El conocimiento silencioso
No es que un guerrero aprenda chamanismo con el paso del tiempo; lo que aprende con el paso del tiempo es, más bien, a ahorrar energía. Esa energía le permitirá manejar algunos de los campos de energía que normalmente le son inaccesibles. El chamanismo es un estado de conciencia, es la facultad de utilizar campos de energía que no se emplean al percibir el mundo cotidiano que conocemos.
Hay en el universo una fuerza inconmensurable e indescriptible que los chamanes llaman intento, y absolutamente todo cuanto existe en la totalidad del cosmos está ligado al intento por un vínculo de conexión. Los guerreros se dedican a estudiar, a entender y a emplear ese vínculo. Les interesa especialmente limpiarlo del aturdimiento y del entumecimiento provocados por los intereses ordinarios de la vida cotidiana. A este nivel, el chamanismo puede definirse como el proceso de limpiar nuestro vínculo de conexión con el intento.
A los chamanes les interesa su pasado, pero ese pasado no es su pasado personal. Para los chamanes, su pasado son los logros conseguidos por los chamanes de otras épocas. Consultan su pasado con el fin de obtener un punto de referencia. Los chamanes son los únicos que buscan genuinamente un punto de referencia en su pasado. Establecer un punto de referencia significa, para ellos, tener una oportunidad de examinar el intento.
También el hombre corriente examina el pasado. Pero lo que examina es su pasado personal y por razones personales. Se mide a sí mismo en relación con el pasado, tanto su pasado personal como lo que se conoce del pasado de su época, con el fin de encontrar justificaciones a su comportamiento presente o futuro, o para establecer un modelo para sí mismo.
El espíritu se le manifiesta al guerrero a cada paso. Pero ésta no es toda la verdad. La verdad completa es que el espíritu se revela a todo el mundo con la misma intensidad y consistencia, aunque sólo los guerreros sintonizan consistentemente con dichas revelaciones.
Los guerreros hablan del chamanismo como si fuera un ave mágica, misteriosa, que detiene su vuelo un instante para dar al hombre esperanza y propósito; los guerreros viven bajo el ala de esa ave, a la que llaman el pájaro de la sabiduría, el pájaro de la libertad.
Para un guerrero, el espíritu es abstracto sólo en el sentido de que lo conoce sin palabras, incluso sin pensamientos. Es abstracto porque no puede concebir qué es el espíritu. Y aun así, sin tener la menor oportunidad o deseo de comprenderlo, un guerrero maneja el espíritu. Lo reconoce, lo llama, lo incita, se familiariza con él y lo expresa con sus actos.
El vínculo que conecta al hombre corriente con el intento está prácticamente muerto; así que los guerreros parten de un vínculo que es inútil, puesto que no responde voluntariamente. A fin de revivir ese vínculo, los guerreros necesitan un propósito riguroso y fiero, un estado especial de la mente llamado intento inflexible.
El poder del hombre es incalculable; la muerte existe sólo porque la hemos intentado desde el momento en que nacemos. El intento de la muerte puede suspenderse haciendo que el punto de encaje cambie de posiciones.
El arte del acecho consiste en aprender todas las peculiaridades de tu disfraz, y aprenderlas tan bien que nadie sepa que estás disfrazado. Para conseguirlo, necesitas ser despiadado, astuto, paciente y dulce.
Ser despiadado no significa aspereza, astucia no significa crueldad, ser paciente no significa negligencia y ser dulce no significa estupidez.
Los guerreros actúan con un propósito ulterior que no tiene nada que ver con el provecho personal. El hombre corriente sólo actúa si hay posibilidad de ganancia. Los guerreros no actúan por ganancia, sino por el espíritu.
Los chamanes videntes de la antigüedad advirtieron, gracias a su capacidad de ver, que cualquier comportamiento inusual producía un temblor en el punto de encaje. Enseguida descubrieron que si el comportamiento inusual se practica sistemáticamente y se dirige con sabiduría, acaba forzando al punto de encaje a moverse.
El conocimiento silencioso no es sino el contacto directo con el intento.
El chamanismo es un viaje de regreso. Un guerrero regresa victorioso al espíritu tras haber descendido al infierno. Y del infierno regresa con trofeos. La comprensión es uno de sus trofeos.
Los guerreros, debido a que son acechadores, comprenden el comportamiento humano a la perfección. Comprenden, por ejemplo, que los seres humanos son criaturas de inventario. Conocer los pormenores de cualquier inventario es lo que convierte a un hombre en un erudito o en un experto en su campo.
Los guerreros saben que cuando el inventario de una persona corriente falla, o bien la persona amplía su inventario o bien se derrumba el mundo de la imagen de sí mismo. Las personas corrientes son capaces de incorporar nuevos elementos a su inventario siempre y cuando esos nuevos elementos no contradigan el orden básico de ese inventario. Pero si los elementos contradicen dicho orden, la mente de la persona se derrumba. El inventario es la mente. Los guerreros lo tienen en cuenta cuando intentan romper el espejo de la imagen de sí mismos.
Los guerreros jamás pueden tender un puente para reunirse con la gente del mundo. Pero si la gente desea hacerlo, tiene que tender un puente para reunirse con los guerreros.
Para poder acceder a los misterios del chamanismo es preciso que el espíritu descienda sobre el interesado. La presencia del espíritu desplaza por sí sola el punto de encaje del hombre hasta una posición determinada. Este punto preciso es conocido por los chamanes como el lugar de la no compasión.
No existe, en realidad, ningún procedimiento para hacer que el punto de encaje se desplace al lugar de la no compasión. El espíritu toca a la persona, y su punto de encaje se desplaza. Así de simple.
Lo que necesitamos hacer para que la magia pueda apoderarse de nosotros es desvanecer las dudas de nuestras mentes. Una vez desvanecidas las dudas, todo es posible.
Las posibilidades del hombre son tan vastas y misteriosas que los guerreros, en vez de pensar en ellas, han optado por explorarlas sin esperanza de comprenderlas jamás.
Todo lo que los guerreros hacen es consecuencia del desplazamiento de sus puntos de encaje, y tales desplazamientos están determinados por la cantidad de energía que los guerreros tienen a su disposición.
Cualquier movimiento del punto de encaje significa alejarse de la excesiva preocupación por el yo individual. Los chamanes creen que es la posición del punto de encaje lo que hace que el hombre moderno sea un ególatra homicida, un ser totalmente atrapado en la imagen de sí mismo. Habiendo perdido cualquier esperanza de regresar a la fuente de todo, el hombre corriente busca consuelo en su egoísmo.
La clave del camino del guerrero es destronar la importancia personal. Todo cuanto hacen los guerreros se dirige a lograr esta meta.
Los chamanes han desenmascarado la importancia personal y han descubierto que se trata de autocompasión disfrazada.
En el mundo de la vida cotidiana, nuestra palabra o nuestras decisiones se pueden revocar muy fácilmente. Lo único irrevocable en el mundo cotidiano es la muerte. En el mundo de los chamanes, en cambio, la muerte puede recibir una contraorden, pero no la palabra del chamán. En el mundo de los chamanes las decisiones no pueden cambiarse o revisarse. Una vez que han sido tomadas, valen para siempre.
Una de las cosas más dramáticas de la condición humana es la macabra conexión que existe entre la estupidez y la imagen de sí. Es la estupidez lo que obliga al hombre corriente a descartar cualquier cosa que no se ajuste a las expectativas de su imagen de sí mismo. El hecho de ser hombres corrientes, por ejemplo, hace que seamos ciegos a una parte del conocimiento accesible al ser humano que es absolutamente crucial: la existencia del punto de encaje y el hecho de que puede desplazarse.
El hombre racional, al aferrarse tercamente a la imagen de sí mismo, se garantiza una ignorancia abismal. Ignora el hecho de que el chamanismo no es cuestión de encantamientos y abracadabras, sino que es la libertad de percibir no sólo el mundo que se da por sentado, sino todo lo que es humanamente posible lograr. Tiembla ante la posibilidad de ser libre, y la libertad está al alcance de su mano.
El problema del hombre es que intuye sus recursos ocultos pero no se atreve a utilizarlos. Por eso dicen los guerreros que el problema del hombre es el contrapunto que crean su estupidez y su ignorancia. El hombre necesita ahora, más que nunca, que le enseñen nuevas ideas que tengan que ver exclusivamente con su mundo interior; ideas de chamanes, no ideas sociales; ideas relativas al enfrentamiento del hombre con lo desconocido, con su muerte personal. Ahora, más que nunca, necesita que le enseñen los secretos del punto de encaje.
El espíritu únicamente escucha a quien le habla con gestos. Y los gestos no son señas o movimientos del cuerpo, sino actos de verdadero abandono, actos de generosidad, de humor. Como gesto al espíritu, los guerreros sacan lo mejor de sí mismos y sigilosamente se lo ofrecen a lo abstracto.
~~AutoConocimiento~~Herramientas para curacion del Alma~~7 mil años de preparacion~~Regreso a casa~~
sábado
EL SEGUNDO ANILLO DE PODER. EL DON DE AGUILA. Guerrero de Luz.
El segundo anillo de poder
Cuando uno no tiene nada que perder, se vuelve valiente. Sólo somos tímidos mientras nos queda algo a lo que aferrarnos.
Un guerrero no deja nada al azar. De hecho, influye en el resultado de los acontecimientos mediante la fuerza de su conciencia y de su intento inflexible.
Si un guerrero quiere devolver el pago por todos los favores que ha recibido pero no tiene a nadie en particular a quien abonar su deuda, puede dirigir su pago al espíritu del hombre. Esa cuenta es siempre muy pequeña, y cualquier importe que se ingrese en ella es más que suficiente.
Tras haber arreglado el mundo del modo más bello e iluminado, el académico regresa a casa, a las cinco en punto de la tarde, y olvida su bello arreglo.
La forma humana es un conglomerado de campos de energía que existe en el universo y que está exclusivamente relacionado con los seres humanos. Los chamanes lo llaman forma humana porque esos campos de energía han sido retorcidos y deformados por toda una vida de hábitos y maltratos.
Un guerrero sabe que no puede cambiar y, sin embargo, se dedica a intentar cambiar, pese a todo. El guerrero jamás se decepciona cuando fracasa en cambiar. Ésa es la única ventaja que tiene un guerrero sobre el hombre corriente.
Los guerreros deben ser impecables en su esfuerzo por cambiar, con el fin de asustar a la forma humana y deshacerse de ella. Al cabo de años de impecabilidad, llegará un momento en que la forma humana no soportará más y se irá. Es decir, llegará un momento en que los campos de energía, retorcidos por toda una vida de hábitos, se enderezarán. Este enderezamiento de los campos de energía afecta profundamente al guerrero, que puede incluso morir; pero un guerrero impecable siempre sobrevive.
La única libertad que tienen los guerreros es la de comportarse impecablemente. Pero la impecabilidad no es sólo su única libertad, sino la única manera de enderezar la forma humana.
Todo hábito requiere de todas sus partes para funcionar. Si alguna de esas partes desaparece, el hábito se desarma.
La lucha está justo aquí, en esta Tierra. Somos criaturas humanas. ¿Quién sabe lo que nos aguarda o la clase de poder que podemos llegar a tener?
El mundo de la gente tiene subidas y bajadas, y la gente sube y baja con su mundo; los guerreros no tienen por qué seguir las subidas y bajadas de sus semejantes.
El núcleo de nuestro ser es el acto de percibir, y la magia de nuestro ser es el acto de ser conscientes. La percepción y la conciencia constituyen una misma e inseparable unidad funcional.
Se escoge sólo una vez. Elegimos ser guerreros o ser hombres corrientes. No existe una segunda oportunidad. No sobre esta Tierra.
El camino del guerrero ofrece al hombre una vida nueva, y esa vida tiene que ser completamente nueva. No puede uno llevar a esa nueva vida sus viejas y malas costumbres.
Los guerreros siempre toman el primer suceso de una serie como el bosquejo o el mapa de lo que a continuación va a desplegarse ante ellos.
A los seres humanos les encanta que les digan lo que deben hacer, pero aún les gusta más luchar y resistirse a hacer lo que se les dice; y de este modo se enredan en aborrecer a quien los ha aconsejado.
Todo el mundo dispone de suficiente poder personal para lograr algo. El truco del guerrero consiste en desviar su poder personal de su debilidad para emplearlo en su propósito de guerrero.
Todos podemos ver y, sin embargo, elegimos no recordar lo que vemos.
El don del Águila
El arte de ensoñar es la capacidad de utilizar los sueños ordinarios y transformarlos en conciencia controlada, en virtud de una forma especializada de atención denominada la atención de ensueño.
El arte de acechar es un conjunto de procedimientos y actitudes que permiten a un guerrero extraer lo mejor de cualquier situación concebible.
Lo recomendable para los guerreros es no tener cosas materiales en las que enfocar su poder, sino enfocarlo en el espíritu, en el verdadero vuelo a lo desconocido y no en trivialidades.
Todo el que quiera seguir el camino del guerrero ha de librarse de la compulsión de poseer cosas y de aferrarse a ellas.
Ver es un conocimiento corporal. La preponderancia del sentido visual en nosotros influye en este conocimiento corporal y hace que parezca estar relacionado con los ojos.
La pérdida de la forma humana es como una espiral. Le da a un guerrero la libertad de recordarse a sí mismo como un conglomerado de campos de energía enderezados, lo que a su vez le hace aún más libre.
Un guerrero sabe que espera y sabe lo que espera; y mientras espera, deleita sus ojos en la contemplación del mundo. El logro definitivo de un guerrero es disfrutar con la alegría del infinito.
El destino de un guerrero sigue un curso inalterable. El desafío consiste en cuán lejos puede llegar y cuán impecable puede ser dentro de esos rígidos confines.
Cuando un guerrero deja de tener cualquier clase de expectativas, las acciones de la gente ya no le afectan. Una extraña paz se convierte en la fuerza que rige su vida. Ha adoptado uno de los conceptos de la vida del guerrero: el desapego.
El desapego no aporta automáticamente sabiduría; pero no obstante, supone una ventaja, pues permite al guerrero detenerse momentáneamente para reconsiderar las situaciones y volver a revisar las posibilidades. Para usar de manera consistente y correcta ese momento extra, un guerrero tiene, sin embargo, que luchar incansablemente durante toda su vida.
Ya me di al poder que a mi destino rige.
Y no me aferro ya a nada, para así no tener nada que defender.
No tengo pensamientos, para así poder ver.
No temo ya a nada, para así poder acordarme de mí.
Desapegado y sereno, me lanzaré
más allá del Águila para ser libre.
A los guerreros les resulta mucho más fácil salir adelante en condiciones de máxima tensión que ser impecables en circunstancias normales.
Los seres humanos tienen dos lados. El lado derecho abarca todo lo que el intelecto es capaz de concebir. El lado izquierdo es un ámbito de características indescriptibles, un ámbito para el que no caben palabras. El lado izquierdo es comprendido -si es comprensión lo que tiene lugar- con la totalidad del cuerpo. De ahí que se resista a la conceptualización.
Todas las facultades, posibilidades y logros del chamanismo, desde los más simples hasta los más asombrosos, se encuentran en el propio cuerpo humano.
A1 poder que gobierna el destino de todos los seres vivientes se le llama el Águila, no porque sea un águila ni porque tenga nada que ver con las águilas, sino porque aparece ante los ojos del vidente como un águila inconmensurable, negra como el azabache, erguida como se yerguen las águilas, cuya envergadura alcanza el infinito.
El Águila devora la conciencia de todas las criaturas que, vivas en la Tierra un momento antes, y ahora ya muertas, van flotando como un incesante enjambre de luciérnagas hacia el pico del Águila, al encuentro de su dueño, de la razón de haber tenido vida. El Águila desenreda esas minúsculas llamas, las tiende como un curtidor extiende una piel y después las consume, pues la conciencia es el sustento del Águila.
El Águila, ese poder que gobierna los destinos de toda cosa viviente, refleja igualmente y a la vez todas esas cosas vivas. No hay lugar, por tanto, a que el hombre rece al Águila, le pida favores o espere misericordia. La parte humana del Águila es demasiado insignificante como para conmover a la totalidad.
A toda cosa viviente se le ha otorgado el poder, si así lo desea, de buscar una apertura hacia la libertad y de pasar por ella. Es obvio para el vidente que ve esa apertura, y para las criaturas que pasan por ella, que el Águila ha otorgado ese don a fin de perpetuar la conciencia.
Cruzar hacia la libertad no significa alcanzar la vida eterna en el sentido usual de eternidad; esto es, vivir por siempre. Ocurre, más bien, que los guerreros pueden conservar su conciencia, que normalmente se abandona al momento de morir. En el momento de cruzar, el cuerpo en su totalidad se inflama de conocimiento. Al instante, cada célula se torna consciente de sí misma y, además, consciente de la totalidad del cuerpo.
El don de libertad que ofrece el Águila no es una dádiva, sino la oportunidad de tener una oportunidad.
Un guerrero no está nunca sitiado. Estar sitiado implica que uno tiene posesiones personales que defender. Un guerrero no tiene nada en el mundo salvo su impecabilidad, y la impecabilidad no puede ser amenazada.
El primer principio del arte de acechar es que los guerreros eligen su campo de batalla. Un guerrero jamás entra en batalla sin conocer antes el entorno.
Eliminar todo lo innecesario es el segundo principio del arte de acechar. Un guerrero no complica las cosas. Busca la sencillez. Aplica toda su concentración para decidir si entra o no en batalla, porque en cada batalla se juega la vida. Éste es el tercer principio del arte de acechar. Un guerrero debe estar dispuesto y preparado para realizar su última parada aquí y ahora. Pero no sin orden ni concierto.
Un guerrero se relaja y se suelta; no teme a nada. Sólo entonces los poderes que guían a los seres humanos abren el camino al guerrero y le auxilian. Sólo entonces. Éste es el cuarto principio del arte de acechar.
Cuando se enfrentan a una fuerza superior con la que no pueden lidiar, los guerreros se retiran por un momento. Dejan que sus pensamientos corran libremente. Se ocupan de otras cosas. Cualquier cosa puede servir. Éste es el quinto principio del arte de acechar.
Los guerreros comprimen el tiempo; éste es el sexto principio del arte de acechar. Hasta un solo instante cuenta. En una batalla por tu vida, un segundo es una eternidad, una eternidad que puede decidir la victoria. Los guerreros persiguen el éxito; por tanto, comprimen el tiempo. Los guerreros no desperdician ni un instante.
Para aplicar el séptimo principio del arte de acechar uno tiene que aplicar los otros seis: un acechador no se coloca nunca al frente. Está siempre observando desde detrás de la escena.
Aplicar estos principios produce tres resultados. El primero es que los acechadores aprenden a no tomarse nunca en serio: aprenden a reírse de si mismos. Si no tienen miedo de hacer el ridículo, pueden ridiculizar a cualquiera. El segundo es que los acechadores aprenden a tener una paciencia inagotable. Los acechadores nunca tienen prisa, nunca se inquietan. Y el tercero es que los acechadores aprenden a tener una inagotable capacidad de improvisación.
Los guerreros encaran el tiempo que llega. Normalmente encaramos el tiempo que se aleja de nosotros; sólo los guerreros pueden cambiar esta situación y encarar el tiempo a medida que avanza hacia ellos.
Los guerreros tienen una sola cosa en mente: su libertad. Morir y ser devorado por el Águila no representa ningún desafío. En cambio, escabullirse del Águila y ser libres es la mayor de las audacias.
Cuando los guerreros hablan de tiempo no se refieren a algo que se mide por los movimientos del reloj. El tiempo es la esencia de la atención; las emanaciones del Águila están compuestas de tiempo, y, propiamente hablando, cuando un guerrero entra en otros aspectos del ser, se está familiarizando con el tiempo.
