viernes

Sufrimiento emocional,la asignatura pendiente.

"El anciano maestro Zen puso un hermoso y valioso jarrón, antiquísima y única herencia familiar, delante del cónclave a la espera de encontrar un sucesor entre los asistentes. Les indicó que aquel jarrón no era más que un problema y se sentó a esperar... Un alumno se levantó y con determinación destrozó el jarrón con su sable. El que a priori parecía un loco temerario, resultó ser el elegido. Un problema por muy antiguo, valioso y útil que sea seguirá siendo un problema y como tal debe ser eliminado, sentenció el maestro justificando así su elección y honrando el valor del nuevo abad…" Cuento budista
Si, por las circunstancias, tuviésemos la posibilidad de conocer y entablar cercana relación con muchas personas, enseguida nos daríamos cuenta que no hay más que arañar un poco en el corazón de cada una de ellas para descubrir que, en mayor o menor medida, todas padecen algún tipo de problema personal; de hecho, esto ya lo percibimos en nuestras relaciones habituales y, por supuesto, en nosotros mismos. Familia, trabajo, amigos, existencia… siempre hay algún ámbito de nuestra vida que nos genera sufrimiento, que nos genera dolor, que nos genera malestar. Las emociones, los síntomas de esta epidemia están tan extendidas en la raza humana que, de ser un virus, sería, inmediatamente, declarada la pandemia.
Es evidente que todavía no estamos lo suficientemente concienciados sobre esta cuestión como para que pueda despertar el necesario interés social que suscite el desarrollo de una nueva forma de educar en el seno familiar, basada -fundamentalmente- en una buena profilaxis traumática que permita al niño crecer feliz y con una buena salud emocional. Y, ¿por qué no?, también, una nueva asignatura educativa que nos aporte, especialmente desde la infancia, la información y herramientas necesarias para desarrollar todo nuestro potencial humano y evitar que tengamos que hacer uso de nuestros naturales mecanismos de resiliencia.
Lo cierto ahora es que podemos sufrir desde una leve insatisfacción existencial ("sufrimiento de baja intensidad") a una grave manifestación emocional ("emotio-terrorismo"). Realmente, el grado en que suframos no es lo importante sino el problema en sí, y cualquier problema puede y debe ser abordado y solucionado, como bien transmitía el cuento de la presentación. Pero, para poder hacerlo, se hace imprescindible que antes aprendamos a reconocer el sufrimiento, y a reconocer quién tiene la responsabilidad sobre ese sufrimiento.
Lamentablemente, abordar estas cuestiones se hace inviable debido a la falta de educación emocional y la adaptabilidad a las que aludía en el párrafo anterior. Esto, unido a que nuestra salud emocional está supeditada al actual paradigma sicológico caracterizado por sus temidas etiquetas y sus interminables y dudosos tratamientos, consigue que las procesiones sigan por dentro y nuestros "asuntos" permanezcan todavía en la carpeta de tabúes pendientes de airear.
Reconocer el sufrimiento
Nuestro marco educativo nos ha condicionado para creer que el sufrimiento es innato al ser humano y, en consecuencia, no hay nada que se pueda hacer salvo adaptarse a él, haciendo uso de nuestra resiliencia. Si prestamos atención, existen muchas frases que hemos heredado de nuestros padres y abuelos y repetimos inconscientemente como si fuesen una verdad inmutable: "la vida es la escuela del dolor" "soy como soy, y a mi edad ya no se puede cambiar", "el amor es sufrimiento", "la felicidad es una utopía", etc. Creencias que nos sitúan en el inmovilismo, la resignación y la desesperanza. No son sólo frases, es lo que se nos ha transmitido y forma parte de la personalidad con la que interpretamos la vida. El Dr. Miguel Ruiz lo define como "el libro de la ley".
Hay personas que acuden a mi consulta con la intención de dar solución a algún pequeño problema recurrente que en ese momento le perturba; pero, cuando empiezo a profundizar en su corazón, pronto constato que lo que me cuenta no es más que algo que distrae su atención de lo verdaderamente importante, la punta de un iceberg que esconde debajo una cantidad inmensa de rabia y dolor que, por increíble que parezca, la persona está tan acostumbrada a él que no es capaz de identificarlo, y mucho menos calibrar sus efectos.
La actitud que mejor puede rescatar las oscuras sombras de nuestro corazón y sacarlas a la luz es la sinceridad, entendida como un hermoso acto de generosidad con uno mismo a través del cual reconocemos que algo no va bien y nos ponemos en disposición de averiguar qué.
Y es en ellas, en nuestras sombras, donde están todas las respuestas que necesitamos. Un ejercicio meditativo muy eficaz para empezar a obtener respuestas es formularnos la pregunta ¿soy feliz? O también ¿estoy en paz? Es igual cómo definamos o justifiquemos todo lo que encontremos, lo que no sea felicidad o paz es sufrimiento. Si lo haces, recuerda que es solo un ejercicio de observación; no es necesario que lo cuantifiques, solo que lo identifiques.
Reconocer la responsabilidad
En párrafos anteriores revelaba una de las tres actitudes necesarias para abordar de manera adecuada un proceso de alquimia emocional, la sinceridad. Quiero exponer ahora otra de esas actitudes, se trata de la responsabilidad.
Que no nos hayan enseñado a plantearnos una solución de continuidad a nuestro sufrimiento y, menos aún, que tal posibilidad pudiera existir, perpetúa el hábito de nuestras exigencias emocionales que ineludiblemente nos hacen ver toros que no son, pero que parecen ser (como rezaba aquella cancioncilla de los setenta) Y es que el secuestro, al que nos someten nuestras emociones en el crucial instante en que el problema se manifiesta, nos lleva a confundir este con las circunstancias que lo desatan y, sobre todo, con los actores presentes en ellas
El problema no está, por tanto, en nuestras vivencias, sino en cómo nuestro corazón las interpreta; si lo hace con dolor, tenemos el sufrimiento asegurado.
Tenemos que aceptar –definitivamente- que la culpa no está en el otro, o en las circunstancias, o en la vida, o incluso en Dios, como acostumbramos a creer. La responsabilidad es solo nuestra, y esta es una actitud que, ajena al castigo que genera la culpa, nos invita a reconocer, con sinceridad, que todo lo que sentimos, ya sea de índole dolorosa o placentera, nos pertenece, es nuestro patrimonio emocional. Que solo a nosotros nos corresponde darle solución y no creer, equivocadamente, que otro lo pueda hacer por nosotros con sus actos o palabras.
Siempre estamos esperando que el otro repare el daño que creemos nos ha causado y esto, con el tiempo, se va convirtiendo en un parásito que se aferra firmemente a nuestro corazón, secuestrando nuestro raciocinio y decidiendo y actuando por nosotros.
Esa culpa, que adjudicamos al otro, nos impide ejercer el sanador y necesario gesto de perdón que, si bien no pretende exonerarlo de su responsabilidad, nos permite cortar los lazos de exigencia que establecemos por doquier y que nos devolverán la responsa-bilidad y la libertad a nuestras, hasta ahora, dependientes vidas.
Hasta aquí, mi pretensión ha sido dejar aclaradas las dos cuestiones fundamentales que planteaba al inicio de este artículo, reconocer el problema y la responsabilidad sobre el mismo. Pero, no quiero terminarlo sin revelar la tercera actitud que debemos desarrollar para dejar de sufrir.
Sí podemos dejar de sufrir, podemos aprender a hacerlo. Y este es, en definitiva, el objetivo hacia donde verdaderamente va dirigida esta disertación.Como dejar de sufrir
La tercera y última de las actitudes necesarias para tal hito es el compromiso. Es, realmente, el elemento crucial en este proceso la "declaración de intenciones", la energía iniciadora, continuadora y facilitadora de todos los procesos que se irán desarrollando a lo largo de nuestro periplo en pos de la libertad emocional, del poder bien entendido, el poder de elegir cómo me quiero sentir, cómo quiero decidir haciendo uso de mi libre albedrío.
Tener compromiso significa tener intención, y esta no es más que el deseo consciente de solucionar los problemas que puedan estar manifiestos; significa tener decisión, que es la manifestación de la voluntad para continuar con el proceso hasta su conclusión; y significa tener enfoque, la motivación que surge de reconocer en el conflicto la oportunidad.
Llegados este punto, siempre surge una pregunta muy concreta entre los asistentes a mis conferencias "sí, eso está bien, pero… ¿cómo lo hago, cómo doy solución a mi sufrimiento?" La verdad es que la respuesta es tremendamente simple y, por eso, de orden superior (como dice la sabiduría oriental). Por comprensión.
Y no olvidemos que la comprensión es la materia prima con la que se confecciona nuestra consciencia y, por ende, lo que impulsa nuestra evolución como seres humanos.
Para que la mente comprenda hemos de ofrecerle de forma ordenada, lógica y coherente toda la información emocional existente alrededor de un problema y, además, perfectamente relacionada con cada uno de sus creencias, pensamientos y reacciones, e incluso con el dolor físico, con la somatización.
Es un volcado al consciente de todo el material subconsciente que permanece oculto. Esto es lo se conoce como Satori en la tradición oriental, un término que no debería resultarnos tan ajeno…
Si reconocemos en nuestros corazones la vocación suficiente como para iniciar un camino de crecimiento, y la capacidad para desarrollar las actitudes que me van a ser útiles en él (sinceridad, responsabilidad y compromiso), entonces ya sólo nos queda comenzar a andar. Pero, antes de empezar, hemos de resolver dos cuestiones fundamentales ¿cuál es el destino de nuestros pasos? y ¿qué mapa será el adecuado para poder alcanzarlo?
Sanación, crecimiento, búsqueda… son algunos de los términos que hoy empleamos para intentar explicar nuestro proceso evolutivo consciente y comprometido, pero estos términos no definen un destino. Se basan en el viejo paradigma "hemos venido a aprender" que busca soluciones en la información, en el conocimiento, en el esfuerzo del aprendizaje. El nuevo paradigma "hemos venido a reconocernos", al contrario que el viejo, nos invita a una tarea mucho más sencilla y hermosa: quitar lo que sobra.
Conócete a ti mismo, tal y como rezaba el frontispicio del templo de Delfos, ese es, y no otro, nuestro destino. Ya ha llegado el momento de dejar de buscar "fuera" para comenzar a buscar "dentro"
La segunda cuestión se antoja más compleja; de hecho, no pocos buscadores se han perdido en el camino confundiendo –erróneamente- los medios con el fin.
Lo que llamamos búsqueda no ha de ser más que una etapa, con fecha de caducidad, que nos permita discernir cuál es la herramienta más adecuada para alcanzar nuestro destino de las existentes en el amplio y confuso mercado espiritual. El método es necesario para mostrarnos el camino, sin saber qué hemos de hacer y cómo hemos de hacerlo no conseguiremos resultados, no llegaremos a nuestro destino. Sin mapa no puede haber singladura.
Poco a poco, empezamos a percibir que hay una íntima relación entre terapia y espiritualidad. Para poner un poco de luz en la confusión que todavía existe al respecto hemos de entender que la solución del sufrimiento es un paso más en el camino evolutivo, la fase inicial más urgente y -a la vez. la más difícil; pero, sin duda, la que más templará nuestro corazón. En esta fase es fácil perderse, tendemos a buscar fórmulas mágicas que aparten de nosotros el cruel cáliz emocional, atajos que eviten nuestra responsabilidad. Pero, lo cierto es que no somos conscientes de que el proceso de abordaje emocional desarrollará nuestra capacidad más maravillosa, la de comprender, y es esta -y solo esta- la que pondrá todo en orden en nuestro corazón.
Tenemos demasiado miedo a nuestras emociones; tienen el poder absoluto sobre nuestros comportamientos, sobre nuestras vidas, sobre nuestra libertad de sentir. Y no son mas que hábitos, costumbres, que se han asentado en el tiempo y que tienen origen en las vivencias que hemos asimilado con dolor en nuestra infancia.
Comprender cómo sufrimos, por qué sufrimos y de dónde viene nuestro sufrimiento desactiva la energía que alimenta nuestros núcleos de conflicto, y nos devuelve el poder sobre nuestro sentir y nuestro actuar. Comprender desarrolla nuestra consciencia y nos enruta adecuadamente en nuestro propósito evolutivo.
Cuando nuestras emociones surgen tendemos a rechazarlas, esconderlas, evitarlas, disimularlas, reprimirlas, reprogramarlas… pero no a observarlas.
Comprenderlas implica la necesidad de afrontarlas, enfrentarlas y utilizarlas. Ellas nos provocan el sufrimiento; por tanto, solo en ellas está la respuesta al mismo, solo ellas me pueden ofrecer lo que busco, el por qué. Y esta es la clave, saber el por qué.
Todos sabemos qué nos hace sufrir, o quién nos hace sufrir, o cuándo sufrimos; pero no sabemos por qué sufrimos... De hecho, si lo supiéramos ya no lo haríamos.
Esto supone buscar donde no lo habíamos hecho y, por supuesto, hacer algo que no habíamos hecho antes: preguntarnos por qué. Cuando surge el problema o cuando lo reavivo observo mi interior y me formulo dos preguntas de esto que está ocurriendo ahora ¿qué es lo que me duele?, aparto el "escenario" y a los "actores" del terreno emocional y me vuelvo a preguntar: ¿y por qué esto me duele? El resto es tirar del hilo…El método en cuatro pasos
La clave del proceso,
la primera etapa, ya la apuntaba en el párrafo anterior; consiste, simplemente, en aprender a observar. La observación es un gesto valiente y decisivo, que pretende esquivar las respuestas naturales de defensa y el asentamiento -en el tiempo- de esas reacciones (hábitos). La forma adecuada de establecerla es desdramatizar, para poder mantener la calma en la mente y en el corazón, y desapegarnos, para no sucumbir al secuestro de la exigencia emocional. Es el momento de formular a nuestro corazón las preguntas adecuadas…
El establecimiento de la observación nos lleva a la introspección, un mecanismo meditativo de nuestra mente, que facilita el anclaje de la atención sobre la manifestación emocional. Una vez que hemos conseguido situarnos en el "Espacio Sagrado" de la observación, la introspección nos permite "quedarnos a solas" con el sentir real.
Es el momento en podemos identificar el por qué.
