor todavía no empezó. La población explota y, a medida que vaya expandiéndose cada vez más la tecnología, aumentará la distancia entre los instruidos y los no instruidos, y los que tienen controlarán cada vez más la economía global en tanto que las drogas y el crimen seguirán creciendo entre los que no tienen.
"¿Y qué cree usted que les pasará a los países sub-desarrollados? —preguntó Joel—. Gran parte de Medio Oriente y África ya están en manos de fundamentalistas religiosos cuyo objetivo es destruir la civilización orga¬nizada, a la que consideran un imperio satánico, para reemplazarla con alguna especie de teocracia perversa, donde los líderes religiosos estén a cargo de todo y tengan poder reconocido para condenar a muerte a los que consideren herejes en cualquier parte del mundo.
"¿Qué clase de gente consentiría este tipo de carnicería en nombre de la espiritualidad? Sin embargo, cada día son más. China todavía practica el infanticidio de las mujeres, por ejemplo. ¿No le parece increíble?
"Desde ya se lo digo: la ley y el orden y el respeto a la vida humana están en vías de extinción. El mundo degenera hacia una mentalidad criminal, regido por la envidia y la venganza y dirigido por unos charlatanes astutos, y tal vez ya sea demasiado tarde para frenarlo. Pero, ¿sabe algo? En realidad, a nadie le importa. ¡A nadie! Los políticos no van a hacer nada. Lo único que les preocupa son sus bienes personales y cómo mantenerlos. El mundo está cambiando demasiado rápido. Nadie puede seguir ese ritmo, y eso nos hace tratar de ser los primeros y conseguir lo que sea lo más rápido que podamos, antes de que sea demasiado tarde. Este senti¬miento invade toda la civilización y todos los grupos ocupacionales.
Sabe qué cree esta gente de los "últimos tiempos" que está pasando en realidad? —preguntó—. Hace unos años hice un estudio sobre ellos; son fascinantes.
—¿De veras? —dije, indicándole con un gesto que continuara.
—Estudian las profecías ocultas en la Biblia, sobre todo en el libro de las Revelaciones. Creen que vivimos en lo que llaman los "últimos días", el tiempo en que todas las profecías se hacen realidad. En esencia, lo que creen es esto: la historia ya está lista para el retomo de Cristo y la creación del reino celestial en la Tierra. Pero para que esto pueda ocurrir, la Tierra debe sufrir una serie de guerras, desastres naturales y otros hechos apo-calípticos anunciados en las Escrituras. Y conocen cada una de esas predicciones, de modo que se pasan el tiempo observando muy atentamente los hechos del mundo, esperando el próximo acontecimiento de la agenda.
—¿Cuál es el próximo acontecimiento? —pregunté.
—Un tratado de paz en Medio Oriente que permitirá la reconstrucción del Templo en Jerusalén. Al poco tiempo, según ellos, se producirá un éxtasis masivo entre los verdaderos creyentes, sean quienes fueren, y serán arrebatados de la faz de la Tierra y conducidos al cielo.
Me detuve y lo miré.
—Creen que esas personas van a empezar a desaparecer.
—Sí, está en la Biblia. Después viene la tribulación, que abarca un período de siete años que serán un infierno para todos los que queden en la Tierra. Supuestamente, va a derrumbarse todo: terremotos gigantes destruirán la economía; crecidas de los mares destruirán muchas ciudades; además habrá disturbios y criminalidad y todo el resto. Y entonces surgirá un político, probablemente en Europa, que propondrá un plan para volver a encauzar las cosas si, desde luego, le confieren poder supremo.
Esto incluye una economía electrónica centralizada que coordina el comercio en la mayoría de los lugares del mundo. No obstante, para participar en esta economía y sacar ventaja de la automatización hay que prometer lealtad a este líder y permitir que a cada uno le implanten en la mano un chip, a través del cual es posible docu¬mentar todas las interacciones económicas.
"Este anticristo al principio protegerá a Israel y facilitará un tratado de paz; luego atacará, empezando una Guerra Mundial que a la larga involucrará a los países islámicos y luego a Rusia y China. Según las pro¬fecías, en el momento en que Israel esté a punto de caer, los ángeles de Dios ganarán la guerra para luego instalar una utopía espiritual que durará mil años.
Tal vez ahora sea el momento de comprender el hábito. Los accidentes, las enfermedades, la sanación, son todas cosas mucho más misteriosas de lo que imaginábamos. Creo que tenemos una capacidad no descubierta de influir sobre lo que nos ocurra en el futuro.
—¿Entendiste el sueño que acaba de tener?
—No, no pude. ¿Qué pasaba?
—El sueño era sobre una guerra. Huía de una ciudad arrasada por las bombas que explotaban a su alrededor, corriendo para salvar su vida sin pensar en otra cosa que la seguridad y la supervivencia. Cuando logró evadirse del horror y subió a una montaña para mirar la ciudad que había quedado atrás, recordó de pronto que le habían ordenado que se reuniera con otro grupo de soldados y proveyera una pieza secreta de un dispositivo nuevo que desactivaría las armas del enemigo. Horrorizado, se daba cuenta de que, por no presentarse, el grupo y la ciudad eran destruidos sistemáticamente frente a sus ojos.
—Una pesadilla —comenté.
—Sí, pero tiene un sentido. Cuando soñamos re¬gresamos en forma inconsciente a este nivel de sueño y otras almas vienen a ayudarnos. No olvides qué hacen los sueños; esclarecen el manejo de las situaciones actuales de nuestra vida. La Séptima Revelación habla de interpretar los sueños superponiendo el argumento del sueño a la situación real que enfrentamos en la vida.
—¿Qué fue lo que vimos? —pregunté.
—Todo el proceso del Nacimiento de Maya a su vida actual —respondió Wil—, mantenido en la memoria de su grupo de almas. Llegamos a ver todo: la conciencia de sus futuros padres, lo que sintió que podía realizar, y luego la forma real en que fue llevada a la dimensión física en la concepción.
Asentí para que Wil continuara.