Un guerrero ya no puede llorar, y su única expresión de angustia es un estremecimiento que le viene desde las profundidades mismas del universo. Es como si una de las emanaciones del Águila estuviera hecha de pura angustia, y cuando golpea al guerrero, su estremecimiento es infinito.
Cuando uno no tiene nada que perder, se vuelve valiente. Sólo somos tímidos mientras nos queda algo a lo que aferrarnos.
Un guerrero no deja nada al azar. De hecho, influye en el resultado de los acontecimientos mediante la fuerza de su conciencia y de su intento inflexible.
Si un guerrero quiere devolver el pago por todos los favores que ha recibido pero no tiene a nadie en particular a quien abonar su deuda, puede dirigir su pago al espíritu del hombre. Esa cuenta es siempre muy pequeña, y cualquier importe que se ingrese en ella es más que suficiente.
Tras haber arreglado el mundo del modo más bello e iluminado, el académico regresa a casa, a las cinco en punto de la tarde, y olvida su bello arreglo.
La forma humana es un conglomerado de campos de energía que existe en el universo y que está exclusivamente relacionado con los seres humanos. Los chamanes lo llaman forma humana porque esos campos de energía han sido retorcidos y deformados por toda una vida de hábitos y maltratos.
Un guerrero sabe que no puede cambiar y, sin embargo, se dedica a intentar cambiar, pese a todo. El guerrero jamás se decepciona cuando fracasa en cambiar. Ésa es la única ventaja que tiene un guerrero sobre el hombre corriente.
Los guerreros deben ser impecables en su esfuerzo por cambiar, con el fin de asustar a la forma humana y deshacerse de ella. Al cabo de años de impecabilidad, llegará un momento en que la forma humana no soportará más y se irá. Es decir, llegará un momento en que los campos de energía, retorcidos por toda una vida de hábitos, se enderezarán. Este enderezamiento de los campos de energía afecta profundamente al guerrero, que puede incluso morir; pero un guerrero impecable siempre sobrevive.
La única libertad que tienen los guerreros es la de comportarse impecablemente. Pero la impecabilidad no es sólo su única libertad, sino la única manera de enderezar la forma humana.
Todo hábito requiere de todas sus partes para funcionar. Si alguna de esas partes desaparece, el hábito se desarma.
La lucha está justo aquí, en esta Tierra. Somos criaturas humanas. ¿Quién sabe lo que nos aguarda o la clase de poder que podemos llegar a tener?
El mundo de la gente tiene subidas y bajadas, y la gente sube y baja con su mundo; los guerreros no tienen por qué seguir las subidas y bajadas de sus semejantes.
El núcleo de nuestro ser es el acto de percibir, y la magia de nuestro ser es el acto de ser conscientes. La percepción y la conciencia constituyen una misma e inseparable unidad funcional.
Se escoge sólo una vez. Elegimos ser guerreros o ser hombres corrientes. No existe una segunda oportunidad. No sobre esta Tierra.
El camino del guerrero ofrece al hombre una vida nueva, y esa vida tiene que ser completamente nueva. No puede uno llevar a esa nueva vida sus viejas y malas costumbres.
Los guerreros siempre toman el primer suceso de una serie como el bosquejo o el mapa de lo que a continuación va a desplegarse ante ellos.
A los seres humanos les encanta que les digan lo que deben hacer, pero aún les gusta más luchar y resistirse a hacer lo que se les dice; y de este modo se enredan en aborrecer a quien los ha aconsejado.
Todo el mundo dispone de suficiente poder personal para lograr algo. El truco del guerrero consiste en desviar su poder personal de su debilidad para emplearlo en su propósito de guerrero.
Todos podemos ver y, sin embargo, elegimos no recordar lo que vemos.
El don del Águila
El arte de ensoñar es la capacidad de utilizar los sueños ordinarios y transformarlos en conciencia controlada, en virtud de una forma especializada de atención denominada la atención de ensueño.
El arte de acechar es un conjunto de procedimientos y actitudes que permiten a un guerrero extraer lo mejor de cualquier situación concebible.
Lo recomendable para los guerreros es no tener cosas materiales en las que enfocar su poder, sino enfocarlo en el espíritu, en el verdadero vuelo a lo desconocido y no en trivialidades.
Todo el que quiera seguir el camino del guerrero ha de librarse de la compulsión de poseer cosas y de aferrarse a ellas.
Ver es un conocimiento corporal. La preponderancia del sentido visual en nosotros influye en este conocimiento corporal y hace que parezca estar relacionado con los ojos.
La pérdida de la forma humana es como una espiral. Le da a un guerrero la libertad de recordarse a sí mismo como un conglomerado de campos de energía enderezados, lo que a su vez le hace aún más libre.
Un guerrero sabe que espera y sabe lo que espera; y mientras espera, deleita sus ojos en la contemplación del mundo. El logro definitivo de un guerrero es disfrutar con la alegría del infinito.
El destino de un guerrero sigue un curso inalterable. El desafío consiste en cuán lejos puede llegar y cuán impecable puede ser dentro de esos rígidos confines.
Cuando un guerrero deja de tener cualquier clase de expectativas, las acciones de la gente ya no le afectan. Una extraña paz se convierte en la fuerza que rige su vida. Ha adoptado uno de los conceptos de la vida del guerrero: el desapego.
El desapego no aporta automáticamente sabiduría; pero no obstante, supone una ventaja, pues permite al guerrero detenerse momentáneamente para reconsiderar las situaciones y volver a revisar las posibilidades. Para usar de manera consistente y correcta ese momento extra, un guerrero tiene, sin embargo, que luchar incansablemente durante toda su vida.
Ya me di al poder que a mi destino rige.
Y no me aferro ya a nada, para así no tener nada que defender.
No tengo pensamientos, para así poder ver.
No temo ya a nada, para así poder acordarme de mí.
Desapegado y sereno, me lanzaré
más allá del Águila para ser libre.
A los guerreros les resulta mucho más fácil salir adelante en condiciones de máxima tensión que ser impecables en circunstancias normales.
Los seres humanos tienen dos lados. El lado derecho abarca todo lo que el intelecto es capaz de concebir. El lado izquierdo es un ámbito de características indescriptibles, un ámbito para el que no caben palabras. El lado izquierdo es comprendido -si es comprensión lo que tiene lugar- con la totalidad del cuerpo. De ahí que se resista a la conceptualización.
Todas las facultades, posibilidades y logros del chamanismo, desde los más simples hasta los más asombrosos, se encuentran en el propio cuerpo humano.
A1 poder que gobierna el destino de todos los seres vivientes se le llama el Águila, no porque sea un águila ni porque tenga nada que ver con las águilas, sino porque aparece ante los ojos del vidente como un águila inconmensurable, negra como el azabache, erguida como se yerguen las águilas, cuya envergadura alcanza el infinito.
El Águila devora la conciencia de todas las criaturas que, vivas en la Tierra un momento antes, y ahora ya muertas, van flotando como un incesante enjambre de luciérnagas hacia el pico del Águila, al encuentro de su dueño, de la razón de haber tenido vida. El Águila desenreda esas minúsculas llamas, las tiende como un curtidor extiende una piel y después las consume, pues la conciencia es el sustento del Águila.
El Águila, ese poder que gobierna los destinos de toda cosa viviente, refleja igualmente y a la vez todas esas cosas vivas. No hay lugar, por tanto, a que el hombre rece al Águila, le pida favores o espere misericordia. La parte humana del Águila es demasiado insignificante como para conmover a la totalidad.
A toda cosa viviente se le ha otorgado el poder, si así lo desea, de buscar una apertura hacia la libertad y de pasar por ella. Es obvio para el vidente que ve esa apertura, y para las criaturas que pasan por ella, que el Águila ha otorgado ese don a fin de perpetuar la conciencia.
Cruzar hacia la libertad no significa alcanzar la vida eterna en el sentido usual de eternidad; esto es, vivir por siempre. Ocurre, más bien, que los guerreros pueden conservar su conciencia, que normalmente se abandona al momento de morir. En el momento de cruzar, el cuerpo en su totalidad se inflama de conocimiento. Al instante, cada célula se torna consciente de sí misma y, además, consciente de la totalidad del cuerpo.
El don de libertad que ofrece el Águila no es una dádiva, sino la oportunidad de tener una oportunidad.
Un guerrero no está nunca sitiado. Estar sitiado implica que uno tiene posesiones personales que defender. Un guerrero no tiene nada en el mundo salvo su impecabilidad, y la impecabilidad no puede ser amenazada.
El primer principio del arte de acechar es que los guerreros eligen su campo de batalla. Un guerrero jamás entra en batalla sin conocer antes el entorno.
Eliminar todo lo innecesario es el segundo principio del arte de acechar. Un guerrero no complica las cosas. Busca la sencillez. Aplica toda su concentración para decidir si entra o no en batalla, porque en cada batalla se juega la vida. Éste es el tercer principio del arte de acechar. Un guerrero debe estar dispuesto y preparado para realizar su última parada aquí y ahora. Pero no sin orden ni concierto.
Un guerrero se relaja y se suelta; no teme a nada. Sólo entonces los poderes que guían a los seres humanos abren el camino al guerrero y le auxilian. Sólo entonces. Éste es el cuarto principio del arte de acechar.
Cuando se enfrentan a una fuerza superior con la que no pueden lidiar, los guerreros se retiran por un momento. Dejan que sus pensamientos corran libremente. Se ocupan de otras cosas. Cualquier cosa puede servir. Éste es el quinto principio del arte de acechar.
Los guerreros comprimen el tiempo; éste es el sexto principio del arte de acechar. Hasta un solo instante cuenta. En una batalla por tu vida, un segundo es una eternidad, una eternidad que puede decidir la victoria. Los guerreros persiguen el éxito; por tanto, comprimen el tiempo. Los guerreros no desperdician ni un instante.
Para aplicar el séptimo principio del arte de acechar uno tiene que aplicar los otros seis: un acechador no se coloca nunca al frente. Está siempre observando desde detrás de la escena.
Aplicar estos principios produce tres resultados. El primero es que los acechadores aprenden a no tomarse nunca en serio: aprenden a reírse de si mismos. Si no tienen miedo de hacer el ridículo, pueden ridiculizar a cualquiera. El segundo es que los acechadores aprenden a tener una paciencia inagotable. Los acechadores nunca tienen prisa, nunca se inquietan. Y el tercero es que los acechadores aprenden a tener una inagotable capacidad de improvisación.
Los guerreros encaran el tiempo que llega. Normalmente encaramos el tiempo que se aleja de nosotros; sólo los guerreros pueden cambiar esta situación y encarar el tiempo a medida que avanza hacia ellos.
Los guerreros tienen una sola cosa en mente: su libertad. Morir y ser devorado por el Águila no representa ningún desafío. En cambio, escabullirse del Águila y ser libres es la mayor de las audacias.
Cuando los guerreros hablan de tiempo no se refieren a algo que se mide por los movimientos del reloj. El tiempo es la esencia de la atención; las emanaciones del Águila están compuestas de tiempo, y, propiamente hablando, cuando un guerrero entra en otros aspectos del ser, se está familiarizando con el tiempo.
Un guerrero ya no puede llorar, y su única expresión de angustia es un estremecimiento que le viene desde las profundidades mismas del universo. Es como si una de las emanaciones del Águila estuviera hecha de pura angustia, y cuando golpea al guerrero, su estremecimiento es infinito.
RELATOS DE PODER.Guerrero de Luz.
Relatos de poder
La confianza del guerrero no es la confianza del hombre corriente. El hombre corriente busca la certeza en los ojos del espectador y llama a eso confianza en si mismo. El guerrero busca la impecabilidad en sus propios ojos y llama a eso humildad. El hombre corriente está enganchado a sus semejantes, mientras que el guerrero sólo está enganchado al infinito.
Hay montones de cosas que un guerrero puede hacer en un determinado momento y que no habría podido hacer años antes. Esas cosas no cambiaron; lo que cambió fue su idea de sí mismo.
El único camino posible para un guerrero es actuar consistentemente y sin reservas. En un momento dado, sabe lo suficiente del camino del guerrero como para actuar en consecuencia, pero sus viejos hábitos y rutinas pueden interponerse en su camino.
Para que un guerrero tenga éxito en cualquier empresa, el éxito debe llegar suavemente; con mucho esfuerzo, pero sin tensión ni obsesiones.
Es el diálogo interno lo que ata a la gente al mundo cotidiano. El mundo es de tal y cual manera sólo porque nos decimos nosotros mismos que es de tal y cual manera. El pasaje al mundo de los chamanes se abre cuando el guerrero ha aprendido a parar su diálogo interno.
Cambiar nuestra idea del mundo es la clave del chamanismo. Y parar el diálogo interno es la única forma de lograrlo.
Cuando un guerrero aprende a parar su diálogo interno todo es posible; hasta los proyectos más descabellados se vuelven factibles.
Un guerrero acepta su suerte, sea cual sea, y la acepta con total humildad. Se acepta a sí mismo con humildad, tal como es; no como base para lamentarse, sino como un desafío vital.
La humildad del guerrero no es la humildad del mendigo. El guerrero no humilla la cabeza ante nadie y, al mismo tiempo, tampoco permite que nadie humille la cabeza ante él. El mendigo, en cambio, enseguida se arrodilla y se arrastra por los suelos ante cualquiera que considere más encumbrado, pero también exige que alguien aún más inferior haga lo mismo con él.
Descanso, refugio, miedo: todo ello no son más que palabras creadoras de estados de ánimo que hemos aprendido a aceptar sin tan siquiera cuestionarnos su valor.
Nuestros semejantes son magos negros. Y quienquiera que esté con ellos es también un mago negro sin más. Piensa un momento. ¿Puedes desviarte de la senda que tus semejantes han trazado para ti? Mientras permaneces con ellos, tus acciones y pensamientos están fijados para siempre en sus términos. Eso es esclavitud. El guerrero, en cambio, está libre de todo eso. La libertad es cara, pero el precio no es imposible de pagar. Así que teme a tus captores, a tus amos. No desperdicies tu tiempo y tu poder en temer a la libertad.
Lo malo de las palabras es que nos hacen sentirnos iluminados; pero cuando nos damos la vuelta para enfrentarnos al mundo, siempre nos fallan y terminamos enfrentándonos al mundo como siempre: sin iluminación. Por esta razón, un guerrero busca actuar en vez de hablar, y para ello obtiene una nueva descripción del mundo, una descripción en la que hablar no es tan importante y en la que los actos nuevos conllevan reflexiones nuevas.
Un guerrero ya se considera muerto, así que no tiene nada que perder. Lo peor ya le ha pasado; por tanto, se siente tranquilo y sus pensamientos son claros. Nadie que lo juzgase por sus actos o por sus palabras podría jamás sospechar que lo ha presenciado todo.
El conocimiento es un asunto de lo más peculiar, especialmente para un guerrero. El conocimiento, para un guerrero, es algo que, súbitamente, llega, lo envuelve y luego sigue de largo.
El conocimiento llega a un guerrero flotando como motas de polvo de oro, el mismo polvo que cubre las alas de las polillas. Así pues, para un guerrero, el conocimiento es como darse una ducha o recibir una lluvia de motas de polvo de oro oscuro.
Siempre que el diálogo interno cesa, el mundo se desploma y afloran extraordinarias facetas nuestras, como si hubieran estado celosamente guardadas por nuestras palabras.
El mundo es insondable. Y también lo somos nosotros, así como todos los seres que existen en este mundo.
Los guerreros no ganan victorias golpeándose la cabeza contra los muros, sino rebasando los muros. Los guerreros saltan sobre los muros, no los derriban.
Un guerrero debe cultivar el sentimiento de que tiene cuanto necesita para ese viaje extravagante que es su vida. Lo que cuenta para un guerrero es estar vivo. La vida es suficiente y completa en sí misma, y por sí misma se explica.
Por eso puede uno decir, sin presunción, que la experiencia de las experiencias es estar vivo.
El hombre corriente piensa que entregarse a las dudas y a las tribulaciones es señal de sensibilidad, de espiritualidad. Lo cierto es que el hombre corriente no puede hallarse más lejos de ser sensible. Su diminuta razón se convierte, deliberadamente, en el monstruo o en el santo que imagina ser, aunque en realidad es demasiado minúscula para un molde de monstruo o de santo de ese tamaño.
Ser un guerrero no es sólo cuestión de desearlo. Es más bien una lucha interminable que seguirá hasta el último instante de nuestras vidas. Nadie nace guerrero, como nadie nace hombre corriente. Somos nosotros quienes nos hacemos lo uno o lo otro.
Un guerrero muere difícilmente. Su muerte debe luchar para llevárselo. Un guerrero no se entrega a la muerte tan fácilmente.
Los seres humanos no son objetos; no tienen solidez. Son seres redondos, luminosos; no tienen límites. El mundo de los objetos y de la solidez no es más que una descripción que fue creada para ayudarlos, para facilitar su paso por la Tierra.
Su razón hace que los seres humanos olviden que la descripción del mundo es tan sólo una descripción, y antes de que se den cuenta, han atrapado la totalidad de sí mismos en un círculo vicioso del cual raramente escapan durante su vida.
Los seres humanos son perceptores, pero el mundo que perciben es una ilusión: una ilusión creada por la descripción que les contaron desde el momento mismo en que nacieron.
Así pues, el mundo que su razón quiere sostener es, en esencia, un mundo creado por una descripción que tiene reglas dogmáticas e inviolables, reglas que su razón aprende a aceptar y a defender.
La ventaja oculta de los seres luminosos es que tienen algo que nunca se utiliza: el intento. La maniobra de los chamanes es la misma que la del hombre corriente. Ambos tienen una descripción del mundo. El hombre corriente la sostiene con su razón; el chamán, con su intento. Ambas descripciones tienen sus reglas; pero la ventaja del chamán es que el intento abarca más que la razón.
Sólo como guerrero se puede soportar el camino del conocimiento. Un guerrero no puede quejarse ni lamentar nada. Su vida es un desafío interminable, y no hay modo de que los desafíos puedan ser buenos o malos. Los desafíos son simplemente desafíos.
La diferencia básica entre un hombre corriente y un guerrero es que para un guerrero todo es como un desafío, mientras que para un hombre corriente todo es como una bendición o una maldición.
La carta ganadora del guerrero es que cree sin creer. Pero, obviamente, un guerrero no puede decir simplemente que cree y dejar las cosas ahí. Eso resultaría demasiado fácil. Sólo creer, sin más, le libraría de examinar su situación. Siempre que un guerrero se implica con alguna creencia, lo hace porque ésa es su elección. Un guerrero no cree; un guerrero tiene que creer.
La muerte es el ingrediente indispensable del tener que creer. Sin la conciencia de la muerte, todo es ordinario, trivial. Sólo porque la muerte lo acecha es por lo que un guerrero tiene que creer que el mundo es un misterio insondable. Tener que creer de este modo es la expresión de la más íntima predilección del guerrero.
El poder pone siempre al alcance del guerrero un centímetro cúbico de suerte. El arte del guerrero consiste en ser permanentemente fluido para poderlo atrapar.
El hombre corriente es consciente de todo sólo cuando piensa que debería serlo; la condición de un guerrero, en cambio, es ser consciente de todo en todo momento.
La totalidad de nosotros mismos es algo muy misterioso. Necesitamos solamente una porción muy pequeña de esa totalidad para llevar a cabo las tareas más complejas de la vida. Pero, al morir, morimos con la totalidad de nosotros mismos.
Una regla básica para el guerrero es que toma sus decisiones con tanto cuidado que nada de lo que pueda ocurrir como resultado es capaz de sorprenderlo; mucho menos, de menguar su poder.
Cuando un guerrero toma la decisión de pasar a la acción, debería estar dispuesto a morir. Si está dispuesto a morir, no habrá tropiezos, ni sorpresas desagradables, ni actos innecesarios. Todo encajará suavemente en su sitio porque no espera nada.
