¿EXISTEN REALMENTE VAMPIROS DE NUESTRA FUERZA VITAL?
¿Se siente en ciertas épocas más "bajo" de energía que habitualmente?
¿Conoce quizás a alguien de quien tiene la sensación de que le está
sustrayendo energía cuando se encuentra a su lado? ¿Existen realmente
personas con la capacidad de absorber la energía vital de sus
semejantes? En muchas ocasiones no es necesario buscar enemigos en el
exterior: los verdaderos problemas comienzan siempre en su propio
interior, con una actitud errónea ante el mundo.
El término "vampiro" es lo suficientemente
sugestivo como para poder hablar de forma muy extensa de las
connotaciones que tal expresión hace llegar a nuestra mente. Sin
embargo, no nos referimos ahora al conocido personaje, ya arquetípico,
sediento de la sangre y del alma de sus víctimas.
De forma genérica, puede aplicarse este término a la persona con la supuesta capacidad de sustraer la fuerza vital del campo energético de sus semejantes ¿Existen entre nosotros seres que tengan esta capacidad? ¿Puede tal cosa llegar a ser posible? Veamos lo que la moderna investigación sobre el estudio de supuestos fenómenos extraños nos ha permitido averiguar sobre este tema.
Lo primero que deberíamos saber es que nuestra actitud inconsciente ante un determinado problema hará que éste se acreciente y amplifique, o bien que se modere y disminuya. La tensión emotiva generada por el individuo que toma decisiones erróneas para su estabilidad, genera una espiral depresiva que provoca su propio malestar. El torbellino de ansiedad y desgaste psíquico deriva en una aparente disminución de su energía interior. Esta máxima elemental era conocida por muchas órdenes esotéricas, que aplicaron estas nociones ¿De qué forma?
De forma genérica, puede aplicarse este término a la persona con la supuesta capacidad de sustraer la fuerza vital del campo energético de sus semejantes ¿Existen entre nosotros seres que tengan esta capacidad? ¿Puede tal cosa llegar a ser posible? Veamos lo que la moderna investigación sobre el estudio de supuestos fenómenos extraños nos ha permitido averiguar sobre este tema.
Lo primero que deberíamos saber es que nuestra actitud inconsciente ante un determinado problema hará que éste se acreciente y amplifique, o bien que se modere y disminuya. La tensión emotiva generada por el individuo que toma decisiones erróneas para su estabilidad, genera una espiral depresiva que provoca su propio malestar. El torbellino de ansiedad y desgaste psíquico deriva en una aparente disminución de su energía interior. Esta máxima elemental era conocida por muchas órdenes esotéricas, que aplicaron estas nociones ¿De qué forma?
La "Hermandad Negra"
Tomemos, como ejemplo, el significado preciso de
unas palabras de Bram Stoker, creador del famoso "Drácula" y miembro de
la orden ocultista Golden Dawn: "Un vampiro jamás puede acceder a su
hogar, a menos que usted le preste su consentimiento y le invite
previamente a entrar".
Esa argumentación, traducida a un lenguaje cotidiano, propone que nada ni nadie tiene el poder de hacernos ningún daño psíquico, a menos que nosotros se lo permitamos. Tenemos el libre albedrío de escoger nuestras propias decisiones y actitudes. De modo que podemos abrir la puerta de nuestra mente a los supuestos problemas del exterior o cerrarla para que sea un reducto impenetrable a la hostilidad. La realidad objetiva es que nosotros somos el resultado final de lo que pensamos.
Esa argumentación, traducida a un lenguaje cotidiano, propone que nada ni nadie tiene el poder de hacernos ningún daño psíquico, a menos que nosotros se lo permitamos. Tenemos el libre albedrío de escoger nuestras propias decisiones y actitudes. De modo que podemos abrir la puerta de nuestra mente a los supuestos problemas del exterior o cerrarla para que sea un reducto impenetrable a la hostilidad. La realidad objetiva es que nosotros somos el resultado final de lo que pensamos.