"¿Viste cómo fue? —preguntó—. El acto de amor en sí abre una puerta de la Otra Vida a la dimensión terre-nal. Los grupos de almas parecen existir en un estado de amor extremo aun más allá de lo que tú y yo podemos experimentar, extremo al punto de ser de naturaleza orgásmica. La culminación sexual crea una apertura a la Otra Vida y lo que experimentamos como orgasmo no es más que un vistazo del nivel de amor y vibración de la Otra Vida cuando se abre la puerta y la energía se precipita a través de ella trayendo potencialmente una nueva alma. Observamos cómo ocurría eso. La unión sexual es un momento sagrado en el cual una parte del cielo fluye a la Tierra.
Asentí, pensando en las derivaciones de lo que habíamos visto, y dije:
—Maya parecía saber cómo sería su vida si ésos eran sus padres.
—Sí, en apariencia, antes de nacer cada uno de nosotros experimenta una visión de lo que puede ser nuestra vida, que se completa con visiones sobre nues¬tros padres y nuestras tendencias a desarrollar dramas de control específicos, incluso cómo podemos superar esos dramas con esos padres y seguir adelante con nuestra preparación para lo que queremos realizar.
—Vi la mayor parte de eso —dije—, pero me resultó extraño. De acuerdo con lo que ella me contó de su vida verdadera, su visión previa a la vida era más ideal de lo que ocurrió en realidad; por ejemplo, la relación con su familia. No fue tal como Maya quería. Su madre nunca la comprendió ni enfrentó su enfermedad, y el padre era
tan distante que no supo qué investigaba hasta después de su muerte.
—Pero es lógico —señaló Wil—. La visión constituye, al parecer, una guía ideal de lo que nuestro yo superior pretende que pase en la vida, la mejor situación imaginable, por así decirlo, si alguien siguiera sus intui¬ciones a la perfección. Lo que se produce en realidad es una aproximación de esta visión, lo mejor que cada uno puede hacer en las circunstancias reales. Pero todo esto constituye más información de la Décima Revelación sobre la Otra Vida que esclarece nuestra experiencia espiritual en la Tierra, en especial la percepción de las coincidencias y la manera en que actúa realmente esa sensación de fluir.
"Cuando tenemos la intuición o el sueño de ir tras determinado rumbo en nuestra vida, seguimos esta guía y se producen algunos hechos que parecen coincidencias mágicas, nos sentimos más vivos, más estimulados. Los hechos parecen predestinados, como si supiéramos que debían ocurrir.
"Lo que acabamos de ver coloca todo esto en una perspectiva superior. Cuando tenemos una intuición, una imagen mental de un futuro posible, lo que recibimos en realidad son chispazos de recuerdo de nuestra Visión del Nacimiento, lo que querríamos estar haciendo con nuestras vidas en ese momento particular de nuestro viaje. Puede no ser exacto, porque las personas tienen libre albedrío, pero cuando sucede algo que se acerca a nuestra visión original, nos sentimos inspirados porque reconocemos que nos hallamos en un camino de destino que queríamos recorrer.
—¿Pero dónde encaja nuestro grupo de almas?
—Estamos conectados con ellas. Ellas nos conocen. Comparten nuestras Visiones del Nacimiento, nos siguen a lo largo de la vida y después permanecen con nosotros mientras revisamos lo que pasó. Actúan como un depósito para nuestros recuerdos, manteniendo el cono¬cimiento de quiénes somos al evolucionar.
Hizo una pausa momentánea y me miró directamente a los ojos.
—Y en apariencia, cuando estamos en la Otra Vida y una de ellas nace a la dimensión física, actuamos con ellas del mismo modo. Pasamos a ser parte del grupo de almas que las apoya.
—Entonces, mientras estamos en la Tierra, ¿nuestros grupos de almas nos marcan nuestra intuición y nuestro rumbo?
—No, en absoluto. A juzgar por lo que pude captar de los grupos de almas que he visto, las intuiciones y los sueños son nuestros y provienen de una conexión superior con lo divino. Los grupos de almas simplemente nos envían energía adicional y nos elevan de una manera especial, una manera que hasta ahora no he podido detectar. Al elevamos de esta forma, podemos recordar mejor lo que ya sabíamos.
Estaba fascinado.
—Entonces eso explica lo que pasaba en mi sueño y el de Joel.
—Sí. Cuando soñamos nos reunimos con nuestro grupo de almas y eso activa la memoria de lo que en verdad queríamos hacer en la situación de nuestra vida actual. Vislumbramos brevemente nuestra intención original. Luego, cuando volvemos a lo físico, retenemos ese recuerdo aunque a veces se exprese a través de sím¬bolos arquetípicos. En el caso de tu sueño, como estás más abierto al significado espiritual, pudiste recordar la información del sueño en términos muy literales.
LA APERTURA AL CONOCIMIENTO.
—Podrían arruinar por completo este lugar, conver¬tirlo en una zona sombría, otro triángulo de las Bermudas donde las leyes de la física actúan en un flujo impredecible. —Me miró fijo. —Las cosas que saben hacer son increíbles. La mayoría de la gente no tiene idea de la complejidad de los fenómenos electromagnéticos. En las teorías de cadenas numéricas más recientes, por ejemplo, debemos suponer que esta radiación emana a través de nueve dimensiones para hacer que la matemática funcione. Este dispositivo tiene la capacidad de desor¬ganizar esas dimensiones. Podría provocar terremotos masivos o incluso una desintegración física completa de ciertas zonas.
—¿Cómo sabe todo eso? —pregunté. Bajó la cabeza.
—Porque en la década de los 80 contribuí a desa¬rrollar parte de esa tecnología. Trabajaba para una empresa multinacional que creí que se llamaba DelTech, aunque más tarde, cuando me despidieron, descubrí que era un nombre totalmente ficticio.