Llegados a este punto nos interesa saber qué es una emoción para poder, así, identificarla adecuadamente. El mecanismo de la emoción es el mismo para todos los seres humanos, y no existe diferencia entre unas emociones y otras; es el afán clasificatorio de nuestra mente consciente la que pretende distinguirlas, adjudicándoles diferentes adjetivos y esto es lo que nos causa tanta confusión. Pongamos luz a esta cuestión…
La emoción es resistencia.
La emoción, fundamentalmente, es dolor físico; primero, y antes de nada, dolor físico. Cuando nuestros dispositivos automáticos intuyen que va a ocurrir algo que no nos gusta, que no deseamos, salta la alarma en el cuerpo.
Ya sentimos un dolor: presión en el plexo, nudo en la garganta, tripas revueltas, piernas bloqueadas, cabeza que estalla… y tantos otros.
No nos hemos dado cuenta de la urgencia a la que nos somete ese dolor, queremos quitárnoslo de encima como sea. Y ese dolor surge por la resistencia, sencillamente NO ACEPTAMOS lo que va a ocurrir, como tampoco lo que vamos a sentir.
Rechazamos esta situación, esta persona, este sentir, este ahora, y el dolor empieza… observa por qué te resistes, identifica la resistencia.
La emoción es culpa
Y el dolor físico se asoció a pensamientos, que toman forma de creencias y suposiciones, y nos hacen revivir una y otra vez el mismo drama. La culpa es la que las provoca, y mantiene la constante exigencia de reparación del daño que consideramos nos ha sido causado. Siempre hay alguien culpable de lo ocurrido, culpable de nuestro sufrimiento. El otro, como ya sabemos, bien puede ser una persona, o bien puede ser la suerte, la vida, Dios… Pero la faceta más cruel y dañina de la culpa es la que dirigimos hacia nosotros mismos, nos culpamos por consentir, por asumir, por no actuar, por no decir, por transgredir. Este es el cáncer que nos corroe por dentro… observa qué culpas, observa de qué te culpas, identifica esas culpas.
La emoción es autocastigo
Esta es la cruel consecuencia de la culpa, la verdadera razón del sufrimiento. Sufrimos porque nos castigamos por nuestras culpas.
Como bien dice el Dr. Miguel Ruiz, en nuestro interior hay un juez y una víctima, y el resultado siempre es una condena. No somos conscientes de nuestro vocabulario pero, en un alto porcentaje que nos sorprendería, está encaminado a castigarnos, a menospreciarnos, a minusvalorarnos, a humillarnos.
Un ejemplo sencillo, cuando digo: "¡qué cansado estoy de esto!…" ¿que crees que te estás diciendo a ti mismo? Esta persona o situación me supera, no soy capaz de darle solución, no valgo para esto, soy un inútil y un tonto por no acabar con esto… y surge la rabia, la culpa siempre genera rabia, rencor, resentimiento…
Realmente no existen las emociones, este término nos confunde, existe un dolor físico urgente y existen cientos de pensamientos asociados en nuestra mente, creencias de culpa y castigo que se enredan unas con otras, generando círculos de pensamientos de los que es muy difícil salir… Observa tus pensamientos de castigo, identifica las condenas…
Martíne Libertino define cuatro fases en nuestra evolución y, curiosamente, están ligadas al manejo del sufrimiento. En la primera postula que "sufrimos por nuestras circunstancias, pero no sabemos por qué" y en la segunda que "sufrimos por nuestras circunstancias, pero ya sabemos por qué". Es en la que nos encontraremos después de la identificación de nuestras emociones. Abordar el tercer paso, procesar, Libertino lo define como "decido dejar de sufrir por mis circunstancias"; es dejar que nuestro corazón, de forma natural, recupere las imágenes, los recuerdos, las vivencias de nuestra infancia que reverberan al meditar sobre nuestros pensamientos y están pidiendo ser recuperadas para terminar de montar el puzzle de nuestra emoción y vislumbrar así cómo ha empezado todo…
Llegado este momento, la comprensión se dispara, ya estamos en condiciones de constatar que somos niños y niñas que todavía cargamos con las heridas, que nuestros problemas tienen un esquema definido y repetitivo, que podemos identificar los lastres que arrastramos, que podemos desmitificar nuestro sufrimiento, que podemos abordar nuestra vida desde el lenguaje de la intuición y la percepción… Pero, para que esas emociones no se vuelvan a activar, todavía queda una cosa por hacer: hay que cancelar las deudas, reconciliarnos con aquellas situaciones y con las personas presentes en ellas. Debemos ponernos en disposición de realizar el gesto más hermoso y más grande del que es capaz un Ser Humano, desplegar nuestro amor hacia todos y Perdonar. Sólo así podremos decidir dejar de sufrir.
El perdón no pretende exonerar a los otros de su responsabilidad, sino liberarnos nosotros de ella y cortar el lazo de exigencia que todavía nos une a esas personas y a todas las demás que han despertado lo mismo en nosotros. El perdón no es algo que necesitemos aprender. Si, en ese instante, nos permitimos sintonizar con el otro descubriremos que no era consciente de lo que hacía o, simplemente, que respondía a sus propios patrones de dolor, a sus creencias, por las que nos vimos afectados. Cuando descubrimos que no ha habido culpables en esa situación, sino solo inconsciencia, entonces nos permitiremos apartar de nosotros el rencor y el resentimiento y libera-remos el ansia que nos invita al amor, al abrazo, a la fusión. Eso es perdón. Pero, el más importante será el que nos dirijamos a nosotros mismos por haber tenido que consentir, que vivir, que omitir… o, simplemente, por lo que nuestra reacción provocó en el otro. No pudimos hacer otra cosa.
… Seguro que ya has adivinado la cuarta fase, eliminar, ¡claro que sí! ¿qué, si no?… Libertino la define como "soy feliz en mis circunstancias". Se feliz, es lo único que se te pide.

RESONANCIA CICLICA: RECOMENDACIONES DE LA JERARQUIA.

Maestro Tibetano Djwal Khulmediante Alice A. Bailey

LA TAREA INMEDIATA
“El nuevo Grupo de Servidores del Mundo debe conservar su integridad y trabajar sin desmayos. No todo está perdido. La firmeza de quienes conocen el Plan de Dios ayudará a la humanidad y a los esfuerzos de los Hermanos Mayores. Son aquellos que aman y no odian y trabajan para la unidad –tanto subjetiva como espiritual (N.E: un reconocimiento a todos los estadistas de estas características, enaltecidos grupalmente por el reconocimiento al presidente Jimmy Carter con el Premio Nobel de la Paz del año 2002).
Esto es todo lo que puedo decir en este momento, porque la Jerarquía misma no sabe qué fuerzas prevalecerán. Sabe que el bien debe triunfar finalmente, pero no lo que depará el futuro inmediato a la humanidad, porque los hombres determinan sus propios derroteros. La Ley de Causa y Efecto raras veces puede ser contrarrestada. Cuando fue neutralizada se hizo necesaria la intervención de Fuerzas mayores que las disponibles en este momeno en el planeta, las cuales pueden intervenir si los aspirantes mundiales hacen oír su voz. ¿Será ésto posible? Las fuerzas de destrucción, militando contra las Fuerzas del bien (empleando una frase americana), “acorralaron” el acerbo monetario del mundo y dirigieron la corriente del prana –que automáticamente se cristaliza en dinero y en las riquezas financieras del mundo, hacia fines totalmente materiales, separatistas y personales. Por lo tanto, no está fácilmente disponible para la divulgación y cultivo de la buena voluntad, y ésto se aplica igualmente al dinero que está en manos de los aspirantes y en las de aquellos cuya mentalidad es puramente egoísta. Son muchos los aspirantes que no aprendieron a dar con sacrificio. Si pueden obtener abundancia económica y desviarla hacia los fines de la Gran Logia Blanca de la cual el Cristo es el Maestro, será una de las cosas más constructivas que pueden hacer en el presente para prestar ayuda.
En este momento de tensión y presión, hermanosmíos, les recordaré a todos los aspirantes y discípulos que no deben albergar sentimientos de futilidad o pequeñez. Los grupos simientes que funcionarán en la Nueva Era están ahora en una etapa de oscuridad y crecimiento y en proceso de expansión, trabajando silenciosamente. Sin embargo esta etapa es muy importante, pues si las simientes son sanas, la capacidad para echar raíces hacia abajo y penetrar lenta y firmemente hacia arriba en la luz, contribuirá adecuadamente a introducir la Nueva Era que está sobre nosotros. Les llamaré la atención enfáticamente sobre este hecho. La Nueva Era está sobre nosotros y presenciamos los dolores del parto de las nuevas cultura y civilización, y ésto se está llevando a cabo. Lo viejo e indeseable debe desaparecer y, de estas cosas desagradables, el odio y el espíritu de separación deben ser los primeros.
Anteriormente dije que los accidentes que sufren los individuos por lo general son el resultado de una explosión de fuerza, y que estas explosiones son causadas por los odios, los pensamientos malévolos y las palabras de censura, de quienes están involucrados en el accidente. La situación mundial actual NO es causada por las ambiciones de determinada persona o raza, por el materialismo, la agresión o el orgullo de alguna nación. Tampoco es básicamente el resultado de las condiciones económicas erróneas existentes en el mundo en la actualidad; la causa reside en la difusión del odio en el mundo –odio de pueblos, razas, individuos y de quienes están en el poder o ejercen influencia, y odian las ideas y creencias religiosas. Fundamentalmente se debe a las actitudes separatistas de todos los pueblos y razas que, a través de los siglos y también hoy, se han odiado recíprocamente y amado a sí mismos. Es causada por los pueblos de todos los países que trataron de culpar a otros por las condiciones del mundo, excepto a sí mismos, y buscaron diligentemente víctimas propiciatorias para poder sentirse inmunes personalmente por su participación mediante el pensamiento, la palabra y la acción erróneas.
Este hecho debería ser captado y enfrentado por todos los aspirantes y discípulos, incluyendo los miembros de los grupos simientes, los cuales no están inmunes a los fracasos prevalecientes y muchos trataron de culpar equitativamente a las condiciones mundiales y censurar a quienes están tratando, a su modo, de solucionar la situación. Un claro pensar, una clara valoración de las causas y una amorosa disposición hacia todos, deberían caracterizar a los discípulos en este momento. Donde no existe tal actitud siempre está el peligro de ser absorvidos por el vórtice del odio y la separatividad y de que el individuo se aleje (aunque momentáneamente) del vórtice del amor. Esto acarrea peligro y espejismo. Por el mismo hecho de que los discípulos son todos pronunciadamente individuales, se intensifican sus reacciones buenas y malas.
Me parecería casi increible, si no conociera y amara también a la naturaleza humana, que hayan progresado poco algunos discípulos en el pensamiento amoroso. Ha llegado el momento, ante las dificultades y la insuficiencia aparente, de iniciar el trabajo grupal propuesto, si alguna vez se debe comenzar. Cada grupo ha sido organizado para cumplir una tarea específica. Este trabajo grupal conjunto no fue iniciado todavía, y tal tarea debe emprenderse.
El PRIMER GRUPO puede influir a las personas prominentes, mediante la telepatía, hablándoles a sus mentes para que puedan ser impresionadas por la necesidad descrita por uno de los Grandes Seres como “ la salvación amorosa del mundo”. Debe hacérseles comprender que el bien del mundo debe determinar su política. El éxito que tuvo el grupo cuando ayudó a …, indicó que poseía una capacidad constructiva útil.
El SEGUNDO GRUPO, si está dispuesto, puede trabajar en forma constructiva para terminar con el espejismo mundial. Puede hacerlo, porque varios miembros del grupo combatieron exitosamente el espejismo en sus vidas.
El TERCER GRUPO debe comenzar la curación grupal bajo dirección, una vez realizados ciertos ajustes internos.
El CUARTO GRUPO debe tratar de ayudar a construir el antakarana mundial, trabajando lógicamente en formación grupal. Puede hacerlo y aprender a trabajar con espíritu de amor y con una consciente descentralización de sus personalidades.
Hermanos míos, todo miembro del grupo tiene sus debilidades. Hay tendencias y errores de la personalidad y equívocos que involucran principalmente los propios intereses del hombre y su propia vida interna, pero no van en detrimento del trabajo grupal, pues pueden ser trascendidos o convertidos en superficiales con muy poco esfuerzo. Impaciencia con los resultados logrados, sentimiento de satisfecha superioridad, ciertas fallas físicas y ambiciones personales de tipo superficial, son propios de algunos miembros en todos los grupos. Y en todo grupo existe hoy un miembro cuyas dificultades son de naturaleza más seria, pues constituyen un verdadero detrimento para la vida grupal, proporcionando, como lo hacen, la entrada a fuerzas que muy definidamente detienen la corriente de vida espiritual e impiden que el trabajo de naturaleza grupal avance hacia su cumplimiento. En estos casos ¿qué puedo hacer yo?
Ante todo, tener infinita paciencia y dar a cada uno tiempo suficiente para que cambie. Esto lo he hecho en algunos casos durante años y con ello he puesto a prueba, al máximo, la paciencia de los miembros del grupo que no estaban implicados en esa situación y debilidad particulares y que ansiaban iniciar el trabajo grupal. La lección de la paciencia no fue aprovechada, y quisiera recordar a los miembros del grupo que si ellos esperan tener alguna vez una posición jerárquica, deben lograr ese amor y esa paciencia que sabe ESPERAR – sin pensar mal y fomentando únicamente el bien.
Aclaré que este año entraría en vigencia una drástica reorganización y que los grupos deberían combinarse de cierta forma antes de llevar a cabo el trabajo grupal unido. Me parece que es inevitable ahora esta reorganización, pero no es definitiva. No afecta a la relación perdurable e inmutable establecida y persistirá eternamente entre ustedes. Básicamente, nada puede separarlos.