Un guerrero, como maestro, debe enseñar ante todo la posibilidad de actuar sin creer y sin esperar recompensa; de actuar porque sí. Su éxito como maestro depende de lo bien y lo armoniosamente que guíe a sus pupilos en este aspecto específico.
El guerrero, como maestro, enseña tres técnicas a su pupilo para ayudarle a borrar su historia personal: perder la propia importancia personal, asumir la responsabilidad de los propios actos y utilizar a la muerte como consejera. Sin el efecto benéfico de estas tres técnicas, el borrar la historia personal le hace a uno furtivo, evasivo e innecesariamente dudoso de sí mismo y de sus acciones.
No hay manera de librarse de la autocompasión de una vez por todas. Tiene un papel y un lugar definidos en nuestras vidas, una fachada definida y reconocible. Así, cada vez que se presenta la ocasión, la fachada de la autocompasión se activa. Tiene una historia. Pero si uno cambia la fachada, cambia su lugar de prominencia.
Las fachadas se cambian modificando los elementos que las componen. La autocompasión resulta útil a quien se siente importante y merecedor de mejores condiciones y de mejor trato, o bien a quien no quiere hacerse responsable de los actos que lo condujeron al estado que suscitó su autocompasión.
Cambiar la fachada de la autocompasión significa sólo que uno ha asignado un lugar secundario a un elemento que antes era importante. La autocompasión continúa siendo un rasgo prominente, pero ahora ha pasado a un segundo plano; al igual que la idea de la propia muerte inminente, la idea de la humildad del guerrero o la idea de la responsabilidad por los propios actos estuvieron durante una época en un segundo plano para un guerrero, sin ser nunca utilizadas hasta el momento en que se convirtió en guerrero.
Un guerrero reconoce su dolor pero no se entrega a él. El guerrero que se adentra en lo desconocido no tiene el ánimo triste; por el contrario, está alegre porque se siente humilde ante su gran fortuna, porque confía en su espíritu impecable y, sobre todo, porque es plenamente consciente de su eficacia. La alegría de un guerrero le viene de haber aceptado su destino y de haber evaluado en verdad lo que tiene delante.
La confianza del guerrero no es la confianza del hombre corriente. El hombre corriente busca la certeza en los ojos del espectador y llama a eso confianza en si mismo. El guerrero busca la impecabilidad en sus propios ojos y llama a eso humildad. El hombre corriente está enganchado a sus semejantes, mientras que el guerrero sólo está enganchado al infinito.
Hay montones de cosas que un guerrero puede hacer en un determinado momento y que no habría podido hacer años antes. Esas cosas no cambiaron; lo que cambió fue su idea de sí mismo.
El único camino posible para un guerrero es actuar consistentemente y sin reservas. En un momento dado, sabe lo suficiente del camino del guerrero como para actuar en consecuencia, pero sus viejos hábitos y rutinas pueden interponerse en su camino.
Para que un guerrero tenga éxito en cualquier empresa, el éxito debe llegar suavemente; con mucho esfuerzo, pero sin tensión ni obsesiones.
Es el diálogo interno lo que ata a la gente al mundo cotidiano. El mundo es de tal y cual manera sólo porque nos decimos nosotros mismos que es de tal y cual manera. El pasaje al mundo de los chamanes se abre cuando el guerrero ha aprendido a parar su diálogo interno.
Cambiar nuestra idea del mundo es la clave del chamanismo. Y parar el diálogo interno es la única forma de lograrlo.
Cuando un guerrero aprende a parar su diálogo interno todo es posible; hasta los proyectos más descabellados se vuelven factibles.
Un guerrero acepta su suerte, sea cual sea, y la acepta con total humildad. Se acepta a sí mismo con humildad, tal como es; no como base para lamentarse, sino como un desafío vital.
La humildad del guerrero no es la humildad del mendigo. El guerrero no humilla la cabeza ante nadie y, al mismo tiempo, tampoco permite que nadie humille la cabeza ante él. El mendigo, en cambio, enseguida se arrodilla y se arrastra por los suelos ante cualquiera que considere más encumbrado, pero también exige que alguien aún más inferior haga lo mismo con él.
Descanso, refugio, miedo: todo ello no son más que palabras creadoras de estados de ánimo que hemos aprendido a aceptar sin tan siquiera cuestionarnos su valor.
Nuestros semejantes son magos negros. Y quienquiera que esté con ellos es también un mago negro sin más. Piensa un momento. ¿Puedes desviarte de la senda que tus semejantes han trazado para ti? Mientras permaneces con ellos, tus acciones y pensamientos están fijados para siempre en sus términos. Eso es esclavitud. El guerrero, en cambio, está libre de todo eso. La libertad es cara, pero el precio no es imposible de pagar. Así que teme a tus captores, a tus amos. No desperdicies tu tiempo y tu poder en temer a la libertad.
Lo malo de las palabras es que nos hacen sentirnos iluminados; pero cuando nos damos la vuelta para enfrentarnos al mundo, siempre nos fallan y terminamos enfrentándonos al mundo como siempre: sin iluminación. Por esta razón, un guerrero busca actuar en vez de hablar, y para ello obtiene una nueva descripción del mundo, una descripción en la que hablar no es tan importante y en la que los actos nuevos conllevan reflexiones nuevas.
Un guerrero ya se considera muerto, así que no tiene nada que perder. Lo peor ya le ha pasado; por tanto, se siente tranquilo y sus pensamientos son claros. Nadie que lo juzgase por sus actos o por sus palabras podría jamás sospechar que lo ha presenciado todo.
El conocimiento es un asunto de lo más peculiar, especialmente para un guerrero. El conocimiento, para un guerrero, es algo que, súbitamente, llega, lo envuelve y luego sigue de largo.
El conocimiento llega a un guerrero flotando como motas de polvo de oro, el mismo polvo que cubre las alas de las polillas. Así pues, para un guerrero, el conocimiento es como darse una ducha o recibir una lluvia de motas de polvo de oro oscuro.
Siempre que el diálogo interno cesa, el mundo se desploma y afloran extraordinarias facetas nuestras, como si hubieran estado celosamente guardadas por nuestras palabras.
El mundo es insondable. Y también lo somos nosotros, así como todos los seres que existen en este mundo.
Los guerreros no ganan victorias golpeándose la cabeza contra los muros, sino rebasando los muros. Los guerreros saltan sobre los muros, no los derriban.
Un guerrero debe cultivar el sentimiento de que tiene cuanto necesita para ese viaje extravagante que es su vida. Lo que cuenta para un guerrero es estar vivo. La vida es suficiente y completa en sí misma, y por sí misma se explica.
Por eso puede uno decir, sin presunción, que la experiencia de las experiencias es estar vivo.
El hombre corriente piensa que entregarse a las dudas y a las tribulaciones es señal de sensibilidad, de espiritualidad. Lo cierto es que el hombre corriente no puede hallarse más lejos de ser sensible. Su diminuta razón se convierte, deliberadamente, en el monstruo o en el santo que imagina ser, aunque en realidad es demasiado minúscula para un molde de monstruo o de santo de ese tamaño.
Ser un guerrero no es sólo cuestión de desearlo. Es más bien una lucha interminable que seguirá hasta el último instante de nuestras vidas. Nadie nace guerrero, como nadie nace hombre corriente. Somos nosotros quienes nos hacemos lo uno o lo otro.
Un guerrero muere difícilmente. Su muerte debe luchar para llevárselo. Un guerrero no se entrega a la muerte tan fácilmente.
Los seres humanos no son objetos; no tienen solidez. Son seres redondos, luminosos; no tienen límites. El mundo de los objetos y de la solidez no es más que una descripción que fue creada para ayudarlos, para facilitar su paso por la Tierra.
Su razón hace que los seres humanos olviden que la descripción del mundo es tan sólo una descripción, y antes de que se den cuenta, han atrapado la totalidad de sí mismos en un círculo vicioso del cual raramente escapan durante su vida.
Los seres humanos son perceptores, pero el mundo que perciben es una ilusión: una ilusión creada por la descripción que les contaron desde el momento mismo en que nacieron.
Así pues, el mundo que su razón quiere sostener es, en esencia, un mundo creado por una descripción que tiene reglas dogmáticas e inviolables, reglas que su razón aprende a aceptar y a defender.
La ventaja oculta de los seres luminosos es que tienen algo que nunca se utiliza: el intento. La maniobra de los chamanes es la misma que la del hombre corriente. Ambos tienen una descripción del mundo. El hombre corriente la sostiene con su razón; el chamán, con su intento. Ambas descripciones tienen sus reglas; pero la ventaja del chamán es que el intento abarca más que la razón.
Sólo como guerrero se puede soportar el camino del conocimiento. Un guerrero no puede quejarse ni lamentar nada. Su vida es un desafío interminable, y no hay modo de que los desafíos puedan ser buenos o malos. Los desafíos son simplemente desafíos.
La diferencia básica entre un hombre corriente y un guerrero es que para un guerrero todo es como un desafío, mientras que para un hombre corriente todo es como una bendición o una maldición.
La carta ganadora del guerrero es que cree sin creer. Pero, obviamente, un guerrero no puede decir simplemente que cree y dejar las cosas ahí. Eso resultaría demasiado fácil. Sólo creer, sin más, le libraría de examinar su situación. Siempre que un guerrero se implica con alguna creencia, lo hace porque ésa es su elección. Un guerrero no cree; un guerrero tiene que creer.
La muerte es el ingrediente indispensable del tener que creer. Sin la conciencia de la muerte, todo es ordinario, trivial. Sólo porque la muerte lo acecha es por lo que un guerrero tiene que creer que el mundo es un misterio insondable. Tener que creer de este modo es la expresión de la más íntima predilección del guerrero.
El poder pone siempre al alcance del guerrero un centímetro cúbico de suerte. El arte del guerrero consiste en ser permanentemente fluido para poderlo atrapar.
El hombre corriente es consciente de todo sólo cuando piensa que debería serlo; la condición de un guerrero, en cambio, es ser consciente de todo en todo momento.
La totalidad de nosotros mismos es algo muy misterioso. Necesitamos solamente una porción muy pequeña de esa totalidad para llevar a cabo las tareas más complejas de la vida. Pero, al morir, morimos con la totalidad de nosotros mismos.
Una regla básica para el guerrero es que toma sus decisiones con tanto cuidado que nada de lo que pueda ocurrir como resultado es capaz de sorprenderlo; mucho menos, de menguar su poder.
Cuando un guerrero toma la decisión de pasar a la acción, debería estar dispuesto a morir. Si está dispuesto a morir, no habrá tropiezos, ni sorpresas desagradables, ni actos innecesarios. Todo encajará suavemente en su sitio porque no espera nada.
Un guerrero, como maestro, debe enseñar ante todo la posibilidad de actuar sin creer y sin esperar recompensa; de actuar porque sí. Su éxito como maestro depende de lo bien y lo armoniosamente que guíe a sus pupilos en este aspecto específico.
El guerrero, como maestro, enseña tres técnicas a su pupilo para ayudarle a borrar su historia personal: perder la propia importancia personal, asumir la responsabilidad de los propios actos y utilizar a la muerte como consejera. Sin el efecto benéfico de estas tres técnicas, el borrar la historia personal le hace a uno furtivo, evasivo e innecesariamente dudoso de sí mismo y de sus acciones.
No hay manera de librarse de la autocompasión de una vez por todas. Tiene un papel y un lugar definidos en nuestras vidas, una fachada definida y reconocible. Así, cada vez que se presenta la ocasión, la fachada de la autocompasión se activa. Tiene una historia. Pero si uno cambia la fachada, cambia su lugar de prominencia.
Las fachadas se cambian modificando los elementos que las componen. La autocompasión resulta útil a quien se siente importante y merecedor de mejores condiciones y de mejor trato, o bien a quien no quiere hacerse responsable de los actos que lo condujeron al estado que suscitó su autocompasión.
Cambiar la fachada de la autocompasión significa sólo que uno ha asignado un lugar secundario a un elemento que antes era importante. La autocompasión continúa siendo un rasgo prominente, pero ahora ha pasado a un segundo plano; al igual que la idea de la propia muerte inminente, la idea de la humildad del guerrero o la idea de la responsabilidad por los propios actos estuvieron durante una época en un segundo plano para un guerrero, sin ser nunca utilizadas hasta el momento en que se convirtió en guerrero.
Un guerrero reconoce su dolor pero no se entrega a él. El guerrero que se adentra en lo desconocido no tiene el ánimo triste; por el contrario, está alegre porque se siente humilde ante su gran fortuna, porque confía en su espíritu impecable y, sobre todo, porque es plenamente consciente de su eficacia. La alegría de un guerrero le viene de haber aceptado su destino y de haber evaluado en verdad lo que tiene delante.
VIAJE A IXTLAN. Guerrero de Luz.
Viaje a Ixtlán
Casi nunca nos damos cuenta de que podemos suprimir cualquier cosa de nuestras vidas en cualquier momento y en un abrir y cerrar de ojos.
Uno no debería preocuparse de tomar fotos o de hacer grabaciones. Ésas son superficialidades propias de vidas ociosas. Uno debería preocuparse del espíritu, que siempre es huidizo.
Un guerrero no necesita historia personal. Un día descubre que ya no le es necesaria, y la abandona.
La historia personal debe ser renovada constantemente contando a los padres, parientes y amigos todo cuanto uno hace. Por otro lado, el guerrero que no tiene historia personal, no necesita dar explicaciones; nadie se enoja ni se desilusiona con sus actos. Y sobre todo, nadie le amarra con sus pensamientos y expectativas.
Cuando nada se da por cierto permanecemos alerta, permanentemente de puntillas. Es más emocionante no saber detrás de qué matorral saltará la liebre que comportarnos como si lo supiéramos todo.
10
Mientras un hombre siente que lo más importante del mundo es él mismo, no puede apreciar verdaderamente el mundo que lo rodea. Es como un caballo con anteojeras: sólo se ve a sí mismo, ajeno a todo lo demás.
La muerte es nuestra eterna compañera. Se halla siempre a nuestra izquierda, a la distancia de un brazo tras de nosotros. La muerte es la única consejera sabia con la que cuenta un guerrero. Cada vez que el guerrero siente que todo anda mal y que está a punto de ser aniquilado, puede volverse a su muerte y preguntarle si ello es cierto. Su muerte le dirá que se equivoca, que en realidad nada importa salvo su toque. Su muerte le dirá: «Todavía no te he tocado.»
Cuando un guerrero decide hacer algo, debe ir hasta el final, aceptando la responsabilidad de lo que hace. Haga lo que haga, primero debe saber por qué lo hace, y luego seguir adelante con sus acciones, sin dudas ni remordimientos.
En un mundo donde la muerte es el cazador no hay tiempo para dudas ni lamentos. Sólo hay tiempo para decisiones. No importa cuáles sean las decisiones. Nada puede ser más serio o menos serio que lo demás. En un mundo donde la muerte es el cazador no hay decisiones grandes o pequeñas. Sólo hay decisiones que un guerrero toma a la vista de su muerte inevitable.
Un guerrero debe aprender a ponerse al alcance, o fuera del alcance, en el punto justo. Es inútil para un guerrero estar todo el día al alcance sin saberlo, como le es inútil esconderse cuando todo el mundo sabe que está escondido.
Para un guerrero, ser inaccesible significa tocar frugalmente el mundo que lo rodea. Y, sobre todo, evitar deliberadamente agotarse a sí mismo y a los demás. Un guerrero no utiliza ni exprime a la gente hasta dejarla reducida a nada, en especial a la gente que ama.
Cuando un hombre se preocupa, se aferra a cualquier cosa por desesperación; y una vez que se aferra, forzosamente se agota, o agota a la cosa o a la persona a la que está aferrado. Un guerrero cazador, en cambio, sabe que atraerá la caza a sus trampas una y otra vez, así que no se preocupa. Preocuparse es ponerse al alcance, al alcance sin saberlo.
Un guerrero cazador trata íntimamente con su mundo y, sin embargo, es inaccesible para ese mismo mundo. Lo toca ligeramente, permanece el tiempo preciso y luego se aleja velozmente, sin apenas dejar rastro.
Ser un guerrero cazador no es sólo cuestión de cazar animales. Un guerrero cazador no captura animales porque ponga trampas ni porque conozca las rutinas de su presa, sino porque él mismo no tiene rutinas. Ésa es su ventaja. Él no es, de ningún modo, como los animales que persigue, fijos en rutinas pesadas y en caprichos previsibles. Él es libre, fluido, imprevisible.
Para el hombre corriente el mundo es extraño porque, cuando no se aburre de él, está enemistado con él. Para un guerrero, el mundo es extraño porque es estupendo, pavoroso, misterioso, insondable. Un guerrero debe asumir la responsabilidad de estar aquí, en este mundo maravilloso, en este tiempo maravilloso.
Un guerrero debe aprender a hacer que cada acto cuente, pues va a estar aquí, en este mundo, tan sólo un tiempo breve; de hecho, demasiado breve para ser testigo de todas las maravillas que existen.
Los actos tienen poder. Especialmente cuando el guerrero que actúa sabe que esos actos son su última batalla. Hay una extraña felicidad ardiente en actuar con pleno conocimiento de que lo que uno está haciendo puede muy bien ser su último acto sobre la Tierra.
Un guerrero debe enfocar su atención en el vínculo que lo une con su muerte. Sin remordimiento ni tristeza ni preocupación, debe poner su atención en el hecho de que no tiene tiempo y dejar que sus actos fluyan de acuerdo con ello. Ha de hacer de cada uno de sus actos su última batalla sobre la Tierra. Sólo en tales condiciones tendrán sus actos el poder que les corresponde. De otro modo serán, mientras viva, los actos de un necio.
Un guerrero cazador sabe que su muerte lo aguarda, y que ese mismo acto que ahora está realizando puede muy bien ser su última batalla sobre la Tierra. Lo llama batalla porque es una lucha. La mayoría de la gente pasa de acto a acto sin luchar ni pensar. Un guerrero cazador, por el contrario, evalúa cada acto; y como tiene un conocimiento íntimo de su muerte, procede juiciosamente, como si cada acto fuera su última batalla. Sólo un necio dejaría de notar la ventaja que un guerrero cazador tiene sobre sus semejantes. Un guerrero cazador da a su última batalla el respeto que merece. Es natural que su último acto sobre la Tierra sea lo mejor de sí mismo. Así le place. Así le quita el filo a su temor.
11
Un guerrero es un cazador inmaculado que caza poder; no está borracho ni loco, ni tiene tiempo ni humor para fanfarronear, ni para mentirse a sí mismo, ni para equivocarse en la jugada. La apuesta es demasiado alta. Lo que se juega es su vida pulcramente ordenada que tanto tiempo le llevó afinar y perfeccionar. No va a desperdiciar todo eso por un estúpido error de cálculo o por tomar una cosa por lo que no es.
Un hombre, cualquier hombre, merece cuanto les toca en suerte a los hombres: alegría, dolor, tristeza y lucha. No importa la naturaleza de sus actos, siempre y cuando actúe como guerrero.
Si su espíritu está deformado, simplemente debe arreglarlo, depurándolo y perfeccionándolo, porque no hay en la vida una tarea más digna de emprenderse. No arreglar el espíritu es buscar la muerte, y eso es igual que no buscar nada, porque la muerte va a alcanzarnos de todos modos. Buscar la perfección del espíritu del guerrero es la única tarea digna de nuestra transitoriedad y de nuestra condición humana.
Lo más difícil en este mundo es adoptar el ánimo del guerrero. De nada sirve estar triste, quejarse y sentirse justificado de hacerlo creyendo que alguien nos está siempre haciendo algo. Nadie le está haciendo nada a nadie, y mucho menos a un guerrero.
Un guerrero es un cazador. Todo lo calcula. Eso es control. Una vez terminados sus cálculos, actúa. Se deja ir. Eso es abandono. Un guerrero no es una hoja a merced del viento. Nadie puede empujarle; nadie puede obligarle a hacer cosas en contra de sí mismo o de lo que juzga correcto. Un guerrero está preparado para sobrevivir, y sobrevive del mejor modo posible.