"Sin embargo, existen dos problemas. Primero, calibrar estos minigeneradores es increíblemente compli-cado. Nosotros teníamos acceso a algunas de las computadoras más grandes que existían, y no pudimos hacerlo. Segundo, descubrimos que cuando tratábamos de aumentar la salida total por encima de este tamaño relativamente pequeño incrementando el desplazamien¬to de la masa, el espacio que rodeaba al generador se volvía muy inestable y empezaba a alabearse. Entonces no lo sabíamos, pero estábamos tomando la energía de otra dimensión y empezaron a pasar cosas extrañas. Una vez hicimos desaparecer todo el generador, como había ocurrido en el Experimento Filadelfia.
—¿Cree que en 1942 realmente hicieron desaparecer un barco para hacerlo aparecer otra vez en otro lugar?
—¡Por supuesto que sí! Hay mucha tecnología compleja dando vueltas, y son astutos.
¿Oyó hablar de las Revelaciones?
Por un momento guardé silencio. Luego dije:
—Curtis, debo contarle lo que experimenté en este valle. Es posible que le parezca increíble.
Asintió y luego escuchó con paciencia la descripción de mi encuentro con Wil y las partes de exploración de la otra dimensión. Cuando llegué a la Revisión de Vida, pregunté:
—¿Ese amigo suyo que murió hace poco se llamaba Williams?
—Eso es. El doctor Williams. ¿Cómo lo sabía?
—Lo vimos llegar a la otra dimensión después de su muerte. Lo observamos mientras experimentaba una Revisión de Vida.
Se quedó impresionado.
—Me cuesta creerlo. Conozco las Revelaciones, al menos de modo intelectual, y creo en la existencia probable de otras dimensiones, pero, como científico, lo que dice la Novena Revelación es mucho más difícil de tomar en forma literal, la idea de poder comunicarse con la gente después de la muerte... ¿Está diciendo que el doctor Williams todavía está vivo en el sentido de que su personalidad sigue intacta?
—Sí, y estaba pensando en usted.
LA HISTORIA DE UN DESPERTAR
Con ese pensamiento me llegó un torrente de recuerdos. Francia, en el siglo XIII, un monasterio y un claustro. A mi alrededor, un grupo de monjes, risas, cercanía, luego una caminata solitaria por una senda boscosa. De pronto, dos hombres harapientos, ascetas, pidiendo ayuda, algo relacionado con la preservación de un saber secreto.
Ahuyenté la visión y miré a Wil presa, de pronto, de un miedo perverso. ¿Qué estaba a punto de ver? Traté de centrarme y mi grupo de almas se aproximó un metro más.
—¿Qué está pasando? —preguntó Wil.
—No pude entender.
Describí lo que había observado.
—Ahonda más —sugirió Wil.
Enseguida vi otra vez a los ascetas y supe, de algún modo, que eran miembros de una orden secreta de "espirituales" franciscanos, recientemente excomulgada al perder el trono el papa Celestino V.
——¿El papa Celestino? —Miré a Wil. —¿Oíste eso? Nunca supe que hubiera un papa con ese nombre.
—Fines del siglo XIII —confirmó Wil—. Las ruinas de Perú, donde se encontró finalmente la Novena Revelación, fueron bautizadas tomando su nombre en el siglo XVI.
—¿Quiénes eran los "espirituales"?
—Eran un grupo de monjes que creían que podía alcanzarse una conciencia superior apartándose de la cultura humana y retomando a una vida contemplativa en la naturaleza. El papa Celestino apoyaba la idea y de hecho llegó a vivir en una cueva durante un tiempo. Como es obvio, fue depuesto y más tarde la mayoría de las sectas de los espirituales fueron condenadas por gnósticas y excomulgadas.
Afloraron más recuerdos. Los dos ascetas se habían acercado para pedirme ayuda y yo, con cierta renuencia, me había reunido con ellos en el bosque. Sus ojos y la temeridad de su comportamiento eran tales que no había tenido alternativa. Según me dijeron, antiguos docu¬mentos corrían peligro de perderse para siempre. Más tarde los hice entrar de contrabando en la abadía y leí los papeles a la luz de la vela en mis aposentos, con las puertas cerradas y bloqueadas.
Los documentos en cuestión eran copias latinas antiguas de las Nueve Revelaciones, y yo había accedido a copiarlas antes de que fuera demasiado tarde, empleando cada minuto de mi tiempo libre para reproducir trabajosamente docenas de los manuscritos. En un momento estaba tan subyugado por las Revelaciones que intenté convencer a los ascetas de que las dieran a conocer.
Se negaron de manera categórica. Alegaron que habían mantenido los documentos durante muchos siglos, esperando que surgiera dentro de la Iglesia la correspondiente comprensión. Cuando pregunté el signi¬ficado de esta última expresión, me explicaron que las revelaciones no serían aceptadas hasta que la iglesia no se aviniera con lo que denominaban el "dilema gnóstico".
Yo recordaba de manera vaga que los gnósticos eran cristianos primitivos que creían que los seguidores del Dios único no sólo veneran a Cristo sino que luchan por emularlo en el espíritu de Pentecostés. Trataron de describir esta emulación en términos filosóficos, como método de ejercicio. Cuando la Iglesia primitiva formuló sus cánones, los gnósticos fueron considerados al final herejes intencionales, contrarios a dar su vida y entre¬garla a Dios como materia de fe. Los primeros dirigentes de la Iglesia llegaron a la conclusión de que, para ser un verdadero creyente, era necesario renunciar a la com¬prensión y el análisis y contentarse con vivir la vida a través de la revelación divina, adhiriendo a la voluntad de Dios momento a momento, pero satisfecho de desconocer su plan general.
• Los gnósticos acusaron de tirana a la jerarquía de la Iglesia, afirmando que sus comprensiones y sus métodos tendían a facilitar de verdad este acto de "abandonarse a la voluntad de Dios" que la Iglesia exigía, en vez de alabar la idea de dientes afuera, como lo hacían los hombres de la Iglesia.
A la larga, los gnósticos perdieron y fueron expul¬sados de todas las funciones y los textos eclesiásticos, luego de lo cual sus creencias se desarrollaron en forma oculta entre las distintas sectas y órdenes secretas. No obstante, el dilema era claro. Mientras la Iglesia mantu¬viera la visión de una conexión espiritual transformadora con lo divino, persiguiendo al mismo tiempo a quien¬quiera que hablara abiertamente de la experiencia específica —de qué manera se podía alcanzar realmente una conciencia, y cómo era—, el "reino interior" seguiría siendo un concepto intelectualizado dentro de la doctrina eclesiástica, y las Revelaciones serían aplastadas cada vez que aparecieran.