La finalidad del trabajo de estos grupos simientes consiste en familiarizar a la gente con el Plan jerárquico, tal como se está cumpliendo en este momento de crisis. Estas tres últimas palabras contienen el tema de mayor importancia para ustedes. ¿Lo es? En parte este trabajo consiste en disipar la ilusión y, principalmente, en plasmar el Plan en la conciencia de las personas destacadas del mundo. A nosostros nos parece que las personas mundanas comprendieron mejor esta crisis que los aspirantes mundiales, poseedores de una leve visión de los objetivos. Los que no están orientados hacia la Jerarquía espiritual y el Sendero, se dedican casi totalmente a las actividades de carácter mundial (sean buenas o lo que ustedes llaman malas) y NO sucede lo mismo con los aspirantes del mundo. En vez de trabajar activamente para lograr el cumplimiento de los fines indicados por el Plan (que son de naturaleza espiritual y unificadora en su efecto y no engendran el odio ni la separatividad, sino la comprensión y la fusión mundiales), dedican su tiempo a hacer conjeturas, a criticar a los distintos líderes mundiales y anticipar terribles pronósticos –en último análisis, ninguna tiene la menor utilidad y es definidamente perjudicial. Este prejuicio se debe a una forma mental poderosamente dirigida, constituida por hombres y mujeres que alcanzaron cierta aptitud en el progreso espiritual.
La responsabilidad que acarrean los pensamientos es poco comprendida aún por quienes se cuentan entre los aspirantes mundiales; sin embargo, sus actividades para crear ideas es definidamente constructiva o potencialmente destructiva. Vacilo en desarrollar más este tema, debido a las probables reacciones de la personalidad que pueden generar quienes lean estas palabras. Por lo tanto, hablo aquí del mundo en general, y no específicamente de los aspirantes mundiales y los trabajadores consagrados.” (“La Exteriorización de la Jerarquía”, de la página 56 a la 59, de A.A.B.).
NOTA: Se recomienda estudiar el título del mismo libro “Antiguos Acontecimientos Kármicos” (p. 101 y sgtes.). Un aparte –a manera de muestra, nos habla de la era Atlante:
“Cabe recordar que la espiritualidad de entonces era muy diferente de la que hoy se conoce con ese nombre. Era una especie de aspiración hacia un presentido más allá, hacia la satisfacción de la belleza y la integridad de la emoción. No había reflexión –tal como la conocemos, en esta actitud, si no sólo una tendencia hacia lo INALCANZABLE, pero presentido, y lo que era deseable. La Jerarquía fomentó esto en los pueblos, mediante el don de la invención y el empleo de las masas instintivas en la construcción de grandes y bellas ciudades y estupendas estructuras, cuyas ruinas subsisten hoy, y fue realizado bajo la guía experta de los iniciados y adeptos que emplearon los conocimientos que poseían acerca de la naturaleza de la materia y de la energía, para producir muchas cosas que actualmente el hombre trata a tientas de descubrir y hacer posible. Todo lo que posibilitaron los modernos procesos de la civilización y mucho más de lo que hoy se clasifica como descubrimiento científico, era conocido en la antigua Atlántida, pero no fue desarrollado por lo hombres, sino conferido como un don gratuito, muy parecido a como la gente obsequia a un niño cosas bellas y maravillosas con las cuales se deleita y las emplea, aunque sin comprenderlas. En todas partes había grandes y bellas ciudades llenas de templos, y grandes edificios (de los cuales las ruinas de los caldeos y babilonios constituyen sus restos degenerados, cuyo vástago es el moderno rascacielo). La mayoría de nuestro conocimiento científico moderno era poseído por estos reyes-sacerdotes, y constituía para las masas, un maravilloso tipo de magia. La salubridad, la higiene, los medios de trasporte y las máquinas voladoras se desarrollaron, y eran de un orden muy elevado, pero no fueron la realización del hombre sino dones de la Jerarquía, desarrollados o construidos bajo una sabia guía
La separación entre los dos grupos (uno, expresando las fuerzas del materialismo y el otro la energía de la luz) aumentó gradualmente, hasta que al finalizar la era Atlante era tan amplia y la línea de demarcación entre las dos escuelas de la vida y del pensamiento tan clara, que se precipitó una crisis en ese civilizado mundo de entonces, de la cual el conflicto actual es su efecto definido. Esperamos también que constituya la cullminación, y de que no vuelva a ocurrir. Entonces tuvo lugar la gran guerra entre los Señores de la Forma y los Señores del Ser, o entre las Fuerzas de la Materia y la Gran Logia Blanca. … Las Fuerzas de la Luz triunfaron porque la Jerarquía se vio obligada a intervenir poderosamente y, con ayuda de ciertas grandes Vidas extrañas a nuestra vida planetaria, llevaron la civilización atlante a un abrupto fin, después de un largo período de caos y desastre. Esto tuvo lugar por intermedio de una culminación catastrófica que barrió de la faz de la tierra a cientos de miles de seres humanos. Este acontecimiento histórico ha sido preservado en la leyenda universal del gran diluvio. … (“La Ext. de la Jerarquía” de A.A.B. entre las páginas 101 y 107). …
Un simple puñado de hombres, los descendientes directos, o más bien las reencarnaciones de los conductores del antiguo conflicto atlante, se hallan ahora en la tierra dirigiendo las fuerzas de la luz o de la oscuridad, trayendo a la existencia millones de hombres que apoyarán directamente a sus conductores, y cuya voluntad será la de ellos. … (Idem, ps. 108 y 109).
Un grupo relativamente pequeño de personas, en cada nación, decide todas las cuestiones importantes y determina las principales actividades nacionales. Los Señores del Destino aprovecharon esta situación de modo de llevar a un fin el antiguo conflicto y permitir que la humanidad entre en la Nueva Era acuariana, relativamente libre y con una más clara comprensión de las correctas metas y relaciones humanas y del futuro predestinado del hombre.
No tiene ningún valor atribuirle relación al actual conflicto mundial y a los guías mundiales, con el conflicto y los conductores de la época atlante. Basta decir que muchas de las mismas personalidades (en una vuelta más elevada de la espiral) desempeñan nuevamente diversas partes en el gran drama. (Ib. p. 109).
Organizaciones Religiosas en la Nueva Era:
“La iglesia cristiana en sus numerosa ramas puede servir, como un San Juan Bautista, de voz que clama en el desierto, y como núcleo por el cual puede lograrse la iluminación mundial. Sugiero una esperanza, no afirmo una realidad. … El trabajo principal de la ilgesia es ENSEÑAR, Y ENSEÑAR INCESANTEMENTE, conservando la apariencia externa, a fin de llegar hasta las innúmeras personas acostumbradas a los métodos eclesiásticos. Los instructores deben entrenarse, el conocimiento de La Biblia ser difundido (N.E: ver en //www.arteglobal.com// -enlace de Lina y César en “Arte Iluminador” el archivo titulado “La Piedra cúbica de la creatividad divina y la Asunción de la Materia Virgen”), los sacramentos ser interpretados místicamente y demostrarse el poder de la Iglesia para curar.
Los tres canales principales a través de los cuales está teniendo lugar la preparación para la Nueva Era, podrían considerarse que son la Iglesia, la Fraternidad Masónica y el campo educativo. Todos están todavía en una condición relativamente estática y ninguna satisface la necesidad ni responde a la presión interna. Pero en estos tres movimientos hay discípulos de los Grandes Seres y van adquiriendo firmemente impulsos, y antes de mucho tiempo emprenderán su tarea designada.
El MOVIMIENTO MASONICO cuando pueda divorciarse de la política y de los fines sociales y de su actual estado de inercia paralizante, satisfará la necesidad de quienes pueden y deben manejar el poder. Es el custodio de la ley, el hogar de los misterios y la sede de la iniciación. Encierra en su simbolismo el ritual de la Deidad, estando el camino de la salvación pictóricamente preservado en su trabajo (N.E: recordar la versión fílmica de Ingmar Bergman de “La Fláuta Mágica” de Mozart). Los métodos de la Deidad demostrados en sus Templos, bajo el Ojo que todo lo ve, permite avanzar el trabajo. Es una organización mucho más esotérica de lo que se cree, y está destinada a ser la escuela de entrenamiento para los futuros ocultistas avanzados. …
Por medio del TRABAJO EDUCATIVO del mundo, el Gran Señor trata de llegar a ese público inteligente que no puede ser alcanzado por el ceremonial y el simbolismo, como en la masonería, o por los medios y el ritual religioso, como en la Iglesia. Conmueve a las masas y hasta a aquellos en quienes predomina el aspecto inteligencia, en desmedro de los otros dos aspectos. Ayuda a esos hombres que pertenecen predominantemente al tercer Rayo de Actividad Inteligente.
En estas agrupaciones existen grupos esotéricos custodios de la enseñanza interna y cuya aspiración y técnica son uniformes.
En el grupo esotérico compuesto de verdaderos esoteristas espirituales, que se hallan en todos los grupos ocultistas exotéricos de la Iglesia, cualquiera sea su denominación, y en la masonería, tenemos los tres senderos que conducen a la iniciación. …
No hay ninguan disociación entre la Iglesia Universal Una, la sagrada Logia interna de los verdaderos Masones y los círculos más internos de las sociedades esotéricas. Tres tipos de hombres han satisfecho su necesidad, tres rayos principales se han expresado y son hollados los tres senderos hacia el Maestro, conduciendo los tres al mismo portal y al mismo Hierofante. …
El número de asociados del Cristo aumentará grandemente, porque todos los que Lo conocieron en encarnaciones anteriores en el antiguo Oriente, todos aquellos a quienes Él curó y enseñó, todos lo que entraron en contacto con Él o de cualquier manera incurrieron en Su karma y en el del Maestro Jesús, tendrán la oportunidad de colaborar en esta época. Todos los aspirantes sinceros que están estrechamente relacionados con las organizaciones eclesiásticas actuales, que sienten un estrecho vínculo con el Cristo y Lo aman, pueden estar prácticamente seguros de que en Palestina Lo vieron, Lo conocieron y quizá Lo amaron.
Los sacramentos, apropiadamente comprendidos, sirven para fortalecer este vínculo y comprensión, y uno de ellos, el Bautismo (cuando se recibe con comprensión), atraerá a menudo una respuesta del Gran Señor Mismo. Es como si un hilo dorado se extendiera desde Su corazón al corazón del servidor –hilo irrompible e insondable y que cada vez que es administrado alguno de los ritos sagrados en la sucesión de las vidas, se hace más fuerte, más grueso y más brillante. …



 Nota: Estas palabras fueron brindadas por el Maestro Tibetano Djwal Khul a la humanidad mediante Alice A. Bailey, para el período de la 2a. guerra mundial (Sept. 1938). Esta guerra era considerada por la Jerarquía de Almas (liderada por el Cristo) una segunda parte de una sola guerra. Probablemente la faceta actual por desatarse, puede ser otro aspecto de la misma guerra en un escenario más limitado, pero las fuerzas del materialismo egoísta (de acaparación territorial) y las energías de la libertad del alma podrían estar en todos los bandos en contienda. Se trata de una crisis para un nuevo emerger luego del punto de tensión entre las naciones (el desarme debe ser general, inteligente y conscientemente regulado), y por ello de la idea por germinar plenamente de las NACIONES UNIDAS. De todos modos, uno de los principales propósitos del Cristo es evitar una guerra nuclear pues retrasaría evolutivamente a la humanidad con respecto al Plan Divino. Y sería la cosecha o triunfo de las fuerzas densas del materialismo ya que ellas saben que si el cuerpo de la humanidad y el planetario no estarán más a su disposición, preferirían que no quedase bajo el aura protectora del Cristo.

“LOS CUERPOS SUTILES DEL HOMBRE” enseñanzas para la nueva era PARTE 2 “EL VERDADERO HOMBRE”




Cuerpo – Alma –Espíritu.
Pasemos, pues ahora, a ocuparnos del hombre mismo, no de sus vehículos de conciencia, sino de la acción de la conciencia en ellos; no de los cuerpos, sino de la entidad que funciona en ellos; pues por "hombre" se quier esignif­car al individuo continuo que pasa de una vida a otra, que se manifiesta a través delos cuerpos y los vuelve a dejar una y otra vez; que se desarrolla lentamente en el curso de las eda­des, que crece por la acumulación y asimilación de la experiencia, y que existe en su plano superior. Este hombre es el que va a ser objeto de nuestro estudio.
Según nos dice s. pablo, y en la teología cristiana se ha dividido al hombre en 3 partes: cuerpo, alma y espíritu. También los ocultistas adoptan esta división para su estudio. Más aquí nos inclinaremos por el estudio del 3, ya que es el mejor método para investigarlo esencialmente, como ya veremos. En realidad muy poca gente sabe la diferencia que existe entre el alma y el espíritu, ni conoce la natu­raleza y el papel que estos dos principios representan, ni los mundos en los cuales trabajan. Por esta razón y debido, naturalmente asu vital importancia, vamos a investigarlos.
Las palabras siempre son limitaciones de la verdadera experiencia. Al tratar conceptos tan sutiles y espirituales, como las palabras: alma, espíritu, ser, ego, yo superior e inferior, etc., el investigador de lo esotérico siempre encontrara “barreras verbales” que le obstaculizarán, al menos al principio, las grandes verdades que se hayan detrás del lenguaje escrito u oral. La escritura así como las palabras, hay que utilizarlas como simples medios artificiales, todos ellos indicadores direccionales hacia una determinada dimensión mucho más amplia y veraz. Si tenemos esta indicación presente en nuestros estudios, todo será más comprensivo y natural. Vamos ahora a tratar, de analizar y profundizar en la medida de nuestras posibilidades, los aspectos: alma y espíritu, por separado, individualmente, de una for­ma más esotérica, más científica si cabe. Dejando a un lado el cuerpo, ya que éste es bien conocido por todos.
EL ALMA, EL EGO.
El alma aparece siempre como un intermediario, como un enlace entre mundo físico y el mundo del es­píritu; el alma es el vehículo que transporta los elementos del cielo a la tierra y de la tierra al cielo. Todo pasa por el alma.
Se podría decir que nuestra alma es un reflejo del espíritu en un plano inferior, el mental superior. Es como un reflector espiritual, que refleja en un plano el esplendor del espíritu. Se dice también, que el alma es un precioso espejo, ya que en él se puede vislumbrar la imagen más divina de nuestro verdadero ser, el espíritu. cuando decimos "que de­bemos hacer contacto con el alma", con nuestro “yo superior”, evidentemente nos es­tamos refiriendo a elevar nuestras conciencias a un punto más elevado, a un punto que está más allá de la simple conciencia física-instintiva, y más allá de nuestras emociones y deseos, y más allá de los pensamientos e ideas personales. Hacer “contacto” con el alma o ego, es ir precisamente más allá de nuestra personalidad, más allá de nuestros cuerpos inferiores que la forman. Por lo tanto nos estamos refiriendo, que debemos polarizarnos en el plano del alma, en los planos mental-superior y búdico. Donde la verdad esencial, la luz más pura y el amor más intenso se manifiestan en un estado virginal. Nuestra alma divina es nuestro yo superior. Una parte de no­sotros mismos, una fracción de nuestro verdadero ser, o más bien un reflejo del mismo. Es pues nuestra meta más inmediata hacer contacto con nuestra alma. En ese estado espiritual las perturbaciones y oscilaciones de los tres mundos inferiores no nos afectan, no nos confunden ni nos aferran a la materia. Y por lo tanto el discípulo queda libre de la ilusión, y libre para manifestar todo el potencial divino que le es inherente como hijo de dios.