Si alguna "amistad" malintencionada nos percibe
como seres débiles y vulnerables mentalmente, y entonces decide
sugestionarnos con impresiones negativas que minen nuestra seguridad,
esa fuerza exterior sólo cobrará poder en nuestras vidas si damos
permiso para que su acceso de negatividad entre en nuestra mente. A un
comentario "aparentemente" inofensivo, porque se expresa con un lenguaje
suave y tenue, pero que intuimos cargado de intenciones
desmoralizadoras por parte del agresor psíquico, hay que responder
siempre con la indiferencia emocional. Pero la clave para lograr la
verdadera invulnerabilidad es sentir en nuestro interior esa apatía
frente a la información que nos llega del exterior.
¿En qué ocasiones damos autorización a los vampiros para actuar?Veámoslo con un ejemplo trivial.¿Nunca nos ha dicho nadie, un día en el que nos encontrábamos bien emotivamente: "Hoy tienes mala cara, tu aspecto no es el de siempre, parece que tienes algún problema o que algo te preocupa, ¿te encuentras bien?".Y nuestra respuesta ha sido la inseguridad respecto a nuestro estado real, que en realidad era bueno, y hemos ido a toda prisa a mirarnos al espejo. El supuesto vampiro psíquico puede apuntarse un rotundo éxito: ha sembrado la desorientación y, en pocos segundos, hemos comenzado a sentirnos mal.
El hecho cierto, en este caso, es que alguien ha logrado que la sombra de la duda y la desconfianza hacia nosotros mismos germine en nuestro fuero íntimo. Apliquemos esta situación a temas mucho más trascendentales, que pueden estar relacionados con el trabajo, la economía o el amor. La mínima fisura emocional permitirá que el ataque del vampiro consiga su objetivo. Nosotros mismos estaremos haciendo todo el trabajo de desgaste y autodestrucción personal, sin que nadie haya tenido que recurrir a ningún complejo ritual de magia negra para abatirnos y perjudicarnos. Nuestra actitud frente a las cosas, nuestros miedos e inseguridades interiores, han sido nuestro pero enemigo.
Los magos de la Golden Dawn, como Bram Stoker, sabían todo esto, y al recurrir muchos de ellos sutilmente a técnicas psicológicas y mentales muy concretas, generaban efectos mucho más demoledores psíquicamente sobre la víctima que con los ritos de magia operativa dirigidas contra ese mismo sujeto.
Ahora bien, ¿cómo funciona este proceso en nuestra vida cotidiana?¿Tenemos la costumbre de recrearnos en la observación morbosa de nuestra caja de Pandora psíquica con demasiada frecuencia? Sabemos, por experiencia y vivencias adquiridas, que una determinada actitud no nos beneficia; sin embargo, a pesar de ello la potenciamos y amplificamos de forma derrotista, dando por sentado que "las cosas no pueden ser de otra forma". Por tanto, en estas circunstancias nuestra actitud personal continúa siendo errónea. Cuando nos identificamos con el sufrimiento de una situación que nos resulta desagradable, estamos generando una pérdida de energía que en ningún momento nos está beneficiando. Eso puede provocarnos un desgaste brutal; luego, es evidente que si queremos soluciones prácticas para sentirnos mejor, una reacción emotiva inversa nos permitiría un movimiento que, en este caso, sería de activación y carga.
¿En qué ocasiones damos autorización a los vampiros para actuar?Veámoslo con un ejemplo trivial.¿Nunca nos ha dicho nadie, un día en el que nos encontrábamos bien emotivamente: "Hoy tienes mala cara, tu aspecto no es el de siempre, parece que tienes algún problema o que algo te preocupa, ¿te encuentras bien?".Y nuestra respuesta ha sido la inseguridad respecto a nuestro estado real, que en realidad era bueno, y hemos ido a toda prisa a mirarnos al espejo. El supuesto vampiro psíquico puede apuntarse un rotundo éxito: ha sembrado la desorientación y, en pocos segundos, hemos comenzado a sentirnos mal.