En aquel entonces, escuché con preocupación a los ascetas y no dije nada, pero en mi interior estaba en desacuerdo. Tenía la certeza de que la orden benedictina de la cual formaba parte se interesaría en esos escritos, en especial en el nivel del monje individual. Más tarde, sin decir nada a los espirituales, le pasé una copia a un amigo que era el consejero más cercano al cardenal Nicolás en mi distrito. La reacción no se hizo esperar. Me llegaron rumores de que el cardenal se hallaba fuera del país pero se me pidió que cesara toda discusión del tema y partiera de inmediato hacia Nápoles para informar acerca de mis hallazgos a los superiores del cardenal. Sentí pánico y de inmediato repartí los manuscritos en toda la orden, con la esperanza de ganar el apoyo de otros hermanos interesados.
Para posponer mi convocación, fingí una lesión grave en el tobillo y escribí una serie de cartas en las que explicaba mi impedimento, con lo cual logré postergar el viaje durante meses mientras copiaba todos los manus¬critos que podía en mi aislamiento. Por último, una noche de luna nueva, unos soldados derribaron mi puerta, me golpearon y me llevaron con los ojos vendados al castillo del noble local, donde más tarde languidecí en el cepo durante días antes de ser decapitado.
El shock de recordar mi muerte volvió a darme mucho miedo y provocó una fuerte palpitación en mi tobillo lastimado. El grupo de almas siguió acercándose varios metros más hasta que pude centrarme. No obstante, me quedó cierto grado de confusión. Wil hizo un gesto con la cabeza, como diciéndome que había visto toda la historia.
—Ése fue el comienzo de mi problema en el tobillo, ¿no? —pregunté.
—Sí —replicó Wil. Lo miré fijo.
—¿Y todos los demás recuerdos? ¿Entendiste el dilema gnóstico?
Asintió y se acomodó para quedar justo frente a mí.
—¿Por qué creó la Iglesia un dilema así? —pregunté.
—Porque la Iglesia primitiva temía salir a decir que Cristo encamaba una forma de vida a la que cada uno de nosotros podía aspirar, si bien era lo que se decía con claridad en las Escrituras. Temían que esta posición diera demasiado poder a los individuos; de ahí que perpe¬tuaran la contradicción. Por un lado, los hombres de la Iglesia impulsaban al creyente a buscar el reino místico de Dios en su interior, a intuir la voluntad de Dios y a llenarse del Espíritu Santo. Pero por el otro, condenaban por blasfema toda discusión referida a la manera en que una persona podía ir alcanzando esos estados, llegando a
recurrir con frecuencia al asesinato liso y llano para proteger su poder.
—O sea que yo fui un tonto al tratar de hacer circular las Revelaciones.
—No diría un tonto —musitó Wil—, sino más bien poco diplomático. Te mataron porque trataste de introducir una comprensión en la cultura antes de tiempo.
De modo que eso es lo que vinimos a hacer los seres humanos a la Tierra: a recordar de manera sistemá¬tica, a despertar poco a poco.
—Eso es. Por fin vamos tomando conciencia de un proceso que fue inconsciente desde que empezó la experiencia humana. Desde el comienzo, los seres humanos percibieron una Visión del Nacimiento, y después de nacer se volvieron inconscientes, al tanto sólo de las intuiciones más vagas. Al principio, en los primeros tiempos de la historia humana, la distancia entre lo que proyectábamos y lo que en realidad hacíamos era muy grande; luego, con el tiempo, la distancia se achicó. Ahora estamos a punto de recordar todo.
En ese momento fui arrastrado de nuevo al conocimiento del grupo de almas. En un instante, mi conciencia aumentó otro nivel y todo lo que Wil había dicho se confirmó. Ahora por fin podíamos ver la historia no como una lucha sangrienta del animal humano, que egoístamente aprendió a dominar la naturaleza y a sobrevivir con un estilo mejor, apartándose de la vida en la selva para crear una civilización vasta y compleja;
podíamos ver la historia humana más bien como un proceso espiritual, como un esfuerzo más profundo y sistemático de almas que, generación tras generación, vida tras vida, luchaban a través de los milenios en pos de un objetivo solitario: recordar lo que ya conocíamos en la Otra Vida, y llevar ese conocimiento a la conciencia en la Tierra.
Desde una gran altura, se abrió a mi alrededor una gran imagen holográfica y de un vistazo pude ver, de alguna manera, la larga saga de la historia humana. Sin previo aviso, fui arrastrado a la imagen, me vi trasladado hacia adelante en la historia y la reviví en cámara rápida, como si ya hubiera estado allí, experimentándola momento a momento.
De pronto me hallaba presenciando los albores de la conciencia. Ante mí había una llanura larga barrida por el viento en algún lugar de Asia. Mis ojos percibieron un movimiento; un grupo reducido de seres humanos, des¬nudos, recorría un campo de bayas. Mientras observaba, me dio la impresión de que captaba la conciencia de la época. Íntimamente conectados con los ritmos y los signos del mundo natural, los seres humanos vivíamos y respondíamos de manera instintiva. Las rutinas de la vida diaria se orientaban hacia los desafíos de la bús¬queda de alimentos y la pertenencia al grupo. Los niveles de poder derivaban de un individuo físicamente más fuerte y perceptivo y, dentro de esta jerarquía, aceptá¬bamos nuestro lugar del mismo modo que aceptábamos las tragedias y dificultades constantes de la existencia: sin reflexionar.