El ejemplo más vivo que tenemos, que refleje en todas sus dimensiones esta fantástica integración entre el hombre y su alma divina, la tenemos reflejada en la vida y obra del maestro Jesús. Él supo mejor que nadie, de­mostrar qué ocurre cuando el alma con todo su poder y gloria, se manifiesta en un hombre plenamente realizado. Jesús era la expresión humana y a la vez divina de la propia alma. Él vino a simbolizar, a través de su propia vida, lo que cada hombre debe hacer internamente; el nacimiento, el bautismo, la crucifixión; la transfiguración, etc... Todo eso debe pasar el discípulo en su propia carne y en su propio espíritu. Él vi­no para mostrar el camino. Él era simbólicamente el alma del mundo. Por esa razón dijo en los evangelios: "yo soy el camino que lleva al padre" "sólo a través de mí se llega al padre". Efectivamente él lo dijo; sólo a través del alma se puede llegar al espíritu, al padre. Esa es nuestra primera empresa. También ha habido otros maestros espirituales que a lo largo de la historia (conocida y oculta), han dado el mismo ejemplo y el mismo mensaje, en formas diferentes, pero esencialmentela misma, dependiendo de la cultura y del tiempo en que nos situemos.
El alma debido a su posición central e intermedia entre lo superior y lo inferior contiene dentro de sí misma dos aspectos bien diferenciados, se puede decir que es dual, veamos: una está enfocada hacia arriba hacia el espíritu, y la otra está orientada hacia abajo, hacia la personalidad. Simbólicamente, la podemos expresar como dos triángulos separados, pero a la vez unidos por el extremo inferior. Uno se manifiesta en el plano mental superior o abstracto, y el otro se expresa en el plano mental inferior o concreto. Porlo tanto uno pertenece a la vida divina y la otra a la humana. Por esa razón a una se la denomina alma divina y a la otra alma humana. Una misma alma expresándose en dos formas diferentes, en dos niveles distintos. El alma divina, no tiene apegos a la forma, vive libre e iluminada por el espíritu, es un cuerpo de luz, un reflejo del segundo principio divino; el amor. Realmente el alma divina pertenece sin lugar a dudas al quinto reino, al reino divino. Es nuestra conciencia en un plano espiri­tual, y cuando hacemos contacto con ella, cuando nos identificamos plenamente, el hombre ha alcanzado la tercera iniciación, la transfiguración conocida por el cristianismo, y entonces nos ha­yamos libres de las ataduras de los tres mundos. En ese momento expresamos perfec­tamente el principio crístico, el principio del amor divino.
“EL ESPÍRITU TRABAJA SOBRE LA MATERIA POR INTERMEDIO DEL ALMA”
El alma es un instrumento para el espíritu, un instrumento del que éste se sirve para llegar al plano físico, el más denso de todos, porque el espíritu, por sí sólo, no puede llegar a él, por ser él una energía muy elevada en vibración. Únicamente el alma tiene la posibilidad de alcanzar la materia y, a través de ella, el espíritu trabaja sobre la materia, modelándola, formándola y ordenándola. Sin el alma, sin las posibilidades del alma, el espíritu no tiene ningún poder sobre la materia.
Si la mayoría de filósofos, e incluso teólogos, han escrito sobre el alma teorías tan complicadas e incluso totalmente erróneas, es porque no han observado bien la naturaleza. Todo se refleja en la naturaleza, y cuando sabemos cómo observarla, podemos encontrar la solución de las cuestiones más complejas y abstractas. Todos los problemas alquímicos, teúrgicos, mágicos, cabalísticos o astrológicos, podemos encontrarlos resueltos en los fenómenos del plano físico. ! Hay que aprender a leerlos ¡existe realmente una ciencia concerniente a la actividad del alma, en la que nos di­ce que ella es la mediadora entre el cielo y la tierra. Y todo ello adquiere mayor significado si nos acordamos de lo que cristo dijo: yo soy el caminola verdad y la vida es lo mismo que decir: yo soy aquel que hace pasar los elementos de la tierra al cielo y del cielo a la tierra.. Sí, cristo, nuestro cristo íntimo que es nuestra alma divina, es aquél que hace descender las bendiciones del cielo y que hace ascender a las almas. Para llegar al cielo, a nues­tro padre celestial, tenemos que pasar por él, es nuestro “despertar anímico”.
Evidentemente todo lo que se está diciendo puede parecernos muy teórico. Para saber, verdaderamente, lo que es el alma, hay que ir a verla... el alma es un cuerpo de energía, un cu­erpo luminoso, pero un cuerpo en definitiva. Y este cuerpo también se disgregará un día, y entonces el hombre vivirá únicamente como espíritu, porque la verdadera esencia del hombre, su verdadero ser es el espíritu.
Veamos ahora por separado cada uno de los dos aspectos del alma:
El ALMA HUMANA
Es como su nombre indica, de naturaleza humana, inferior. El hombre común en sus momentos más lucidos, actúa como alma humana. Como una conciencia co­herente, inteligente. cuando el hombre no está influido por sus deseos, o su egoísmo particular, cuando no expresa su naturaleza animal, y por lo tanto permanece lúcido y polarizado en su nivel intelectual, es entonces cuando se manifiesta o expresa como alma humana. También llamada "el alma individual", es el aspecto inferior del alma, lo quese ha denominado el "pensador". Una vez introducido en la materia es cegado porlos sucesivos velos constituidos por todos los niveles de la misma. El más tupido de estos obstáculos se halla representado por el cerebro físico que actúa como "válvula reductora" de la conciencia. El cerebro limita la cantidad de información de la que la mente puede hacer uso, en tanto ésta (la mente) se halla confinada dentro del cuerpo físico. Esta es la razón por la cual se hace tanto hincapié en la purificación y la sublimación de la materia física, con el fin de que las impresiones y mensajes producidos por nuestra alma divina, puedan ser recibidas perfectamente por el cerebro entrenado y desarrollado para tal efecto. El ser humano debe ser capaz de responder a las vibraciones provenientes de planos superiores, con el fin de que despierte a su verdadera naturaleza espiritual.
En los ejercicios espirituales de “alineamiento”, utilizamos una técnica, para alinear los tres cuerpos. Cuando los tres cuerpos: físico, astral y mental están alineados, y no molestan con sus vibraciones inferiores. En ese estado de quietud interior, es cuando el hombre puede actuar como alma humana, coherente, libre y controlador de los tres cuerpos. En ese punto de identificación superior con nuestra conciencia elevada, es cuando podemos trabajar para hacer contacto con su aspecto superior o alma divina. Y esto se consigue con la meditación, y una vida espiritual -cuando hablamos de espiritualidad, no nos estamos refiriendo a la vida mística, o santurrona a la que estamos acostumbrados a creer. No se trata de aislarse del mundo y del pecado, como comúnmente se cree. Sino de establecer en el mundo cotidiano, en el mundo de todos los días y en cualquiera de sus diversos aspec­tos, un puente por el cual podamos expresar todo nuestro potencial de las mejores cualidades, consagrando inteligentemente cada obra, cada acto, cada palabra, para el bien común. Manifestando así; el espíritu en la materia; el reino de dios en la tierra....... (Eso es vivir espiritualmente y con plenitud).
Este aspecto del alma (alma humana) desarrolla habitualmente su actividad por medio de la mente concreta, habiendo sido proyectado desde el alma hasta el interior de la materia en el momento de la primera encarnación como auténtico ser humano. Du­rante el largo ciclo de encarnaciones este aspecto se va haciendo progresivamente más sensible a la carencia de su verdadero ser. La irresistible atracción dela afinidad de su propia identidad le impele a perseguir esa reunión como meta funda­mental de su existencia, y ello promueve a la elevación espiritual, a la "búsqueda".
EL ALMA DIVINA
Es también llamada el alma total, y es la contraparte del alma individual o humana. Ella, de alguna forma, participa con el resto de las almas humanas, en los planos elevados, de la mística "comunión de los santos" de la que hablan las tradiciones cristianas. Nuestra alma divina es asistida y dirigida -en su experiencia evolutiva- por esas elevadas entidades que reciben esotéricamente el nombre de "ángeles solares". Los ángeles solares, son realmente los arquetipos para el alma total, el modelo y el molde al cual deben ajustarse en su desarrollo. Son asimismo denominados hijos de la mente, y se les considera bajo esta óptica como frutos del pensamiento de la mente universal (mahat). Ellos imprimen las tónicas vibratorias para la expresión de las cualidades de razón, amor y voluntad puras que habrá en su día de corresponder a la armonía del alma total plenamente desarrollada. Son señores de sacrificio y arquetipos de perfección humana. Reciben también el nombre de "dyanes de fuego" en la doctrina secreta. Ellos vinieron del corazón del sol (de ahí su nombre de ángeles solares), para ayudar en la evolución del hombre, esto tuvo lugar en la ra­za lemúrica ayudándonos a la individualización. Los ángeles solares pertenecen al quinto reino de la naturaleza o súper humano, y están unidos a cada hombre hasta que éste llegue a la cuarta iniciación. Son, por lo tanto, ángeles que en perfecta unión con el alma del hombre, les ayuda hasta que el espíritu puede hacerse cargo plenamente de su reflejo u hombre terrenal......
EL ESPÍRITU: LA MÓNADA.
Ante todo hay que saber que el espíritu es nuestro real ser. Nuestro verdadero yo por encima de todos nuestros aparentes yoes. Es nuestro verdadero principio, nuestra verdadera fuente. En origen y en esencia somos el espíritu puro, que es a su vez una chispa deenergía divina emanada del gran fuego del creador. Es el espíritu, nuestro real ser el que está hecho a imagen y semejanza de dios. Por lo tanto en espíritu somos sus verdaderos hijos. Esta es la razón por la cual muchos no entienden como siendo el hombre tan imperfecto puede semejarse a dios que si es perfecto. La clave para entenderlo radica en que el hombre cuando se identifica plenamente con su ser, con su espí­ritu, entonces, si que será como él, como su creador, como su padre celestial. Pero hasta entonces sólo podrá expresar una pequeña parte de su potencial, sólo un reflejo tenue de su divinidad inmanente, sólo podrá exteriorizar su yo inferior, el alma humana o animal.
Al espíritu se le denomina de varios maneras, dependiendo de las diferentes escuelas filosóficas que haya. Algunos de estos nombres son: espíritu, Mónada, ser, esencia, padre, yo divino (que no hay que confundirlo, con nuestro yo superior, que es nuestra alma divina).
La tradición esotérica nos enseña, así como numerosas filosofías (sobre todo orientales), que cada hombre es un dios, porque somos parte de él yél parte de nosotros. No hay nada de profano en ello, nada de soberbio o rebeldía por nuestra parte, sino que es la verdadera herencia que cada hombre posee por primogenitura esencial. El hombre todavía no ha comprendido esto, y hasta que no lo entienda será desgraciado interiormente. el famoso escritor y dramaturgo William shakespeare (que fue avanzado en su tiempo) supo hacer una reflexión muy significativa al respecto, cuando dijo:, “ ser o no ser, he ahí la cuestión ”. En verdad él había dado en el blanco, pues, el hombre puede o no ser, depende de su evolución alcanzada. Cuanto más se es, mayor es el nivel espiritual alcanzado. Mientras que, cuanto menos estemos identificados con nuestro ser, nuestro espíritu, menor se­rá nuestro grado de desarrollo, y menos capacidad expansiva tendremos. Es por todo ello, una reflexión muy significativa y veraz.
La Mónada (espíritu), permanece siempre, al principio de la creación, en su propio plano, plano Monádico. Y su primer esfuerzo consiste en descender, materializarse, poco a poco, para poder paulatinamente recoger las experiencias necesarias para su propia evolución. Vemos pues, como a medida que desciende de plano, se va revistiendo de materia y materia cada vez más densa, con el doble propósito de divinizarla materia y materializar el espíritu, en todos los planos de la creación. Alguien por supuesto podría decir: “si el espíritu es tan perfecto y puro ¿qué necesidad tiene de evolucionar o encarnarse en la tierra?, bien, debemos entender que el espíritu es puro, divino, pero no perfecto o absolutamente sabio. De ahí la voluntaria necesidad de experimentar y crecer hacia niveles más elevados de divinidad. La Mónada es omnisciente en su propio plano, pero inconsciente en todos los demás, y para remediar esta condición deben velarse en sucesivas capas (como dijimos anteriormente) de materia, cada vez más densa con objeto de llegar a ser omnisciente en todos los planos, y capaz de responder a cualquier tipo de vibraciones. El espíritu (Mónada) es descrito como "hijos que moran desde el principio de una edad creadora en el seno del padre" y que "no han alcanzado todavía perfección por el sufrimiento".Cada una de ellas es igual al padre en cuanto a su naturaleza divina, como se dice en el credo de Atanasio. Cada una de ellas ha de penetrar en la materia para "hacer todas las cosas sujetas a ella" (primera epístola de san pablo a los corintios,xv, 28).Ha de ser "sembrada de debilidad" para que pueda ser “resucitada en poder” (ibid.,xv, 43),
Realmente no es en sí el espíritu el que desciende (ya que éste no podría hacerlo por su elevada vi­bración) sino una especie de avanzadilla de su propia conciencia, denominada esotéricamente (sutratma) o "hilo de vida", y en él se ensartan los átomos permanentes como las perlas en un collar. Estos átomos tienen la particularidad de existir uno en cada plano, y de ser permanentes, recogien­do, almacenando y asimilando todas las experiencias relativas a ese plano concreto. Con lo cual nada se pierde, ninguna experiencia se olvida tras la muerte, sino que es almacenada allí, permitiendo la evolución de una forma continuada, sin pérdidas ni olvidos. De esta manera, poco a poco pero con seguridad, puede ir descendiendo de plano, hasta el último, o plano físico denso. Desde ese punto empieza la ascensión, la evolución, ya que lo anterior, el descenso a la materia, era la involución del espíri­tu a la forma. Vemos pues, cómo las monadas van dando vida a todos los reinos de la naturaleza: el mineral, vegetal, animal y humano. Naturalmente a medida que cada reino va evolucionando se acerca cada vez más al prototipo divino, al diseño origi­nario del creador. Y es en el ser humano, en el hombre donde se produce la más grande metamorfosis de nuestro sistema solar, la "individualización" ¿y en qué consiste la individualización para que sea tan importante? es el resultado de la entrada directa del espíritu en un cuerpo físico, a niveles superiores, que es lo que llamamos el “hombre”. He ahí su trascendental importancia. La individualización del animal y la formación de un cu­erpo causal cono vehículo del alma le permite el paso al cuarto reino de la naturaleza, el humano.