El hecho cierto, en este caso, es que alguien ha logrado que la sombra de la duda y la desconfianza hacia nosotros mismos germine en nuestro fuero íntimo. Apliquemos esta situación a temas mucho más trascendentales, que pueden estar relacionados con el trabajo, la economía o el amor. La mínima fisura emocional permitirá que el ataque del vampiro consiga su objetivo. Nosotros mismos estaremos haciendo todo el trabajo de desgaste y autodestrucción personal, sin que nadie haya tenido que recurrir a ningún complejo ritual de magia negra para abatirnos y perjudicarnos. Nuestra actitud frente a las cosas, nuestros miedos e inseguridades interiores, han sido nuestro pero enemigo.
Los magos de la Golden Dawn, como Bram Stoker, sabían todo esto, y al recurrir muchos de ellos sutilmente a técnicas psicológicas y mentales muy concretas, generaban efectos mucho más demoledores psíquicamente sobre la víctima que con los ritos de magia operativa dirigidas contra ese mismo sujeto.
Ahora bien, ¿cómo funciona este proceso en nuestra vida cotidiana?¿Tenemos la costumbre de recrearnos en la observación morbosa de nuestra caja de Pandora psíquica con demasiada frecuencia? Sabemos, por experiencia y vivencias adquiridas, que una determinada actitud no nos beneficia; sin embargo, a pesar de ello la potenciamos y amplificamos de forma derrotista, dando por sentado que "las cosas no pueden ser de otra forma". Por tanto, en estas circunstancias nuestra actitud personal continúa siendo errónea. Cuando nos identificamos con el sufrimiento de una situación que nos resulta desagradable, estamos generando una pérdida de energía que en ningún momento nos está beneficiando. Eso puede provocarnos un desgaste brutal; luego, es evidente que si queremos soluciones prácticas para sentirnos mejor, una reacción emotiva inversa nos permitiría un movimiento que, en este caso, sería de activación y carga.
Esta es la clave. Todo depende del planteamiento
psicosomático del proceso mental con que nos programamos. A muchos nos
ha sucedido en alguna ocasión que, en un momento crucial de acumulación y
saturación de problemas, hemos sufrido las consecuencias de un "bloqueo
emocional"; esa tensión puede haber sido creada por causas de índole
familiar, laboral o quizás de salud. Pero el conflicto real no nace del
problema en sí, sino de nuestra reacción ante el mismo. En lugar de
buscar respuestas constructivas a nuestros "porqués" personales, nos
hemos ido llenando de impresiones negativas que merman cada vez más
nuestro estado de anímico. Y lo que realmente hace esa pasividad es
alejarnos de una utilización adecuada de nuestra energía personal.
¿Cómo podemos incrementar dicha energía? ¿Qué
fuentes de alimentación tenemos disponibles para ello? La respuesta es
simple: mediante la absorción de impresiones positivas. Este sería el
mecanismo principal con que funcionaría la llamada magia blanca. El
practicante de las técnicas que mencionamos trabaja su mente mediante el
uso controlado de su voluntad y la imaginación, lo que le hace
invulnerable a lo que comúnmente se denomina magia negra, que no es más
que una mala programación de los procesos cotidianos. Basados en esta
sencilla máxima del vivir cotidiano, autores muy alejados del mundo de
la magia han vendido millones de libros sobre crecimiento y superación
personal, recordando a sus lectores que la prisión de nuestras emociones
es la que nosotros mismos construimos involuntariamente; es decir, los
únicos vampiros que pueden atacarnos son aquellos a quienes otorgamos
ese poder.
El vampiro interior
Cuando la mente se modifica, el cuerpo cambia. Las emociones generan un tipo de contenidos psíquicos que, a su vez, producen más emociones.
Cuando la mente se modifica, el cuerpo cambia. Las emociones generan un tipo de contenidos psíquicos que, a su vez, producen más emociones.
¿Qué son los pensamientos? Impulsos neuronales que
se llevan a cabo a través de los neurotransmisores: unas sustancias
químicas que transportan los impulsos nerviosos y permiten la
comunicación de los contenidos emocionales.