Mientras observaba, pasaron miles de años e innumerables generaciones vivieron y perecieron. Luego, lentamente, algunos individuos empezaron a inquietarse al ver las rutinas que tenían por delante. Cuando un niño moría en sus brazos, su conciencia se expandía y empe¬zaban a preguntarse: ¿por qué? Y a tratar de averiguar cómo evitarlo en el futuro. Estos individuos empezaban a adquirir "conciencia de sí mismos": a darse cuenta de que estaban aquí y ahora, vivos. Fueron capaces de apartarse de sus respuestas automáticas y vislumbrar el alcance total de la existencia. Sabían que la vida sobrevivía a los ciclos del Sol, la Luna y las estaciones, pero, tal como lo probaban los muertos a su alrededor, también tenía un final. ¿Cuál era el propósito?
Mirando con más atención a estos individuos pensantes, me di cuenta de que podía percibir sus Visiones del Nacimiento; habían venido a la dimensión terrena con el propósito específico de iniciar el primer despertar existencial de la humanidad. Y si bien no podían ver todo su alcance, supieron que en el fondo de sus mentes se hallaba contenida la inspiración más amplia de la Visión Global. Antes de su nacimiento, sa¬bían que la humanidad emprendía un largo viaje que ya podían ver. Pero también sabían que el progreso a lo largo de ese viaje debía ir ganándose generación tras generación, pues si bien despertábamos para ir en pos de un destino superior, también perdíamos la tranquila paz de la inconsciencia. Junto al júbilo y la libertad de saber que estábamos vivos aparecían el miedo y la incertidumbre de estar vivos sin saber por qué.
Vi que la larga historia de la humanidad se movía entre estos dos impulsos conflictivos. Por un lado, supe-rábamos nuestros miedos gracias a la fuerza de nuestras intuiciones, gracias a nuestras imágenes mentales de que la vida tenía que ver con alcanzar alguna meta en particular, con hacer avanzar la cultura en una dirección positiva que sólo nosotros, como individuos, actuando con coraje y sabiduría, podíamos inspirar. A partir de la fuerza de estos sentimientos, se nos recordaba que, por insegura que pareciera la vida, de hecho no estábamos solos, que por debajo del misterio de la existencia había un propósito y un sentido.
Sin embargo, por otro lado muchas veces éramos presa del impulso contrario, el impulso de protegemos del Miedo, y perdíamos de vista, en forma temporaria, el propósito, cayendo en la angustia de la separación y el abandono. Este Miedo nos llevaba a una autoprotección aterrada, a luchar por retener nuestras posiciones de poder, a robamos mutuamente la energía y a resistir siempre al cambio y la evolución, con independencia de la información nueva o mejor que pudiera haber.
El despertar continuaba a lo largo de los milenios; observé que los seres humanos empezaban de manera gradual a unirse en grupos cada vez más grandes, siguiendo un impulso natural de identificarse con más personas, a introducirse en organizaciones sociales más complejas. Vi que este impulso provenía de la vaga intuición, plenamente conocida en la Otra Vida, de que el destino humano en la Tierra debía evolucionar hacia la unificación. Siguiendo esta intuición, nos dimos cuenta de que podíamos superar la vida nómade de colectar y cazar y empezar a cultivar las plantas de la Tierra y cosecharlas en forma regular. Asimismo, podíamos do¬mesticar y criar a muchos de los animales que nos rodeaban, asegurando así una presencia constante de proteínas y productos afines. Con las imágenes de la Visión Global profundamente grabadas en nuestro in¬consciente impulsándonos de manera arquetípica, empezamos a pensar en un cambio que constituiría una de las transformaciones más impresionantes de la historia humana, el salto del nomadismo al estableci¬miento de grandes aldeas agrícolas.
A medida que estas comunidades agrícolas fueron volviéndose más complejas, los excedentes de alimentos generaron el comercio y permitieron que la humanidad se dividiera en los primeros grupos ocupacionales:
pastores, constructores e hilanderos; luego mercaderes, trabajadores en metales y soldados. En seguida se produjo el invento de la escritura y la tabulación. Pero los caprichos de la naturaleza y los desafíos de la vida se¬guían afectando la conciencia de la humanidad primitiva y todavía se planteaba la pregunta tácita. ¿Por qué estamos vivos? Como antes, observé las Visiones del Nacimiento de aquellos individuos que se esforzaban
por entender la realidad espiritual en un nivel superior. Llegaron a la dimensión terrenal específicamente para expandir la conciencia humana de la fuente divina, pero sus primeras intuiciones de lo divino siguieron siendo vagas e incompletas y adquirieron una forma politeísta. La humanidad empezó a reconocer lo que supusimos era una multitud de deidades crueles y exigentes, dioses que existían fuera de nosotros mismos y regían el tiempo, las estaciones y las etapas de la cosecha. En nuestra inse¬guridad, pensamos que debíamos aplacar a esos dioses con ritos y rituales y sacrificios.
Al cabo de miles de años, las numerosas comunidades agrícolas se unieron hasta formar grandes civilizaciones en la Mesopotamia, Egipto, el valle del Indo, Creta y el norte de China, que en cada caso inventaron sus propias versiones de los dioses de la naturaleza y los animales. Mas dichas deidades no pudieron impedir la ansiedad durante mucho tiempo. Vi cómo generaciones de almas llegaban a la dimensión terrenal con la intención de traer el mensaje de que la humanidad estaba destinada a progresar compartiendo y comparando el conocimiento. Sin embargo, una vez aquí, estos individuos sucumbieron al Miedo y distorsionaron esa intuición convirtiéndola en una necesidad inconsciente de conquistar, dominar e imponer su forma de vida a otros por la fuerza. El poder de la Iglesia para definir la realidad iba disminuyendo y los europeos sentían que desper¬taban para ver la vida de otra manera. Gracias al coraje de innumerables individuos, todos inspirados por sus memorias intuitivas, se adoptó el método científico como proceso democrático para explorar y llegar a entender el mundo en el cual se encontraban los seres humanos. Este método —explorar algún aspecto del mundo natural, sacar conclusiones y luego presentar esta opinión a otros— fue tomado como un proceso de creación de consenso a través del cual al fin todos podríamos comprender la situación real de la humanidad en este planeta, incluida nuestra naturaleza espiritual.