Ahora utilizaremos las claves analógicas pues allí estáncontenidas todas las respuestas. Puesto que la misma estructura ha presidido toda la crea­ción -sólo con pequeñas modificaciones en los diferentes niveles-. Volvemos a en­contrar por todas partes esta misma división en tres: forma, contenido y signifi­cado; o bien, cuerpo, alma y espíritu. ---tomad un huevo... sí, un huevo nos lo expli­cará todo. Por eso el huevo es un símbolo tan importante en la tradición iniciáti­ca. Está hecho a imagen del universo. Abridlo. ¿Qué vemos? la yema, que contiene el germen de la vida; la clara, es decir, la albúmina; y, finalmente, la cáscara. La yema es el espíritu; la clara es el alma; la cáscara es el cuerpo. El germen, pues está en el centro; la clara, en medio; y la cáscara en la periferia. (La célu­la está también construida siguiendo este mismo esquema: todas las células tienen un núcleo, un citoplasma y una membrana). Y qué pasa cuando se rompe la cáscara de un huevo, ¿qué sucede? todo se derrama y la vida se va. Igual que la cáscara, el cuerpo sir­ve para proteger la vida, es decir, el alma y el espíritu. Cuando el cuerpo se rompe, la vida se va, el alma y el espíritu le abandonan. ¿Qué es pues el alma? al igual que la clara del huevo, el alma es portadora de todos los elementos nutritivos necesarios para el mantenimiento de la vida. Pero la vida misma procede del espíritu: el germen no se encuentra en la clara sino en la yema. De la misma manera, la vida, la verdadera vida, se encuentra en el espí­ritu, y el alma la sostiene, la alimenta, la hace circular. ¿Cómo lo sabemos? porque es algo evidente, está ahí, delante de nosotros, ¡la naturaleza lo expone todo ante nuestros ojos!...
Pero, lo que también no hay que olvidar es que, aún cuando los presentemos como realidades diferentes, el espíritu, el alma y el cuerpo, estos son de la misma esencia. Lo que difiere es la consistencia, el grado de materialización: el cuerpo es espíritu condensado; el espíritu es cuerpo ((sutilizado)), y el alma es el intermediario en­tre ambos. Por esta razón los alquimistas enseñan que sólo existe una materia única y que, a partir de esta materia, por grados de condensación diferentes, se produjeron los metales, los cristales, las flores, la carne de los animales, de los humanos, el aire, el fuego, etc... ¡Cómo dieron en el clavo!. Entonces, ¿qué es el cuerpo físico?Es el espíritu condensado. ¿Y qué es el espíritu? es materia diluida, sutilizada has­ta adquirir el estado más inmaterial. por eso los alquimistas dicen también que con ((solve)) y ((coagula)) todas las operaciones son posibles. ¿Y cómo? gracias al calor. El calor, en un grado más o menos elevado, actúa sobre la materia para darle diferentes formas, diferentes consistencias. El fuego es, pues, el agente mágico que da a cada cosa su forma y su naturaleza; el oro posee cierta cantidad de calor, la plata otra, el plomo aún otra distinta, etc. si el adepto encuentra este fuego, este agente mágico, dentro de sí mismo, puede transmutar el plomo en plata o el hierro en oro, o inversamente. Sólo que, naturalmente, este fuego de los alquimistas no era el fuego de los palanqueros y de los herreros, sino el fuego sutil, el fuego oculto, el fuego filosófico.
Veamos lo que nos dijo Hermes trismegisto en la “tabla de esmeralda” al respecto: ((y puesto que todas las cosas son uno y provienen del uno, por mediación del uno, así todas las cosas han nacido de esta única cosa por adaptación))
Vamos ahora a estudiar serenamente algunos conceptos que nos harán comprender mejor la naturaleza psíquica del individuo. La mayoría de estos conceptos son utilizados sin verdadero conocimiento de causa, tanto en nuestras cotidianas conversaciones, co­mo en algunos escritos seudo-filosóficos o seudo-religiosos. Para una mayor aclara­ción, vamos a detenernos sobre ellos con el fin de despejar algunas dudas, y clarificar en la medida de nuestras posibilidades su real ubicación dentro del esquema psicológico y espiritual del ser humano.
Los conceptos que vamos a dilucidar son:
LA CONCIENCIA.
EL SUBCONSCIENTE.
LA SUPRA­CONCIENCIA.
LA CONCIENCIA
Lo que llamamos generalmente conciencia puede ser definido como un lugar en el que todos los representantes de nuestro organismo físico y de nuestro organismo psíquico han convenido encontrarse. Es algo así cono la organización de las naciones unidas en ginebra. ginebra es una ciudad en la que los representantes de las potenci­as del mundo entero, amigas o enemigas, se dan cita para parlamentar y para resol­ver ciertos problemas y, cuanto menos se convierte, por algún tiempo, en la conci­encia del mundo: se pone en claro algunos puntos de vista, se discute, se toman decisiones, etc... De la misma manera, la conciencia es una zona neutra, una zona franca donde elementos y fuerzas de diversa naturaleza vienen a dar su opinión y a expresarse en la medida en que las circunstancias lo permiten.
Podemos también compararla a una pizarra o a una pantalla en la que se manifiesta todo lo que sucede en este mundo que es el ser humano. Según sea el grado de evolución del individuo, la naturaleza y el número de estas inscripciones son, evidentemente diferentes. A veces sucede que nuestra conciencia no solamente es influenciada por nosotros mismos, sino, que es otra persona la que logra proyectar su voluntady sus deseos en nuestra pantalla y nos empuja a realizar sus deseos sin que ni siquiera nos demos cuenta de ello. Creemos que somos nosotros mismos, pero, en realidad es otro quien, de alguna manera nos manipula. El iniciado, es el hombre que esta instruido para llegar ha hacerse dueño de su propia consciencia, y no se deja influir, ni por las fuerzas externas ni internas que provienen de su subconsciente (aunque sea consciente de esas fuerzas y sugerencias). Un iniciado ha comprendido que los intereses de los diferentes cuerpos y órganos que hay en él, deben converger en el interés de todo el ser y, en consecu­encia, impone la armonía a todos estos representantes, con lo cual su conciencia se transforma en supraconciencia.
Lo que llamamos conciencia en los hombres corrientes, no es a menudo, otra cosa que la manifestación de la subconciencia; todos los instintos heredados, todas las tendencias animales instintivas intentan continuamente manifestarse, proyectarse en la pantalla de la conciencia. Por eso, cuando el discípulo comienza a adentrarse en el camino de la iniciación, debe esperar encontrarse con sorpresas. Quiere rezar, ser bueno, puro, pero, he aquí que otro deseo empieza a gritar dentro de él: ¡ah, no, no!, ¡eso no!, ¡quiero otra cosa...! y entonces el pobre, a menudo capitula. Pero si a pesar de todo, continúa luchando contra estos deseos inferiores, entonces consigue liberarse, independizarse y empezar paulatinamente a vivir en la supracon­ciencia.
Pero volvamos a la conciencia. De manera general podemos decir que la conciencia es el reflejo de las preocupaciones del hombre, de su manera de vivir, y sólo existe como una consecuencia de todos los procesos físicos y psíquicos que se desarrollan en el ser humano. Es una pantalla en la que proyectan las imágenes de la vida externa e interna. Si vuestra conciencia es desgraciada, si es presa de angustias y de obsesiones, hasta que no cambie de vida es inútil que intente escapar de estas an­gustias y obsesiones. De lo contrario, es como si estuviera descontento con las imágenes que se proyectan en una pantalla y quisiera cambiar la pantalla en lugar de cambiar la película. La conciencia se manifiesta al nivel del cerebro, pero este es el resultado del funcionamiento de todas las células; hay que actuar, pues, sobre las células para cambiar la conciencia, y no sobre la pantalla, que está al margen de todo eso. La pantalla es la parte femenina, la parte que simplemente refleja una realidad interior. Y la vida que se proyecta es la parte masculina, el comportamiento real, el cual debemos cambiar si queremos que en la pantalla de la conciencia se reflejen imágenes más bellas, más armoniosas.
Podemos decir, y sería correcto, que el espíritu tiene su conciencia, naturalmente tiene una conciencia mucho más elevada que la que pudiera tener, por ejemplo, el al­ma. Y el alma divina tiene una conciencia más amplia que la del alma humana. De es­ta manera podríamos ir ascendiendo o descendiendo en los niveles de conciencia de cada plano, de cada estado o cuerpo de manifestación determinado. El trabajo del discípulo consiste precisamente en esto, en ir aumentando y ampliando cada vez más su nivel de conciencia, porque como hemos dicho la conciencia está delimitada por la evolución alcanzada del individuo.
Desde hace unas décadas, se oye hablar mucho sobre el subconsciente. Desgraciadamente los psi­coanalistas que se han puesto a explorarlo ignoran lo peligrosas que son las regiones del ser humano que están removiendo, regiones en las que se apiñan todos los monstruos prehistóricos. Todos estos animales ancestrales están presentes en el subconsciente del hombre. Por eso, cuando los psicoanalistas, -que no están instruidos en la ciencia iniciática-, se lanzan imprudentemente a remover todas las capas que están enterradas, con el pretexto de ir a buscar en el subconsciente de la gente ciertos trastornos, despiertan en algunos casos, a estos animales. Los cuales perturban en gran medida la psiquis del paciente. (El trabajoque están realizando lospsiquiatras y psicoanalistas hoy en día, verdaderamente, es un trabajo encomiable y muy difícil -al ser una ciencia aún muy joven-). No decimos con eso, ni mucho menos, que haya que dejar completamente de lado al subconsciente, no; y hasta se dan métodos espirituales para servirnos de él. Debemos saber por ejemplo, que las verdaderas transformaciones nunca se han producido por el pensamiento, en la conciencia, sino con las fuerzas del subconsciente. Por eso, para obtener la realización de nuestras aspiraciones espirituales, debemos aprender a descender a nuestro subconsciente, depositando en él la imagen de estas aspiraciones. Gracias al trabajo consciente, la realización acabará por producirse un día, pero necesitamos mucho más tiempo que si pudiéramos trabajar con el subconsciente, porque las puertas del la subconciencia, que está ligada al mundo ve­getal, están muy cerca del plano físico y por lo tanto de la realización, mientras que la supraconsciencia está muy lejos. Por eso, si llegamos a situar nuestros deseos en la región de la subconciencia, éstos podrán realizarse mucho más rápidamente. Este es, también, el principio de la hipnosis. Al hipnotizar a alguien, actuamos sobre su subconsciente, y la persona ejecuta las órdenes que le damos, lo que no ha­bría hecho si nos hubiéramos dirigido a ella cuando estaba despierta y era perfecta­mente consciente. (Este ejemplo sobre la hipnosis, es simplemente un dato, ya que en verdad, el ocultismo no está de acuerdo con ello, ya que todo lo que descartado en la vida espiritual)
Ejercicios
Hay, pues, ejercicios que podemos hacer para acelerar la realización de nuestro trabajo. Cuando queramos tener resultados más rápidamente en el terreno espiritual, debemos concentrarnos y meditar en la meta que queremos alcanzar, y después debemos dormimos porque las fuerzas subconscientes nos ayudarán a materializar nuestro deseo. Los maestros han hecho, durante años, estas experiencias. Y si han realizado algo más que los demás, es precisamente porque han trabajado de esta manera. La mayoría de los hombres se contentan con remover ideas... ¡OH!, claro, reconocemos que a veces se tratan de ideas geniales, sublimes; pero estas ideas deben ser realizadas, y, para realizarlas, hay muchos métodos. Acabamos de dar uno, pero también podemos de tratar de materializar las ideas mejorando nuestra manera de vivir, aprendiendo cómo realizar mejor cada uno de los actos de nuestra vida cotidiana: correr, respirar, andar, dormir, etc... Porque cada uno de estos actos está conectado con nuestra vida subconsciente, y si sabemos cómo realizarlos, podemos contribuir a la materialización de una idea divi­na. Por lo demás, y a propósito del sueño, si hemos insistido tanto en la importancia que tiene el estado en el que nos dormimos, es porque el sueño favorece la cristali­zación de este estado en el subconsciente. Siempre debemos dormimos con los mejo­res pensamientos y con los mejores deseos, porque así ayudaremos a su realización.
El subconsciente es una región muy vasta y peligrosa, comparable a las profundida­des del océano. Si queremos zambullirnos en ella sin el material necesario, quizás no podamos contarlo, porque en estas regiones, en estas profundidades hay monstruos que nos pueden devorar. Sabemos que para descender a las profundidades de los mares o a las cavernas subterráneas hay que ir bien equipados. Y, por otra parte, para acometer cualquier empresa que sea un poco peligrosa es necesario estar físicamente entrenado y, además, ir bien equipado para poder protegerse. Y, sin embargo, cuando se trata de bajar a las profundidades de nuestra propia naturaleza, la gente se imagina que es fácil, que no hay peligro. Pues bien, ahí están, precisamente, los mayo­res peligros; y hay que estar equipados.
Pero, ¿cómo equiparse?