Un guerrero no es más que un hombre, un hombre humilde. No puede cambiar los designios de su muerte. Pero su espíritu impecable, que ha reunido poder tras grandes penas, puede ciertamente detener su muerte por un momento, un momento lo bastante largo para permitirle regocijarse por última vez al evocar su poder. Podemos decir que ése es un gesto que la muerte tiene con quienes poseen un espíritu impecable.
No importa cómo lo hayan criado a uno. Lo que determina el modo en que uno hace cualquier cosa es el poder personal. Un hombre no es más que la suma de su poder personal, y esa suma determina cómo vive y cómo muere.
El poder personal es un sentimiento. Algo así como tener suerte. O podríamos llamarlo un talante, un ánimo. El poder personal es algo que se adquiere a través de toda una vida de lucha.
Un guerrero actúa como si supiera lo que hace, cuando en realidad no sabe nada.
Un guerrero no tiene remordimientos por nada de lo que ha hecho, porque aislar los propios actos llamándolos mezquinos, feos o malos es darse a uno mismo una importancia injustificada.
La clave está en lo que se enfatiza. O nos hacemos desdichados o nos hacemos fuertes. Cuesta el mismo trabajo lo uno que lo otro.
Desde el momento en que nacemos, la gente nos dice que el mundo es esto y aquello, y de tal y cual manera; naturalmente, no tenemos otra opción más que aceptar que el mundo es de la forma en que la gente nos ha estado diciendo que es.
El arte del guerrero consiste en equilibrar el terror de ser un hombre con la maravilla de ser un hombre.
Casi nunca nos damos cuenta de que podemos suprimir cualquier cosa de nuestras vidas en cualquier momento y en un abrir y cerrar de ojos.
Uno no debería preocuparse de tomar fotos o de hacer grabaciones. Ésas son superficialidades propias de vidas ociosas. Uno debería preocuparse del espíritu, que siempre es huidizo.
Un guerrero no necesita historia personal. Un día descubre que ya no le es necesaria, y la abandona.
La historia personal debe ser renovada constantemente contando a los padres, parientes y amigos todo cuanto uno hace. Por otro lado, el guerrero que no tiene historia personal, no necesita dar explicaciones; nadie se enoja ni se desilusiona con sus actos. Y sobre todo, nadie le amarra con sus pensamientos y expectativas.
Cuando nada se da por cierto permanecemos alerta, permanentemente de puntillas. Es más emocionante no saber detrás de qué matorral saltará la liebre que comportarnos como si lo supiéramos todo.
10
Mientras un hombre siente que lo más importante del mundo es él mismo, no puede apreciar verdaderamente el mundo que lo rodea. Es como un caballo con anteojeras: sólo se ve a sí mismo, ajeno a todo lo demás.
La muerte es nuestra eterna compañera. Se halla siempre a nuestra izquierda, a la distancia de un brazo tras de nosotros. La muerte es la única consejera sabia con la que cuenta un guerrero. Cada vez que el guerrero siente que todo anda mal y que está a punto de ser aniquilado, puede volverse a su muerte y preguntarle si ello es cierto. Su muerte le dirá que se equivoca, que en realidad nada importa salvo su toque. Su muerte le dirá: «Todavía no te he tocado.»
Cuando un guerrero decide hacer algo, debe ir hasta el final, aceptando la responsabilidad de lo que hace. Haga lo que haga, primero debe saber por qué lo hace, y luego seguir adelante con sus acciones, sin dudas ni remordimientos.
En un mundo donde la muerte es el cazador no hay tiempo para dudas ni lamentos. Sólo hay tiempo para decisiones. No importa cuáles sean las decisiones. Nada puede ser más serio o menos serio que lo demás. En un mundo donde la muerte es el cazador no hay decisiones grandes o pequeñas. Sólo hay decisiones que un guerrero toma a la vista de su muerte inevitable.
Un guerrero debe aprender a ponerse al alcance, o fuera del alcance, en el punto justo. Es inútil para un guerrero estar todo el día al alcance sin saberlo, como le es inútil esconderse cuando todo el mundo sabe que está escondido.
Para un guerrero, ser inaccesible significa tocar frugalmente el mundo que lo rodea. Y, sobre todo, evitar deliberadamente agotarse a sí mismo y a los demás. Un guerrero no utiliza ni exprime a la gente hasta dejarla reducida a nada, en especial a la gente que ama.
Cuando un hombre se preocupa, se aferra a cualquier cosa por desesperación; y una vez que se aferra, forzosamente se agota, o agota a la cosa o a la persona a la que está aferrado. Un guerrero cazador, en cambio, sabe que atraerá la caza a sus trampas una y otra vez, así que no se preocupa. Preocuparse es ponerse al alcance, al alcance sin saberlo.
Un guerrero cazador trata íntimamente con su mundo y, sin embargo, es inaccesible para ese mismo mundo. Lo toca ligeramente, permanece el tiempo preciso y luego se aleja velozmente, sin apenas dejar rastro.
Ser un guerrero cazador no es sólo cuestión de cazar animales. Un guerrero cazador no captura animales porque ponga trampas ni porque conozca las rutinas de su presa, sino porque él mismo no tiene rutinas. Ésa es su ventaja. Él no es, de ningún modo, como los animales que persigue, fijos en rutinas pesadas y en caprichos previsibles. Él es libre, fluido, imprevisible.
Para el hombre corriente el mundo es extraño porque, cuando no se aburre de él, está enemistado con él. Para un guerrero, el mundo es extraño porque es estupendo, pavoroso, misterioso, insondable. Un guerrero debe asumir la responsabilidad de estar aquí, en este mundo maravilloso, en este tiempo maravilloso.
Un guerrero debe aprender a hacer que cada acto cuente, pues va a estar aquí, en este mundo, tan sólo un tiempo breve; de hecho, demasiado breve para ser testigo de todas las maravillas que existen.
Los actos tienen poder. Especialmente cuando el guerrero que actúa sabe que esos actos son su última batalla. Hay una extraña felicidad ardiente en actuar con pleno conocimiento de que lo que uno está haciendo puede muy bien ser su último acto sobre la Tierra.
Un guerrero debe enfocar su atención en el vínculo que lo une con su muerte. Sin remordimiento ni tristeza ni preocupación, debe poner su atención en el hecho de que no tiene tiempo y dejar que sus actos fluyan de acuerdo con ello. Ha de hacer de cada uno de sus actos su última batalla sobre la Tierra. Sólo en tales condiciones tendrán sus actos el poder que les corresponde. De otro modo serán, mientras viva, los actos de un necio.
Un guerrero cazador sabe que su muerte lo aguarda, y que ese mismo acto que ahora está realizando puede muy bien ser su última batalla sobre la Tierra. Lo llama batalla porque es una lucha. La mayoría de la gente pasa de acto a acto sin luchar ni pensar. Un guerrero cazador, por el contrario, evalúa cada acto; y como tiene un conocimiento íntimo de su muerte, procede juiciosamente, como si cada acto fuera su última batalla. Sólo un necio dejaría de notar la ventaja que un guerrero cazador tiene sobre sus semejantes. Un guerrero cazador da a su última batalla el respeto que merece. Es natural que su último acto sobre la Tierra sea lo mejor de sí mismo. Así le place. Así le quita el filo a su temor.
11
Un guerrero es un cazador inmaculado que caza poder; no está borracho ni loco, ni tiene tiempo ni humor para fanfarronear, ni para mentirse a sí mismo, ni para equivocarse en la jugada. La apuesta es demasiado alta. Lo que se juega es su vida pulcramente ordenada que tanto tiempo le llevó afinar y perfeccionar. No va a desperdiciar todo eso por un estúpido error de cálculo o por tomar una cosa por lo que no es.
Un hombre, cualquier hombre, merece cuanto les toca en suerte a los hombres: alegría, dolor, tristeza y lucha. No importa la naturaleza de sus actos, siempre y cuando actúe como guerrero.
Si su espíritu está deformado, simplemente debe arreglarlo, depurándolo y perfeccionándolo, porque no hay en la vida una tarea más digna de emprenderse. No arreglar el espíritu es buscar la muerte, y eso es igual que no buscar nada, porque la muerte va a alcanzarnos de todos modos. Buscar la perfección del espíritu del guerrero es la única tarea digna de nuestra transitoriedad y de nuestra condición humana.
Lo más difícil en este mundo es adoptar el ánimo del guerrero. De nada sirve estar triste, quejarse y sentirse justificado de hacerlo creyendo que alguien nos está siempre haciendo algo. Nadie le está haciendo nada a nadie, y mucho menos a un guerrero.
Un guerrero es un cazador. Todo lo calcula. Eso es control. Una vez terminados sus cálculos, actúa. Se deja ir. Eso es abandono. Un guerrero no es una hoja a merced del viento. Nadie puede empujarle; nadie puede obligarle a hacer cosas en contra de sí mismo o de lo que juzga correcto. Un guerrero está preparado para sobrevivir, y sobrevive del mejor modo posible.
Un guerrero no es más que un hombre, un hombre humilde. No puede cambiar los designios de su muerte. Pero su espíritu impecable, que ha reunido poder tras grandes penas, puede ciertamente detener su muerte por un momento, un momento lo bastante largo para permitirle regocijarse por última vez al evocar su poder. Podemos decir que ése es un gesto que la muerte tiene con quienes poseen un espíritu impecable.
No importa cómo lo hayan criado a uno. Lo que determina el modo en que uno hace cualquier cosa es el poder personal. Un hombre no es más que la suma de su poder personal, y esa suma determina cómo vive y cómo muere.
El poder personal es un sentimiento. Algo así como tener suerte. O podríamos llamarlo un talante, un ánimo. El poder personal es algo que se adquiere a través de toda una vida de lucha.
Un guerrero actúa como si supiera lo que hace, cuando en realidad no sabe nada.
Un guerrero no tiene remordimientos por nada de lo que ha hecho, porque aislar los propios actos llamándolos mezquinos, feos o malos es darse a uno mismo una importancia injustificada.
La clave está en lo que se enfatiza. O nos hacemos desdichados o nos hacemos fuertes. Cuesta el mismo trabajo lo uno que lo otro.
Desde el momento en que nacemos, la gente nos dice que el mundo es esto y aquello, y de tal y cual manera; naturalmente, no tenemos otra opción más que aceptar que el mundo es de la forma en que la gente nos ha estado diciendo que es.
El arte del guerrero consiste en equilibrar el terror de ser un hombre con la maravilla de ser un hombre.
EL FUEGO INTERNO. Guerrero de Luz.
Uno no está completo sin tristeza ni añoranza, pues sin ellas no hay sobriedad, no hay gentileza. La sabiduría sin gentileza y el conocimiento sin sobriedad son inútiles.
El mayor enemigo del hombre es la importancia personal. Lo que lo debilita es sentirse ofendido por lo que hacen o dejan de hacer sus semejantes. La importancia personal requiere que uno pase la mayor parte de su vida ofendido por algo o alguien.
Para seguir el camino del conocimiento, uno tiene que ser muy imaginativo. En el camino del conocimiento nada es tan claro como nos gustaría que fuera.
Si los videntes son capaces de mantenerse firmes al enfrentarse con los pinches tiranos, pueden ciertamente encarar lo desconocido impunemente, y entonces incluso pueden soportar la presencia de lo que no se puede conocer.
Es natural pensar que un guerrero capaz de mantenerse firme ante el rostro de lo desconocido podrá, ciertamente, encarar impunemente a los pinches tiranos. Pero eso no es necesariamente así. Lo que destruyó a los magníficos guerreros de la antigüedad fue confiar en esa suposición. Nada puede templar mejor el espíritu de un guerrero que el desafío de tratar con personas imposibles que ocupan puestos de poder. Sólo en tales circunstancias pueden los guerreros adquirir la sobriedad y la serenidad necesarias para soportar la presión de lo que no se puede conocer.
Lo desconocido es algo que está velado para el hombre, amparado quizá en un contexto aterrador; pero aun así está al alcance del hombre. En cierto momento, lo desconocido se convierte en conocido. Lo que no se puede conocer, en cambio, es lo indescriptible, lo impensable, lo inconcebible. Es algo que jamás conoceremos y que sin embargo está ahí, deslumbrante y a la vez horroroso en su vastedad.
22
Percibimos. Éste es un hecho firme. Pero no es un hecho de la misma clase que lo que percibimos, porque aprendemos qué percibir.
Los guerreros afirman que el hecho de creer que hay un mundo de objetos ahí fuera se debe únicamente a nuestra conciencia. Pero lo que hay realmente ahí fuera son las emanaciones del Águila, fluidas, siempre en movimiento y, sin embargo, inmutables, eternas.
La falla más profunda de los guerreros inmaduros es que tienden a olvidar la maravilla de lo que ven. Les abruma el hecho de ver y creen que lo que cuenta es su talento. Un guerrero maduro debe ser un dechado de disciplina con el fin de superar la casi invencible laxitud de nuestra condición humana. Más importante aún que ver es lo que los guerreros hacen con lo que ven.
Una de las mayores fuerzas en las vidas de los guerreros es el miedo, porque los incita a aprender.
Lo cierto, para un vidente, es que todos los seres vivos luchan por morir. Lo que detiene a la muerte es la conciencia.
Lo desconocido está siempre presente, pero queda fuera de las posibilidades de nuestra conciencia ordinaria. Lo desconocido es la parte sobrante del hombre corriente. Y es sobrante porque el hombre corriente no dispone de suficiente energía libre para asirla.
La mayor falla de los seres humanos es mantenerse adheridos al inventario de la razón. La razón no trata al hombre como energía. La razón trata con instrumentos que crean energía, pero jamás se le ha ocurrido seriamente a la razón que somos mejores aún que los instrumentos: somos organismos que crean energía. Somos burbujas de energía.
Los guerreros que alcanzan deliberadamente la conciencia total son algo digno de contemplar. Ése es el momento en que arden desde adentro. El fuego interno los consume. Y en plena conciencia, se funden con el conjunto de las emanaciones del Águila y se deslizan a la eternidad.
Una vez que se logra el silencio interno, todo es posible. El modo de terminar con nuestro diálogo interno es utilizar exactamente el mismo método mediante el cual nos enseñaron a hablar con nosotros mismos: fuimos enseñados compulsiva y sostenidamente, y así es como debemos detenerlo: compulsiva y sostenidamente.
La impecabilidad comienza con un solo acto, que tiene que ser premeditado, preciso y sostenido. Si este acto se repite durante el tiempo suficiente, uno adquiere un sentido de intento inflexible que puede aplicarse a cualquier cosa. Si esto se logra, el camino queda despejado. Así, una cosa lleva a la otra hasta que al fin el guerrero desarrolla todo su potencial.
El misterio de la conciencia es la oscuridad. Los seres humanos están inundados de ese misterio, de cosas que son inexplicables. Considerarnos a nosotros mismos en cualesquiera otros términos es una locura. Así que un guerrero no degrada el misterio del hombre tratando de racionalizarlo.
Las comprensiones son de dos tipos. Unas no son más que arengas para darse ánimos; son grandes arranques de emoción y nada más. Las otras son producto de un movimiento del punto de encaje; no van unidas a arranques emocionales sino a la acción. Las comprensiones emocionales llegan años después, cuando los guerreros, con el uso, han consolidado la nueva posición de sus puntos de encaje.
Lo peor que podría ocurrirnos es tener que morir, y puesto que ése es ya nuestro destino inalterable, somos libres; quienes lo han perdido todo no tienen ya nada que temer.
No es por codicia que los guerreros se aventuran en lo desconocido. La codicia sólo es eficaz en el mundo de los asuntos cotidianos. Para aventurarse en esa aterradora soledad de lo desconocido se necesita mucho más que codicia: se necesita amor. Hay que tener amor a la vida, a la intriga, al misterio. Hay que tener una curiosidad insaciable y una montaña de agallas.
Un guerrero sólo piensa en los misterios de la conciencia; el misterio es lo único que importa. Somos seres vivos; tenemos que morir y abandonar nuestra conciencia. Pero si podemos cambiar tan siquiera un solo matiz de eso, ¿ qué misterios nos estarán aguardando? ¡Qué misterios!
El mayor enemigo del hombre es la importancia personal. Lo que lo debilita es sentirse ofendido por lo que hacen o dejan de hacer sus semejantes. La importancia personal requiere que uno pase la mayor parte de su vida ofendido por algo o alguien.
Para seguir el camino del conocimiento, uno tiene que ser muy imaginativo. En el camino del conocimiento nada es tan claro como nos gustaría que fuera.
Si los videntes son capaces de mantenerse firmes al enfrentarse con los pinches tiranos, pueden ciertamente encarar lo desconocido impunemente, y entonces incluso pueden soportar la presencia de lo que no se puede conocer.
Es natural pensar que un guerrero capaz de mantenerse firme ante el rostro de lo desconocido podrá, ciertamente, encarar impunemente a los pinches tiranos. Pero eso no es necesariamente así. Lo que destruyó a los magníficos guerreros de la antigüedad fue confiar en esa suposición. Nada puede templar mejor el espíritu de un guerrero que el desafío de tratar con personas imposibles que ocupan puestos de poder. Sólo en tales circunstancias pueden los guerreros adquirir la sobriedad y la serenidad necesarias para soportar la presión de lo que no se puede conocer.
Lo desconocido es algo que está velado para el hombre, amparado quizá en un contexto aterrador; pero aun así está al alcance del hombre. En cierto momento, lo desconocido se convierte en conocido. Lo que no se puede conocer, en cambio, es lo indescriptible, lo impensable, lo inconcebible. Es algo que jamás conoceremos y que sin embargo está ahí, deslumbrante y a la vez horroroso en su vastedad.
22
Percibimos. Éste es un hecho firme. Pero no es un hecho de la misma clase que lo que percibimos, porque aprendemos qué percibir.
Los guerreros afirman que el hecho de creer que hay un mundo de objetos ahí fuera se debe únicamente a nuestra conciencia. Pero lo que hay realmente ahí fuera son las emanaciones del Águila, fluidas, siempre en movimiento y, sin embargo, inmutables, eternas.
La falla más profunda de los guerreros inmaduros es que tienden a olvidar la maravilla de lo que ven. Les abruma el hecho de ver y creen que lo que cuenta es su talento. Un guerrero maduro debe ser un dechado de disciplina con el fin de superar la casi invencible laxitud de nuestra condición humana. Más importante aún que ver es lo que los guerreros hacen con lo que ven.
Una de las mayores fuerzas en las vidas de los guerreros es el miedo, porque los incita a aprender.
Lo cierto, para un vidente, es que todos los seres vivos luchan por morir. Lo que detiene a la muerte es la conciencia.
Lo desconocido está siempre presente, pero queda fuera de las posibilidades de nuestra conciencia ordinaria. Lo desconocido es la parte sobrante del hombre corriente. Y es sobrante porque el hombre corriente no dispone de suficiente energía libre para asirla.
La mayor falla de los seres humanos es mantenerse adheridos al inventario de la razón. La razón no trata al hombre como energía. La razón trata con instrumentos que crean energía, pero jamás se le ha ocurrido seriamente a la razón que somos mejores aún que los instrumentos: somos organismos que crean energía. Somos burbujas de energía.
Los guerreros que alcanzan deliberadamente la conciencia total son algo digno de contemplar. Ése es el momento en que arden desde adentro. El fuego interno los consume. Y en plena conciencia, se funden con el conjunto de las emanaciones del Águila y se deslizan a la eternidad.
Una vez que se logra el silencio interno, todo es posible. El modo de terminar con nuestro diálogo interno es utilizar exactamente el mismo método mediante el cual nos enseñaron a hablar con nosotros mismos: fuimos enseñados compulsiva y sostenidamente, y así es como debemos detenerlo: compulsiva y sostenidamente.