Pero la gente de la Iglesia, acantonada en el Miedo, trató de cercenar esta nueva ciencia. Como las fuerzas políticas estaban alineadas de ambos lados, por último se llegó a una negociación. La ciencia sería libre de explorar el mundo material y exterior, pero debía dejar los fenómenos espirituales a los dictados de los todavía influyentes hombres de la Iglesia. Todo el mundo interior de la experiencia —nuestros estados perceptivos supe¬riores de la belleza y el amor, las intuiciones, las coincidencias, los fenómenos interpersonales, hasta los sueños— quedó al principio fuera de los límites de la ciencia nueva.
La nueva generación percibió el nuevo signi¬ficado espiritual más allá del horizonte y empezó a explorar otras religiones y puntos de vista espirituales menos conocidos. Por primera vez, las religiones orientales fueron comprendidas por muchos y sirvieron para validar la intuición masiva de que la percepción espiritual era una experiencia interna, un cambio en la conciencia que cambiaba para siempre el sentido personal de identidad y propósito. Asimismo, los escritos cabalísticos judíos y los místicos cristianos occidentales, como Meister Ekhart y Teilhard De Chardin, propor¬cionaron otras descripciones fascinantes de una espiritualidad más profunda.
UN INFIERNO INTERIOR
Qué son esos lugares? —le pregunté a Wil.
—Construcciones mentales —respondió—, armadas por almas que en vida vivieron dramas de control muy restrictivos y no pudieron despertar después de morir. Existen muchos miles de ellas.
—¿Pudiste ver qué pasaba mientras estuve en la construcción?
—La mayor parte. Cuando enfoqué las almas que estaban cerca, pude captar su visión de lo que te sucedía. Este anillo de almas apunta sin cesar energía a las ilusiones, con la esperanza de que alguien responda.
—¿Viste al chico joven? Él pudo despertarse. Pero los demás no le prestaban atención a nada. Wil se volvió hacia mí.
—¿Te acuerdas de lo que vimos durante la Revisión de Vida de Williams? Al principio no podía aceptar lo que pasaba y empezó a reprimir su muerte al punto de que creó una construcción mental de su oficina.
—Sí, me acordé de eso cuando estaba ahí.
—Bueno, eso nos pasa a todos. Si morimos y hemos estado muy inmersos en nuestro drama de control y nuestra rutina, como medio de reprimir el misterio y la inseguridad de la vida, al punto de que ni siquiera pode-mos despertar después de la muerte, creamos estas ilusiones o trances para poder continuar con esa misma forma de sentirnos a salvo, aun después de haber entrado en la Otra Vida. Sí el grupo de almas de Williams no lo hubiera alcanzado, habría entrado en uno de esos lugares infernales en que estuviste tú. Todo es una reacción de miedo. Las personas que están allí se paralizarían de miedo si no encontraran alguna forma de evitarlo, de re¬primirlo por debajo de la conciencia. Lo que hacen es repetir los mismos dramas, los mismos mecanismos que utilizaban en la vida, y no pueden dejar de hacerlo.
—¿O sea que estas realidades ilusorias no son nada más que dramas de control graves?
—Sí. Todos caen dentro de los estilos generales de los dramas de control, sólo que son más intensos e irrefle¬xivos. Por ejemplo, el tipo del cuchillo, el comandante, era sin duda un intimidador por la forma en que robaba energía a los demás. Y explicaba su comportamiento suponiendo que el mundo lo perseguía y, por supuesto, en su vida en la Tierra, estas expectativas llevaban pre¬cisamente a esa clase de personas a su vida, o sea que su visión mental se cumplía. Aquí se limitaba a crear personas imaginarias que lo perseguían para reproducir la situación exacta.
"Si se quedara sin gente para intimidar y su energía cayera, la ansiedad empezaría a aflorar de nuevo a la conciencia. Entonces tiene que mantener constantemente el papel del intimidador. Debe mantener esa clase particular de acción, la acción que aprendió hace mucho, la única que conoce capaz de preocupar bastante su mente como para matar el miedo.
—¿Y las numerosas referencias a Satanás que hay en los textos sagrados y las Escrituras?
—Esa idea es una metáfora, una forma simbólica de advertir a las personas que se vuelvan a la divinidad para buscar seguridad, no a los a veces trágicos impulsos de su yo y a sus hábitos. Culpar a una fuerza exterior por todo lo malo que pasaba tal vez haya sido importante en una etapa del desarrollo humano. Pero ahora oscurece la verdad, porque echar la culpa de nuestro comportamiento a fuer¬zas exteriores a nosotros constituye una forma de eludir la responsabilidad. Y tendemos a usar la idea de Satanás para indicar que algunas personas son malas por naturaleza, así podemos deshumanizar a aquellas con las cuales estamos en desacuerdo y castigarlas. Es hora de comprender la verdadera naturaleza del mal humano de una manera más elaborada, y luego enfrentarla.
Los que no pueden escapar son en muchos casos las almas que fueron más optimistas en sus Visiones del Nacimiento.
Por eso —continuó— optaron por nacer en situa¬ciones tan drásticas y terribles que exigen mecanismos de enfrentamiento intensos y locos.
—¿Te refieres al hecho de entrar en familias abusivas y disfuncionales, ese tipo de situación?
—Sí, fuertes dramas de control de todo tipo, ya sea violentos o simplemente adicciones perversas y extrañas; todos provienen de medios en los que la vida es tan abusiva y disfuncional y constrictiva, y el nivel de miedo es tan grande, que producen esa misma rabia y esa misma ira o perversión una y otra vez, generación tras generación. Los individuos que nacen en estas situacio¬nes lo hacen a propósito, con claridad.
La idea me pareció absurda.
—¿Por qué alguien habría de querer nacer en un
lugar así?
—Porque estaban seguros de que tenían fuerza suficiente para salir adelante, para romper el círculo, para sanar el sistema familiar en el cual nacieron. Confiaban en que podían despertar y superar el resentimiento y la rabia de encontrarse en circunstancias tan desfavorables, y lo veían como una preparación para una misión: en general, la de ayudar a otros a salir de situaciones similares. Inclu¬so cuando son violentos, debemos considerar que poseen el potencial de liberarse del drama.