No es tan fácil. Solamente podéis encontrar este bagaje psíquico en las regiones que están situadas encima de la consciencia y de la consciencia de sí: en la supra­conciencia; hay que ir allí antes de zambullirse en el subconsciente. Esto quiere decir que hay que adquirir conocimiento sobre la estructura de estas regiones y la naturaleza de las entidades que las habitan y también que se necesita haber desarrollado ciertas virtudes: la pureza y el autocontrol, para poseer un aura poderosa que permita descender a los abismos sin peligro. Hay que estar preparados, y hay que tener,como los buzos de antaño, una conexión con la superficie, una cuerda con la que puedan tirar nuestros amigos, que están arriba, para izarnos en caso de peligro. Vivir una vida completamente vulgar y, sin haberse purificado no se puede acometer tales empresas tan elevadas. naturalmente, si nos place, podemos ir a medirnos con los monstruos y las malas entidades, pero que tenemos que saber de antemano que si únicamente contamos en la lu­cha con nuestros propios medios, serenos aplastados, devorados, aniquilados internamente. Ante todo hay que conectarse con los espíritus superiores del mundo de la luz, pedirles armas, protección, y sólo entonces podremos partir hacia el combate; porque al sentir que estamos armados, las entidades inferiores se dispersarán. Y si estamos en peligro, las entidades celestiales, que saben que al término de su evolu­ción el hombre debe explorar los abismos que hay en él, no os abandonarán. Pero no vayamos, porque está de moda.
En el subconsciente está todo el“recuerdo de los tiempos”, desde nuestra primera experiencia en la tierra, hasta el recuerdo de toda nuestra evolución desde el inicio de los tiempos. Todo, absolutamente todo está grabado en el subconsciente, ya que de otra manera la evolución sería imposible al no tener una continuidady relación de experiencia vividas para seguir evolucionando. Desde nuestros errores hasta nuestros perfeccionamientos... solo así, reteniendo en el subconsciente todas las experiencias vividas podemos ir avanzando. Para el subconsciente, así como para el alma, no existen experiencias buenas ni malas; todas son experiencias enriquece­doras para nuestra evolución. Lo que ocurre respecto al peligro existente en el subconsciente, es el de que al introducirnos en él sin un verdadero autocontrol de nuestra naturaleza inferior, puede suceder muy fácilmente que despertemos dolores, sufrimientos, complejos, angustias.. Etc ya pasadas y olvidadas para nuestro pequeño e infantil consciente. Y esto puede repercutir gravemente en el equilibrio de nuestra personalidad, todavía inmadura y no subyugada por nuestra alma.
Para el ocultista, para el discípulo entrenado es más que necesario explorar estas regiones subconscientes. Pero él no va con un palo a remover el lodo, sino que va con una "antorcha encendida", con el fin de iluminar el subconsciente. El subcons­ciente debe ser iluminado totalmente, ya que esa parte de nosotros mismos permane­ce prácticamente a oscuras durante todas nuestras existencias. La oscuridad en nosotros debe ser iluminada; no debe existir en nuestra naturaleza ninguna parte en oscuridad. Ningún maestro tiene en sí ni una sola sombra de oscuridad. Y esto se consigue trabajando y ejercitándonos en atraer la luz; esa luz proviene de nuestro ser superior, de nuestra verdadera alma-divina y del espíritu que es nuestro verdadero ser. Buda, significa "el iluminado", y donde hay luz, iluminación por naturaleza no puede haber tinieblas ni oscuridad.
La psicología moderna, reconoce que el hombre sólo utiliza aproximadamente un 3% de su verdadero potencial mental. La ciencia esotérica también lo afirma. Ante esta rotunda afirmación cabe preguntarse: ¿por qué utilizamos sólo ese 3%? y ¿por qué no podemos utilizar el otro 97% restante? la ciencia oficial no tiene una respuesta segura a esta pregunta, ya que el estudio profundo de la mente a nivel científico es algo muy reciente de nuestro siglo xx. Sin embargo la ciencia más antigua del mundo, la ciencia sagrada o arcaica sí tiene una respuesta para esta trascendental pregun­ta. Y durante milenios se ha ido divulgando; primero de boca a oído, de maestro a discípulo personalmente y en el más absoluto secreto; luego más tarde de maestro a grupos seleccionados donde también permanecía la ley del silencio; después se ha ido divulgando a gran escala, a través de los maestros, iniciados y discípulos por todo el mundo. Y el conocimiento esotérico que enseñaban, precisamente era cómo ha­cer despertar al hombre del sueño de la ignorancia. Y cómo convertir el inconsciente en consciente, es decir, hacernos poseedores de todo nuestro verdadero potencial que heredamos de nuestro creador. En eso consiste el camino espiritual, en ir despertando a nuestra verdadera naturaleza divina.
LA SUPRACONSCIENCIA
En su origen, el hombre era un espíritu puro creado a imagen de dios y vivía en el seno del eterno; pero todo lo que había vivido, en la paz, en la bienaventuranza y en la luz, quedó olvidado y prácticamente enterrado en el transcurso de su descenso a la materia. sin embargo aquella experiencia quedó inscrita en esta región que los iniciados llaman supraconsciencia, que es la región del futuro y del pasado lejano, pero mucho más lejano aún que el pasado que tenemos en común con los animales:el pasado de nuestra vida en el "paraíso". para que este mundo sublime de la supraconsciencia pueda aflorar a la superficie y expresarse, el hombre tiene que dejarse llevar por ciertos impulsos superiores; pero, evidentemente, es necesario un trabajo previo de organización y de purificación interna para abrir algunos caminos hasta esta región elevada de la conciencia superior; sólo entonces se desencadenarán co­rrientes divinas de pura luz, de pura música, de pura inspiración. de la inconsciencia en los reinos inferiores pasamos a la consciencia del reino hu­mano, y de la consciencia humana pasamos a la supraconsciencia divina, que es el estado natural del alma. sí, el alma divina es supraconsciente ya queveel mundo de las causas, del origen de todos los efectos y procesos de la vida. curiosamente, ser más consciente quiere decir precisamente ser menos inconscientes, con lo cual podemos deducir, que debemos ganar terreno al subconsciente, iluminarlo para que éste forme parte del consciente. Una vez que nuestro pequeño consciente vaya recupe­rando la capacidad de utilizar esa parte del subconsciente que no podía controlar, es cuando empezamos realmente a ser supraconscientes, mucho más conscientes.
La intuición forma parte de la supraconciencia. La intuición es el instrumento del alma. La verdadera intuición -que todos los iniciados poseen- es el reconocimiento instantáneo de la verdadera naturaleza de las cosas. La intuición está justamente por encima del intelecto, y su función es de naturaleza divina y natural. Los animales poseen instinto, los hombres poseen intelecto, y los iniciados intuición. Son tres aspectos de un mismo patrón, pero bien diferenciados, cada uno perte­nece a un reino aunque con una salvedad, el hombre puede desarrollar la capacidad de la intuición trascendiendo el intelecto en una misma vida, y convertirse en un iniciado, cosa que no puede hacer un animal por no estar individualizado.
Podemos hacer una tabla de correspondencias con estos tres aspectos, veamos:
REINO
ESTADO
NIVEL
Animal Instintivo Subconsciente
Humano Intelectual Consciente
Espiritual Intuitivo Supraconsciente
Muchos filósofos, psicólogos y psicoanalistas han estudiado el problema de los di­ferentes niveles de la consciencia. Lo que han dicho es muy interesante, pero, a menudo, muy difícil de relacionar con la experiencia de la vida cotidiana. Por ello daremos un ejemplo sencillo que nos permitirá comprenderlo fácilmente:
“imaginad que en una caída habéis recibido un golpe violento en la cabeza y os habéis desmayado: estáis sumidos en la inconsciencia. Tratan de reanimaros y empezáis a moveros ligeramente, sin abrir aún los ojos: estáis en el estado de en los ejercicios espirituales de “alineamiento”, utilizamos una técnica, para alinear los tres cuerpos. Cuando los tres cuerpos: físico, astral y mental están alineados, y no molestan con sus vibraciones inferiores. En ese estado de quietud interior, es cuando el hombre puede actuar como alma humana, coherente, libre y controlador de los tres cuerpos. En ese punto de identificación superior con nuestra conciencia elevada, es cuando podemos trabajar para hacer contacto con su aspecto superior o alma divina. Y esto se consigue con la meditación, y una vida espiritual -cuando hablamos de espiritualidad, no nos estamos refiriendo a la vida mística, o santurrona a la que estamos acostumbrados a creer. No se trata de aislarse del mundo y del pecado, como comúnmente se cree. Sino de establecer en el mundo cotidiano, en el mundo de todos los días y en cualquiera de sus diversos aspec­tos, un puente por el cual podamos expresar todo nuestro potencial de las mejores cualidades, consagrando inteligentemente cada obra, cada acto, cada palabra, para el bien común. Manifestando así; el espíritu en la materia; el reino de dios en la tierra....... (Eso es vivir espiritualmente y con plenitud).
Este aspecto del alma (alma humana) desarrolla habitualmente su actividad por medio de la mente concreta, habiendo sido proyectado desde el alma hasta el interior de la materia en el momento de la primera encarnación como auténtico ser humano. Du­rante el largo ciclo de encarnaciones este aspecto se va haciendo progresivamente más sensible a la carencia de su verdadero ser. La irresistible atracción de la afinidad de su propia identidad le impele a perseguir esa reunión como meta funda­mental de su existencia, y ello promueve a la elevación espiritual, a la "búsqueda".
Es también llamada el alma total, y es la contraparte del alma individual o humana. Ella, de alguna forma, participa con el resto de las almas humanas, en los planos elevados, de la mística "comunión de los santos" de la que hablan las tradiciones cristianas. Nuestra alma divina es asistida y dirigida -en su experiencia evolutiva- por esas elevadas entidades que reciben esotéricamente el nombre de "ángeles solares". Los ángeles solares, son realmente los arquetipos para el alma total, el modelo y el molde al cual deben ajustarse en su desarrollo. Son asimismo denominados hijos de la mente, y se les considera bajo esta óptica como frutos del pensamiento de la mente universal (mahat). Ellos imprimen las tónicas vibratorias para la expresión de las cualidades de razón, amor y voluntad puras que habrá en su día de corresponder a la armonía del alma total plenamente desarrollada. Son señores de sacrificio y arquetipos de perfección humana. Reciben también el nombre de "dyanes de fuego" en la doctrina secreta. Ellos vinieron del corazón del sol (de ahí su nombre de ángeles solares), para ayudar en la evolución del hombre, esto tuvo lugar en la ra­za lemúrica ayudándonos a la individualización. Los ángeles solares pertenecen al quinto reino de la naturaleza o súper humano, y están unidos a cada hombre hasta que éste llegue a la cuarta iniciación. Son, por lo tanto, ángeles que en perfecta unión con el alma del hombre, les ayuda hasta que el espíritu puede hacerse cargo plenamente de su reflejo un hombre terrenal......

“LOS CUERPOS SUTILES DEL HOMBRE” enseñanzas para la nueva era (parte-I)


PARTE1



Conocerse a si mismo
En esta primera parte de nuestros estudios del HOMBRE y sus CUERPOS, vamos a tratar de aclarar y definir en la medida de nuestras posibilidades cuales son los INSTRUMENTOS, VEHÍCULOS y CUERPOS por los cuales el hombre como ALMA y CONCIENCIA puede actuar y manifestarse en cualquiera de los diferentes Planos, Mundos o Dimensiones del Cosmos estudiados en un capítulo anterior. Esto nos dará una amplia y verdadera visión para comprender cual es el "VERDADERO EQUIPO" que dispone el hombre para exteriorizarse y evolucionar en la vida de su manifestación.
Conocerse a sí mismo es necesario, si queremos alcanzar algún grado de Sabiduría. Conocerse es llegar a ser consciente de los diferentes CUERPOS, que componen nuestra verdadera naturaleza, tanto humana como divina; conocer la composición como estructura, no tan sólo de nuestro mecanismo físico, sino también del psíquico, mental y espiritual de nuestro verdadero ser; desde los "cuerpos" más densos hasta los más sutiles; de los PRINCIPIOS que animan dichos cuerpos, de las necesidades que nos hacen sentir y de los estados de conciencia que les corresponden.
Todos nos hemos observado un poco, y tratamos de conocer cuales son algunas de nuestras tendencias, buenas o malas, mentales o emocionales, y decimos: ¡Ya me conozco! Pero todavía no nos conocemos, ni siquiera nos hemos aproximado a nuestro mundo interior. En realidad, hoy en día, no existe ninguna representación del ser humano completa que abarque íntegramente su gran complejidad; por ello no hay que extrañarse de que las Religiones y los diferentes sistemas filosóficos no hayan tenido la misma concepción de su estructura y composición integral. En su libro “La Vida Psíquica: elementos y estructuras”, el Señor Oraam Mikhaël Aivanhov, expone muy acertadamente:
“Los Hindúes, por ejemplo, dividen al hombre en 7, y los Teósofos también han adoptado esta división. Los Astrólogos lo dividen en 12, en correspondencia con los doce signos del Zodiaco, y los alquimistas en 4, de acuerdo con los cuatro elementos. Los Cabalistas han escogido el 4 y el 10: los cuatro mundos y los 10 Sefirots. En la Religión de los Antiguos Persas, el mazdeísmo, y después en el maniqueísmo, el hombre se divide en 2, de acuerdo con los dos principios del BIEN y del MAL, de la Luz y las Tinieblas, Ormuzd y Ahrimán. En cuanto a los cristianos, a menudo lo dividen en 3: Cuerpo, Alma y Espíritu. Aún añadiremos que ciertos esoteristas han escogido la división del 9, porque repiten el tres en los tres mundos, Físico, Espiritual y Divino.
¿Dónde está la verdad?
Está en todos. Depende del punto de vista con el que se observe al hombre. Por eso no hay que rechazar ninguna de estas divisiones. Estas divisiones sólo son medios para presentar tal o cual aspecto de la realidad. No se contradicen entre ellas porque cada una es verdadera desde un punto de vista distinto.
Cuando escuchamos estas afirmaciones, aparentemente tan extrañas, que el hombre posee o poseemos varios cuerpos, surge en la mente de cualquier persona normal una sonrisa de escepticismo natural. Pero debemos comprender, que el ser humano no nace como cuerpo físico y después lo habita un alma, su andanza en el universo no empieza aquí en este planeta y en este plano físico. Sino que él “desciende desde lo alto” y se introduce en un cuerpecito de bebé y le da la vida. Antes de nacer, nuestro Ser ya esta en otros planos, en otras dimensiones, por lo tanto allí también necesita “cuerpos sutiles” para moverse o manifestarse como en el mundo físico. Por lo tanto, cuando nacemos ya poseemos varios cuerpos o vehículos de energías diferentes, aunque ahora no todos sean consciente de ello.