La impecabilidad comienza con un solo acto, que tiene que ser premeditado, preciso y sostenido. Si este acto se repite durante el tiempo suficiente, uno adquiere un sentido de intento inflexible que puede aplicarse a cualquier cosa. Si esto se logra, el camino queda despejado. Así, una cosa lleva a la otra hasta que al fin el guerrero desarrolla todo su potencial.
El misterio de la conciencia es la oscuridad. Los seres humanos están inundados de ese misterio, de cosas que son inexplicables. Considerarnos a nosotros mismos en cualesquiera otros términos es una locura. Así que un guerrero no degrada el misterio del hombre tratando de racionalizarlo.
Las comprensiones son de dos tipos. Unas no son más que arengas para darse ánimos; son grandes arranques de emoción y nada más. Las otras son producto de un movimiento del punto de encaje; no van unidas a arranques emocionales sino a la acción. Las comprensiones emocionales llegan años después, cuando los guerreros, con el uso, han consolidado la nueva posición de sus puntos de encaje.
Lo peor que podría ocurrirnos es tener que morir, y puesto que ése es ya nuestro destino inalterable, somos libres; quienes lo han perdido todo no tienen ya nada que temer.
No es por codicia que los guerreros se aventuran en lo desconocido. La codicia sólo es eficaz en el mundo de los asuntos cotidianos. Para aventurarse en esa aterradora soledad de lo desconocido se necesita mucho más que codicia: se necesita amor. Hay que tener amor a la vida, a la intriga, al misterio. Hay que tener una curiosidad insaciable y una montaña de agallas.
Un guerrero sólo piensa en los misterios de la conciencia; el misterio es lo único que importa. Somos seres vivos; tenemos que morir y abandonar nuestra conciencia. Pero si podemos cambiar tan siquiera un solo matiz de eso, ¿ qué misterios nos estarán aguardando? ¡Qué misterios!
UNA REALIDAD APARTE. Guerrero de Luz.
Un guerrero sabe que es sólo un hombre. Su único pesar es que su vida es tan corta que no le permite asir todas las cosas que quisiera. Pero, para él, eso no es un problema; es sólo una lástima.
Sentirse importante lo hace a uno pesado, torpe y banal. Para ser un guerrero se necesita ser liviano y fluido.
Cuando los seres humanos se ven como campos de energía, parecen fibras de luz, como telarañas blancas, con hebras muy finas que circulan desde la cabeza hasta la punta de los pies. De ese modo, ante el ojo del vidente, un hombre aparece como un huevo de fibras que circulan. Y sus brazos y piernas son como cerdas luminosas que brotan en todas direcciones.
El vidente ve que cada hombre está en contacto con todo lo que le rodea, pero no a través de sus manos, sino mediante un montón de largas fibras que brotan en todas direcciones desde el centro de su abdomen. Esas fibras unen al hombre con lo que le rodea; conservan su equilibrio; le dan estabilidad.
Cuando un guerrero aprende a ver, ve que un hombre, ya sea mendigo o rey, es un huevo luminoso, y no hay manera de cambiar nada; o mejor dicho, ¿qué podría cambiarse en ese huevo luminoso? ¿Qué?
Un guerrero nunca se preocupa de su miedo. En vez de eso, ¡piensa en las maravillas de ver el flujo de la energía! El resto son adornos, adornos sin importancia.
Sólo un chiflado emprendería por cuenta propia la tarea de hacerse hombre de conocimiento. A un hombre cuerdo hay que engañarlo. Hay montones de gente que acometerían con gusto la tarea, pero ésos no cuentan. Casi siempre están rajados. Son como cántaros que por fuera se ven en buen estado, pero que comenzarían a gotear en el momento en que los sometieras a presión y los llenaras de agua.
Cuando un hombre no se preocupa por ver, las cosas le parecen más o menos lo mismo cada vez que mira el mundo. En cambio, cuando aprende a ver, ninguna cosa es igual cada vez que la ve, y sin embargo es la misma. Para el ojo de un vidente, un hombre es como un huevo. Cada vez que ve a un mismo hombre, ve un huevo luminoso, pero no es el mismo huevo luminoso.
Los chamanes del México antiguo dieron el nombre de aliados a unas fuerzas inexplicables que actuaban sobre ellos. Los llamaron aliados porque pensaron que podrían servirse de ellos para su satisfacción, un concepto que resultó ser casi fatal para aquellos chamanes, porque lo que ellos llamaban aliados son seres sin esencia corpórea que existen en el universo. Los chamanes de hoy en día los llaman seres inorgánicos.
Preguntar cuál es la función de los aliados es como preguntar qué hacemos los hombres en el mundo. Aquí estamos: eso es todo. Y los aliados están aquí como nosotros; y puede que estuvieran antes que nosotros.
El modo más eficaz de vivir es vivir como un guerrero. Puede que un guerrero piense y se preocupe antes de tomar una decisión, pero una vez que la ha tomado, prosigue su camino libre de preocupaciones o pensamientos; todavía habrá un millón de decisiones esperándolo. Ése es el camino del guerrero.
Un guerrero piensa en su muerte cuando las cosas pierden claridad. La idea de la muerte es lo único que templa nuestro espíritu.
La muerte está en todas partes. Acaso esté en los faros de un coche que alumbran tras de nosotros desde lo alto de una colina distante. Pueden permanecer visibles por un rato y entonces desaparecer en la oscuridad como si se los hubiera tragado la tierra, para aparecer sobre otra colina y luego desaparecer de nuevo.
Ésas son las luces que lleva la muerte sobre su cabeza. La muerte se las pone por sombrero y se lanza al galope, ganándonos terreno, acercándose más y más. A veces apaga sus luces. Pero la muerte nunca se detiene.
Un guerrero, primero debe saber que sus actos son inútiles y, a pesar de ello, proceder como si no lo supiera. Ése es el desatino controlado del chamán.
Los ojos del hombre pueden realizar dos funciones: una es ver la energía en general, tal como fluye en el universo, y la otra es «mirar las cosas de este mundo». Ninguna de ellas es mejor que la otra; sin embargo, educar los ojos sólo para mirar es un lamentable e innecesario desperdicio.
Un guerrero vive de actuar, no de pensar en actuar ni de pensar qué pensará cuando haya actuado.
Un guerrero elige un camino con corazón, cualquier camino con corazón, y lo sigue, y luego se regocija y ríe. Sabe, porque ve, que su vida se acabará demasiado pronto. Sabe, porque ve, que nada es más importante que lo demás.
Un guerrero no tiene honor, ni dignidad, ni familia, ni nombre, ni patria; sólo tiene vida por vivir y, en tales circunstancias, su único vínculo con sus semejantes es su desatino controlado.
Puesto que ninguna cosa es más importante que otra, un guerrero elige cualquier acto y lo actúa como si le importara. Su desatino controlado le lleva a decir que lo que él hace importa y le lleva a actuar como si importara, y sin embargo él sabe que no es así; de modo que, cuando completa sus actos, se retira en paz, sin preocuparse en absoluto de si sus actos fueron buenos o malos, si dieron resultado o no.
Un guerrero puede optar por permanecer totalmente impasible y no actuar jamás, y comportarse como si realmente le importara ser impasible. También eso sería genuinamente correcto, pues también ése sería su desatino controlado.
No hay vacío en la vida de un guerrero. Todo está lleno a rebosar. Todo está lleno a rebosar y todo es igual.
El hombre corriente se preocupa demasiado por querer a otros o por ser querido por los demás. Un guerrero quiere; eso es todo. Quiere lo que se le antoja o a quien se le antoja, sin más, porque sí.
Un guerrero acepta la responsabilidad de sus actos, hasta del más trivial de sus actos. El hombre corriente actúa según sus pensamientos y nunca asume la responsabilidad por lo que hace.
El hombre corriente es o un ganador o un perdedor y, dependiendo de ello, se convierte en perseguidor o en víctima. Estas dos condiciones prevalecen mientras uno no ve. Ver disipa la ilusión de la victoria, la derrota o el sufrimiento.
Un guerrero sabe que espera y sabe lo que espera; y mientras espera no desea nada, y así cualquier casa que recibe, por pequeña que sea, es más de lo que puede tomar. Si necesita comer, encuentra el modo porque no tiene hambre; si algo lastima su cuerpo, encuentra el modo de pararlo porque no tiene dolor. Tener hambre o tener dolor significa que el hombre no es un guerrero, y las fuerzas de su hambre y de su dolor lo destruirán.
Negarse a sí mismo es una entrega. Entregarse a la negación es, con mucho, la peor de las entregas; nos fuerza a creer que estamos haciendo algo valioso, cuando de hecho sólo estamos fijos dentro de nosotros mismos.
El intento no es un pensamiento, ni un objeto, ni un deseo. El intento es lo que puede hacer triunfar a un hombre cuando sus pensamientos le dicen que está derrotado. Actúa aun a pesar de que el guerrero se haya entregado. El intento es lo que lo hace invulnerable. El intento es lo que envía a un chamán a través de una pared, a través del espacio, al infinito.
Cuando un hombre se embarca en el camino del guerrero, poco a poco se va dando cuenta de que la vida ordinaria ha quedado atrás para siempre. Los medios del mundo ordinario ya no le sirven de sostén y debe adoptar un nuevo modo de vida para sobrevivir.
Cada pizca de conocimiento que se convierte en poder tiene a la muerte como fuerza central. La muerte da el toque definitivo; todo lo que la muerte toca, en verdad se vuelve poder.
Sólo la idea de la muerte da al hombre el desapego suficiente para ser capaz de no abandonarse a nada. Un hombre así sabe que su muerte lo está acechando y que no le dará tiempo para aferrarse a nada; así que prueba, sin ansias, todo de todo.
Somos hombres, y nuestro destino es aprender y ser arrojados a mundos nuevos e inconcebibles. Un guerrero que ve la energía sabe que no hay fin a los nuevos mundos que se abren a nuestra visión.
«La muerte es un remolino; la muerte es una nube brillante en el horizonte; la muerte soy yo hablándote; la muerte sois tú y tu cuaderno de notas; la muerte no es nada. ¡Nada! Está aquí, pero no está aquí en absoluto.»
El espíritu de un guerrero no está hecho a la entrega y a la queja, ni está hecho a ganar o perder. El espíritu de un guerrero está hecho sólo a la lucha, y cada lucha es la última batalla del guerrero sobre la Tierra. Por eso el resultado le importa muy poco. En su última batalla sobre la tierra, el guerrero deja fluir su espíritu libre y claro. Y mientras se entrea a su batalla, sabiendo que su intento es impecable, un guerrero ríe y ríe.
Nos hablamos incesantemente a nosotros mismos acerca de nuestro mundo. De hecho, mantenemos nuestro mundo con nuestro diálogo interno. Y cuando dejamos de hablarnos sobre nosotros mismos y nuestro mundo, el mundo es siempre como debería ser. Con nuestro diálogo interno lo renovamos, lo encendemos de vida, lo sostenemos. No sólo eso, sino que también escogemos nuestros caminos al hablarnos a nosotros mismos. De ahí que repitamos las mismas elecciones una y otra vez hasta el día en que morimos, porque continuamos repitiendo el mismo diálogo interno una y otra vez hasta el preciso momento de la muerte. Un guerrero es consciente de ello y lucha por detener su diálogo interno.
El mundo es todo lo que hay aquí encerrado: la vida, la muerte, la gente y todo lo demás que nos rodea. El mundo es incomprensible. Jamás lo entenderemos; jamás desentrañaremos sus secretos. Por eso, debemos tratarlo como lo que es: un absoluto misterio.
Las cosas que la gente hace no pueden, bajo ninguna condición, ser más importantes que el mundo. De modo que un guerrero trata el mundo como un misterio interminable, y lo que la gente hace, como un desatino sin fin.
Carlos Castaneda
articulo del libro"LA RUEDA DEL TIEMPO"
Sentirse importante lo hace a uno pesado, torpe y banal. Para ser un guerrero se necesita ser liviano y fluido.
Cuando los seres humanos se ven como campos de energía, parecen fibras de luz, como telarañas blancas, con hebras muy finas que circulan desde la cabeza hasta la punta de los pies. De ese modo, ante el ojo del vidente, un hombre aparece como un huevo de fibras que circulan. Y sus brazos y piernas son como cerdas luminosas que brotan en todas direcciones.
El vidente ve que cada hombre está en contacto con todo lo que le rodea, pero no a través de sus manos, sino mediante un montón de largas fibras que brotan en todas direcciones desde el centro de su abdomen. Esas fibras unen al hombre con lo que le rodea; conservan su equilibrio; le dan estabilidad.
Cuando un guerrero aprende a ver, ve que un hombre, ya sea mendigo o rey, es un huevo luminoso, y no hay manera de cambiar nada; o mejor dicho, ¿qué podría cambiarse en ese huevo luminoso? ¿Qué?
Un guerrero nunca se preocupa de su miedo. En vez de eso, ¡piensa en las maravillas de ver el flujo de la energía! El resto son adornos, adornos sin importancia.
Sólo un chiflado emprendería por cuenta propia la tarea de hacerse hombre de conocimiento. A un hombre cuerdo hay que engañarlo. Hay montones de gente que acometerían con gusto la tarea, pero ésos no cuentan. Casi siempre están rajados. Son como cántaros que por fuera se ven en buen estado, pero que comenzarían a gotear en el momento en que los sometieras a presión y los llenaras de agua.
Cuando un hombre no se preocupa por ver, las cosas le parecen más o menos lo mismo cada vez que mira el mundo. En cambio, cuando aprende a ver, ninguna cosa es igual cada vez que la ve, y sin embargo es la misma. Para el ojo de un vidente, un hombre es como un huevo. Cada vez que ve a un mismo hombre, ve un huevo luminoso, pero no es el mismo huevo luminoso.
Los chamanes del México antiguo dieron el nombre de aliados a unas fuerzas inexplicables que actuaban sobre ellos. Los llamaron aliados porque pensaron que podrían servirse de ellos para su satisfacción, un concepto que resultó ser casi fatal para aquellos chamanes, porque lo que ellos llamaban aliados son seres sin esencia corpórea que existen en el universo. Los chamanes de hoy en día los llaman seres inorgánicos.
Preguntar cuál es la función de los aliados es como preguntar qué hacemos los hombres en el mundo. Aquí estamos: eso es todo. Y los aliados están aquí como nosotros; y puede que estuvieran antes que nosotros.
El modo más eficaz de vivir es vivir como un guerrero. Puede que un guerrero piense y se preocupe antes de tomar una decisión, pero una vez que la ha tomado, prosigue su camino libre de preocupaciones o pensamientos; todavía habrá un millón de decisiones esperándolo. Ése es el camino del guerrero.
Un guerrero piensa en su muerte cuando las cosas pierden claridad. La idea de la muerte es lo único que templa nuestro espíritu.
La muerte está en todas partes. Acaso esté en los faros de un coche que alumbran tras de nosotros desde lo alto de una colina distante. Pueden permanecer visibles por un rato y entonces desaparecer en la oscuridad como si se los hubiera tragado la tierra, para aparecer sobre otra colina y luego desaparecer de nuevo.
Ésas son las luces que lleva la muerte sobre su cabeza. La muerte se las pone por sombrero y se lanza al galope, ganándonos terreno, acercándose más y más. A veces apaga sus luces. Pero la muerte nunca se detiene.
Un guerrero, primero debe saber que sus actos son inútiles y, a pesar de ello, proceder como si no lo supiera. Ése es el desatino controlado del chamán.
Los ojos del hombre pueden realizar dos funciones: una es ver la energía en general, tal como fluye en el universo, y la otra es «mirar las cosas de este mundo». Ninguna de ellas es mejor que la otra; sin embargo, educar los ojos sólo para mirar es un lamentable e innecesario desperdicio.
Un guerrero vive de actuar, no de pensar en actuar ni de pensar qué pensará cuando haya actuado.
Un guerrero elige un camino con corazón, cualquier camino con corazón, y lo sigue, y luego se regocija y ríe. Sabe, porque ve, que su vida se acabará demasiado pronto. Sabe, porque ve, que nada es más importante que lo demás.
Un guerrero no tiene honor, ni dignidad, ni familia, ni nombre, ni patria; sólo tiene vida por vivir y, en tales circunstancias, su único vínculo con sus semejantes es su desatino controlado.
Puesto que ninguna cosa es más importante que otra, un guerrero elige cualquier acto y lo actúa como si le importara. Su desatino controlado le lleva a decir que lo que él hace importa y le lleva a actuar como si importara, y sin embargo él sabe que no es así; de modo que, cuando completa sus actos, se retira en paz, sin preocuparse en absoluto de si sus actos fueron buenos o malos, si dieron resultado o no.
Un guerrero puede optar por permanecer totalmente impasible y no actuar jamás, y comportarse como si realmente le importara ser impasible. También eso sería genuinamente correcto, pues también ése sería su desatino controlado.
No hay vacío en la vida de un guerrero. Todo está lleno a rebosar. Todo está lleno a rebosar y todo es igual.
El hombre corriente se preocupa demasiado por querer a otros o por ser querido por los demás. Un guerrero quiere; eso es todo. Quiere lo que se le antoja o a quien se le antoja, sin más, porque sí.
Un guerrero acepta la responsabilidad de sus actos, hasta del más trivial de sus actos. El hombre corriente actúa según sus pensamientos y nunca asume la responsabilidad por lo que hace.
El hombre corriente es o un ganador o un perdedor y, dependiendo de ello, se convierte en perseguidor o en víctima. Estas dos condiciones prevalecen mientras uno no ve. Ver disipa la ilusión de la victoria, la derrota o el sufrimiento.
Un guerrero sabe que espera y sabe lo que espera; y mientras espera no desea nada, y así cualquier casa que recibe, por pequeña que sea, es más de lo que puede tomar. Si necesita comer, encuentra el modo porque no tiene hambre; si algo lastima su cuerpo, encuentra el modo de pararlo porque no tiene dolor. Tener hambre o tener dolor significa que el hombre no es un guerrero, y las fuerzas de su hambre y de su dolor lo destruirán.
Negarse a sí mismo es una entrega. Entregarse a la negación es, con mucho, la peor de las entregas; nos fuerza a creer que estamos haciendo algo valioso, cuando de hecho sólo estamos fijos dentro de nosotros mismos.
El intento no es un pensamiento, ni un objeto, ni un deseo. El intento es lo que puede hacer triunfar a un hombre cuando sus pensamientos le dicen que está derrotado. Actúa aun a pesar de que el guerrero se haya entregado. El intento es lo que lo hace invulnerable. El intento es lo que envía a un chamán a través de una pared, a través del espacio, al infinito.
Cuando un hombre se embarca en el camino del guerrero, poco a poco se va dando cuenta de que la vida ordinaria ha quedado atrás para siempre. Los medios del mundo ordinario ya no le sirven de sostén y debe adoptar un nuevo modo de vida para sobrevivir.
Cada pizca de conocimiento que se convierte en poder tiene a la muerte como fuerza central. La muerte da el toque definitivo; todo lo que la muerte toca, en verdad se vuelve poder.
Sólo la idea de la muerte da al hombre el desapego suficiente para ser capaz de no abandonarse a nada. Un hombre así sabe que su muerte lo está acechando y que no le dará tiempo para aferrarse a nada; así que prueba, sin ansias, todo de todo.
Somos hombres, y nuestro destino es aprender y ser arrojados a mundos nuevos e inconcebibles. Un guerrero que ve la energía sabe que no hay fin a los nuevos mundos que se abren a nuestra visión.
«La muerte es un remolino; la muerte es una nube brillante en el horizonte; la muerte soy yo hablándote; la muerte sois tú y tu cuaderno de notas; la muerte no es nada. ¡Nada! Está aquí, pero no está aquí en absoluto.»