Parte de la Décima es una ampliación de la Octava. Sólo un grupo que actúe siguiendo plenamente la Octava Revelación puede lograr este tipo de lucidez superior.
—No puedo seguirte —dijo Curtis.
—La Octava se refiere a saber cómo elevar a los demás —explicó—, saber cómo enviar energía concen-trándonos en la belleza y la sabiduría del yo superior del otro. Este proceso puede elevar el nivel de energía y creatividad al grupo de manera exponencial. Por des¬gracia, a muchos grupos les cuesta elevarse entre sí de esta manera, aun cuando los individuos involucrados sean capaces de hacerlo en otros momentos. Esto ocurre sobre todo si el grupo está orientado hacia el trabajo, un grupo de empleados, por ejemplo, o gente que se reúne para crear un proyecto único de algún tipo, porque muchas veces estas personas han estado juntas antes. El problema es que surgen viejas emociones de vidas pasadas y se interponen.
"Nos toca trabajar con alguien y en forma automática nos desagrada, sin saber exactamente por qué. O puede pasar justo lo contrario; que no le agrademos a la otra persona, también por razones que no comprendemos. Las emociones que surgen pueden ser celos, irritación, envidia, resentimiento, amargura, culpa o cualesquiera otras. Lo que intuimos con claridad es que ningún grupo puede alcanzar su máximo potencial si los participantes no tratan de entender y superar estas emociones.
"No obstante, para que este flujo se establezca de manera óptima en toda la economía, los propósitos declarados de las empresas deben alcanzar una concien¬cia superior. Nuestras intuiciones orientadoras se vuelven más claras cuando enfocamos la empresa desde una perspectiva evolucionista. Nuestros planteos deben cambiar. En vez de preguntamos qué producto o servicio podemos producir para ganar más dinero, empezamos a preguntamos qué podemos producir que libere e informe y haga que el mundo sea mejor y al mismo tiempo asegure un delicado equilibrio ambiental.
"A la ecuación de la libre empresa se suma un nuevo código de ética. Tenemos que despertar, estemos donde estemos, y preguntamos: "¿Qué estamos creando? ¿Res¬ponde en forma consciente al objetivo general para el cual fue inventada la tecnología en primer lugar, el de facilitar la subsistencia día a día, para que la orientación dominante de la vida pase de la mera supervivencia y la comodidad al intercambio de información espiritual pura?". Todos debemos ver que tenemos una parti¬cipación en la evolución hacia costos de subsistencia cada vez menores hasta que los medios básicos de supervi¬vencia resulten prácticamente gratis. Lo haremos de todos modos aunque debamos renunciar a algún bene¬ficio personal a corto plazo. Nada de esto resultará lógico hasta no comprender la Novena y la Décima Revela¬ciones. Si creemos que la vida es sólo una cuestión de supervivencia personal en un mundo esencialmente sin sentido y hostil, entonces es lógico centrar toda nuestra inteligencia en vivir con la mayor comodidad posible y cuidar que nuestros hijos tengan las mismas oportu¬nidades. Pero si comprendemos las primeras nueve revelaciones y vemos la vida en términos espirituales como una evolución espiritual, con responsabilidades espirituales, nuestra visión cambia por completo.
"Y una vez que empecemos a entender la Décima, veremos el proceso del nacimiento desde la perspectiva de la Otra Vida, y nos daremos cuenta de que todos estamos aquí para poner la dimensión terrenal en armonía con la esfera celestial.
Somos periodistas que trabajamos para ayudar a la gente a apreciar y aprender de los demás. El periodismo consiste en realidad en analizar en profundidad la vida y las creencias de la gente y las organizaciones que abarca, en su verdadera esencia, en su expresión y forma superiores, como esta¬mos viendo ahora en cada uno de nosotros, su mensaje positivo y su contribución al mundo. No toda¬vía. Pero es el ideal hacia el cual evoluciona la profesión.
Cada persona en la Tierra pertenece a un grupo de almas, y estos grupos de almas representan a los distintos grupos ocupacionales que existen en el planeta: gente de la medicina, abogados, contadores, programadores informáticos, productores agrícolas, todos los campos de la actividad humana. Una vez que la persona encuentra su trabajo correcto, el trabajo se adecua perfectamente a ella y entonces trabaja con otros miembros de su grupo de almas.
"Cuando despertamos y empezamos a recordar nues¬tras Visiones del Nacimiento, por qué estamos acá, los grupos ocupacionales a los cuales pertenecemos se armo¬nizan más con los integrantes de nuestro grupo en la otra dimensión y cada grupo ocupacional en la Tierra avanza hacia el verdadero objetivo de su alma, su papel de servicio en la sociedad humana. ; todos esta¬mos despertando a nuestro verdadero mensaje y a nues¬tro propósito. Y cuando esto ocurra en todo el planeta, podremos entonces avanzar. Podemos formar asocia¬ciones espirituales cercanas con personas ajenas a nuestro grupo de almas particular, como lo estamos haciendo aquí y ahora. ¿Ven lo que acaba de pasar? Todos compartimos el mensaje que vinimos a dar, el mensaje que nos fue mostrado previamente en nuestras Visiones del Nacimiento y que transforma no sólo la sociedad humana sino también la cultura en la Otra Vida.
"Primero, cada uno de nuestros grupos de almas se aproxima en vibración a nosotros en la Tierra, y nosotros a ellos, con lo cual las dos dimensiones se abren. Gracias a esta proximidad, podemos empezar a tener comuni¬cación entre las dimensiones. Somos capaces de ver a las almas en la Otra Vida y captar su conocimiento y su memoria con mayor rapidez. Eso está ocurriendo cada vez con mayor frecuencia en la Tierra.
Con el tiempo, vimos que nuestro impulso a unificarnos y compartir se expandía hasta percibir una comunidad especial, una asociación más profunda con las otras personas que compartían un lugar geográfico particular del planeta, y el mundo humano empezaba a hacerse más sólido formando naciones-Estados políticos, cada uno con su punto de vista singular. Al poco tiempo se producía una explosión del comercio y el intercambio. Nacía el método científico y los descubrimientos resultantes iniciaban un período de preocupación econó¬mica y de gran expansión secular conocido como - revolución industrial.