¿Para que sirven dichos cuerpos?
Primeramente hay que aclarar que nuestro verdadero “YO” no es ninguno de estos cuerpos. No hay que confundir al traje que nos ponemos para vestirnos, con la persona que se viste. Nuestro Ser Superior, que en los estudios esotéricos recibe el nombre de “Mónada” o “Espíritu”, por residir en el Plano Monádico, es una Entidad de tal Luminosidad y Belleza que difícilmente, debido a Su altísimo estado de vibración, puede descender a los planos más densos de la creación y experimentar allí, o manifestarse plenamente con todo su poder y gloria. Ese es uno de los propósitos o misterios de la Vida del Hombre. Manifestar toda Su Gloria como hijo de Dios en el plano físico y a través de un cuerpo denso. Cuando se alcanza tal supremo estado de manifestación, entonces “REDIMIMOS LA MATERIA” creando un canal perfecto de unión entre lo superior y lo inferior, entre el Cielo y la Tierra, tal es la Gran Obra.
Para conseguir este descenso en la ardua tarea de inclusión, el Espíritu se va rodeando, plano tras plano de vestiduras más densas, hasta alcanzar el último vehículo de manifestación que llamamos Cuerpo Físico. Anteriormente se ha tenido que recubrir necesariamente de un Cuerpo Mental, y de un Cuerpo Astral. El conjunto de estos TRES CUERPOS, Mental, Astral y Físico, que corresponden a los niveles de pensamiento, emoción y actuación respectivamente, es lo que esotéricamente se denomina PERSONALIDAD. Así pues el hombre piensa, porque tiene un cuerpo mental, siente porque tiene un cuerpo astral y actúa porque tiene un cuerpo físico. Y mediante estos tres aspectos del Ser, el hombre evoluciona a través de experimentar en dichos planos, correspondiéndole a cada uno, diferentes estadios de conciencia y percepción.
Estudiemos ahora cada cuerpo o vehículo inferior del hombre por separado, lo que llamamos “PERSONALIDAD” o Cuaternario inferior” después estudiaremos los Cuerpos Superiores. Estos son:
EL CUERPO FÍSICO, o Denso.
ELCUERPO ETÉRICO, Pránico o Vital.
- EL CUERPO ASTRAL, Emocional o de Deseos.

- EL CUERPO MENTAL.
EL CUERPO F Í S I C O
No es necesario escribir mucho respecto a este cuerpo, porque la naturaleza corpórea y el aspecto forma del mismo han sido objeto de investigaciones y tema de reflexión y discusión de los pensadores durante muchos siglos. Muchas de las conclusiones a las que han llegado son fundamentalmente correctas. Los postulados dados a continuación pueden servir como orientaciones reflexivas:
Todos nosotros tenemos una FORMA y mediante esa forma hacemos cosas en la vida. El Cuerpo Físico tiene 5 sentidos, y mediante ellos el ser interno percibe la vida física. Todas las relaciones del hombre con el mundo están ligadas a los cinco sentidos. Por esa razón se afana en aprovechar al máximo sus posibilidades y, sobre todo multiplicar las sensaciones sensorias, algunas son más o menos necesarias, más o menos intensas. Pero a medida que el hombre va evolucionando espiritualmente, van apareciendo para su conciencia otros sentidos, sensibilizándose en otros aspectos más elevados, y más placenteros. Si bien es cierto e importante recordar que las percepciones basadas en los cinco sentidos tiene un límite, un tope natural, como lo tiene cualquier instrumento creado. El querer amplificarlos con métodos artificiales como las drogas o cualquier estimulante artificial, no hace más que embrutecer al hombre.
- El hombre en su naturaleza corpórea, es una totalidad, una UNIDAD. Dicha totalidad está subdividida en muchas partes y organismos. Estas innumerables subdivisiones, sin embargo, actúan en forma unida, siendo el cuerpo un todo correlacionado.
Dentro de nosotros también tenemos LOS CINCO ELEMENTOS, que son:
l- LA MATERIA o elemento TIERRA (la piel, las uñas, los huesos, el cabello).
2- EL AGUA (en forma de sangre y secreciones).
3- EL FUEGO (el calor que tenemos en nosotros).
4- EL AIRE (nuestra actividad respiratoria).
5- EL ÉTER o AKASHA (un aspecto del ESPACIO dentro de nosotros).
Diversos Nombres: Al Cuerpo Físico, también se le conoce como: cuerpo denso, cuerpo sólido, el cuerpo de la apariencia, el carruaje, la casa, el castillo, la forma, el Sthúla Sharira.
Cuando hablamos del cuerpo físico, es difícil separarlo de su doble etérico, o cuerpo etérico, puesto que ambos funcionan en el Plano Físico, están compuestos de materia física y son abandonados por el hombre al tiempo de su muerte, y se desintegran conjuntamente en el mundo físico cuando aquél pasa al astral. Las dos pertenecen al plano físico por la materia de que están formadas, y no pueden pasar del mismo; la conciencia que obra dentro de ellas, se halla circunscrita a los límites físicos, y está sujeta a las LEYES ordinarias del ESPACIO y del TIEMPO. Aún cuando parcialmente separables, se separan rara vez durante la vida terrestre.
EL CUERPO E T É R I C O
Los nombres más utilizados para este cuerpo son: Cuerpo etérico, cuerpo sutil, doble etéreo, cuerpo vital, etc.
El nombre de DOBLE ETÉREO expresa exactamente la naturaleza y constitución de la parte más sutil del cuerpo físico (como veremos a continuación, el cuerpo etérico está íntimamente relacionado con el cuerpo físico denso, siendo el cuerpo etérico su parte más sutil, pero dentro del Plano físico). Es "ETÉREO" porque se compone de materia etérea, y "DOBLE" por ser el duplicado exacto del cuerpo grosero, su sombra energética, por decirlo así.
La ciencia física moderna afirma que todo cambio corporal, ya sea en los músculos, en las células o en los nervios, está acompañado por una acción ELÉCTRICA; y esto es probablemente la verdad hasta en los cambios químicos que consecuentemente tiene lugar dentro de cualquier organismo. De esto se tiene amplio testimonio obtenido por cuidadosas observaciones con los galvanómetros más delicados. DONDE QUIERA QUE OCURRA LA ACCIÓN ELÉCTRICA, EL ÉTER TIENE QUE ESTAR PRESENTE, de modo, que la presencia de la corriente implica la del éter, que compenetra a todo y a todo envuelve; ninguna partícula de materia física se halla en contacto con otra, sino que cada una flota en una atmósfera de éter. Aquí encontramos que lo que los hombres científicos occidentales aseguran, como hipótesis necesaria, los Iniciados y Ocultistas afirmaban como una observación directa que puede probarse, pues el éter es de hecho tan visible como una silla o una mesa, sólo que se necesita para percibirlo una vista diferente de la física.
El cuerpo denso se construye en la MATRIZ de este cuerpo vital durante la vida ANTENATAL. Este doble etéreo es perfectamente visible a la vista ejercitada, siendo su color de un violáceo gris, grosero o delicado en su textura, según el cuerpo denso sea grosero o fino, energéticamente hablando.
Por medio del cuerpo etérico circula la vitalidad a lo largo de los nervios del cuerpo, estos nervios físicos densos tienen su contraparte etérica llamada CONDUCTOS NADIS, y por ellos circula lo que los Orientales llaman PRANA, que vendría a ser como una energía positiva y activa, vitalizando por su acción toda su contraparte más densa, o sea el sistema nervioso del cuerpo humano. Por esta razón generalmente en nuestra literatura se la menciona como el "VEHÍCULO DE PRANA" al cuerpo etérico.
También en el cuerpo etérico encontramos numerosos CENTROS o CHAKRAS, que son como núcleos de fuerza, que una vez actualizados mediante métodos Ocultistas, y desarrollando altamente la espiritual, nos dan las cualidades o PODERES SUPERIORES para que en estas condiciones podamos obrar como verdaderos Hijos de Dios, con toda sus Potencias Actualizadas. La contraparte física de estos CENTROS o CHAKRAS son las glándulas físicas del sistema endocrino.
En esta sección de metafísica hay un trabajo dedicado intégramente a los chakras para su mejor comprensión y editado independientemente.
Para los CLARIVIDENTES que pueden ver el cuerpo etérico, les resulta sencillo diagnosticar las posibles perturbaciones de salud que pueda tener, o pudiera tener, el observado, ya que por alguna razón a este cuerpo también se le denomina el cuerpo de SALUD. La mayoría de los casos las enfermedades van descendiendo de cuerpo en cuerpo hasta que al final se manifiesta el físico denso. Por esta razón es tan importante el reconocimiento científico de este dato, pudiendo anticiparse a la enfermedad, reconocida anticipadamente en sus cuerpos superiores. El Gran Médico y Ocultista PARACELSO decía, que las enfermedades habían de ser curadas en los TRES CUERPOS.
EL CUERPO A S T R A L
Hemos estudiado ya, aunque sólo a grandes trazos, algunos aspectos científicos y esotéricos del cuerpo físico, en su doble vertiente: Visible Invisible, y comprendemos ya cómo el hombre, en su conciencia en estado de "vigilia", viviendo en el mundo físico, sólo puede demostrar aquella parte de sus CONOCIMIENTOS y PODERES que le es posible expresar por medio de un cuerpo físico y sus limitaciones. Conforme sea la perfección o imperfección de su DESARROLLO, así será la perfección o imperfección de su expresión en el plano físico. Del mismo modo, cuando el HOMBRE funciona sin su cuerpo físico en otra región del Universo, por ejemplo en el Plano Astral o mundo astral, sólo puede expresar en él la parte de sus CONOCIMIENTOS y FACULTADES desarrolladas, aquella parte de sí mismo que pueda responder a la sensibilidad superior, en una palabra, depende de la evolución adquirida del CUERPO ASTRAL, así será su rentabilidad para el Morador Interno, para el Hombre Espiritual.
El Plano ASTRAL es una Región determinada que rodea y compenetra al mundo físico, pero que es imperceptible a la observación ordinaria, por estar constituido por una clase más sutil de materia. Todos Los Átomos Físicos Tienen Su Envoltura Astral, lo que pudiera llamarse la matriz de la física. Si imaginamos el mundo físico desapareciendo de la existencia sin que tenga lugar ningún otro cambio, tendríamos todavía una copia perfecta del mismo en la materia astral; y si pensamos además que todos estamos dotados de facultades astrales activas, el hombre permanecería en un principio inconsciente de la diferencia entre la vida y lo que normalmente consideramos la muerte, porque pasaríamos de un cuerpo a otro más sutil sin perdida de conciencia.
Así como en el cuerpo etérico circulaba el principio PRANA (energía vital), en el cuerpo astral actúa el principio KAMA (deseo), este principio es llamado a veces como el Alma Animal del hombre, y comprende el conjunto de apetitos, pasiones, emociones y deseos más o menos inferiores, o más o menos elevados que puede expresar o sentir el hombre durante su vida.
La capacidad de poder sentir emociones la tenemos gracias a poseer un cuerpo astral. La Psicología Occidental clasifica a este aspecto como: INSTINTOS, SENSACIONES, SENTIMIENTOS y EMOCIONES, y son considerados como una subdivisión del pensamiento. Los SENTIMIENTOS, pueden ser definidos como nuestra naturaleza pasional y emocional. Todas las necesidades animales están contenidas en el DESEO, así como las PASIONES, tales como el AMOR (en su sentido inferior), el ODIO, la ENVIDIA, los CELOS, etc. También esta el deseo por la existencia SENSUAL, por los goces materiales, la sensualidad de los ojos, etc. Este principio “KAMASICO” es el más poderoso de nuestras vidas, de nuestra naturaleza inferior, es el que nos une vigorosamente a la vida terrestre y sus “apegos” y “apetitos”.
Todos reconocemos que el hombre SIENTE, y que para la mayoría el sentimiento o las emociones forman parte de nuestro vida diaria. Unos sentirán más, y otros con menor intensidad, pero sin duda para todos, las EMOCIONES juegan un papel decisivo en cualquiera de nuestras actividades y relaciones cotidianas. Por lo tanto sería útil, para el estudio integral del hombre, el conocer con profundidad todo lo relativo al origen, funcionamiento y propósito de la naturaleza emocional.
El hombre siente, luego las emociones existen, pero ¿Dónde se manifiestan?. Todos estamos acostumbrados a tener una gran cantidad de emociones diferentes, no sólo en cantidad sino también en calidad. Por ejemplo: la ira, la gula, el impulso a veces irresistible de la sexualidad, la envidia, las emociones de enfado, de cólera, las terribles sensaciones de angustia emocionales, el odio a alguien o a algo, etc.. Pero también en el hombre se dan las emociones más ELEVADAS, y los SENTIMIENTOS más nobles que se puedan imaginar, como: la alegría, la sinceridad del corazón, la bondad, el AMOR más desinteresado y espiritual, la devoción mística, etc... Vemos pues la variedad de emociones que el hombre puede manifestar, siendo unas más violentas y materiales, y otras más elevadas y espirituales, pero todas ellas tienen algo en común, y es que son EXPRESIONES, o MANIFESTACIONES DE UN ASPECTO DEL HOMBRE, y que tienen su raíz en lo que los esoteristas llamamos CUERPO EMOCIONAL o CUERPO ASTRAL.
Las emociones no se pueden ver; ni el ODIO ni el AMOR se pueden ver, pero sí se sienten energéticamente en el cuerpo, pero no son del cuerpo, aunque éste las perciba, ya que ningún microscopio podría verlas. Sin embargo para el Vidente entrenado si son visibles, y las ve como VIBRAN y se mueven por el cuerpo astral del hombre,
unas emociones de colores más suaves y otros más turbios, dependiendo de que tipo de emociones esté expresando en ese momento. Luego las emociones son una realidad indiscutible, y como manifestaciones que son, necesitan necesariamente un lugar o ESPACIO donde manifestarse. Ese lugar o espacio, es denominado como el: Cuerpo EMOCIONAL, ASTRAL o de DESEOS del Hombre.