El espíritu de un guerrero no está hecho a la entrega y a la queja, ni está hecho a ganar o perder. El espíritu de un guerrero está hecho sólo a la lucha, y cada lucha es la última batalla del guerrero sobre la Tierra. Por eso el resultado le importa muy poco. En su última batalla sobre la tierra, el guerrero deja fluir su espíritu libre y claro. Y mientras se entrea a su batalla, sabiendo que su intento es impecable, un guerrero ríe y ríe.
Nos hablamos incesantemente a nosotros mismos acerca de nuestro mundo. De hecho, mantenemos nuestro mundo con nuestro diálogo interno. Y cuando dejamos de hablarnos sobre nosotros mismos y nuestro mundo, el mundo es siempre como debería ser. Con nuestro diálogo interno lo renovamos, lo encendemos de vida, lo sostenemos. No sólo eso, sino que también escogemos nuestros caminos al hablarnos a nosotros mismos. De ahí que repitamos las mismas elecciones una y otra vez hasta el día en que morimos, porque continuamos repitiendo el mismo diálogo interno una y otra vez hasta el preciso momento de la muerte. Un guerrero es consciente de ello y lucha por detener su diálogo interno.
El mundo es todo lo que hay aquí encerrado: la vida, la muerte, la gente y todo lo demás que nos rodea. El mundo es incomprensible. Jamás lo entenderemos; jamás desentrañaremos sus secretos. Por eso, debemos tratarlo como lo que es: un absoluto misterio.
Las cosas que la gente hace no pueden, bajo ninguna condición, ser más importantes que el mundo. De modo que un guerrero trata el mundo como un misterio interminable, y lo que la gente hace, como un desatino sin fin.
Carlos Castaneda
articulo del libro"LA RUEDA DEL TIEMPO"
HABLAN LOS CIELOS.Ejercicio energético
Vosotros mismos habéis elegido un momento y una familia,
un linaje sanguíneo con el que habéis nacido para presentaros con las
oportunidades que considerasteis idóneas para esta vida.
Antes de entrar en esta realidad solicitasteis un trozo de tiempo —el momento
de vuestro nacimiento—. En el instante preciso de vuestro nacimiento, las
estrellas, los planetas, la Luna y el Sol tenían una configuración específica.
Cuando salisteis del útero de vuestra madre, la energía de las estrellas y de
los planetas le dieron a vuestra carne una impronta, sin importar dónde
estabais, simplemente por el hecho de que, en aquel momento, la energía también
estaba tocando la Tierra.
Aquel instante contenía ciertas probabilidades, oportunidades
específicas y retos determinados. El lenguaje de las estrellas explica vuestro
mundo de una manera que os resulta útil para comprender el cuadro mayor. Todo
está en relación geométrica con todo lo demás y crea así un patrón energético.
Vosotros mismos habéis elegido un momento y una familia,
un linaje sanguíneo con el que habéis nacido, para presentaros con las
oportunidades que considerasteis idóneas para esta vida. Vosotros
determinasteis estas experiencias de acuerdo con aquello que necesitabais
aprender, basado en lo que habíais creado, crearéis y estáis creando
simultáneamente en otros lugares.
Los cielos os hablan de vuestro propio esplendor majestuoso, desplegando su historia a través de vosotros. Los planetas emiten sus propias fuerzas vitales en forma de olas electromagnéticas que crean ciclos en los cuales una serie de logros significativos, diseñados en forma de retos y victorias, definen épocas o edades específicas. Estos ciclos, si se entienden, beneficiarán automáticamente al planeta.
Los cielos os hablan de vuestro propio esplendor majestuoso, desplegando su historia a través de vosotros. Los planetas emiten sus propias fuerzas vitales en forma de olas electromagnéticas que crean ciclos en los cuales una serie de logros significativos, diseñados en forma de retos y victorias, definen épocas o edades específicas. Estos ciclos, si se entienden, beneficiarán automáticamente al planeta.
Estos ciclos han sido ignorados y trivializados para
manteneros en la ignorancia, causándoos la pérdida de la sensación de
autorrealización que acompaña al sentido de la vida. Una de las causas por las
que se perdieron las enseñanzas de los ciclos, era la disputa sobre la
astrología y el repudio de la misma. Os han dicho que estudiar astrología es un
«sin sentido», cuando la verdad es que la astrología y la astronomía son los
lenguajes del universo. En su forma más auténtica, la sabiduría de los cielos traduce
el macrocosmos al microcosmos, y os da crédito en un trozo significativo de la
existencia.
En 1993 pudisteis experimentar lo que llamamos la Ola de la Marea Galáctica de Luz y que fue traducida gracias a un alineamiento planetario que creó una vía energética. Cada planeta de vuestro sistema solar tiene su propio campo de conciencia que pulsa e irradia rayos de energías como si fueran «autovías» de información. Cuando los planetas se alinean en una relación geométrica específica, crean complejos energéticos porque sus fuerzas independientes se fusionan. Desde vuestro punto de vista parece que se solapan los planetas cuando forman una conjunción, si bien esto no es así. Sus vías energéticas se fusionan aunque estén bastante distanciados en la profundidad del espacio. La energía procedente de un planeta se conecta con la energía de otro.
La Ola de la Marea Galáctica de Luz se puede entender gracias a los dos planetas Urano y Neptuno que formaron una conjunción en tres ocasiones distintas: en febrero, agosto y octubre de 1993, alineando y energetizando al signo de Capricornio a los 18 y 19 grados. Cada planeta tiene su propia identidad, su campo de influencia. Cada planeta es un ser sensitivo, una fuerza inteligente por sí misma.
En 1993 pudisteis experimentar lo que llamamos la Ola de la Marea Galáctica de Luz y que fue traducida gracias a un alineamiento planetario que creó una vía energética. Cada planeta de vuestro sistema solar tiene su propio campo de conciencia que pulsa e irradia rayos de energías como si fueran «autovías» de información. Cuando los planetas se alinean en una relación geométrica específica, crean complejos energéticos porque sus fuerzas independientes se fusionan. Desde vuestro punto de vista parece que se solapan los planetas cuando forman una conjunción, si bien esto no es así. Sus vías energéticas se fusionan aunque estén bastante distanciados en la profundidad del espacio. La energía procedente de un planeta se conecta con la energía de otro.
La Ola de la Marea Galáctica de Luz se puede entender gracias a los dos planetas Urano y Neptuno que formaron una conjunción en tres ocasiones distintas: en febrero, agosto y octubre de 1993, alineando y energetizando al signo de Capricornio a los 18 y 19 grados. Cada planeta tiene su propia identidad, su campo de influencia. Cada planeta es un ser sensitivo, una fuerza inteligente por sí misma.
Cuando estas dos formas inteligentes se juntaron en el
cielo, transmitieron un rayo combinado a la Tierra y afectaron a aquellas
partes del planeta que están bajo la influencia de Capricornio. Saturno es el
planeta que gobierna a Capricornio y representa forma, estructura, autoridad,
limitación y tiempo. Entre otras cosas, Saturno rige las rocas, piedras y
cristales. Debido a la unión de estos dos planetas en Capricornio, las piedras
de la propia Tierra se mistificaron, electrizaron, energetizaron y cambiaron.
A nivel planetario, la energía de esta conjunción os está llevando hacia una apertura del centro del sentimiento, ofreciendo una solución al creciente caos. Por eso, cuando se desmorone un sistema, utilizad vuestros sentimientos para seguir adelante. Sin sentimientos, especialmente sin el sentimiento del amor, estáis condenados. Vais a vivir sentimientos en vuestro plexo solar que removerán vuestra alma. Una vez que se conecten con los hilos de la compasión estos sentimientos a vuestro corazón, seréis capaces de determinar la realidad mediante otras fuentes que no sean la mente lógica.
A nivel planetario, la energía de esta conjunción os está llevando hacia una apertura del centro del sentimiento, ofreciendo una solución al creciente caos. Por eso, cuando se desmorone un sistema, utilizad vuestros sentimientos para seguir adelante. Sin sentimientos, especialmente sin el sentimiento del amor, estáis condenados. Vais a vivir sentimientos en vuestro plexo solar que removerán vuestra alma. Una vez que se conecten con los hilos de la compasión estos sentimientos a vuestro corazón, seréis capaces de determinar la realidad mediante otras fuentes que no sean la mente lógica.
Caminaréis con pies de plomo por la realidad. Se liberará
la energía bloqueada, en forma de memorias no reconocidas y no resueltas, de
los chakras inferiores. La energía liberada subirá al corazón, a la garganta,
al tercer ojo y al chakra corona —el cuarto, quinto, sexto y séptimo punto de
distribución energética de vuestro cuerpo—. Este proceso unirá a la humanidad y
veréis que tenéis más cosas en común que cosas que os separan. Recordaréis
vidas pasadas y las viviréis de forma continua y simultánea. A muchos de
vosotros os producirá confusión porque os retará a procesar las memorias y
comprensiones que inundarán vuestra conciencia.
Se supone que esta apertura de los centros energéticos sirva de solución. En el mejor de los casos, creará un vórtice caótico que hará que se desmorone vuestra realidad y vosotros ya no sabréis con certeza qué es real. Cuando se instale la confusión y la incertidumbre, comenzaréis a poner en entredicho la fe ciega que habéis tenido en diversas instituciones vuestras. A estas dudas les suele acompañar una depresión y algunos de vosotros pasaréis por ella.
Se supone que esta apertura de los centros energéticos sirva de solución. En el mejor de los casos, creará un vórtice caótico que hará que se desmorone vuestra realidad y vosotros ya no sabréis con certeza qué es real. Cuando se instale la confusión y la incertidumbre, comenzaréis a poner en entredicho la fe ciega que habéis tenido en diversas instituciones vuestras. A estas dudas les suele acompañar una depresión y algunos de vosotros pasaréis por ella.
Otros dirán:
«¡Qué bien! Me he quitado un peso de encima. ¡Soy libre!
Esto es magnífico».
Los que tenéis interés en versiones alternativas de la
realidad vais a ir creciendo en número de forma insospechada. Vais a ver cómo
vuestros comentarios normales, cuando os vais de compra, por ejemplo, se
convertirán en conversaciones profundamente metafísicas o tratarán de la
presencia de extraterrestres. El espíritu os impulsará a decir cosas que no
hubierais dicho antes jamás.
Debéis estar abiertos a esto y a la apertura de la gente
de cualquier entorno. Puede que miembros de vuestra familia den una vuelta de
180 grados. No todos, pero sí algunos, verán la luz.
A lo mejor pensabais de ciertas personas:
«Aquí no hay nada que hacer».
Este ya no será el caso.
Os sorprenderá que personas de vuestro entorno se quiten el velo y se activen porque no tiene nada que ver la cantidad de tiempo que os habéis pasado dedicados a estos temas o el número de cintas que habéis escuchado o la cantidad de libros que habéis leído. Cuando el espíritu llama a vuestra puerta, se disparan los códigos y el despertar ocurre de repente. Lo que a algunos de vosotros os llevó veinte, treinta o cinco años aprender, otros, a lo mejor, lo aprenden en un momento.
Os sorprenderá que personas de vuestro entorno se quiten el velo y se activen porque no tiene nada que ver la cantidad de tiempo que os habéis pasado dedicados a estos temas o el número de cintas que habéis escuchado o la cantidad de libros que habéis leído. Cuando el espíritu llama a vuestra puerta, se disparan los códigos y el despertar ocurre de repente. Lo que a algunos de vosotros os llevó veinte, treinta o cinco años aprender, otros, a lo mejor, lo aprenden en un momento.
Es que no lo vais a aprender, lo vais a saber. Así que
preparaos para ofrecer y buscar consejo y aprender puesto que aprendéis
muchísimo cuando enseñáis. La gente os sirve de espejo y mientras enseñéis y
expliquéis cosas, ella os enseña algo sobre vosotros mismos, os muestra
vuestros patrones, y os hace ver de qué manera se aprende. El momento del
despertar es una experiencia similar al «tsunami» y crece en magnitud con cada
segundo que transcurre.
El responsable de la rápida mutación, que tendrá lugar en la especie humana, será el flujo de la energía cíclica. Vosotros, tal como existís en este momento, estáis cambiando o mutando debido a esta energía y vuestras células empiezan a ser algo diferente a lo que eran. Una alteración a nivel celular os catapultará a una metamorfosis en la dimensión espiritual. A raíz de los cambios de la Tierra se producirá finalmente el cambio de la conciencia que es necesario para volver a instalar la cordura, el propósito de la vida y el sentido de la existencia para las vidas que habitarán aquí en la Tierra.
Hay una serie de ciclos naturales en la vida de los humanos en los cuales sube la kundalini. Como humanos, os alimentáis de una corriente eléctrica que está enroscada en la base de vuestra espina dorsal y se llama la energía de la serpiente. Es lo que más se acerca a la energía del Creador Original. Vosotros utilizáis vuestra energía kundalini para procrear y no tenéis ni idea de que se puede utilizar esta energía y que gracias a ella se puede cambiar vuestra visión de la realidad. En el mundo occidental no habéis llegado a daros cuenta de esto porque hay seres que sustentan el poder, y no quieren que cambie el «status quo» de vuestra sociedad de consumo.
La mayoría de las veces, la kundalini se mueve de la base de la columna vertebral hasta el segundo chakra —de la identidad y supervivencia hasta la creatividad y expresión sexual— y no se mueve más. Alrededor de los cuarenta, con Urano en posición opuesta, o crisis de mitad de la vida como se denomina comúnmente, este planeta empuja esta energía hacia arriba. Dado que Urano tiene un efecto tan poderoso sobre la conciencia colectiva, en este momento, la kundalini subirá de forma continua sin importar la edad. El «status quo» de la energía electromagnética cósmica tiene que ampliarse en la raza humana.
Antes de acordar entrar en el plano físico, repasáis con mucha atención los detalles de los parámetros de vuestras probabilidades más atrevidas. Elaboráis heliografías y luego esperáis a que se abra un espacio, la ventana electromagnética perfecta, para entrar en la realidad física. Esta ventana supone un alineamiento de energías dirigido por los cuerpos celestiales que os permite viajar a vuestros códigos genéticos.
El responsable de la rápida mutación, que tendrá lugar en la especie humana, será el flujo de la energía cíclica. Vosotros, tal como existís en este momento, estáis cambiando o mutando debido a esta energía y vuestras células empiezan a ser algo diferente a lo que eran. Una alteración a nivel celular os catapultará a una metamorfosis en la dimensión espiritual. A raíz de los cambios de la Tierra se producirá finalmente el cambio de la conciencia que es necesario para volver a instalar la cordura, el propósito de la vida y el sentido de la existencia para las vidas que habitarán aquí en la Tierra.
Hay una serie de ciclos naturales en la vida de los humanos en los cuales sube la kundalini. Como humanos, os alimentáis de una corriente eléctrica que está enroscada en la base de vuestra espina dorsal y se llama la energía de la serpiente. Es lo que más se acerca a la energía del Creador Original. Vosotros utilizáis vuestra energía kundalini para procrear y no tenéis ni idea de que se puede utilizar esta energía y que gracias a ella se puede cambiar vuestra visión de la realidad. En el mundo occidental no habéis llegado a daros cuenta de esto porque hay seres que sustentan el poder, y no quieren que cambie el «status quo» de vuestra sociedad de consumo.
La mayoría de las veces, la kundalini se mueve de la base de la columna vertebral hasta el segundo chakra —de la identidad y supervivencia hasta la creatividad y expresión sexual— y no se mueve más. Alrededor de los cuarenta, con Urano en posición opuesta, o crisis de mitad de la vida como se denomina comúnmente, este planeta empuja esta energía hacia arriba. Dado que Urano tiene un efecto tan poderoso sobre la conciencia colectiva, en este momento, la kundalini subirá de forma continua sin importar la edad. El «status quo» de la energía electromagnética cósmica tiene que ampliarse en la raza humana.
Antes de acordar entrar en el plano físico, repasáis con mucha atención los detalles de los parámetros de vuestras probabilidades más atrevidas. Elaboráis heliografías y luego esperáis a que se abra un espacio, la ventana electromagnética perfecta, para entrar en la realidad física. Esta ventana supone un alineamiento de energías dirigido por los cuerpos celestiales que os permite viajar a vuestros códigos genéticos.
Algún día, la lectura de las cartas astrales revelará una
correspondencia entre el alineamiento de los planetas y las configuraciones del
ADN. Actualmente hay doce Casas en el zodíaco y también hay doce filamentos del
ADN. Estos doce filamentos del ADN se podrán ver eventualmente en el iris del
ojo y seréis capaces de leer el propósito genético en el iris. Si dividís el
iris en doce casas, como la rueda en la carta de nacimiento, cada casa
corresponderá a un lugar determinado del cuerpo, igual como hay una impresión
astrológica determinada de energías planetarias y estelares en el momento del
nacimiento.
Gracias al reflejo producido en el ojo, los doce
filamentos del ADN revelarán eventualmente sus códigos genéticos del propósito
y de la intención, tal como están almacenados en la sangre. Muchos supuestos
misterios serán revelados, liberándoos de más engaños. A través de los ojos os
asomáis a las ventanas del alma y en ellos ocurren las grabaciones e
intercambios más profundos de la especie humana.
Hace mucho tiempo, la astrología y la astronomía eran una misma cosa. Cuando la parte izquierda del cerebro asumió una mayor actividad y apareció el plan de crear un ego falso o científico para desviar a los humanos de sí mismos, las verdades fueron ridiculizadas. La leyes antiguas se convirtieron en el blanco de las burlas y a vosotros os han mandado de vuelta al planeta para volver a despertar y honrar a estas verdades.
La Luna es un satélite que fue construido. Fue construido y anclado fuera de la atmósfera de la Tierra para mediar y controlar; una supercomputadora u ojo gigante en el cielo. Ejerce un efecto sobre todas las formas de vida en este planeta, mucho más allá de lo que vosotros podéis comprender. En vuestra historia hay referencias a dos lunas que circundan la Tierra. No se oye mucho sobre este tema pero sí hay gente que sabe de esto.
La Tierra debe ser poseída por aquellos que la habitan; sin embargo, esto no es así. Vosotros tenéis dioses ajenos, energías creadoras que evitan que vosotros, como especie, podáis reinar libremente sobre vuestra kundalini. La influencia de la Luna, la computadora satélite más importante, afecta a todo lo que hay en la Tierra. En estos tiempos hay rayos poderosos, transducidos por Urano, Neptuno y otras fuerzas que cruzan el espacio en forma de olas de fotones. Esto está provocando una sobrecarga del circuito que os ha mantenido en la ignorancia y que ha hecho que vosotros, como humanos, no tengáis el mando sobre vuestro planeta.
¿Por qué estáis encerrados en una fórmula prescrita de tiempo, una fórmula que es irrelevante en cualquier otro lugar? ¿Cuál es el significado del «doce» en este proceso de mareaje y división? ¿Quiénes seríais sin todo esto?
Hace mucho tiempo, la astrología y la astronomía eran una misma cosa. Cuando la parte izquierda del cerebro asumió una mayor actividad y apareció el plan de crear un ego falso o científico para desviar a los humanos de sí mismos, las verdades fueron ridiculizadas. La leyes antiguas se convirtieron en el blanco de las burlas y a vosotros os han mandado de vuelta al planeta para volver a despertar y honrar a estas verdades.
La Luna es un satélite que fue construido. Fue construido y anclado fuera de la atmósfera de la Tierra para mediar y controlar; una supercomputadora u ojo gigante en el cielo. Ejerce un efecto sobre todas las formas de vida en este planeta, mucho más allá de lo que vosotros podéis comprender. En vuestra historia hay referencias a dos lunas que circundan la Tierra. No se oye mucho sobre este tema pero sí hay gente que sabe de esto.