Los cien mil millones de neuronas del cerebro, que
aproximadamente tienen unos cien billones de conexiones de circuitos o
sinapsis, mediante las cuales las células de este órgano transmiten toda
esa información. Nuestros pensamientos son capaces de generar y poner
en actividad las sustancias químicas necesarias para el buen
funcionamiento del organismo. La mente moviliza átomos de hidrógeno,
carbono, oxígeno, y también envía impulsos específicos, que afectan a la
segregación hormonal y a todas las glándulas del sistema endocrino.
La salud de una persona, en consecuencia, estará en parte determinada por su actitud ante la enfermedad, ya que sus pensamientos, en uno u otro sentido, provocarán cambios en su estado físico y mental; es decir, los conductos neuronales envían o no la energía suficiente para el buen funcionamiento del proceso. Cuando esta no llega, o hay una sobrecarga, aparece la enfermedad.
Los terribles efectos que puede llegar a provocar esta situación no son imaginarios, sino absolutamente reales. Los problemas mal canalizados generan una especie de "vampiro cerebral" que devora al cuerpo. Este demonio tiene nombre: la cortisona, que es la hormona generada en situaciones de estrés; éste aumenta su concentración en sangre provocando así daños degenerativos en el cerebro y destruyendo una importante cantidad de neuronas del hipotálamo.
La salud de una persona, en consecuencia, estará en parte determinada por su actitud ante la enfermedad, ya que sus pensamientos, en uno u otro sentido, provocarán cambios en su estado físico y mental; es decir, los conductos neuronales envían o no la energía suficiente para el buen funcionamiento del proceso. Cuando esta no llega, o hay una sobrecarga, aparece la enfermedad.
Los terribles efectos que puede llegar a provocar esta situación no son imaginarios, sino absolutamente reales. Los problemas mal canalizados generan una especie de "vampiro cerebral" que devora al cuerpo. Este demonio tiene nombre: la cortisona, que es la hormona generada en situaciones de estrés; éste aumenta su concentración en sangre provocando así daños degenerativos en el cerebro y destruyendo una importante cantidad de neuronas del hipotálamo.
El subconsciente del afectado somatiza la
agresión, lo que deriva en estados alucinatorios, como respuesta a la
inestabilidad neuronal; procesos que a su vez se precipitan en una
escalada de depresión y ansiedad. Como consecuencia, el problema se
duplica. Hasta ese momento, la falta de energía tenía un fundamento
puramente psicosomático, pero a partir del instante en que se produce la
degeneración celular surge un estado permanente de desequilibro
hormonal que abre la puerta a una pérdida permanente de energía. Lo peor
es que esta amenaza fisiológica aparece por una actitud equivocada del
individuo: posturas de derrota, insatisfacción o agresividad mal
canalizada. Sin esta actitud negativa, nuestro vampiro interior no
tendría ningún poder.
El poder del pensamiento
Según el psicólogo Stanley Schachter, "muchas veces un estado emocional no es más que el resultado de la interacción entre la actividad fisiológica y la evaluación cognitiva de la situación". En realidad, ¿qué son las emociones? Podríamos definirlas como fenómenos multidimensionales, ya que son estados subjetivos. También podría decirse que constituyen respuestas biológicas y fisiológicas que preparan el cuerpo para una función adaptativa. Si tenemos una emoción, se producen cambios corporales.
Según el psicólogo Stanley Schachter, "muchas veces un estado emocional no es más que el resultado de la interacción entre la actividad fisiológica y la evaluación cognitiva de la situación". En realidad, ¿qué son las emociones? Podríamos definirlas como fenómenos multidimensionales, ya que son estados subjetivos. También podría decirse que constituyen respuestas biológicas y fisiológicas que preparan el cuerpo para una función adaptativa. Si tenemos una emoción, se producen cambios corporales.