Durante la vida del hombre, su cuerpo astral no tiene la misma forma que sus cuerpos denso y vital. Después de la muerte es cuando asume esa forma, la que mantuvo en vida, mientras que durante la vida tiene la apariencia de un OVOIDE LUMINOSO que en las horas de vigilia rodea completamente el cuerpo físico, como la clara del huevo envuelve a la yema. Se extiende de doce a dieciséis pulgadas más allá del cuerpo denso. En este cuerpo ASTRAL existe cierto número de CENTROS SENSORIALES; pero en la gran mayoría de los hombres sólo están latentes y no desarrollados, y el desarrollo de estos centros astrales le proporcionaría una visión más amplia del mundo que le rodea, tanto en los planos físicos como astrales o invisibles. El cuerpo astral está formado de los siete estados de la materia astral, y puede contener o estar construido de materiales más groseros o más sutiles sacados de cada uno de aquellos estados o subplanos.
Es fácil describir a un hombre en un cuerpo astral bien formado; podemos imaginarlo abandonando el cuerpo físico y apareciendo en uno más sutil, una copia LUMINOSA de aquél, visible en su propia semejanza para el Clarividente, bien que invisible a la vista ordinaria. He dicho "UN CUERPO ASTRAL BIEN FORMADO", porque una persona no desarrollada presenta en su cuerpo astral una apariencia incipiente. Sus contornos son indefinidos, sus materiales constitutivos son toscos y mal coordinados, y si se le saca del cuerpo físico, sería solamente una mera NUBE FLOTANTE e informe, que desde luego se comprende que es impropia para obrar como vehículo independiente; es indudablemente más bien un fragmento de materia astral que un cuerpo astral organizado, una masa de protoplasma astral, de tipo ameboideo. Un CUERPO ASTRAL BIEN FORMADO, significa que el hombre ha alcanzado un nivel verdaderamente elevado de cultura intelectual o desarrollo espiritual, de modo que la apariencia del cuerpo astral implica el progreso realizado por su dueño, por lo definido de los contornos, por la LUMINOSIDAD de sus componentes y por lo perfecto de su ORGANIZACIÓN; puede juzgarse del estado de evolución alcanzado por el Alma que lo usa.
"EL CUERPO ASTRAL ES PARTICULARMENTE SENSIBLE A LAS IMPRESIONES DEL PENSAMIENTO".
Esto es cierto, pues la materia astral responde más rápidamente que la física a todos los impulsos del mundo mental. Conociendo este dato podemos deducir, que una correcta forma de PENSAR puede desarrollar un cuerpo astral lo suficientemente LIMPIO como para que en él puede actuar el EGO o la CONCIENCIA más plenamente. El cuerpo astral del hombre estando hecho de materia astral participa de esta facilidad para responder a los IMPULSOS DEL PENSAMIENTO, y responde en VIBRACIONES a todos los pensamientos que le tocan, ya vengan de afuera de las mentes de otros hombres, o de adentro de la mente de su dueño.
EL CUERPO M E N T A L
Los pensamientos, la capacidad de imaginar, la memoria, la posibilidad de visualizar en nuestras mentes figuras, como si realmente tuviéramos un ojo y una pantalla interna capaz de "ver" en la oscuridad, dentro de nuestro cerebro. El razonamiento, la analítica, la reflexión abstracta, incluidos el poder de hablar y coordinar, todo ello y muchas cosas más que todavía no hemos alcanzado a comprender ni desarrollado, son el resultado y la posibilidad que nos confiere el tener un CUERPO MENTAL a nuestra disposición.
Algunos estudiosos del tema, como es normal en toda ciencia joven, confunden muy a menudo algunos aspectos sutiles e internos sobre este maravilloso instrumento, que llamamos la “MENTE”; como pueden ser: la diferencia existente entre el CEREBRO y la MENTE, o entre la MENTE y el PENSADOR, y entre el PENSADOR y el PENSAMIENTO. Por lo que en la medida en que podamos, vamos a tratar de arrojar un poco de LUZ sobre cada uno de esos aspectos diferentes, que existen dentro del hombre:
l) EL CEREBRO: Es el vehículo físico de la mente. Él es el recipiente o tabernáculo donde las impresiones procedentes de la mente pueden posarse e interpretarse físicamente. El cerebro es el “cáliz”, y la mente es el “vino”. El cáliz contiene el vino para que éste pueda ser bebido, pero el vino no es el cáliz, sino un elemento más sutil que la copa. El CEREBRO es el espacio físico, donde la mente, que no es física, puede trabajar. Por lo tanto es obvio, que cuanto mejor esté el cerebro, físicamente hablando, mejor será la comunicación entre ambos.
El cuerpo mental tiene una peculiaridad con respecto al cuerpo astral, y es que el cuerpo mental al mostrar su parte externa en el AURA HUMANA; crece y crece, aumenta su tamaño y su actividad, vida tras vida, encarnación tras encarnación, con el crecimiento y desarrollo del hombre mismo. Como cualquiera de los otros cuerpos, el cuerpo mental es un VEHÍCULO para ser utilizado por el hombre, y su organización, su eficacia, así como la evolución del mismo, dependen en sumo grado de la ejercitación consciente y del esfuerzo constructivo para su crecimiento, en cantidad y calidad de LUZ. Pues es la “Luz” y la “Paz” la característica más sobresaliente del cuerpo mental, dando como resultado, la perfecta y amorosa INTELIGENCIA SUPERIOR...
Mirando luego a un hombre más avanzado, que aunque no tenga inquietud espiritual haya desarrollado sus facultades mentales, un hombre que haya educado y desenvuelto su inteligencia, veremos que su cuerpo mental ha empezado a adquirir un desarrollo muy definido; construido de un material delicado y de hermosos colores, que vibra continuamente con una actividad enorme, lleno de vida, lleno de vigor; la expresión de la MENTE en el Mundo Mental. En cuanto a sus funciones, es el vehículo inmediato, en el cual el YO se manifiesta como INTELIGENCIA. Cuando está obrando con el astral y el físico su forma es OVAL -semejante a un huevo- en sus contornos, y compenetra los cuerpos astral y físico, y los rodea con una atmósfera radiante a medida que se desarrolla, haciéndose, como he dicho, más y más grande conforme aumenta el desarrollo INTELECTUAL.
En el Plano o Mundo MENTAL y al igual que en los demás planos, está subdividido en siete subplanos, teniendo la particularidad éste, de estar dividido claramente, en DOS GRUPOS: uno de TRES y otro de CUATRO subplanos. Los tres subplanos superiores se llaman ARUPA o sin forma, debido a su extremada sutileza, mientras que los cuatro inferiores se llaman RUPA o con forma. El hombre por lo tanto, tiene dos vehículos o cuerpos de conciencia para funcionar en este Plano. Dentro de los tres subplanos superiores del plano mental se encuentra, lo que esotéricamente se denomina “La Morada Del Alma Divina”, morada o estancia especial conocido como CUERPO CAUSAL.
LA PERSONALIDAD
La personalidad la forma el conjunto de acciones que realizamos en los tres mundos: físico, astral y mental. El hombre no es la personalidad, pero cuando se manifiesta a través de sus cuerpos inferiores, ésta -la personalidad- se manifiesta. Así como el hombre piensa, siente y hace físicamente, así es la personalidad del hombre. Luego cuando hablamos de la personalidad del hombre nos estamos refiriendo a la actividad de sus cuerpos inferiores. Cuando en los estudios esotéricos se hace referencia al “EQUIPO” del hombre, se refiere a la cualidad y al desarrollo por parte del Alma de los cuerpos inferiores, de tal suerte, que así será el potencial que dispone el hombre para desarrollarse y evolucionar en la vida terrestre. Como es fácil observar, no todos disponen de un mismo “equipo” para hacer frente a las mismas circunstancia que la vida nos plantea, cuanto mejor estemos equipados, así será mejor la coordinación de la Personalidad que podrá manifestar con mayor poder las Cualidades más elevadas del Alma.
El Cuerpo Espiritual.
Aún existen más Cuerpos de Manifestación Superiores, más elevados y refinados. Pero también es cierto que ha medida que ascendemos en grado más difícil resulta explicar, aún nombrar alguna cualidad sobre ello, ya que sólo es posible vivenciarlo para el investigador Iniciado, aquel que ha alcanzado un nivel de “despertar” muy por encima del estado ordinario, por lo tanto no especularemos más, pero sí diremos que existen, y que hay que osar el descubrirlos y experimentarlos, ya que son nuestros, nos pertenecen por naturaleza divina.
El misterio Cristiano de la SANTÍSIMA TRINIDAD, realmente no es un misterio incomprensible, cuando se estudia serenamente y bajo el conocimiento esotérico más profundo.
El misterio de la Santísima Trinidad dice: "Que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son una misma Persona", un sólo Dios expresándose de tres maneras distintas. Ahora utilizando la clave hermética de la ley de las ANALOGÍAS nos preguntamos: ¿Y el Hombre?, ¿Cómo actúa el hombre? El hombre también actúa como una Trinidad. Actúa obrando, sintiendo y pensando. Pero sigue siendo UNO.
El hombre al igual que su creador se manifiesta de una forma triple, pero sin dejar por ello de ser un solo Ser. Siempre que queramos estudiar algún aspecto del Creador, debemos recordar que lo podemos descifrar, con el estudio de nosotros mismos. Ya que como dicen en las sagradas Escrituras, el hombre es un ser que está hecho a imagen y semejanza de Dios. Conociendo al Hijo, también podremos conocer al Padre. Sólo hay que profundizar en la verdadera naturaleza del hijo, en la verdadera esencia de nosotros mismos, para alcanzar la verdad más elevada del Universo y de su Creador.
EL A U R A HUMANA
El Aura Humana ES EL HOMBRE MISMO, manifiesto a la vez en todos los PLANOS de conciencia, en los cuales puede obrar con arreglo a su desarrollo; es el agregado de sus CUERPOS, de sus vehículos de conciencia, en una palabra, es la forma en que aparece EL HOMBRE en su totalidad. Todo lo que existe, tanto en los planos inferiores como en los superiores, desde el más insignificante átomo hasta el más excelso Arcángel, todo absolutamente todo EMITEN LUZ, producen emanaciones y esta atmósfera fluida, sutil que envuelve todas las cosas, es, justamente, lo que llamamos eL AURA. Evidentemente no es visible para todos, pro sí para aquellos que han agudizado sus sentidos internos como los Clarividentes. El Aura es esta especie de "HALO" que envuelve a cada ser humano: en algunos es ancha, amplia, luminosa, potente... posee vibraciones intensas y colores espléndidos; en otros, lo contrario, es pequeña, apagada, disforme y fea.
Se puede comparar el AURA con la piel. El AURA puede considerarse como si fuera la PIEL DEL ALMA. Al igual que el Aura del Hombre lo rodea y envuelve, así también el Aura del Planeta, que es también un Gran Ser, rodea y envuelve a todas Sus criaturas que en él habitan. Podría decirse que es la “Atmósfera Energética del Mundo”.
“A TRAVÉS DE NUESTRA AURA SE PRODUCE UN INTERCAMBIO ININTERRUMPIDO ENTRE NOSOTROS Y LAS FUERZAS DE LA NATURALEZA Y DEL CÓSMOS."
Todas las influencias cósmicas, planetarias y zodiacales que se difunden constantemente por el espacio, llegan hasta nosotros, y a través de la calidad de nuestra Aura, de su sensibilidad, de su grado de pureza y de los colores que posee, recibimos el impacto de esas fuerzas, o, por el contrario no las recibimos. El Aura hace la función de ANTENA, es un aparato receptor de mensajes, ondas, fuerzas que proceden del Universo. Supongamos ahora que haya en el mundo ciertas influencias nefastas. Si tenéis un AURA MUY POTENTE, muy Luminoso, estas fuerzas no podrán penetrar ni llegar hasta vuestras conciencias para afectarnos, debilitaros o traeros complicaciones. Pero si de lo contrario poseemos un Aura débil, estas influencias sí que podrían afectarnos, como sucede muy a menudo, sin saber por qué, nos sentimos muy mal, enfermos, agobiados, cansados etc... Como hemos dicho antes, el AURA está compuesta de emanaciones, pero no solamente de emanaciones del cuerpo físico -serían insuficientes para formar el aura-. El Aura es mucho más, es algo más complejo, es una combinación de todas nuestras materias sutiles, y cada una de ellas, debido a sus emanaciones particulares, añade nuevos aspectos. El cuerpo ETÉRICO, el cuerpo ASTRAL y el MENTAL, debido a su actividad o a su inercia, sus cualidades o sus defectos, añaden otras emanaciones, otros colores a esta primera aura, revelando, de este modo, la naturaleza de sus sentimientos y de sus pensamientos. Si los cuerpos CAUSAL, BÚDDHICO y ÁTMICO están despiertos, añaden aún otros colores más luminosos, otras vibraciones más potentes.
El aura es como un libro abierto, pero un libro de tal sutilidad que resulta difícil formarse una idea.
Si El Hombre Es Puro, Su Aura Se Vuelve Limpia Y Transparente.
Si Es Inteligente, Su Aura Es Más Y Más Luminosa.
Si Vive Una Vida Intensa, Vibra Enormemente.
Si Tiene Una Gran Voluntad, Se Vuelve Muy Potente.
Si Está Inmerso En Cuestiones Espirituales Se Expande, Volviéndose Inmensa.
Y ahora, ¿cómo trabajar en el aura?
La forma más efectiva y segura es trabajar sobre las VIRTUDES, veamos:
Por un lado construimos, pero por el otro destruimos. Es mejor unir los dos métodos; vivir una vida honrada, pura, llena de amor, y al mismo tiempo trabajar conscientemente en el aura a través de la imaginación. Practicando cada día este ejercicio llegaremos a purificar y a fortalecer nuestras auras. Y nos sentiremos tan bien que seremos los primeros en asombrarnos. E incluso, si alguien de nuestra familia o de nuestros amigos esta enfermo, desanimado o se siente desgraciado, y queremos realmente ayudarlo, podemos hacer el mismo ejercicio sobre él, enviándole los colores más hermosos del prisma, o incluso sólo rayos de LUZ BLANCA INTENSA, ya que el blanco sintetiza a todos los demás colores.
“Tener el aura pura, no solamente nos cambia a nosotros mismos sino que además, transforma positivamente todo nuestro entorno, todas las circunstancias cotidianas, toda nuestra vida, y por ende, el aura planetario”.


 Francisco Redondo Segura