La Tierra debe ser poseída por aquellos que la habitan; sin embargo, esto no es así. Vosotros tenéis dioses ajenos, energías creadoras que evitan que vosotros, como especie, podáis reinar libremente sobre vuestra kundalini. La influencia de la Luna, la computadora satélite más importante, afecta a todo lo que hay en la Tierra. En estos tiempos hay rayos poderosos, transducidos por Urano, Neptuno y otras fuerzas que cruzan el espacio en forma de olas de fotones. Esto está provocando una sobrecarga del circuito que os ha mantenido en la ignorancia y que ha hecho que vosotros, como humanos, no tengáis el mando sobre vuestro planeta.
¿Por qué estáis encerrados en una fórmula prescrita de tiempo, una fórmula que es irrelevante en cualquier otro lugar? ¿Cuál es el significado del «doce» en este proceso de mareaje y división? ¿Quiénes seríais sin todo esto?
Estas son las cuestiones que nos gustaría que os
planteaseis. Las respuestas, naturalmente, tienen que ver con vuestras
expectativas de vida y con la kundalini. ¿Sabéis que vuestras expectativas de
vida podrían ser mucho mayores y que vuestra sociedad podría honrar el proceso
de acumulación de sabiduría gracias a la experiencia?
En circunstancias ideales, la experiencia de la kundalini
alrededor de los cuarenta —en una sociedad estructurada para alimentarla—
supondría un proceso de maduración del individuo. Ahora mismo os consideráis
mayores de edad a los veintiuno. Por favor, sed concientes de que atravesáis
numerosos ciclos energéticos que pasan por vuestro cuerpo para aportaros nuevas
visiones de madurez. El hecho de ser concientes de este proceso es la clave
para vuestro desarrollo. Supone un reto estar continuamente dispuesto a asumir
más responsabilidades y no sentirse sobrecargado por ellas.
Ha habido muchas batallas por la Luna. Partes de la Luna se utilizan y partes de ella se poseen. Las fuerzas que más bien os ayudarían a crecer en lugar de limitaros, tienen preparado un plan para insertar gradualmente programas de influencia sobre la Tierra, que entrarán en acción en el momento en que ellas ocupen la Luna. Los programas de la Luna han sido, durante eones, de gran limitación para los seres humanos. Los cuentos que relacionan la luna llena con la locura, la enfermedad y las hemorragias son bastante certeros.
Ha habido muchas batallas por la Luna. Partes de la Luna se utilizan y partes de ella se poseen. Las fuerzas que más bien os ayudarían a crecer en lugar de limitaros, tienen preparado un plan para insertar gradualmente programas de influencia sobre la Tierra, que entrarán en acción en el momento en que ellas ocupen la Luna. Los programas de la Luna han sido, durante eones, de gran limitación para los seres humanos. Los cuentos que relacionan la luna llena con la locura, la enfermedad y las hemorragias son bastante certeros.
La Luna crea ciclos repetitivos y vosotros respondéis a
ellos. Vosotros sabéis que la televisión os influye en gran medida. Con la Luna
sucede lo mismo. Lo que pasa, es que no habéis sido capaces de sintonizar con
los programas de la Luna para aprender cómo apagarlos. ¡No podéis hacerlo!
Otros la tienen que apagar por vosotros o reprogramarla, cosa que está
sucediendo ahora.
En este momento, la Luna está muy controlada. La locura y
la manía afectan gravemente a algunas personas a causa de la Luna.
Extraterrestres y otros
seres tienen muchas bases en la Luna y los seres de la Tierra tienen, en última instancia, muy poca influencia.
Son los extraterrestres quienes realmente dominan todo esto. Vuestra
tecnología, aunque esté avanzando rápidamente, no puede ni siquiera empezar a
compararse con la biotecnología de los viajeros sensitivos del espacio.
En este juego sois novatos y os falta una clave de vital
importancia porque vuestros sentidos y la esencia de vuestro mundo físico
estructura la realidad de una manera determinada. Vosotros traducís
constantemente información y, como en la interpretación de un sueño, la
condensáis en las fronteras físicas y ahí os encontráis que cada vez podéis
explicar menos las cosas. Todo es pensamiento —una arquitectura mental— con un
equipo de construcción en muchas realidades.
El Sol es el gobernador de vuestro sistema solar y es el
asiento de la inteligencia que gobierna este particular espacio ocultado por
vosotros. El Sol se extiende hasta vuestros dominios y lee vuestras vibraciones
cuando toca vuestra piel. Está íntimamente conectado con cualquier aspecto de la
vida que conocéis. Es una fuerza inteligente que alimenta toda vuestra
existencia y crea el medio ambiente que os permite desarrollaros. El Sol tiene
mucho interés en vuestra evolución porque cuando vosotros evolucionáis
devolvéis todo lo que hagáis al Sol cuando éste os toca.
En muchas culturas se venera el Sol como la fuerza
inteligente que gobierna este mundo, como un dios. Os sorprendería saber
quiénes y qué habitan el Sol. El Sol es una ilusión. Mundos
altamente evolucionados pueden disfrazarse, gracias a la fuerza de la luz, como
soles para protegerse de invasiones y penetraciones. Para algunos, el Sol es un
lugar de gran aprendizaje, mientras que para otros simplemente supone una
iniciación que han de pasar para ir más allá y al otro lado del mismo. No es
simplemente una forma gaseosa ardiente, como dicen vuestros científicos.
La ciencia ha arruinado en gran medida vuestras
interpretaciones de la vida. Ha eliminado toda la diversión, vitalidad, ilusión
y misterio de la vida. La vida se ha convertido en algo muy mundano y aburrido,
como si fuera un «sin sentido». ¿Vosotros os podéis imaginar al Sol como algo
«sin sentido»? Pensad en esto por un momento. Sin embargo, actualmente hay una
campaña de miedo y negatividad en contra del Sol.
La gente ya no se siente conectada a la naturaleza porque
la ciencia ha declarado que la naturaleza no es segura. Las sospechas acerca
del Sol, de la naturaleza y de la Tierra han contribuido a la presente crisis:
la falta de respeto y de cuidado hacia vuestro hogar. Entre la comunidad
científica existe una profunda crisis porque hay creencias conflictivas
—gracias a Dios, mejor dicho, gracias a la Diosa.
Dentro de vuestro sistema el Sol y la Luna son los astros que más influencia ejercen sobre vosotros. El Sol genera su propia luz. El Sol, a su vez, ilumina a la Luna. La Luna es un subsatélite del Sol, girando, como una computadora, en su órbita alrededor de la Tierra. Fue construido y mantenido por muchas generaciones de dioses. Los cuerpos celestes se construyen en forma de asteroides, lunas y planetas y es a través de estos astros que los rayos de inteligencia, las ondas de radio y los rayos gamma, son transmitidos desde una estrella al Sol y después a la Tierra. A su vez, estos rayos leen vuestras acciones y las devuelven al Sol, a la Luna y a todo el sistema radial —en este caso, las Pléyades.
Dentro de vuestro sistema el Sol y la Luna son los astros que más influencia ejercen sobre vosotros. El Sol genera su propia luz. El Sol, a su vez, ilumina a la Luna. La Luna es un subsatélite del Sol, girando, como una computadora, en su órbita alrededor de la Tierra. Fue construido y mantenido por muchas generaciones de dioses. Los cuerpos celestes se construyen en forma de asteroides, lunas y planetas y es a través de estos astros que los rayos de inteligencia, las ondas de radio y los rayos gamma, son transmitidos desde una estrella al Sol y después a la Tierra. A su vez, estos rayos leen vuestras acciones y las devuelven al Sol, a la Luna y a todo el sistema radial —en este caso, las Pléyades.
Si sois capaces de moveros a otro lugar y observar desde
otro punto de referencia el sistema solar y el cielo, veréis que la Tierra y las
estrellas y todo, en general, cambian de una forma dramática. Uno de los
sistemas con los que vosotros giráis, es el sistema de las Pléyades y cuyo
sol central se llama Alcione. Vuestro sistema solar está situado en el
borde de la espiral galáctica.
Podríais trazar una línea desde la Tierra hasta Alcione
intentando conectarla con el Sol central. Y, una vez que hayáis llegado a
Alcione alguien os puede decir: «Hay otro Sol central alrededor del cual
también giramos». Así que vosotros trazaréis otra línea hacia él. Luego, aún
otro, os dice: «Hay muchos soles centrales por aquí». Y vosotros iríais de aquí
para allá, dibujando estas líneas. Vuestro universo alberga billones de
galaxias y vosotros os encontráis en una de ellas. Si vosotros trazaseis
todas estas líneas, aparecería una forma geométrica. Estamos simplificando
mucho todo esto.
Las cosas realmente no son tan simples; pero estamos
creando una imagen sencilla para vosotros para ayudaros a comprender. Si
dibujáis líneas y las conectáis energéticamente desde un Sol central a otro,
estáis conectando un colectivo de inteligencias. Este colectivo de
inteligencias se parece a lo que vosotros llamáis el lugar del Creador
Original, aunque tampoco esto es así. Podría ser un lugar de uno de los Dioses
Creadores o representantes o el hogar de un experimento de los Maestros del
Juego.
Imaginad que un ser inteligente, que opera a través de
muchas dimensiones de la existencia, está hecho de soles centrales que apuntan
hacia su supuesto cuerpo desde todas las partes de vuestro universo.
Todos los mundos están gobernados por soles. El
crecimiento está orientado hacia estos soles. Vuestro Sol es el que os permite
tener luz y la luz os permite ver los reflejos de vosotros mismos en el mundo
externo. ¿Qué podríais reflejar sin el Sol? ¿Qué veríais?
El Sol es el gobernador, el rey de este sistema en
particular tal como lo percibís vosotros. Es el punto sensitivo de vuestro
particular lugar en el espacio. El Sol lee a sus criaturas y, a la vez, las
alimenta con lo que necesitan. De modo que, si tenéis amor por vosotros mismos
y por la Tierra, los rayos solares entienden perfectamente vuestro estado de
conciencia. Cuando tenéis miedo de la Tierra, los rayos solares también
entienden y os empujan hacia estas experiencias.
Cuando la intensidad en vuestro planeta se acelera, se
emite como un mal uso de la energía y el Sol lo lee. El Sol es el centro del
corazón sensitivo. Permite y activa vida porque toca y lee todas las cosas. No
podéis esconder quiénes sois porque los rayos solares leen vuestras
vibraciones. Hay gente que intenta esconderse del sol yéndose bajo tierra para
mantener sus actividades en secreto.
Daos cuenta de la conciencia del Sol cuando se asoma a su
dominio. Toca todos los puntos con diversos ciclos de luz, chequeando y viendo
lo que pasa en cada grieta y escondrijo. Siente y retorna la energía a sí mismo
y luego toma las decisiones con respecto a su propia expresión. Aprende cómo
corregir equilibrios y desequilibrios dentro de sus propias creaciones. El Sol está cambiando y sus múltiples fuerzas están «cocinando» cambios fenomenales enviándolos
a todos los aspectos de vuestro Ser. Hay planes que contienen planes y que, a
su vez, contienen más planes. Debéis comprender que el mayor plan de
oportunidades siempre está disponible para vosotros si así lo deseáis.
Habrá un tremendo aumento de actividades solares; la
energía del Sol explotará y arderá, emitiendo una masiva cantidad de rayos
gamma. A veces el Sol es muy suave y dócil, como un bebé. Pero también tiene
períodos volátiles con una actividad semejante a un millón de volcanes que
están, todos a la vez, en plena erupción.
Pero si tenéis la conciencia apropiadamente sincronizada,
podéis pasar por toda esta actividad y entrar en el dominio que existe justo
detrás de esta particular ilusión. El Sol es una ilusión que está profundamente
engarzada en la esencia de cada faceta del sistema solar y en cada parte del
ADN del universo. En la heliografía global y en el diseño de las creencias
básicas existe el decreto de que ciertas ilusiones serán perceptibles y otras
no. El Sol es una presunción básica acordada que emerge en muchas realidades y
que, de hecho, permite que se fusionen las realidades.
Cuando los rayos del sol cambien, activados por la
conciencia de los habitantes de la Tierra, y, cuando libere explosiones
solares, las regiones polares se verán afectadas. Estas explosiones serán como
explosiones atómicas o sacudidas eléctricas que se expandirán a lo largo de
muchos millones de millas en el espacio. Los polos de la Tierra que, en
definitiva son imanes, atraerán esta energía. Ellos atraen la energía
procedente del espacio al planeta.
Debido a esta fuerza magnética la envían, o alrededor del
ecuador, o hacia el núcleo de la Tierra. Cada polo acoge la energía solar, la
lleva a su centro y crea un enorme cilindro de energía vibratoria. Cuando esta
energía vibratorial se mueve y se sacude para acomodarse, debe alinearse con la
red de la Tierra, la cual, a su vez, está anclada en los polos. Esta red es
algo que decretasteis vosotros y, hasta cierto punto, todas las energías que se
fusionan o que emergen de vuestra versión de la Tierra se configuran según esta
red de creencias.
Claro que hay muchas cosas que están desequilibradas y
por esto los polos se están recolocando para que la red pueda acoger mejor a
esta energía. El actual alineamiento de los polos no sirve como base eléctrica
o pararrayos, tal como sería necesario para evitar un fuego.
Los polos actúan como un pararrayos que atraviesa la
Tierra, pero la actual configuración provoca un cortocircuito en todo. Así que,
para evitar una destrucción completa, tiene que haber un cambio. Los polos se
recolocarán como ya lo han hecho en numerosas ocasiones anteriores cuando el
equilibrio de la Tierra estaba en peligro. Desde el punto de vista espacial,
habrá sólo un ajuste menor. Sin embargo, desde vuestra perspectiva, este ajuste
parecerá bastante importante.
La energía solar está creando una nueva vibración y ésta
no acomodará a las energías molestas y desorganizadoras. Para poder ser
admitidas en el «club», las energías tendrán que tener una cierta frecuencia de
amor.
El Sol está diciendo:
«¡Basta! Os vamos a volver a alinear. A ver qué podéis
hacer esta vez».
Sólo aquellos que tienen una conciencia clara podrán
albergar esta energía en sus cuerpos. Los que tienen pensamientos negativos
sentirán esta energía directamente como veneno; sus pensamientos volverán y
crearán caos en sus cuerpos.
La solución consiste en tener pensamientos claros y
cuerpos limpios que sean capaces de aceptar esta energía por completo y sin
miedo. Cada vez que vosotros os exponéis a esta fantástica dosis de energía,
vuestra intuición, vuestro potencial psíquico y vuestra habilidad de
descodificar el ADN, se verán aumentados. Todas estas habilidades se
multiplicarán miles y miles de veces. Esta es una de las maneras en la que el
Sol os responde. Por lo tanto, confiad en que el Sol os lea. Debéis tener una
energía honesta, abierta y de acuerdo con el astro y con todos los elementos de
vuestro entorno.
La inteligencia se diseña a sí misma en forma de luz. Lo
diremos una vez más: la inteligencia se diseña a sí misma en forma de luz. La
inteligencia de vuestro Sol es la que mantiene a vuestro sistema solar en su
campo energético. Actualmente os están llegando efectos de más allá de vuestro
Sol. Es casi, como si los efectos de vuestro Sol hubiesen sido incapaces de
penetrar lo que está sucediendo aquí en la Tierra, y por eso, otros soles
vienen en su ayuda. Vuestro Sol produce las explosiones solares que atraen a
los rayos cósmicos para anclarlos en este sistema solar.
Imaginaos el Sol como un imán gigantesco. Las explosiones
solares son como tentáculos que agarran a los rayos cósmicos. Y éstos son
explosiones solares que ocurren en algún Sol central de algún lugar muy
distante de vuestra galaxia. Ilusiones: ellas son los medios de control en
vuestro mundo. Existe un grupo selecto de seres no necesariamente interesado en
la elevación de la humanidad.
Hay seres que comprenden que, en estos momentos, está
ocurriendo una mutación de la humanidad y que el Sol tiene una gran parte de
responsabilidad en este proceso. Para poder contrarrestar esta mutación o
cambio de la raza humana, ellos crean una imagen que provoca miedo del Sol.
Grandes masas de gente están siguiendo obedientemente las sugerencias de la
autoridad. Hay gente que acepta con tanta facilidad estas fantasías que son capaces
de crear un cáncer de piel exponiéndose solamente a los rayos solares cuando
van desde su garaje a su coche.
Ha habido una conspiración en contra del Sol, como si los
diseñadores de vuestro mundo se hubiesen equivocado y cometido un error cuando
lo pusieron en vuestro sistema solar. Esta es la idea que os ha sido impuesta
como seres humanos. Y como seres humanos —sólo para demostrar lo necios que
sois y cómo se os puede controlar— os creéis todo lo que leéis. Porque aparece
impreso, vosotros os lo creéis.
Si las plantas son lo suficientemente listas para
trabajar con el Sol y pueden producir una bóveda de energía, prana y oxígeno
que os mantiene vivos, ¿no creéis que tomar el sol también es bueno para los
humanos? ¿Pensáis que el sol sólo es bueno para las plantas, pero que daña a
los humanos?
Nosotros decimos que el Sol es algo grande. Existen
estudios que han demostrado que cuando se introdujeron los filtro solares, el
número de casos de cáncer de piel empezó a aumentar. No hay nada malo en el
Sol. De hecho, el agujero de ozono os permite una mayor receptividad de rayos
solares.
Pero algunos dicen: «No miréis al Sol. Es malo. Quemará
vuestro ojos».
Nosotros decimos que habrá un cambio en la estructura de
vuestros ojos. Se producirá una mutación en el nervio óptico que permitirá un
nuevo tipo de visión y que abrirá aquello que os mantiene pegados a la tercera
dimensión. Podéis estar seguros de que nadie cometió ningún error cuando se
puso el Sol en vuestro cielo.
Algunos de los
agujeros de la capa de ozono han sido más
grandes en el pasado que ahora. Los agujeros fluctúan: no obstante, esta
fluctuación no está causada por lo que dicen los científicos. Estos agujeros de
la capa de ozono permiten que diferentes cualidades y experiencias del espectro
de luz y radiación puedan penetrar en la atmósfera de la Tierra. Cuando una
gran masa experimenta esta diferencia en el espectro, tiene lugar una respuesta
química en lo más profundo del cuerpo humano y éste empieza a cambiar.
La luz radiada afecta al cuerpo humano. La verdad es que
la radiación de esta luz altera el cuerpo a nivel subatómico. Aquellos de
vosotros que comprenden esto, podrán mantener el equilibrio durante este cambio
natural. No todo es tan natural; no obstante, en su mayor parte, es un evento
que está pensado para beneficiaros. Se puede dar un aumento de inteligencia
evolutiva en la especie en muy poco tiempo y, gracias a la cual, ésta se volverá
más fuerte.
Los agujeros en la capa de ozono permiten que la energía
radiada entre y acelere el proceso. Cuando os encontréis en el futuro con
acontecimientos cósmicos, celestiales, ya habréis estado expuestos a esta
energía. Lo que se os está dando ahora es una dosis homeopática.
La mayor fuerza, de cualquier sistema, radica en el Sol
de este sistema, ahí donde la conciencia colectiva del Sol se demuestra por sus
rayos solares. Así que, cuando una forma de inteligencia viaja por los diversos
sistemas estelares, los rayos de luz pueden ser leídos.
Una vez que las energías son capaces de emitir la
frecuencia de la luz desde su hogar, esta luz puede ser leída por cualquiera
porque es transmitida dentro de un cierto espectro de rayos. Desde enormes
distancias en el espacio, otros pueden traducir y leer ciertos espectros.
Pueden entender quién vive, en qué Sol y cuáles son sus predilecciones y
especialidades de la existencia. Del Sol pueden venir muchos beneficios. El Sol
contiene la mayor sabiduría chamánica.
Conforme os enfrentáis a los retos de la vida que tienen
que ver con el enjuiciamiento y la separación, adquiriréis, con suerte, una
mayor conciencia de vuestro propio impacto sobre la vida y seréis capaces de
soportar más luz. Esta luz que os estáis ganando individualmente, produce, por
la propia esencia de su existencia, una fusión con energías similares dentro de
la conciencia colectiva y le parecerá a otros una estrella o un Sol.