Acudamos a la actividad del sistema nervioso
durante una experiencia que nos provoque miedo. Automáticamente, se
produce una serie de variaciones corporales previsibles y recurrentes:
el bombeo del corazón aumenta sus palpitaciones, las manos experimentan
una mayor sudoración, la presión sube de forma alarmante y la
respiración también se acelera. Es un círculo cerrado. A su vez, ese
aumento de la actividad cardiovascular también produce una emoción.
Somos conscientes de esa aceleración, amplificamos nuestro miedo, y
aumenta la segregación de neurotransmisores y de sustancias hormonales.
Eso significa que las emociones no son más que
patrones de respuesta. Pero con esa respuesta podemos amplificar el
problema si la emoción inicial es desagradable o varía de forma
desestabilizante nuestro patrón físico habitual.
Los pensamientos crean sensaciones al cuerpo, que
luego se prepara para luchar contra ellas. El organismo físico no es
capaz de distinguir entre un peligro imaginario y uno real, así que los
mecanismos de control físicos se pondrán en marcha en ambas ocasiones,
en función de las emociones iniciales que envíe nuestro cerebro. Nuestra
actitud frente a las cosas puede mejorar o empeorar nuestras constantes
fisiológicas. Incluso algunas curaciones físicas - verificadas por la
ciencia médica - de casos etiquetados como intratables, han revelado que
casi todos esos pacientes pusieron en marcha un proceso espontáneo de
sanación, cambiando radicalmente su estado habitual de conciencia. Este
cambio de actitud emotiva fue el puente mágico entre la enfermedad y la
salud.
Cazavampiros
Cuando vemos desde afuera a un agresor, podemos
defendernos, pero cuando está dentro nos provoca indefensión
psicológica. Nuestro cuerpo es una especie de retrato en tres
dimensiones: un holograma gigante de aquello con lo que llenamos nuestro
inconsciente. La mente consciente nos puede mentir y darnos la
información errónea de que nuestro cuerpo esta sano; por el contrario,
la mente subconsciente es incapaz de mentir y refleja en el organismo el
estado real de la situación.
Lo que parece evidente es que cuando experimentamos
la desagradable sensación de que hemos sufrido un paro energético,
deberíamos buscar la explicación lógica de esas sensaciones que nos
invaden y etiquetamos como de orden "negativo", sin tener que recurrir a
otras de carácter extranatural.
Pensemos en una persona que tenga la sensación de
"ahogo" y "debilitamiento" en su propio hogar, lo que debería ser su
lugar mágico de recogimiento y descanso, pero no lo es. Esta persona
presiente que algo esta fallando. Alguien puede atribuir esto a fuerzas
extrañas, a invisibles "chupadores" de vida. En realidad deberíamos
asociarlo con la idea de que, en esa casa, están plasmados numerosos
recuerdos de sucesos que llevan a nuestra mente impresiones negativas.
Significa esto que los vampiros psíquicos no son
entes reales? Hemos visto hasta ahora la parte más importante del
problema, pero lo cierto es que los vampiros psíquicos parecen existir.
Como resultado de un comportamiento enfermizo, hay personas melancólicas
y depresivas, que se alimentan de la actitud vitalista de otros. Son
incapaces de generar la actitud positiva adecuada para sentirse bien por
sí mismos e, inconscientemente, para compensar esa deficiencia, buscan
víctimas que les alimenten. Existe un abundante grupo de individuos
capaz de "cargarse" o abastecerse de forma habitual "robando" la energía
anímica de otras personas.
Psicológicamente, se alimentan de nuestro estado de
ánimo. A este siniestro grupo pertenecen todas aquellos individuos con
bajones energéticos provocados por estados anímicos depresivos o
alterados. Frente a tales sujetos, una programación psíquica adecuada
resulta imprescindible.