Y una vez que desarrollábamos una red de relaciones económicas alrededor del mundo, empezábamos a despertar más y a recordar nuestra naturaleza espiritual plena. Las percepciones iban penetrando en la conciencia humana y daban a nuestra economía una forma compa¬tible con la Tierra y, al fin, empezaban a salir de la última polarización de fuerzas para orientarse hacia una nueva visión espiritual del mundo en el planeta.
En ese momento miré a los demás. Sus caras revela¬ban que habían compartido esta visión de la historia de la Tierra. En una breve revelación, habíamos comprendido cómo había evolucionado la conciencia humana desde el comienzo de los tiempos hasta el momento presente.
De pronto el holograma enfocó la polarización en detalle. Todos los seres humanos de la Tierra se acantona-ban con rapidez en dos posiciones conflictivas: una que tendía hacia una imagen vaga pero cada vez más clara de transformación, y la otra que se resistía por sentir que valores importantes contenidos en la vieja visión se perdían para siempre.
Vimos que en la dimensión de la Otra Vida se sabía que este conflicto constituía el mayor desafío tendiente a la espiritualización de la dimensión física, en especial si la polarización se volvía extrema. En ese caso, ambos bandos se atrincheraban en una proyección irracional del mal en el otro, o peor aún, podían creerles a los intér¬pretes literales de las profecías de los "tiempos finales" y empezar a pensar que el futuro venidero estaba más allá .de su influencia y así darse por vencidos.
Para encontrar la Visión Global y resolver la polarización vimos que nuestra intención en la Otra Vida era discernir las verdades más profundas de estas profecías. Como ocurre con todas las escrituras, las visiones en Daniel y las Revelaciones eran intuiciones divinas que llegaban desde la Otra Vida al plano físico, y por lo tanto debíamos comprenderlas envueltas en el simbolismo de la mente del espectador, algo muy parecido al sueño. Las profecías imaginaban un fin de la historia humana en la Tierra; pero un "fin" que para los creyentes era muy diferente del probado por los no creyentes.
Veíamos que los del último grupo experimentaban un fin de la historia que empezaba con grandes catás-trofes, desastres ambientales y economías que se derrumbaban. Entonces, en el punto máximo del miedo y el caos, aparecía un líder fuerte, el anticristo, que proponía restaurar el orden, pero sólo si los individuos aceptaban resignar sus libertades y llevar "la marca de la bestia" en sus cuerpos para participar en la economía automatizada. Luego, este líder fuerte se autodenominaba Dios y tomaba por la fuerza a todos los países que se resistían a su gobierno, primero declarando la guerra a las fuerzas del Islam, después a los judíos y cristianos, para echar al mundo entero en un feroz Armageddon.
Por otra parte, para los creyentes, los profetas de las Escrituras predecían un fin de la historia mucho más agradable. Manteniéndose fieles al espíritu, estos creyentes recibían cuerpos espirituales y eran transpor¬tados a otra dimensión llamada la nueva Jerusalén, pero podían salir de lo físico y volver. En un momento, durante la guerra. Dios retomaba para terminar la lucha, restablecer la Tierra e instalar mil años de paz durante los cuales no había enfermedad ni muerte y todo se transformaba, hasta los animales del mundo, que ya no comerían carne.
. Después de entender las pri¬meras Nueve Revelaciones, todos quedamos en el mismo lugar: tratando de vivir esta realidad día a día, frente a lo que parece ser creciente pesimismo y división a nuestro alrededor. Pero al mismo tiempo seguimos adquiriendo una perspectiva y una claridad mayores respecto de nuestra situación espiritual, respecto de quiénes somos en realidad. Sabemos que estamos despertando a un proyecto mucho más grande para el planeta Tierra.
"La Décima tiene que ver con mantener nuestro optimismo y permanecer despiertos. Aprendemos a identificar mejor y creer en nuestras intuiciones, sabiendo que estas imágenes mentales son recuerdos huidizos de nuestra intención original, de cómo quería¬mos que evolucionaran nuestras vidas. Queríamos seguir determinado camino en la vida, para poder recordar al fin la verdad que nuestras vivencias nos preparan para decir y traer ese conocimiento al mundo.
"Ahora vemos nuestras vidas desde la perspectiva más elevada de la Otra Vida. Sabemos que nuestras aventuras individuales se producen dentro del contexto de la larga historia del despertar humano. Con esta memoria, nuestras vidas se cimientan y son puestas en contexto; podemos ver el largo proceso a través del cual hemos estado espiritualizando la dimensión física y qué nos resta por hacer.
Will hizo una pausa y luego se acercó.
—Ahora veremos si se unen y recuerdan suficientes grupos como éste, si una cantidad suficiente de gente de todo el mundo entiende la Décima. Como ya vimos, de aquí en adelante mantener la intención y asegurar el futuro es responsabilidad nuestra.
"La polarización del Miedo todavía está en ascenso y, si queremos resolverla y seguir adelante, cada uno de nosotros debe participar en forma personal. Debemos vigilar nuestros pensamientos y nuestras expectativas con mucha atención y contenemos cada vez que tratamos a otro ser humano como a un enemigo. Podemos defen¬demos y restringir a determinadas personas, pero si las deshumanizamos aumentamos el Miedo.
"Todos somos almas en crecimiento; todos tenemos una intención original que es positiva; y todos podemos recordar. Nuestra responsabilidad consiste en sostener esa idea para todos los que encontramos. Ésa es la ver¬dadera ética interpersonal; es así como nos elevamos, ése es el contagio de la nueva conciencia que está envol¬viendo el planeta. O tememos que la cultura humana está destruyéndose o podemos Sostener la Visión de que estamos despertando. De cualquiera de las dos formas, nuestra expectativa es una oración que sale como una fuerza tendiente a provocar el fin que imaginamos. Cada uno de nosotros debe elegir conscientemente entre estos dos futuros.
LAS NUEVE REVELACIONES