Vuestro planeta comunicará, en forma de luz, su cambio de
conciencia y su reconocimiento del espíritu. De este modo, la Tierra se
convertirá en una estrella en el horizonte de otros mundos. Este hecho atraerá
otros mundos hacia vosotros. Ellos podrán leer la energía de la luz de vuestra
Tierra y sabrán quiénes sois vosotros.
Al principio estaba el sonido. Todo empezó con el sonido y en el sonido reside un enorme poder que abre puertas a otras realidades, porque una energía puede moverse de un sistema a otro mediante el sonido. Cuando utilizáis el sonido podéis obviar, con bastante facilidad, la mente lógica y cambiar de canal con la intención y el claro deseo.
Al principio estaba el sonido. Todo empezó con el sonido y en el sonido reside un enorme poder que abre puertas a otras realidades, porque una energía puede moverse de un sistema a otro mediante el sonido. Cuando utilizáis el sonido podéis obviar, con bastante facilidad, la mente lógica y cambiar de canal con la intención y el claro deseo.
El desarrollo del ADN reorganizado se expresa más allá de
la lógica a través del sonido. Este le permite a la materia, como información
que se formula a sí misma dentro del cuerpo, encontrar la expresión de su
conocimiento fuera del cuerpo. Podéis hallar un estado de felicidad si os
entregáis a la expresión del sonido, sobre todo cuando cantáis o entonáis un
sonido. Esta felicidad está basada, en muchos niveles, en la sensación y el
saber que no estáis limitados y que existís como seres de luz sin fronteras.
Permitid que el sonido pase por vuestro cuerpo, no sólo
cantando una nota específica, sino que un conjunto de sonidos toque vuestro
cuerpo como si fuera un instrumento. Estos sonidos van más allá de la mente
lógica. A veces podéis estar luchando y peleando porque habéis intelectualizado
un concepto pero no podéis anclarlo por completo en vuestra experiencia
emocional. Al entonar un sonido, vuestro intento inteligente es transmitido por
el sonido como una ola que lo transporta. Muchas formas de inteligencia pueden
comunicarse con las células de vuestro Ser, circundando las resistencias de
vuestra mente lógica, e ir directamente, a través de vuestro cuerpo, a vuestra
mente superior.
Cuando entonáis un sonido se produce una transmisión no
verbal hacia el exterior. Algo que está más allá de las palabras.
Entonar puede conectaros con un caudal de información y
las ideas se aclaran repentinamente. También puede activar vuestra creatividad
—vuestro impulso de hacer algo, de actuar—. O, también puede suceder que, de
repente, tengáis la sensación de que os estáis librando de una gran carga. La
mayoría de la gente se siente muy revitalizada después de una entonación de
sonidos. Se siente ligera, como sí se hubiera quitado algo pesado. Vuestro
impulso os hace entonar automáticamente los sonidos que más necesita vuestro
cuerpo para equilibrarse y alinearse.
No se ofende a nadie con el mensaje que se envía mediante
el sonido. La gente no suele tomarse el hecho de entonar un sonido de forma
personal, pero sus cuerpos sí reciben un mensaje personal. Por ejemplo: si
nuestras palabras os ofreciesen algo que va dirigido directamente a vosotros,
podríais decir:
«Caramba, estoy en el punto de mira. Me están apuntando a
mí».
Sin embargo, si utilizamos el sonido, os podríamos enviar
la misma energía y vosotros seríais capaces de integrarla porque es más
neutral. La mente lógica no cubre su propia interpretación de la energía porque
no puede traducirlo como crítica o error.
La mente lógica dice entonces:
«No sé lo que es esto. No me preocupa».
Es el lado intuitivo que absorbe la energía y el mensaje
enviado a través del sonido.
Os proponemos que os juntéis semanalmente en un grupo
para entonar sonidos. Esta práctica debería formar parte de vuestros rituales y
de vuestro entretenimiento y parte de vuestro encuentro con los demás. Entonar
sonidos es muy útil para eliminar energía atascada. Después os sentiréis
ligeros y elevados. Os alinea y devuelve a vuestro cuerpo el equilibrio.
Determinados tonos corresponden a determinadas partes de vuestro cuerpo y las afectan de manera específica. Hay sonidos que afectan vuestra vista, vuestras papilas gustativas o vuestro oído.
Determinados tonos corresponden a determinadas partes de vuestro cuerpo y las afectan de manera específica. Hay sonidos que afectan vuestra vista, vuestras papilas gustativas o vuestro oído.
En general, tienen que ver con todos vuestros sentidos y
también con los órganos. Los antiguos sabían muy bien que un simple sonido
podía reorganizar la estructura corporal. El cuerpo produce, en un momento
dado, el sonido más apropiado. ¡Confiad!
Mucha gente que hace terapias corporales ya empieza a
tener el valor de entonar un sonido mientras trabaja con un cliente. Para
algunas personas esto es simplemente demasiado. Nosotros aconsejamos a
terapeutas de métodos corporales:
«Seguid vuestro impulso. Cuando estéis trabajando en una
zona del cuerpo de una persona donde la energía simplemente no quiere moverse o
no puede ser penetrada, enviad un sonido hacia esta zona para tener acceso al
tema en cuestión».
La persona que está encima de la camilla no
necesariamente está diciendo: «No te dejaré entrar en mi cuerpo». Pero sí hay
patrones del campo energético tan enmarañados que puede haber zonas del cuerpo
que no permitan que vuestras manos o energías penetren. El sonido provoca la
apertura.
En vuestro entorno hay constantemente sonidos. Si, por
ejemplo, queréis escuchar el sonido de vuestro cuerpo, podéis taparos los oídos
con los dedos y permaneced quietos por unos minutos. Escucharéis vuestro sonido
interior. En los altos del Himalaya, los monjes y lamas reciben un
entrenamiento basado en la privación sensorial. Se les pone en cuevas sin luz y
se les aísla completamente de cualquier sonido exterior.
En este aislamiento, ellos tienen que utilizar sus
sentidos para desarrollar la capacidad de ver en la oscuridad, de manifestar y
de oír y reconocer la canción y el sonido específicos de cada uno. Cada chakra
tiene su propio sonido y éstos corresponden al universo que hay en vuestro
interior.
Si escucháis muy atentamente, descubriréis que hay
sonidos que os hacen vibrar constantemente. Hay una charla continua
planificando siempre qué es lo que va a pasar a continuación. También hay
sonidos externos de vuestras familias que os distraen. No mantenéis el silencio
suficiente para daros cuenta de que, continuamente, se están enviando sonidos
hacia vosotros para cambiar vuestros cuerpos. Cuando vosotros mismos producís
el sonido con instrumentos o cantos, equilibráis el ajuste porque trabajáis
desde dentro y no sólo desde fuera. Así es cómo se os está afinando
actualmente.
A las culturas se les dio toda una serie de sonidos con
los cuales pudieron funcionar y sostener la frecuencia de equilibrio en este
planeta. Los extraterrestres o inteligencias ajenas a este planeta, visitaron y
establecieron civilizaciones indígenas en las diferentes partes del globo.
Muchas veces sucedía que un maestro tenía dos o tres experimentos en diferentes
momentos.
Podía trabajar en tres o cuatro lugares diferentes,
ofreciendo a sus civilizaciones recién brotadas, juegos de creencias
ligeramente diferentes y luego dejar que estas tiernas plantas evolucionasen
con estas creencias para ver a dónde llegarían con ellas. Se ofrecieron
instrumentos y artesanías creativas para establecer los paradigmas de qué
podían expresar los sonidos en esta civilización en particular.
Energías específicas viajan sobre tonalidades
específicas. Vosotros sabéis que, cuando cantáis una canción, las diferentes
notas se combinan para expresar la melodía de la canción. La Tierra vibra a
una frecuencia de 7.8 hertz. Cuando el cuerpo humano sea capaz de vibrar en
la misma frecuencia se produce una increíble apertura psíquica y de conciencia.
La resonancia de la Tierra, esta energía electromagnética, está basada en la tonalidad completa de
todos los sonidos disponibles y anclados en este planeta.
El sonido combinado de todas las culturas, anclado desde
hace eones en el planeta, es lo que ha mantenido el planeta vivo y ha creado
una frecuencia electromagnética de equilibrio. La Tierra está pasando por unos
cambios tremendos porque ahora se la está bombardeando con estos increíbles
rayos cósmicos y la mayoría de las culturas indígenas ya no están emitiendo
sonidos. Se está realineando a la Tierra y se están expresando nuevos patrones
de tonalidades electromagnéticas.
Existen sonidos que pueden provocar el deterioro o la
regeneración de los órganos del cuerpo. Sonidos armónicos activan el cuerpo y
le sanan. La sanación se produce mediante la intención, pero también existen
ciertas frecuencias de sonido que recuerdan al hígado que funcione según su
heliografía geométrica nata. La geometría es la forma de inteligencia que toma
cuerpo cuando el sonido se aleja del Creador Original. Vuestros cuerpos están
llenos de geometría puesto que todo procede de esta esencia geométrica.
Una combinación de sonidos, notas y acordes, se pueden
tocar para mejorar las condiciones del hígado, de las tiroides y del corazón y
para regenerar a todos estos órganos. El cuerpo entero puede ser afinado, igual
como se afina un piano. Como veis, el cuerpo funciona según una heliografía y
absorbe el sonido. Tiene una heliografía perfecta y funciona automáticamente
según ésta.
Vosotros no tenéis por qué saber cómo crece el cuerpo
desde la infancia hasta su estado adulto. En la heliografía de la existencia
hay una parte que tiene el propósito de crecer y mantener al cuerpo en forma.
La heliografía del cuerpo está cambiando, alterando el
propósito del mismo. Cuando se utiliza el sonido para recordarle que debe
moverse hacia la salud, se producirán mejoras y habrá numerosas experiencias de
regeneración. Pronto tendrá lugar una gran revisión referente a vuestras
creencias sobre la degeneración del cuerpo.
Cuando asistís a eventos de masas y os encontráis en una
gran multitud, deberíais prestar mucha atención a cómo os afecta el sonido.
Muchos de vosotros evitan mezclarse con grandes multitudes porque les produce
dolor de cabeza. Os habéis vuelto mucho más sensibles. Podéis leer energías y
sentir lo que hacen. La gente, muchas veces, se va a ver espectáculos de gran
masa para entretenerse de una manera o de otra. Con esto contribuyen a crear
grandes olas de sonidos incómodos sin saber lo que éstos hacen con sus cuerpos.
Así se crean formas de pensamiento y gracias al sonido y a la emoción, aquéllas
se plasman de una manera determinada.
¿Qué provoca el grito de guerra? ¿Habéis andado alguna vez sobre brasas? Cuando se anda sobre las brasas se debe gritar fuertemente. Este sonido se utiliza para abrir puertas para que vosotros podáis pasar. Las fuerzas militares que provocaron el derrumbamiento de los muros de Jericó utilizaron el sonido para crear una columna, invisible para el ojo, pero con un efecto sonoro de estampida. El sonido es mucho más importante de lo que vosotros podéis comprender actualmente. El sonido crea vida o muerte, salud o enfermedad.
Mucha gente aún no ha descubierto que el hecho de compartir un sonido durante el acto de amor supone una llave para entrar en las profundidades. Cuando entonáis juntos un sonido podéis sentir el giro y la apertura de vuestros chakras. Cuando se hace el amor y se comparte un sonido —y no solamente los gemidos usuales—, la energía sexual se distribuye mejor. El sonido hace que la energía se mueva más allá de los genitales, dispersándose por las células del cuerpo y despertando memorias que os unen más con aquello que realmente sois. Recordad que la totalidad de vuestro Ser se compone de luz y de sombra. Por favor, no os avergoncéis por la sombra; ella añade belleza y comprensión a la luz. No juzguéis y no os incomodéis.
Gracias al sonido y a una predisposición a experimentar con la energía sexual, podéis encontrar varias formas multidimensionales de vuestra pareja. Individuos limpios que juegan con la energía sexual y la entienden apropiadamente, desvelarán su Ser multidimensional al mostrar experiencias sexuales simultáneas en muchas realidades que pueden aparecer en el «ahora».
Podréis experimentar de mil maneras con vuestra expresión sexual. Claro que hace falta un poco de rendición para dejar que vuestra pareja proyecte un sonido en vuestra vagina. Nosotros diríamos que hacerlo supone un auténtico paso hacia delante. Pensadlo por un momento. Ambas partes tienen que tener una tremenda capacidad de entrega y soltura. Uno de vosotros puede decir:
¿Qué provoca el grito de guerra? ¿Habéis andado alguna vez sobre brasas? Cuando se anda sobre las brasas se debe gritar fuertemente. Este sonido se utiliza para abrir puertas para que vosotros podáis pasar. Las fuerzas militares que provocaron el derrumbamiento de los muros de Jericó utilizaron el sonido para crear una columna, invisible para el ojo, pero con un efecto sonoro de estampida. El sonido es mucho más importante de lo que vosotros podéis comprender actualmente. El sonido crea vida o muerte, salud o enfermedad.
Mucha gente aún no ha descubierto que el hecho de compartir un sonido durante el acto de amor supone una llave para entrar en las profundidades. Cuando entonáis juntos un sonido podéis sentir el giro y la apertura de vuestros chakras. Cuando se hace el amor y se comparte un sonido —y no solamente los gemidos usuales—, la energía sexual se distribuye mejor. El sonido hace que la energía se mueva más allá de los genitales, dispersándose por las células del cuerpo y despertando memorias que os unen más con aquello que realmente sois. Recordad que la totalidad de vuestro Ser se compone de luz y de sombra. Por favor, no os avergoncéis por la sombra; ella añade belleza y comprensión a la luz. No juzguéis y no os incomodéis.
Gracias al sonido y a una predisposición a experimentar con la energía sexual, podéis encontrar varias formas multidimensionales de vuestra pareja. Individuos limpios que juegan con la energía sexual y la entienden apropiadamente, desvelarán su Ser multidimensional al mostrar experiencias sexuales simultáneas en muchas realidades que pueden aparecer en el «ahora».
Podréis experimentar de mil maneras con vuestra expresión sexual. Claro que hace falta un poco de rendición para dejar que vuestra pareja proyecte un sonido en vuestra vagina. Nosotros diríamos que hacerlo supone un auténtico paso hacia delante. Pensadlo por un momento. Ambas partes tienen que tener una tremenda capacidad de entrega y soltura. Uno de vosotros puede decir:
«Oye, tengo una idea. ¿Qué te parece entonar un son?»
¿Pensáis que los niños primero hablan de las cosas cuando
hacen locuras? ¡No! Simplemente, las hacen. Juegan y luego se parten de risa de
lo que han hecho. Es muy importante trasladar con confianza estas cualidades
inocentes, juguetonas y creativas a la experiencia sexual. Vuestros corazones
deben estar abiertos para poder explorar completamente la sexualidad, puesto
que la conexión más profunda con ella pasa por vuestro corazón.
Llegará un tiempo en el que los niños se unirán para
emitir sonidos silenciosos gracias a su singular capacidad telepática.
Utilizarán sus mentes para crear sinfonías en otras dimensiones de la
existencia. Usarán el sonido tanto interna como externamente para crear
armonías que servirán de escudos de luz a todo el planeta. Cientos de miles de
niños se unirán y se les conducirá hacia este proceso de creación de imágenes
colectivas.
Cuando los niños lleven a cabo este tipo de entonación
silenciosa, podrán establecer y anclar una enorme cantidad de identidades
geométricas que gobernarán y protegerán, en forma de fuerzas de pensamiento
psíquico, la Tierra en el futuro. Puede que estas identidades geométricas sean
los Yoes Superiores de lo que vosotros llamáis reptiles —los Yoes Superiores de
muchos extraterrestres o formas divinas que parecen ser físicas y etéricas—.
La geometría está más allá de ellos, y más allá de ella,
está el sonido. El sonido es el gobernador de la existencia. Los Maestros del
Juego emplean el sonido, la luz y la geometría como herramientas básicas y se
preguntan qué haréis cuando descubráis las herramientas de la verdad.
Muchos despertarán con el uso del sonido. Se realizarán
importantes descubrimientos y, además, se producirá una serie de impactos
energéticos gracias a él. ¿Os podéis imaginar lo que pasará cuando cien mil
individuos sean impulsados a cantar un sobretono y permitan ser tocados,
armoniosamente, como si fuesen un instrumento de la conciencia? Todo procede
del sonido. Este supone la energía primaria que se utiliza para crear.
¡Al principio era el sonido!
Ejercicio energético
Ponte cómodo. Siéntate derecho y con tu columna vertebral alineada. Una cuerda imaginaria te mantiene erguido.
Ejercicio energético
Ponte cómodo. Siéntate derecho y con tu columna vertebral alineada. Una cuerda imaginaria te mantiene erguido.
Cálmate. Respira una cuantas veces profundamente y
visualiza tus doce chakras girando como planetas irradiando luz.
Capta con tu imaginación otras partes del universo donde
sientes que haya una versión de ti mismo ocupada en la misma tarea. Siente cómo
tu conciencia va subiendo por tu sistema de chakras y visualiza doce soles que
forman una escalera que pasa a través de ti.
Sube por esta escalera de luz y manda todo lo que sabes
ahora a cualquier otra parte tuya. Envía tu esencia del despertar, de
compañerismo, compromiso y amor. Sube a través de estos doce soles hasta el
universo. Dibuja en tu mente un colectivo de seres cósmicos planetarios y las
formaciones geométricas. Conforme subas la escalera siente cómo otras partes
tuyas se están comunicando contigo.
¿Qué te envían? ¿Qué sientes y qué oyes?
Ábrete para recibir amor y ayuda de estas otras partes
tuyas y visualiza los doce soles como capas de luz que te transmiten este
saber. Suelta tu versión de ti mismo; conviértete en un receptor y permítete
reconocer los efectos de esta luz y energía. Siente la diferencia en tu
conciencia. Por unos momentos, elimina la imagen de tu cuerpo y permite que tus
moléculas se mezclen y se fusionen con tu entorno.
Al fluir esta energía a través del Ser colectivo a la Tierra, estás siendo utilizado como un transductor. Esta energía se mueve a lo largo y a lo ancho de la red produciendo los cambios necesarios. Esta energía viaja hasta el centro de la Tierra. Visualiza a los antiguos guardianes de la información en forma de estructuras cristalinas midiendo cientos de metros y que, en ese momento, reciben de ti una enorme espiral de energía.
Al fluir esta energía a través del Ser colectivo a la Tierra, estás siendo utilizado como un transductor. Esta energía se mueve a lo largo y a lo ancho de la red produciendo los cambios necesarios. Esta energía viaja hasta el centro de la Tierra. Visualiza a los antiguos guardianes de la información en forma de estructuras cristalinas midiendo cientos de metros y que, en ese momento, reciben de ti una enorme espiral de energía.
Ahora, da un giro y salta de la gigantesca espiral para
crear tu propia espiral de identidad.
Mantente completa mente quieto y siente cómo esta espiral
gira y gira a tu alrededor. Observa cómo tu cuerpo se regenera y rejuvenece.
Date cuenta del movimiento giratorio desde la punta de tu dedo gordo hasta la
punta de tu pelo. Siente las moléculas nuevas que han sido mezcladas con tu
cuerpo.
Respira profundamente y nota tus doce chakras
completamente alineados y dispuestos a trabajar con plena capacidad. Respira
una vez más profundamente y verbaliza tu nombre; siente el sonido de quién eres
en esta realidad. Date cuenta de que el sonido de tu Ser es vital y único. Ama
a quien has creado; hónrate y cuídate. Actúa como si tu ser físico fuera la
cosa mas preciosa que hayas tenido jamás.
Ahora, dibuja una suave sonrisa en tus labios y reconoce
tu potencial ilimitado.
Comprométete con la vida.
por Bárbara Marciniak
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