En muchas ocasiones, después de una conversación o charla con el supuesto vampiro, uno se queda con la impresión subjetiva de que le han "vaciado" parte de su campo energético, mientras la persona que estaba inicialmente desanimada ha cambiado su actitud y parece alejarse de nosotros con un aspecto más bien radiante y dicharachero. Este mismo efecto puede manifestarse en el transcurso del vivir cotidiano, en prácticamente cualquier área de nuestra vida en la cual tengamos que sufrir los lloros y lamentos, incluso las iras de vecinos insufribles, amigos insoportables, familiares "palizas" y amistades irritantes.
En muchas ocasiones, después de una conversación o charla con el supuesto vampiro, uno se queda con la impresión subjetiva de que le han "vaciado" parte de su campo energético, mientras la persona que estaba inicialmente desanimada ha cambiado su actitud y parece alejarse de nosotros con un aspecto más bien radiante y dicharachero. Este mismo efecto puede manifestarse en el transcurso del vivir cotidiano, en prácticamente cualquier área de nuestra vida en la cual tengamos que sufrir los lloros y lamentos, incluso las iras de vecinos insufribles, amigos insoportables, familiares "palizas" y amistades irritantes.
Para poder sobrevivir a todos ellos y conservar
nuestro campo básico de funcionamiento con una mínima estabilidad
psíquica y emocional, es necesario crearnos una "segunda piel": un
verdadero escudo protector generado por una correcta visualización y
programación de emociones útiles y positivas. Si somos capaces de
conseguirlo, notaremos los resultados en nosotros mismos y en todas los
dominios de nuestra vida.
Y a que los vampiros psíquicos presentan una gran
variedad de rasgos personales y de patrones de comportamiento. Muchos de
ellos adoptan el estereotipo bien conocido de "mosquita muerta" o
comportarse de manera halagüeña. A menudo no tienen ningún escrúpulo y
se valen de cualquier medio para lograr sus fines. Pueden parecer
pasivos y reservados, ocultando cualquier inclinación al vampirismo,
pero cuando la ocasión lo requiere pueden ser muy agresivos e incluso
intimidatorios; pueden valerse de la vulnerabilidad de la otra persona,
esperando el momento oportuno para golpear, o bien pueden manipular a la
víctima elegida por medio de regalos o halagos. En ámbitos laborales
suelen ser personas con las que es muy difícil trabajar y cuyo
rendimiento es muy dispar; a veces son altamente eficaces y otras
totalmente inoperantes.
A pesar de los disfraces tras los que se ocultan,
los vampiros psíquicos son típicamente inseguros y vulnerables; si bien
pueden adoptar un estilo autosuficiente, operan desde una posición de
debilidad y no de poder. No suelen tomar consciencia de ellos mismo,
pero son rápidos a la hora de emitir juicios sobre la gente que los
rodea. Pese a estar totalmente centrados en ellos mismos y tratar a los
demás en forma desconsiderada, a menudo se quejan de que el mundo es
injusto con ellos. Sus relaciones personales son típicamente inestables.
Puede decirse que muchas de estas personas presentan trastornos de la
personalidad, con síntomas tales como inseguridad emocional, dificultad
para controlar la ira, baja autoestima, sentimientos de hostilidad
reprimidos que estallan esporádicamente.
La interacción vampírica puede ser deliberada o espontánea por parte del vampiro, y consensual o no consensual por parte de la víctima. El típico ataque vampírico es espontáneo, por lo tanto, no requiere un esfuerzo consciente para iniciarlo ni para mantenerlo. En muchas interacciones de este tipo, ni el vampiro ni su víctima son conscientes de que se está produciendo una transferencia de energía de uno al otro. Si bien la víctima suele estar dentro del radio de visión periférica del vampiro, el ataque en sí puede llevarse a cabo incluso sin contacto ocular con los sujetos.
La interacción vampírica puede ser deliberada o espontánea por parte del vampiro, y consensual o no consensual por parte de la víctima. El típico ataque vampírico es espontáneo, por lo tanto, no requiere un esfuerzo consciente para iniciarlo ni para mantenerlo. En muchas interacciones de este tipo, ni el vampiro ni su víctima son conscientes de que se está produciendo una transferencia de energía de uno al otro. Si bien la víctima suele estar dentro del radio de visión periférica del vampiro, el ataque en sí puede llevarse a cabo incluso sin contacto ocular con los sujetos.
Una vez que se ha dado cuenta de sus tendencias
vampíricas, muchos vampiros psíquicos las racionalizan como una forma
aceptable de satisfacer sus necesidades energéticas y, por consiguiente,
planean sus encuentros vampíricos como cualquier otro evento social.
Sus tácticas están diseñadas para implicar a un socio totalmente
inocente en una interacción espacial cercana durante la cual tiene lugar
el ataque inesperado. Los vampiros psíquicos despliegan su seducción,
usan halagos desmedidos, manifiestan una amistad excesiva y muestran lo
que les interesa de su propia intimidad para poder cautivar a sus
víctimas y mantener la interacción durante la duración del ataque.
Contrariamente a lo que sucede con los ataques
planeados, los ataques vampíricos ocasionales no implican una
interacción social preliminar con la víctima, quien puede haber sido
seleccionada tan sólo por estar disponible en ese momento. Un ataque
casual no es tan visible como uno planeado, y normalmente la víctima no
se entera de lo que está sucediendo. Los resultados, sin embargo, son
los mismos: el vampiro sale saciado y la víctima experimenta un
agotamiento energético. Estos intercambios casuales pueden ocurrir en
cualquier ámbito, en una clase, en un restaurante, en un avión, en un
gimnasio o en cualquier sitio donde la gente se reúna.
Afortunadamente no estamos indefensos para
protegernos d los ataques de los vampiros a nuestro sistema del aura. Se
han desarrollado procedimientos que repelen los ataques y que también
pueden interrumpirlos, evitando así una pérdida mayor de energía. Dado
que los ataques vampíricos son normalmente muy cortos, pueden durar tan
sólo unos segundos, una respuesta rápida es esencial para obtener
resultados.
La técnica de trabar los dedos es muy eficaz a la
hora de lograr estos objetivos. Es un procedimiento muy fácil de aplicar
y que puede prevenir un ataque vampírico sobre el aura o interrumpirlo
inmediatamente si es que ya ha comenzado.
Paso 1. GESTO DE TRABAR LOS DEDOS. Tan
pronto como sospeche que un ataque vampírico es inminente (o que ya
está sucediendo), junte la punta de los dedos pulgar y medio de cada
mano formando dos círculos. Junte las dos manos y traba un círculo con
otro.
Paso 2. PROTECCION ENERGETICA.
Mantenga los círculos trabados, cierre los ojos y visualice un escudo
de energía poderosa que protege todas su aura y que repele cualquier
invasión de fuerzas extrañas.
Paso 3. INFUNDIR ENERGIA.
Visualice el centro más íntimo de su sistema energético, vea cómo late
pleno de poder mientras infunde esa energía a todo su ser.
Paso 4. AFIRMACION.
Permita que la energía llegue a su clímax y después afirme: Estoy
rodeado de un escudo de poder protector. Estoy seguro y a salvo.
La técnica de trabar los dedos sólo requiere unos
segundos y puede usarse prácticamente en cualquier sitio. Si bien
originariamente fue diseñada para repeler en forma instantánea el ataque
de un vampiro, esta técnica puede utilizarse para dar energía al
sistema del aura y protegerlo contra cualquier invasión externa de
fuerzas negativas. Puede utilizarse para inducir un estado tranquilo y
relajado, o para lograr un sueño reparador. Este procedimiento se puede
adaptar para disminuir o eliminar la ansiedad producida por situaciones
cotidianas tales como entrevistas de trabajo o presentaciones en
público.
Autoria: Joan Torrents joantorrentsxp@gmail.com es el autor en su primera mitad, de este articulo que fué publicado en la revista AÑO CERO aproximadamente por el año 2001. El portal Nuevaatlantida.org, cedió graciosamente el texto integro para esquinamagica.com.
- http://www.mundoparanormal.com/docs/criptozoologia/las_raices_del_vampirismo.html
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